No era un nene de pecho. Seca, contundente definición.
La entregó ayer el juez en lo Penal Económico Julio Cruciani.
Se refería a Isidoro Mariano Losanovscky Perel, el mismo empresario
que amaneció muerto junto a su esposa Rosa en Cariló, con
una bala en la nuca. De algún modo, Cruciani conocía a Perel.
Lo había investigado y procesado en una causa relacionada con la
aduana paralela, en el período en que Perel ocupó
uno de los sillones del directorio del Banco Mercurio, allanado por Cruciani
en el 96. Precisamente, el juez investigaba al Mercurio por el envío
de remesas de dinero al exterior a través de la entidad, como cortina
de importaciones multimillonarias no declaradas ante la Aduana oficial.
Perel fue citado y no se presentó a declarar y fue declarado prófugo
de la Justicia. La causa fue muy complicada, farragosa, intrincada,
con todo un enjambre de personajes, que terminó con el sobreseimiento
definitivo y total de este señor, recordó Cruciani.
Este señor era Perel.
Mercurio había pasado de su actividad como casa de cambio al negocio
de las operaciones en el mercado de capitales (compraventa de bonos y
acciones). Pasó a operar como entidad mayorista, sin sucursales,
estableciéndose como una de las tres casas de cambio más
poderosas del mercado junto a Piano y Vélox. En la década
del 90 terminó por transformarse en banco. En este último
período, como informó este diario, fue cuando se incorporó
Perel. Uno de los negocios que atendía era la remesa de divisas
desde y hacia el exterior, precisamente el mecanismo adoptado por la aduana
paralela para esquivar la presentación de documentaciones
de respaldo: el giro de divisas al exterior no exige autorización
ni pide explicar el concepto por el que se efectúa el giro.
El (Perel) era a la vez denunciante contra el banco y denunciado
por él recordó Cruciani. En esa oportunidad
lo investigué y lo tuve procesado por una causa muy complicada,
farragosa, intrincada, con todo un enjambre de personajes, que terminó
con el sobreseimiento definitivo y total de este señor. El
juez comenzó a analizar la documentación de unos 200 inversionistas
del Mercurio, y el 23 de octubre del 96 allanó la entidad
con la sospecha de que se estuvieran realizando giros indebidos al exterior,
evasión y fraude millonario. Aparecía en una cuenta
suya dinero presuntamente originado en operaciones de contrabando,
sostuvo una fuente judicial.
Durante la investigación se descubrió que en el banco
funcionaba un sistema de comunicación satelital conectado con Uruguay,
agregó la misma fuente, a través del cual se concretarían
las supuestas operaciones investigadas por Cruciani. El 31 de octubre,
luego de que Perel fuera citado y declarado prófugo por no presentarse
ante la Justicia, Cruciani lo tuvo frente a frente y le tomó declaración
indagatoria durante alrededor de seis horas. El recuerdo que tengo
de él es que no era un nene de pecho, pero tenía dejos de
sinceridad, sostuvo el juez. Era como un personaje de las
novelas. Era un experto, hablaba varios idiomas, muy preparado, de buen
aspecto, de nivel, hablaba con propiedad, pero a la vez yo podía
olfatear una periferia de cosas raras.
La causa fue farragosa, muy complicada, a tal punto que tuve la
sensación de que era un enjambre, una cosa turbulenta y compleja,
un laberinto donde la Justicia, una vez más, no contó con
el apoyo de sus auxiliares. Diez días después, Cruciani
dispuso dictar el sobreseimiento por falta de mérito.
RUCKAUF,
SOBRE LA MUERTE DE PEREL
No es Cabezas
Este no es un nuevo caso
Cabezas. El gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, creyó
necesaria la aclaración y negó rotundamente que la muerte
del financista y su esposa pudiera convertirse en un caso Cabezas II,
aunque admitió que el hecho tiene características
muy extrañas. Por su parte, el ministro de Justicia provincial,
Jorge Casanovas, recomendó investigar la situación
institucional que tenía este hombre (Mariano Perel) con la firma
(Antfactory) y la de la firma con otras empresas.
Acerca de las características extrañas que Ruckauf
le adjudicó al doble asesinato, apuntó una serie de hechos
que consideró llamativos: Nadie escuchó los disparos
en un lugar donde de noche cualquier ruido se escucha y el lugar estaba
sin señales que puedan indicar que alguien se haya defendido de
un ataque. Casanovas, en sintonía con su jefe, manifestó
que habría que investigar por qué nadie escuchó
los disparos, y agregó que se les tomó declaración
a las personas que vivían pared por medio y no oyeron nada.
Según peritos en balística, esto es imposible, ya
que aunque hubieran utilizado silenciadores el ruido se habría
escuchado, aseguró el funcionario.
Ruckauf detalló también lo extraño de la aparición
de esa nota que no está vinculada a la notebook que había
en el lugar porque no había impresora, en relación
con un papel encontrado en la habitación donde hallaron muerta
a la pareja.
El gobernador comprometió además el apoyo de la provincia
para la investigación de las muertes, aunque aclaró que
se trata de un crimen que la Justicia tiene que investigar y de
hecho la fiscalía está trabajando fuertemente en ello. Hemos
dado absoluto apoyo a la fiscal Claudia Castro tanto desde lo tecnológico
como desde lo pericial, y le hemos dicho que todo lo que necesite del
Poder Ejecutivo provincial lo va a tener, precisó.
TODOS
DICEN DESCONOCER A PEREL
El impacto en la city
Juro que no lo conozco.
Ahora todos van a decir lo mismo, pero creeme que no lo conozco,
intenta convencer un operador bursátil que acepta el diálogo
con Página/12. No es el único que jura desconocerlo. En
total son ocho los hombres de la city porteña que no pudieron aportar
ni un dato sobre Mariano Losanovscky Perel.
Ante la consulta de este diario, las respuestas son siempre las mismas:
Hace 30 años que camino las calles del microcentro y a este
hombre no lo vi nunca, dice uno. No lo tenía ni de
nombre. No era para nada conocido en el mercado bursátil,
agrega otro. Para agentes de bolsa, consultores, economistas y banqueros
la figura de Perel les resulta absolutamente ajena, o al menos eso dicen.
Resulta por lo menos llamativo tanto desconocimiento, cuando Perel pasó
buena parte de su vida en la city, fue ejecutivo del Banco Mercurio y
ahora trabajaba en una empresa vinculada al Citigroup. Pero entre las
fuentes consultadas es imposible obtener alguna pista.
No obstante, entre ellas también es unánime el fuerte impacto
que causó la noticia. Estuve preguntando quién era,
a quién de nosotros le había tocado una muerte tan truculenta,
pero nadie me supo decir nada, confió un analista de temas
financieros. También contó que la muerte de Perel fue un
tema recurrente en el microcentro y que la especulación general
es que se trató de un asesinato mafioso. Pero nadie pudo o quiso
aportar nada concreto.
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