Por Luciano Monteagudo
Desde
Berlín
Cuando hoy por la tarde comience
la primera proyección de prensa de Enemy at the Gates, el estreno
mundial de la superproducción europea dirigida por el francés
Jean-Jacques Annaud, el Festival Internacional de Berlín no sólo
celebrará el primer año de su segundo medio siglo de vida,
sino también la consolidación de su nueva sede propia, el
inmenso complejo Berlinale Palast, en Potsdamer Platz, el corazón
del nuevo Berlín. Hasta 1999, toda la actividad de la muestra que
abre oficialmente la temporada cinematográfica internacional
giraba alrededor del tradicional ZooPalast, frente a la vieja Breitscheidtplatz,
donde se alza la ominosa iglesia trunca del Kaiser Guillermo, cuyo campanario
arrasado sirve como permanente recordatorio de los horrores de la guerra.
Pero a partir del año pasado y en coincidencia con el nuevo siglo
y el nuevo status de Berlín que ya tiene instalado a pleno
en la ciudad a todo el gobierno federal y el Parlamento, el festival
también decidió mirar hacia delante, intentando dejando
atrás las huellas de un pasado imposible de olvidar.
Cuestionada por sus críticos más severos como un espacio
sin memoria, Potsdamer Platz supo ser uno de los centros más
activos de la ciudad hasta que los bombardeos durante la Segunda Guerra
Mundial y luego el levantamiento del Muro convirtieron la zona en una
tierra yerma, vacía. Después de la reunificación
de las Alemanias, ése fue el botín por el que
pelearon algunas de las principales corporaciones internacionales Sony,
Mercedes Benz, entre otras, donde erigieron desde la nada inmensos
edificios de vidrio y neón, un ostentoso shopping center al mejor
estilo estadounidense y el flamante Berlinale Palast que, junto con los
modernísimos complejos de salas Cinemax y CineStar, albergarán
a partir de hoy y hasta el domingo 18 a las casi 300 películas
y los más de 3000 periodistas que se han dado cita en el festival.
La presentación (fuera de competencia) de la película de
Annaud es vista por las autoridades del festival encabezadas por
Moritz de Hadeln, que con esta edición se despide de la Berlinale
después de veinte años al frente como una demostración
de la capacidad de producción del cine europeo en general y del
alemán en particular, ya que gran parte de este film bélico,
ambientado en la Segunda Guerra, fue rodado en los estudios de Babelsberg,
a media hora de Berlín. Pero como es habitual, las mayores expectativas
van a estar en el concurso oficial, donde por primera vez en trece años
participa una película argentina, La ciénaga, ópera
prima de Lucrecia Martel, producida por Lita Stantic y protagonizada por
Graciela Borges y Mercedes Morán. En febrero de 1988, La deuda
interna, del jujeño Miguel Pereira, se llevó el Oso de Plata
y ahora el film de la salteña Martel, que se proyecta mañana,
tiene la oportunidad de utilizar la Berlinale como su plataforma de lanzamiento
internacional.
A priori, la heterogeneidad de los títulos en concurso que
van desde el mainstream de Hollywood hasta la nueva ola asiática,
pasando por el film dart europeo hacen que este año,
más que nunca, sea imposible trazar un perfil previo de la competencia.
Desde Estados Unidos llegan Finding Forrester, de Gus Van Sant, con Sean
Connery haciendo de un escritor fantasma a la manera de J. D. Salinger;
Traffic, del prolífico Steven Soderbergh, con el matrimonio Michael
Douglas-Catherine Zeta Jones envuelto en una conjura de narcotraficantes;
y Bamboozled, una nueva invectiva de Spike Lee contra el racismo y la
cultura blanca dominante, realizada en video digital. A último
momento quedó excluida The Pledge, de Sean Penn, por problemas
legales entre sus compañías productoras, que fue reemplazada
por 13 días, un ejercicio de ficción sobre la llamada crisis
de los misiles en Cuba, que protagoniza Kevin Costner y que se proyectará
fuera de concurso, al igual que Hannibal, la continuación de El
silencio de los inocentes (ver aparte).
Asia, que durante la última década se consolidó como
la vedette del circuito de festivales internacionales, parece bien representada
en la pelea por el Oso de Oro con un film de la República Popular
China, otro de Taiwan, un tercero de Corea del Sur y dos producciones
japonesas, entre ellas Chloe, de Go Riju, una adaptación libre
de la novela de Boris Vian La espuma de los días. Por su parte,
Francia tiene tres títulos en concurso: A ma soeur, de Catherine
Breillat, la controvertida realizadora de Romance, actualmente una figura
de culto en su país; Felix et Lola, de Patrice Leconte; e Intimacy,
de Patrice Chéreau, rodada íntegramente en Gran Bretaña.
A su vez, Italia presenta Malena, la realización más reciente
de Giuseppe Tornatore, mientras los ingleses tienen para ofrecer cuatro
producciones, entre ellas la esperada The Claim, de Michael Wintterbottom,
con Peter Mullan.
Entre las curiosidades cabe destacar que, en la competencia de cortos,
se presentará un trabajo de Wong Kar Wai, el celebrado realizador
de Happy Together, mientras que el serbio-bosnio Emir Kusturica traerá
un semidocumental titulado Super 8 Stories, sobre el grupo musical con
el que trabaja en todos sus films. Por su parte, la Cinemateca de Berlín
ofrecerá una retrospectiva exhaustiva de la obra de Fritz Lang,
con versiones restauradas y documentos inéditos, mientras que el
festival homenajeará con un Oso de Oro a Kirk Douglas, de quien
se verán sus principales films, entre ellos una proyección
especial en la inmensa pantalla del Berlinale Palast de Paths of glory/La
patrulla infernal (1957), de Stanley Kubrick. De hecho, Kubrick será
una sombra omnipresente en la Berlinale, porque el festival estrenará
un minucioso documental sobre el director (famoso por el misterio que
rodeaba su vida y su trabajo), realizado por Jan Harlan, cuñado
y productor ejecutivo de muchos de sus films. Para el cierre de la muestra,
a su vez, está prevista la proyección de su clásico
2001: Odisea del espacio (1968), como una forma de cotejar qué
tan cerca se está de ese futuro soñado por el cine, que
parecía una última frontera y que la humanidad ya comenzó
a franquear.
Todos por el Oso de
Oro
Veintitrés títulos competirán por el Oso
de Oro a la mejor película de la edición número
51 de la Berlinale. Debido a la internacionalización de las
producciones, la dirección del festival, a cargo de Moritz
de Hadeln, ha prescindido de fijar una nacionalidad de origen a
las películas. Los países que aparecen en la lista
que siguen se basan en el origen de sus directores o el principal
país de producción.
Beijing Bicycles (Rep.
Pop. China), de Wang Xiao-shuai.
Betelnut Beauty (Taiwán),
de Ling Chin Sen.
Chloe (Japón)
de Masathoshi Nagase.
Nue (Japón) de
Masato Harada.
Joint Security Area (Corea
del Sur), de Park Chan Wook.
La ciénaga (Argentina),
de Lucrecia Martel.
Little Senegal (Argelia/Senegal)
de Rachid Bouchareb.
A ma soeur (Francia)
de Catherine Breillat.
Felix et Lola (Francia)
de Patrice Leconte.
Intimacy (Francia/Gran
Bretaña), de Patrice Chéreau.
Le fate ingoranti (Italia),
de Ferzan Ozpetek.
Malena (Italia) de Giuseppe
Tornatore.
Chocolat (Gran Bretaña)
de Lasse Hallström.
The Claim (Gran Bretaña)
de Michael Winterbottom.
The Tailor of Panama
(Gran Bretaña) de John Boorman.
Wit (Gran Bretaña)
de Mike Nichols.
Italian for Beginners
(Dinamarca), de Lone Scherfig.
Una historia de entonces
(España) de José Luis Garci.
Weiser (Polonia) de Wojciech
Marczewski.
My Sweet Home (Alemania/Grecia),
de Filippos Tsitos.
Bamboozled (Estados Unidos)
de Spike Lee.
Finding Forrester (Estados
Unidos) de Gus Van Sant.
Traffic (Estados Unidos)
de Steven Soderbergh.
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