Por Raúl
Kollmann y Cristian Alarcón
Fuentes familiares de Mariano
Perel y su esposa transmitieron una acusación frontal contra la
empresa Antfactory, a la que tácitamente imputan por el crimen
del empresario y su esposa. Los allegados señalaron que Perel viajó
la semana pasada a México a cerrar una operación de gran
envergadura, por millones de dólares. Sin embargo, en esa negociación
hubo un pedido de coima y Perel se enfureció, dando por concluidas
todas las tratativas. Eso le habría costado el puesto. Según
los familiares hubo una violenta discusión con el titular de Antfactory
para América Latina, Luis Amaral, quien le transmitió por
teléfono a Perel que quedaba despedido. Según los familiares,
esto ocurrió el viernes pasado.
Visiblemente preocupado por su seguridad, Perel habría escrito
la nota acusando a Antfactory: Soy un gringo al servicio del Citybank,
muerto por no pagar la coima de Antfactory del Citigroup. Paralelamente,
los investigadores del asesinato empezaron a evaluar otra vez la hipótesis
de que Perel le disparó en la nuca a su esposa y después
se suicidó él mismo con un tiro en la nuca. Los familiares
rechazan de plano esa posibilidad: De ninguna manera hubiera matado
a Rosita. La quería extraordinariamente y quería a los chicos.
Además, hubiera dejado un manual de instrucciones de qué
hacer y lo cierto es que sólo dejó esa carta.
En el grupo familiar de los Perel había ayer una inmensa consternación
y durante el velatorio surgieron las acusaciones contra Antfactory. Es
posible que haya un pedido oficial para que se investigue a la empresa,
a la que consideran vinculada con operaciones de lavado de dinero. Aunque
no lo dicen, todo indica que Perel si lo que dicen sus familiares
es cierto conocía el origen de los fondos de la empresa.
De todas maneras, el movimiento clave fue un viaje realizado la semana
pasada a México. Se trataba de una operación enorme.
Eso le comentó Mariano a alguien del círculo familiar. Todavía
no podemos ni queremos identificar con quién se hizo esta negociación.
Tenemos que ser cuidadosos. Ya ve cómo actuaron, le dijo
a Página/12 la fuente cercana a los Perel. Sin embargo, ya en tierras
mexicanas se habría producido un verdadero escándalo en
las negociaciones, básicamente por un pedido de retorno, es decir
coimas. Perel montó en cólera y dio por terminado todo el
negocio ante el estupor de los responsables de Antfactory, una empresa
que cuenta con capitales del Citicorp.
Los familiares sostienen que el colapso de la operación en México
produjo un tremendo enfrentamiento con el titular de Antfactory para América
Latina, Amaral. Se dice que hubo un diálogo más que violento
entre Perel y Amaral. Por teléfono y también vía
correo electrónico el jefe de Antfactory le transmitió a
Perel que su contrato quedó rescindido.
Esto es lo que explica la acusación que está en el
papel que tenía Mariano. Estaba diciéndole a todos que lo
mataban por no pagar las coimas de Antfactory, redondeó el
allegado a Perel.
Los investigadores están estudiando otra vez la escena de
la muerte del matrimonio. ¿Ustedes creen que Perel pudo haberle
pegado un tiro a su esposa en la nuca y después se lo pegó
el también en la nuca acuciado por el drama económico que
vivía?
No, rechazamos esa hipótesis. Mariano nunca hubiera involucrado
a Rosita en una trama de ese estilo. No hubiera querido que los chicos
se queden solos. No, de ninguna manera. Además, le aseguro que
si Mariano tomaba una determinación de ese tipo, dejaba un manual
de instrucciones. Era un obsesivo de la organización. Y no tenemos
manual ni nada. No sabemos nada. Le digo más: Mariano tenía
programadas varias citas para esta semana.
Los investigadores están volviendo a estudiar el caso por los siguientes
motivos: * No hay movimientos bruscos en ninguna de las dos víctimas.
En principio, parece que primero asesinaron a la mujer, lo cual significa
que Perel debió escuchar el estruendo y hubiera hecho algún
movimiento. No lo hizo.
La llave estaba en la puerta
de la habitación, del lado de afuera. Pero sólo estaba colocada;
la puerta no fue cerrada con llave desde afuera. O sea que Perel pudo
perfectamente entrar y dejar la llave puesta del lado de afuera.
Quienes lo conocen aseguran
que el empresario se hubiera defendido. No hay defensa alguna y además
usaron el arma que era del propio Perel. Por lo tanto la hipótesis
razonable es que estaba dormido. En ese caso ¿cuándo escribió
la nota acusando al Citibank?
Perel estaba en una situación
económica desesperante e incluso le ocultaba a su esposa el dramático
panorama. Como anticipó este diario, tenía el departamento
hipotecado. Los investigadores sostienen que podría haberse combinado
la desesperación económica con una mentalidad que tenía
obsesión por las operaciones de inteligencia y seguridad. Una
mente diabólica, describió un allegado. En esta hipótesis
armó una trama en la que le pegó el tiro a su mujer y después
se habría pegado el tiro él, ambos en la nuca para dejar
en claro que morían acusando a la empresa para la que él
trabajaba. Era una especie de suicidio, pero en venganza por su despido
y por el drama económico.
Hay elementos que contradicen esta hipótesis y que anoche los investigadores
empezaban a re-estudiar. En primer lugar, la autopsia. Según el
estudio, los disparos se hicieron a unos 40 centímetros de la cabeza
de las víctimas. Es imposible suicidarse apretando el gatillo contra
la propia nuca a esa distancia. Por de pronto, se pedirá un nuevo
estudio de la piel de la nuca. También se habla de que la prueba
de parafina indicó que él no había disparado. Esto
ya estaba en duda desde antes y se están haciendo nuevos análisis
de la mano.
Sin embargo, el mayor elemento en contra de esta hipótesis es la
impresión de los familiares. A los investigadores les vendría
bien que esto sea un homicidio, seguido de suicidio. Se les hace fácil.
No tienen que buscar a ningún asesino a sueldo, que además
ya debe haberse ido del país. Acá, los responsables de esto
hay que buscarlos en Antfactory y en la operación de México.
El asesinato de Mariano fue un acto mafioso y ocurrió por lo que
el mismo Mariano dice, por no pagar las coimas de Antfactory. Y esa nota
la escribió él sin ninguna duda. En la primera frase Soy
un gringo al servicio del Citibank utiliza la palabra gringo,
y él la usaba siempre, siempre, concluyó el
allegado a los Perel.
Silencio en el Citibank
En el Citibank se negaron a responder consultas sobre Mariano
Losanovscky Perel. La nota que apareció en la escena del
crimen, supuestamente escrita por él para sus hijos, decía:
Soy un gringo colaborador del Citibank, muerto por no pagar
la coima de Antfactory del Citigroup. En rigor, Perel trabajaba
como ejecutivo de Antfactory, una incubadora de proyectos de Internet,
perteneciente a la inglesa Antfactory Holdings Limited y al Citigroup.
El Citibank no tiene nada que ver con Antfactory y mucho menos
con Perel. No vamos a decir nada sobre el caso, simplemente porque
no estamos vinculados en nada, dijeron a Página/12
desde la agencia que maneja la prensa del Citibank. Es una
unidad de negocios separada, agregaron. Sin embargo, anteayer
el comunicado oficial de Antfactory que confirmó la muerte
de su ejecutivo fue enviado desde las oficinas del Citibank. En
ese momento, el presidente de la entidad, Carlos Fedrigotti (foto),
parecía el único que aceptaría hablar oficialmente
del tema, pero finalmente el banco decidió separarse completamente
del hecho policial.
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DUDAS
SOBRE LA HIPOTESIS DE QUE FUE UN ASESINATO
La incógnita de la cerradura
Por
C.A.
Desde
Cariló
La cerradura de
la puerta del apart que ocupaban Mariano Perel y su esposa es similar
a las que abundan en los departamentos de la clase media: por fuera no
tiene picaporte y por lo tanto no se puede abrir a menos que se tenga
una llave. ¿Cómo entró el o los supuestos asesinos?
Lo cierto es que cualquier cerrajero, o portero con experiencia, sabe
que con un sencillo pedazo de radiografía se acciona el picaporte;
siempre y cuando no esté trabado desde adentro. Pero los investigadores
quieren saber cómo es que la persona que entró si
es que hubo una persona que entró lo hizo con tanta rapidez
que el matrimonio no alcanzó ni a gritar ni a moverse antes de
recibir los tiros.
Esto implicaría que si lo hizo por la fuerza, se movió en
sólo tres pasos hasta el pie de la cama desde donde habría
sido gatillada la pistola Walter 7,65, que es de una sofisticación
cara: 1500 pesos en el mercado legal. O sea, el murder debe volar, o debe
tener el entrenamiento de Nikita para no hacer un solo ruido subiendo
las escaleras de madera que llevan a la cabaña del complejo Puerto
Hamlet.
El complejo de nombre literario es un apart-hotel a dos cuadras del mar
en una calle apacible por la que por las noches, según los testimonios
de todos los consultados por este diario, cada unos diez minutos pasa
un patrullero de la Policía Bonaerense o un móvil de las
empresas privadas contratadas para garantizar la seguridad del exclusivo
Cariló. ¿Cómo es que absolutamente nadie vio en la
madrugada del domingo que una o más personas entraron a la cabaña
32, ocupada por los Perel?
Tiene cierta coherencia, según los que trabajan en el lugar, que
los vecinos no escucharan tras las paredes de 15 centímetros de
ladrillos un ruido sordo. Pero un grito debería haber traspasado
las ventanas que dan a la pileta y otras treinta cabañas similares,
rodeadas de verde. Esas dudas, vinculadas con la cuestión menos
especulativa de este crimen, son las que siguen sin dar puntadas finales
a ninguna de las hipótesis. Porque siempre, aún, y durante
cierto tiempo, los ingredientes que tienen que ver con esa escena que
debe ser posible, la del crimen, deben coincidir, y sumar hacia la verdad,
que aún no tiene explicación.
DISPAROS
DESDE 5 A 40 CENTIMETROS DE DISTANCIA
Las huellas de la pólvora
El halo de
fish, como se denomina a la marca de pólvora que deja sobre
la piel un disparo a quemarropa, demuestra que Mariano Losanovscky Perel
y su esposa recibieron cada uno un disparo desde una distancia de entre
5 y 40 centímetros. Los peritos encontraron la huella inconfundible
en la nuca de las dos víctimas. Sin embargo, en el cuero cabelludo
de las víctimas no aparecían las quemaduras típicas
que quedan cuando el arma es apoyada sobre las víctimas,
dijeron los investigadores.
Soy un gringo colaborador del Citibank muerto por no pagar la coima
del Antfactory Holdings Limited del City Group, decía en
inglés un papel impreso por computadora, hallado en el piso de
la cabaña. La frase, dictada por un traductor de la fiscalía,
deberá ser corroborada por un colega enviado por la Corte Suprema
de Justicia. Los investigadores creen que el mensaje utiliza modismos
(especialmente las palabras gringo y coima) que
pueden dar lugar a distintas interpretaciones. Ahora deben descifrarse
todos los posibles significados de la frase.
La muerte de la pareja, según las pericias, se habría producido
unas 15 horas antes de las 20 del domingo, cuando se hizo la autopsia.
Los dos cuerpos estaban sobre la cama. El hombre boca abajo y la mujer,
de costado. Los dos estaban en pijama. En el cuarto de la elegante cabaña
del hotel Puerto Hamlet, la policía encontró dos armas:
un revólver calibre 10,16 y una pistola Walter 7,65.
Había dos vainas servidas de la pistola. La Walter es un arma alemana,
empleada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. El 10,16 está
compuesto por un material que no puede ser descubierto por los detectores.
Por esa razón es muy utilizado por agentes de inteligencia que
viajan en forma permanente. Las dos armas serán sometidas a peritajes
balísticos para establecer si fueron las que provocaron las muertes.
OPINION
Por Susana Viau
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Morir y matar por
dinero
Las muertes de Cariló produjeron zozobra y no sólo
a los allegados al matrimonio Perel. Los nombres que quedaron impresos
en la notebook les asignan a los hechos connotaciones especialísimas.
Nada indica que haya nexos entre la muerte de Perel, empleado del
Citicorp, con la investigación de las triangulaciones asombrosas
entre el Citibank, el Banco República de Raúl Moneta
y el opaco Federal Bank. Tampoco hay pruebas palmarias de que tales
lazos no existan. Al fin y al cabo, la diferencia entre los peligrosos
manejos de un individuo y los de una corporación es una cuestión
de escala. También hará falta determinar si la muerte
de los Perel es suicidio y homicidio o un doble asesinato. Los datos
pueden conducir a cualquiera de las dos variantes. Perel se
dice estaba endeudado y en bancarrota. Acababan de cuestionarlo
con dureza en su trabajo. Eso, a un hombre que todos describen como
orgulloso y omnipotente puede llenarlo de malas ideas. ¿Pero,
entonces, a qué se deben esos extraños mensajes en
la computadora? ¿El muerto por no pagar las coimas
del Citigroup es una venganza extraordinaria de Perel contra
quienes lo sancionaron? En esa línea, es obligatorio preguntarse
si Perel podía haber escrito mal el nombre de Antfactory,
la empresa donde trabajaba y en la que era importante accionista
el Citicorp. Un error involuntario parece impensable. Que Perel
lo haya introducido intencionalmente para inducir a los investigadores
y a la crónica policial a trabajar su muerte bajo la hipótesis
de un asesinato denotaría una inteligencia superlativamente
insidiosa. No es descartable. Estaba siempre alerta, prevenido,
desconfiado, armado con pistolas de última generación.
Esa suerte de paranoia tampoco era una actitud reciente. Siempre
fue así, afirman. Una razón más para que resulte
difícil aceptar que quien vive preparado para recibir un
ataque sea sorprendido sin resistencia, en su cama, durmiendo tranquilo
como un niño. Si, en cambio, el análisis se hace desde
la óptica del asesinato, la lógica indica que los
mensajes de la computadora están dirigidos a un tercero.
Y habrá que suponer que quien ejecutó a la pareja
era un killer de alto nivel, experto en computación, angloparlante
y conocido. Por qué, si no, incluir en el exterminio a la
mujer. No hay, en los últimos tiempos, antecedentes de crímenes
mafiosos con víctimas múltiples. Lo cierto es que,
sea suicidio u homicidio, un gran banco está metido en el
baile, y su nombre yuxtapuesto a la palabra coima. No
se sabe tal vez nunca se sepa si el episodio de Cariló
y la investigación de Washington tienen una relación
causal. Y queda más claro que el agua que es que desde hace
unos años ya no se muere ni se mata por ideas: se muere y
se mata por dinero.
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