Luego de tantas dudas, los dichos de Fidel Castro ayer fueron publicados
por la prensa oficial cubana donde la famosa frase referida a la situación
argentina de lamer la bota yanqui apunta, con un feroz tono
irónico, a criticar las políticas económicas neoliberales.
Como respuesta, el Gobierno le entregó una nota de protesta al
embajador cubano, Alejandro González Galiano, en la que Cancillería
dixit trasunta el desagrado por los agravios vertidos por
el presidente Castro. Como el mismo Ministerio de Relaciones Exteriores
detalla en un comunicado, la queja se suma a las anteriores medidas: el
llamado al embajador argentino en La Habana y la suspensión de
una misión comercial que debía viajar a Cuba. Una módica
escalada en un conflicto que se inició en forma sorpresiva y que
ahora nadie se anima a pronosticar cómo finalizará. Las
palabras de Fidel Castro también se refirieron duramente a la votación
argentina en la ONU contraria a Cuba, un tema que en la Cancillería
aseguran que aún no ha sido definido para la próxima votación.
La publicación del periódico Granma aceleró el movimiento
de la Cancillería que continuó analizando las relaciones
entre ambos países. La introducción del periódico
oficial cubano (ver aparte) dejó en claro además que, si
bien Fidel utilizó una crítica al modelo neoliberal para
atacar a los últimos habitantes de la Rosada, el origen de su enojo
es el voto argentino contra Cuba en las Naciones Unidas. Castro explicó
que dos o tres días antes había visto un cable en el que
Rodríguez Giavarini daba a entender que Argentina volvería
a votar contra el régimen cubano. Algo que, tanto en el Ejecutivo
como dentro de la Alianza, aseguran que no está en absoluto decidido.
Como nueva demostración del enojo oficial, el director de América
Central, Caribe y México de Cancillería, Arturo Bothamley,
se encontró ayer al mediodía con el embajador cubano para
entregarle la nota de queja. Será la última medida hasta
la vuelta de Rodríguez Giavarini, quien ya terminó su misión
en Estados Unidos y ahora volará a Buenos Aires para hacerse cargo
del conflicto. Anticipó que espera hablar con el embajador argentino
en Cuba, Oscar Torres Avalos, para ponerse al tanto de las últimas
alternativas y que recién después determinará junto
al presidente Fernando de la Rúa cuáles serán los
próximos pasos a tomar.
Desde un principio, De la Rúa buscó mantenerse ajeno del
entredicho diplomático. Prefirió no recibir a Torres Avalos
como se había especulado y no hizo ninguna declaración sobre
las palabras de Fidel. El Presidente va a esperar recibir el informe
del canciller antes de analizar el tema, era la respuesta que ayer
daba un vocero presidencial.
Aunque la publicación cubana provocó un duro impacto en
estas costas, quienes vienen pujando dentro de la Alianza por un cambio
del voto argentino contra Cuba no se daban por vencidos. Un amplio espectro
de dirigentes que van desde el ex presidente Raúl Alfonsín,
el líder del Frepaso, Carlos Chacho Alvarez, el ministro
Federico Storani y radicales como el diputado Marcelo Stubrin y el ex
vicecanciller Raúl Alconada Sempé vienen trabajando sigilosamente
para modificar la postura de De la Rúa quien hasta la semana
pasada les aseguraba que no había fijado veredicto. Lo
de Fidel es difícil de entender, reconocía ayer uno
de los impulsores del cambio. Igual eso no significa que Argentina
ahora tenga que votarle en contra. Una cosa no tiene nada que ver con
la otra y para la votación, que es en abril, falta mucho tiempo.
Lo mejor es que la pelea se vaya muriendo sola, agregaba.
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