Por Claudio Zlotnik
José Luis Machinea logró
ayer refinanciar deuda a las tasas de interés más bajas
desde que asumió, confirmando la tendencia bajista en el costo
del dinero que se inició después de conseguido el blindaje
financiero y de que Estados Unidos bajara la tasa de corto plazo. Estamos
viendo un proceso de normalización de las tasas después
de la incertidumbre del año pasado. Mejoraron las expectativas,
sintetizó Julio Dreizzen, subsecretario de Financiamiento. No obstante,
y pese a la euforia de los funcionarios, en la city creen que todavía
habrá que esperar para ver una reactivación de los créditos
a la gente y a las empresas. Notamos que hay más oferta que
demanda de fondos. La recuperación llevará algún
tiempo, apuntó a Página/12 Daniel Marx, secretario
de Finanzas.
En la colocación de Letras del Tesoro (Letes) a 91 días
de plazo, por 350 millones de dólares, Economía pagó
una tasa del 6,71 por ciento anual, y del 7,35 por ciento en la emisión
a 182 días, por otros 350 millones, lo que implica menores costos
respecto de las últimas operaciones. De hecho, son los más
bajos de los últimos 22 meses. Hace dos semanas, por las Letes
a tres meses se había pagado el 6,75 por ciento anual. Y un mes
atrás se afrontó un costo del 9,17 por ciento en los títulos
a seis meses (1,8 punto más que ayer). Ante este escenario, los
funcionarios del Palacio de Hacienda están eufóricos porque
apuestan a que la caída en picada de las tasas que paga el Gobierno
redundará en una clara tendencia declinante en el resto del sistema
financiero. Y que ello reactivará el mercado crediticio para los
privados. Con la mira puesta en ese objetivo, Economía superó
exitosamente ayer el primer test de la semana. Hoy será el segundo,
cuando mida la reacción de los mercados a la propuesta del canje
de títulos de deuda.
Precisamente, desde que llegó al ministerio, Machinea colocó
todas sus fichas a lograr un objetivo: el círculo virtuoso.
Con el socorro financiero multimillonario en la mano y en un contexto
de caída de la tasa en los Estados Unidos, el ministro ganó
la tranquilidad que nunca tuvo durante el 2000. La baja de las tasas es
el instrumento más importante del que se está valiendo el
actual equipo económico para alcanzar la reactivación económica.
El resto de las medidas aparecen como accesorias, como el Plan de Infraestructura,
por ejemplo. Para los muchachos de Machinea, la tranquilidad financiera
es la condición ineludible para el crecimiento, ya que abre las
puertas a los capitales extranjeros y a las inversiones locales, a través
de la demanda fluida de crédito. Pero algo está fallando
porque los bancos siguen prefiriendo prestarle al Estado antes que al
sector privado.
Justamente, el descenso en las tasas a las que el Estado refinancia sus
pasivos puede explicarse por la mayor liquidez de las entidades financieras.
En un mes y medio, los depósitos bancarios totales aumentaron en
1500 millones, entre pesos y dólares, recuperando la sangría
que se había dado hacia fin de año, en medio de la crisis
de confianza. También se incrementaron las reservas del Banco Central.
En este escenario, los bancos tienen disponibles más fondos para
prestar. Y, por tal motivo, financian al Estado más barato.
Por ahora, el único beneficiario de esta realidad es el sector
público. Los privados vienen quedando al margen, destacó
a Página/12 Fabio Rodríguez, economista de la Fundación
Capital. Durante enero, el nivel de préstamos a particulares y
empresas cayó 1,4 por ciento, a pesar del brusco descenso en las
tasas de interés. Una compañía de primera línea
que a fin de año conseguía un crédito a 30 días
en dólares al 13,2 por ciento anual, ahora lo tendría al
9,2 por ciento. O sea, la caída resultó de cuatro puntos
en apenas 35 días. En pesos, la merma fue todavía más
pronunciada: del 14,8 al 10,2 por ciento. Las entidades financieras también
ajustaron los rendimientos de los plazos fijos. En las colocaciones a
un mes, bajaron del 8,4 al 7 por ciento anual (en pesos) y del 7,2 al
6,4 por ciento (en dólares). Juan Arranz, economista jefe del Río-Santander,
tiene una perspectiva optimista, y tira la pelota del lado de los potenciales
clientes. La recuperación de los créditos forma parte
de un proceso. Después de tanto tiempo de recesión y de
turbulencias, nadie va a salir corriendo a tomar prestado, analizó
en diálogo con este diario. Arranz también comentó
que en las últimas semanas hemos recibido un aumento sustancial
de las consultas para tomar préstamos hipotecarios y prendarios.
Pero, admitió, no se están dando casos de empresas
que salen a buscar fondos para llevar a cabo proyectos de inversiones.
En la Fundación Capital sostienen que los bancos no se volcarán
masivamente a satisfacer las demandas de los privados hasta que no se
note con claridad que la economía se está recuperando. Están
esperando señales. Que los indicadores demuestren que hay reactivación.
Mientras tanto, la actitud de las entidades financieras no es la misma
con el Estado que con los privados, sostuvo Rodríguez. En
estricto off the record, en el Palacio de Hacienda se inclinan por la
misma línea de pensamiento. Un estrecho colaborador del ministro
señaló a este diario que, por el momento, los bancos son
reacios a prestar porque no quieren hacer más riesgosa su
cartera. Saben que con el blindaje el Estado va a cumplir, y por ahora
se conforman con limitar su negocio a lo más seguro, sintetizó.
EL
TEST DEL CANJE DE TITULOS
Tras unos años más
Por C.Z.
Esta tarde, José Luis
Machinea tendrá que superar una nueva prueba de fuego. Será
cuando ponga en marcha el canje de títulos públicos, previsto
en el acuerdo con el FMI para acceder al blindaje. Economía rescatará
bonos con vencimiento en el corto plazo y dará a cambio otros dos:
uno con fecha en 2006 y otro en 2012. Las tasas a las cuales consiga emitir
los nuevos títulos y el volumen del canje serán lo que permita
medir el éxito de la operación. Una guía para entender
el trueque.
Machinea quiere rescatar bonos
que vencen entre este año y el 2007, en particular los que llegan
hasta 2004. ¿Por qué? La intención es aliviar el
cuello de botella de los vencimientos. Precisamente, entre este año
y el 2004, Economía debe afrontar cancelaciones por 14.000 millones
de dólares anuales, suma a la que debe adicionarse el rojo fiscal
y la emisión de Letes. Según Economía, semejantes
montos (este año es de 26.000 millones) provocan incertidumbre
entre los inversores sobre la capacidad de pago de la Argentina. Por tal
motivo, los dos títulos que lanzará hoy superan ese lapso.
Además, por algunos bonos, como los Bocon, el Gobierno debe pagar
amortización e intereses todos los meses. La cuestión es
cuál es el costo por estirar los plazos de la deuda.
Lo más probable es que
el nuevo Bonte 2006 se lance a una tasa cercana al 11,7 por ciento anual
(ése fue el cierre que ayer registró un título similar,
el Bonte 2005). Y, el Global 2012 al 12,2 por ciento (según el
cierre del Global 2010).
Pero también será
importante atender los precios de rescate de los viejos títulos.
Los tenedores de esos bonos querrán que Economía les pague
un premio por vendérselos y exponerse, a cambio, con
títulos de más largo plazo.
Por último, todavía
es una incógnita el volumen de la operación. Daniel Marx,
secretario de Finanzas, fijó un mínimo de 750 millones por
cada nuevo bono. Pero no existe un techo. El valor de los 17 títulos
que se quiere levantar asciende a 30.000 millones. Pero no va a cambiarlos
a todos porque, en ese caso, le pedirían un premio más grande.
En la city creen que el equilibrio se dará entre los 3000 y los
3500 millones.
EL
BBVA PRONOSTICA UN CRECIMIENTO DE SOLO 2,2%
El 2001 no seduce a los banqueros
La Argentina no crecería
este año 4,5 por ciento, como estima José Luis Machinea.
Tampoco 2,5 puntos, la proyección conservadora del
ministro que figura en el Presupuesto. El banco español Bilbao
Vizcaya Argentaria, con fuertes inversiones en América latina,
realizó sus propios cálculos sobre la evolución de
siete economías de la región. De cumplirse sus pronósticos,
la Argentina terminará el 2001 con una expansión de tan
sólo 2,2 por ciento, la más baja de la región. El
informe de la entidad financiera coincide con otros presentados por bancos
y consultoras, con una visión mucho menos ilusionada del futuro
cercano de la que tiene el equipo económico. Por caso, el Dresdner
Bank alemán consideró que el crecimiento será de
apenas 1,9 por ciento.
El poderoso BBVA es dueño en la Argentina del Banco Francés
y, a través suyo, controlante de la AFJP Consolidar. Su análisis
sobre la economía del país no sólo discrepa con Machinea
respecto del 2001 sino también a lo que ocurrió en el 2000.
Para el año pasado estimó una caída del PBI del 0,4
por ciento, el doble de lo que calculan en el Palacio de Hacienda. A Machinea
no le hace ninguna gracia que los bancos extranjeros difundan proyecciones
tan disonantes con las oficiales, menos aún cuando esos bancos
están radicados en el país. Sus informes son seguidos por
financistas de todo el mundo y afectan la estrategia del Gobierno, fuertemente
volcada a captar inversiones.
Para el BBVA, la Argentina será el país con más bajo
crecimiento en el 2001: apenas 2,2 por ciento. En escala ascendente, le
siguen Perú (2,5%), Colombia (3,6%), México (4,0%), Brasil
(4,0%) y Chile (5,7%). En sintonía con el pobre avance del PBI,
el informe señala que en el 2001 continuará el proceso deflacionario
que aqueja a la economía desde hace dos años. La entidad
considera que la deflación será del 0,5 por ciento. Eso
no haría más que reflejar la continuidad del estancamiento
del consumo, lo cual está muy lejos de lo que pregona Machinea,
quien asegura que la Argentina ingresará en un círculo
virtuoso, con caída de tasas de interés, aumento de
la oferta crediticia y, en consecuencia, mayor producción y consumo.
A pensar de la baja perspectiva de crecimiento, el BBVA señala
que el panorama internacional será favorable para el país.
Especialmente, por la desaceleración de la economía estadounidense.
Esto impactará sobre América latina por cuatro canales,
indica el informe. Sobre el canal comercial, el efecto es despreciable
en la Argentina, Brasil y Chile. En cambio, la tendencia a la baja en
las tasas de interés de la FED es positiva para América
latina, debido al menor costo de financiamiento. En tercer lugar, el menor
crecimiento de Estados Unidos supondrá el fin del efecto aspiradora,
de absorción de recursos financieros mundiales, lo que liberaría
capitales para la región. Finalmente, se prevé una depreciación
del dólar frente al euro del 4,5 por ciento, lo que favorecerá
la competitividad de los países del Mercosur, en especial de la
Argentina, Brasil y Chile, concluye el estudio.
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