Por Claudio Scaletta
Tres de los cuatro gremios aeronáuticos
denunciaron que el director ejecutivo de Aerolíneas Argentinas,
Emilio Cabrera, habría adelantado la intención de la empresa
española de despedir a 1120 empleados sobre una planta de 5000.
Además se adelantó el abandono de las rutas a Formosa, Santiago
del Estero y Chapelco, bajas que se suman a las de San Rafael y San Luis,
que dejaron de operarse desde el 1º de febrero y que ya fueron cubiertas
por Southern Winds y Aero Vip. Los despidos no fueron oficialmente confirmados
por la empresa.
A pesar del supuesto éxito de la mediación gubernamental
para encontrar una salida a la virtual quiebra de Aerolíneas Argentinas
presentada como un logro al inicio de la gestión de Chrystian
Colombo y piloteada por el secretario de Programación Económica,
Miguel Bein, despidos, achicamiento y levantamiento de destinos
vuelven a ocupar el centro de la agenda de la firma española. Sin
embargo, en el acuerdo alcanzado el pasado octubre se comprometió
a no recurrir a despidos masivos y a mantener las rutas operadas.
Según fuentes gremiales, los despidos serían la respuesta
de la compañía al fracaso del plan de retiros voluntarios
para reducir el personal. En el proyecto de reestructuración se
estimó que alrededor de 800 empleados optarían por los retiros.
El resultado, en cambio, fue muy distinto: apenas poco más de dos
centenares de empleados aceptaron la opción.
Aerolíneas continúa perdiendo alrededor de 30 millones de
dólares mensuales y la controlante española Sociedad Estatal
de Participaciones Industriales (SEPI) ya no está dispuesta a afrontar
el quebranto. Lejos quedaron los tiempos en que la empresa poseía
una reserva de activos apetecibles. Contra 30 aviones propios que llegó
a poseer sólo resta uno; los demás están en leasing.
Su capacidad de endeudamiento es nula y su principal carga es la financiera.
Hoy, cuando se acerca la fecha de nuevos desembolsos por 70 millones de
pesos, el director ejecutivo de AA quiere presentar una compañía
saneada. Y el camino elegido es el abandono de las rutas menos rentables
y los despidos, medidas que marchan a contrapelo de la expansión
comprometida en los acuerdos de Estado a Estado realizados
luego del alejamiento del ex ministro de Infraestructura, Nicolás
Gallo.
La secretaria general del gremio de Aeronavegantes, Alicia Castro, informó
a Página/12 que no se planean en lo inmediato medidas de fuerza.
No queremos afectar a los usuarios, argumentó. No
aceptaremos los despidos ni el achicamiento. Si se pretende seguir adelante
con este plan, deberemos tomar medidas, aseguró. En el plenario
de delegados realizado ayer, los gremios de aeronavegantes, técnicos
y personal de tierra se declararon en estado de alerta y movilización.
El ministro de Economía, José Luis Machinea, sostuvo
que Aerolíneas Argentinas es una empresa privada. ¿Qué
puede hacer el Gobierno para solucionar los problemas de la compañía?,
preguntó este diario a la diputada Castro.
Ante todo, debería empezar por tener una política
aerocomercial. No tomar acciones no es neutral. Dejar caer la aerolínea
de bandera es la puerta de entrada para la política de Cielos Abiertos
que demandan las empresas norteamericanas. Debe existir también
una política de alianzas estratégicas dentro del Mercosur.
¿Pero qué debería hacer con Aerolíneas
hoy?
Evitar los despidos, que representan un retroceso impensable y exigir
que los españoles cumplan con los acuerdos de octubre, que presuponían
la expansión y no el achicamiento de la empresa.
Los gremios denunciaron en un comunicado que AA no cumplió con
las inversiones comprometidas y que la ineficacia del gerenciamiento
promueve la pérdida constante de amplios sectores del mercado hacia
otras empresas. Luego de pedir entrevistas con distintos funcionarios,
entre ellos el Presidente de la Nación, el ministro de Economía
y los gobernadores de las provincias afectadas (aquellas que perdieron
destinos), los gremios serán recibidos por el jefe de Gabinete
el próximo martes 13.
OPINION
Por Marcelo Nono Frondizi
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Libertad para Emilio
Alí
Emilio Alí es un pibe de 25 años, desocupado, de
Mar del Plata, que fue detenido el 6 de junio de 2000,. Está
preso desde entonces en el Penal de Máxima Seguridad en Batán,
en las afueras de Mar del Plata. ¿Por qué está
preso? Formalmente lo acusan de extorsión. En realidad lo
está por reclamar pan y trabajo. El 5 de mayo del año
pasado, en el marco del paro nacional convocado por la Central de
los Trabajadores Argentinos (CTA) y la CGT Moyano, junto a más
de un centenar de vecinos del barrio José Hernández
se concentraron en las puertas de la sucursal de un supermercado.
Fueron a peticionar bolsas de alimentos para mitigar en parte el
hambre que padecen. Mar del Plata, al igual que Jujuy, supera largamente
el 20 por ciento del índice de desocupación. Después
de horas de negociación, el supermercado entrega 150 bolsones
de comida que son trasladados a los comedores infantiles de los
barrios donde los desocupados se bancan solidariamente esta encerrona
trágica: no tener trabajo y hacen suyo aquello de que los
únicos privilegiados son los niños, aun en el marco
en el que el modelo neoliberal los empuja a la marginación
y exclusión social. Frente al mensaje del sálvese
quien pueda y el trágico yo hago la mía,
está la solidaridad, el nosotros, primero
los pibes. Dos concepciones, dos modelos, dos mundos.
Emilio preside la Junta Vecinal José Hernández, es
miembro de la Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat
de la CTA, y frente al mensaje de resignación que nos proponen
desde los gobiernos de turno eligió el camino de la dignidad,
de la rebeldía, de la solidaridad. Es por esto que está
preso. Hay más de 2500 dirigentes sindicales y populares
que están procesados.
A Emilio lo acusan de extorsión. Rehén de la política
de judicialización de la protesta social. La legislación,
y por ende los tribunales. legalizan la represión. Son funcionales
al modelo neoliberal, persiguiendo, matando y encarcelando a quienes
decimos no y luchamos por una Argentina más justa. La lucha
por la libertad de Emilio debe ser una bandera de todos aquellos
que defendemos consecuentemente las libertades democráticas.
Cuando un hombre de pueblo paga por ser digno y por no agacharse
ante la injusticia y es encarcelado, todos estamos presos.
* Dirigente de CTA Capital Federal.
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