Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


EL GOBIERNO, LA POLICIA Y LA JUSTICIA EN DISPUTA POR LA MUERTE DEL FINANCISTA
Aguas divididas por el control del caso Perel

Para la Fiscalía, fue doble asesinato. El gobierno de Ruckauf prefiere la tesis del suicidio, para evitar que lo afecte políticamente. E impulsa un grupo de elite para la investigación. Pero el procurador de la Corte dijo que no quiere �un nuevo Fogelman�, en alusión al cuestionado pesquisa del caso Cabezas.
Mientras los familiares del matrimonio Perel enterraban los cuerpos en Pilar, se desató una batalla político-judicial en torno al caso.

Por Raúl Kollmann y Cristian Alarcón

Se dividieron las aguas en el caso Perel. Quedó en evidencia el conflicto por la tutoría política de la investigación del crimen. Fuentes de la Policía Bonaerense y del gobierno de Carlos Ruckauf insistieron en la idea de que las muertes fueron obra de un Mariano Perel desquiciado, capaz de matar a su mujer y dispararse en la nuca simulando un asesinato. Pero la fiscalía, que comanda la investigación desde un hermetismo poco habitual, no cree en suicidios y profundiza en la pista del lavado de dinero. La situación conflictiva planteada el viernes pasado con Antfactory, cuando negociaba un voluminoso negocio en México –divulgada en exclusivo por Página/12– y los contactos cercanos del ejecutivo con directivos del Citibank de Nueva York revelados por un testigo en la causa, abonan el costado más complejo. Fue el propio procurador de la Suprema Corte Bonaerense, Matías de la Cruz, quien ayer levantó la queja ante la idea de convocar a un grupo de élite similar al del caso Cabezas. “No sería bueno que en este caso aparezca un Fogelman cuando disponemos de un equipo serio e independiente”, le dijo a Página/12 tras ordenar que la Policía Judicial “tome contacto” con la fiscal Claudia Castro para investigar no cómo mataron a los Perel sino las “posibles implicancias del crimen, como el lavado, el espionaje y la extorsión”.
Hay dos cuestiones que no le permiten a un sector de los investigadores abandonar la idea de un homicidio seguido de un suicidio. Una es que para la policía, en perjuicio de lo que opinaron en un comienzo los peritos, no hay un solo dato que les permita asegurar que a la habitación 32 entró una persona además del matrimonio. Respecto a las circunstancias del crimen, la agencia Télam publicó ayer que, a pesar de lo “descabellada” que la consideran varios de los que trabajan con la causa, “un sector de la policía no abandonó la hipótesis del homicidio y el suicidio porque la policía no tiene “ninguna evidencia del ingreso de una tercera persona” a la escena del crimen. Una fuente policial le admitió a Página/12 que “si bien la llave estaba puesta del lado de afuera, no se explica cómo el o los asesinos hicieron para entrar sin hacer el menor ruido y sin provocar una reacción en Perel y la mujer”.
Lo que tampoco encaja es el mensaje escrito en inglés en el que Perel comienza diciendo “Soy un gringo que trabaja para el Citibank”. “Gringo” era una muletilla del empresario, según sus amigos íntimos, con lo cual la nota podría pertenecerle. Ahora bien, en el mismo texto se escribió la palabra Antfactory mal. Dice “An”, sin la t, y luego con mayúscula “Factory”. Los allegados al ejecutivo sostienen que es imposible que él hubiera escrito con errores el nombre de la empresa en la que trabajaba hacía seis meses. No obstante, en la visión de los que creen en la teoría del suicida, Perel era un hombre de un carácter tan psicopático y de una inteligencia suficiente como para ensayar semejante error anticipadamente y darle así mayor veracidad a un supuesto asesinato por viejas cuentas.
“El sabía que tras su muerte misteriosa quedaría una estela de incógnitas mucho peores que su propio supuesto asesinato, y que si algo no iba a faltar serían los móviles del crimen”, opinaba ayer una fuente policial del grupo que no deja de lado esa hipótesis. En ese sentido, la personalidad del hombre vinculado al Citibank es todo un apartado en la investigación. No solo porque era de una paranoia brutal, al punto de grabar cada conversación que sostenía y de viajar en auto munido de granadas de guerra, sino por su frialdad extrema a la hora de actuar.
A ello se le agrega la desastrosa situación financiera que lo rodeaba, la hipoteca de su casa. Y uno de los datos que más conmocionó a los investigadores: el empresario poseía, contratado en Estados Unidos, un seguro de vida de alrededor de un millón y medio de pesos que podrían cobrar sólo sus hijos en caso de una muerte violenta. “No es más que una operación para salir de esto lo más rápido posible”, opinaba ayer un funcionario de gobierno nacional sobre la tendencia cada vez más fuerte a vincular el caso a un simple suicidio por parte del gobierno bonaerense. La agencia DyN publicó un cable anoche en el que una “fuente de la investigación” descartaba la posibilidad de un suicidio porque la bala entró en el hemisferio izquierdo de la cabeza del empresario y él era diestro. Sin embargo, la ubicación de una de las pistolas en el ángulo que forma el brazo derecho al doblarse en la clásica posición de sueño, boca abajo, y la palabra de los expertos que hablan de casos existentes de suicidios occipitales, alientan la versión en pugna.
En la disputa abierta a partir de la investigación del crimen, ayer el gobierno nacional terció como queriendo simbolizar la distancia que pretende sostener con el crimen. “Quieren nacionalizarlo cuando es algo que les compete sólo a ellos”, se despotricó en la Casa Rosada. Así, a media tarde, el ministro del Interior, Federico Storani, le entregó a Carlos Ruckauf una carpeta con antecedentes sobre el empresario muerto. La preocupación de los dos gobiernos por las esquirlas del caso Perel ayer se hizo evidente. Ruckauf fue a los hechos con una costumbre bien bonaerense y que recuerda al caso Cabezas: ofreció una recompensa de 80 mil pesos para quien acerque datos que esclarezcan el caso.
Lo que también ofreció el gobernador fue una ayuda concreta para la fiscal Castro, a cargo de la investigación. “Vamos a darle todos los equipos que necesite”, dijo en una conferencia de prensa. Ayer se supo que desde la fiscalía se pediría a la Bonaerense un grupo de elite, como el que trabajó en el caso Cabezas. Casi al mismo tiempo salió la orden de la Procuración General de la Corte para que la Policía Judicial, que no depende del Ejecutivo, intervenga en la investigación, no del crimen en sí sino en las derivaciones que tiene: lavado de dinero, operaciones de inteligencia ilegales, extorsiones. El jefe de los fiscales mandó al jefe de su policía a entrevistarse con Castro hoy. Quiere que sus hombres sean quienes indaguen en la parte más oscura del caso. “La ley del Ministerio Público nos otorga la atribución para investigar estos posibles delitos –le dijo a este diario De la Cruz–. Esto no es ni siquiera el crimen del periodista, que conmocionó al país. Esto tiene una connotación que puede afectar la seguridad del Estado. Como organismo público vamos a trabajar con la independencia que esto requiere y seguramente llegará la asistencia del FBI, de la Fiscalía General de Estados Unidos y de la Policía Judicial Francesa”.

 


 

ANTFACTORY DICE QUE EL EJECUTIVO NO FUE ECHADO
El polémico viaje de Perel a México

Por R. K.

“El señor Mariano Perel se había incorporado hace cinco meses y nunca fue despedido. Por otra parte, el señor Perel jamás negoció transacciones para la compañía en México.” Estas frases son el corazón del comunicado oficial enviado anoche a Página/12 por la empresa Antfactory, Latin America, para desmentir lo afirmado por los familiares del matrimonio Perel. Los allegados señalaron que, el viernes pasado, el empresario tuvo una fuerte controversia por una operación en México y que el titular para América latina le había transmitido a Perel, por teléfono y por mail, que su contrato quedaba rescindido.
En fuentes cercanas a Antfactory, no obstante, se reconoció ayer que sí hubo una controversia con Perel el viernes. Según parece, calificaron el trabajo del financista con una letra C, en una escala que va de A, muy bien, a D, muy mal. O sea que la calificación era cercana a lo peor. Algo equivalente a un 4 en la escala de uno a 10.
–¿Perel pudo haber tomado esa calificación como un despido o la antesala del despido, sobre todo teniendo en cuenta su alterado estado emocional?
–Puede ser, no sabemos.
Para los familiares, el punto clave de la muerte de los Perel está en el viaje a México. Según Antfactory, el financista no fue al país del Norte a realizar operaciones para esa compañía. Los familiares reconocen que, como Perel estaba en Antfactory, supusieron que el viaje lo realizó para hacer negocios de la empresa. A partir de la declaración oficial de la compañía, los allegados a Perel empezaron a indagar un poco más en los pasos dados por el financista en México. Anoche surgía esta hipótesis: Perel se asoció con un amigo mexicano para “soplarle” un negocio a Antfactory. O sea que actuó en forma desleal en una operación que pretendía realizar en su propio provecho.
El punto clave de la relación entre las muertes y Antfactory está en el breve texto que –según parece– escribió el propio Perel. En el papel se menciona específicamente a Antfactory en la frase “muertos por no pagar las coimas de Antfactory del Citigroup”. En la empresa insisten en que una traducción correcta del texto debe ser la siguiente: “Muertos por no pagar el rescate de Antfactory del Citigroup”. De todas maneras, no queda claro el significado. Además, los hombres de la compañía sostienen que Antfactory está mal escrita –en el papel dice “AnFactory”–, un error que, están seguros, no hubiera cometido Perel.

 


 

LAS HERRAMIENTAS QUE MANEJAN LOS FORENSES
Cómo distinguir crímenes y suicidios

Por Eduardo Videla

Saber si una muerte es producto de un crimen o un suicidio no es tarea fácil, como lo demuestra la serie de muertes dudosas de la historia reciente. Para dilucidarlo, los médicos forenses cuentan, para los casos en que se utilizaron armas de fuego, con herramientas efectivas pero no siempre infalibles: las marcas en el orificio de entrada, la dirección del proyectil y los restos de pólvora o de sangre en la mano de la víctima pueden contribuir a brindar un diagnóstico más o menos certero.
Osvaldo Curci, experto en Medicina Legal y miembro del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema, explicó que “hay tres tipos de marcas que puede dejar un impacto: una herida con grandes desgarros, una quemadura y ahumamiento (negro de humo) en el orificio de entrada, y un tatuaje de granos de pólvora”.
“Si hay una herida con desgarros, conocida como ‘boca de mina de Hoffman’, la herida se produjo apoyando el arma sobre la piel; si hay quemadura y ahumamiento, el disparo se hizo a una distancia de entre 5 a 10 centímetros; en cambio, si se observa un tatuaje de pólvora, la distancia máxima del disparo es entre 70 centímetros y un metro”, explicó Curci a Página/12. Si no aparece el tatuaje, el arma fue disparada desde una distancia mayor.
El dermotest, que consiste en registrar si hay restos de nitratos provenientes de la pólvora en la mano de la víctima, parece un elemento clave. Pero Curci advierte que “las armas modernas eliminan muy poca pólvora y en muchos casos de suicidio los dermotest dan negativo”.
Un tercer elemento a tener en cuenta es la dirección de la bala. “En un disparo en la nuca, si el tiro es perpendicular al plano del cuerpo, seguramente actuó una tercera persona. Pero si es inclinado, de izquierda a derecha o de derecha a izquierda, pudo ser un suicidio”, explicó Curci. “Hemos visto suicidios con un disparo en el occipital, aunque no son los más comunes”, agregó.
Por último, el especialista señaló como un elemento importante “la presencia en el dorso de la mano del suicida de un spray de gotas de sangre, provenientes de la herida”.

 


 

�Un especialista en el lavado de dinero sucio�

Un hombre que conocía bien a Perel contó a Página/12 que el financista
movió enormes fondos del contrabando. Y que se lo vinculó con la mafia del oro.

“Era un especialista en lavado de dinero, en mover divisas de un país a otro. De los 1500 millones que se movieron por la Aduana Paralela, él tuvo bajo su responsabilidad la transferencia de 1000 millones. Además, movió fondos enormes provenientes de operaciones de contrabando. Algunos lo vincularon también con la mafia del oro, o sea con la transferencia de dinero en esa inmensa estafa al Estado perpetrada por hombres vinculados con el menemismo. Creo que eso no es cierto, pero sí es verdad que era un verdadero genio en la transferencia de fondos de origen oscuro.” Estas definiciones se refieren a Mariano Perel y le fueron hechas a Página/12 por uno de los hombres que mejor conocían su actividad diaria.
La primera imputación judicial estuvo relacionada con un contrabando de cajeros automáticos. Fueron los primeros instalados en el país y Perel los trajo desde Estados Unidos, vía Montevideo. Hubo un proceso judicial que quedó en la nada, pero en los registros constan la denuncia de la Aduana por ese ilícito. El pago de los cajeros automáticos se hizo a través de la red de movimiento de divisas en negro que Perel utilizaría una y otra vez. En el medio quedó el Banco del Buen Ayre.
La segunda imputación se centró en el Banco Mercurio, una casa de cambio que, gracias al trabajo técnico de Mariano Perel, se convirtió en banco. De los fondos gigantescos de la estafa contra el Estado de la llamada Aduana paralela, todo el andamiaje financiero se movió a través del Mercurio y bajo la responsabilidad de Perel. Finalmente fue sobreseído en esa causa, pero en los investigadores quedó la convicción de que el financista también había manejado la operación de lavado de dinero proveniente del contrabando, en especial de electrodomésticos. Los funcionarios judiciales que trabajaron esa causa sospecharon en todo momento que detrás de esas maniobras estaba la mano de un dirigente del radicalismo.
A partir del año ‘97, Mariano Perel apareció vinculado con tres empresas, una de exportación de soja, una inmobiliaria y una constructora que, según mencionan los investigadores, eran pantallas para operaciones en las que también se lavaba dinero, posiblemente del contrabando.
En el año ‘98 desapareció del país, supuestamente para esconderse de toda la gente a la que le debía dinero. Sus amigos dicen que tenía un rojo de 2 millones de dólares, pero entre las tres empresas que manejaba la deuda sumaba cerca de 5 millones. En ese momento recurrió a prestamistas y a fondos extrabancarios.
El desembarco final fue en Antfactory, el fondo de inversión con sede en Londres. Desde Miami, Perel llamó a sus amigos de Buenos Aires para anunciarles que llegaría con la nueva empresa y unos 500 millones de dólares para invertir en la Argentina. La cifra era alucinante y totalmente desproporcionada para el país. Pero –como dicen sus amigos–, “Mariano era un experto, sobre todo en colocar los fondos en negocios relacionados con el Estado”.

 


 

SEPELIO EN PILAR CON ESTRICTAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
La lluvia, telón de la despedida

Por Horacio Cecchi

Sobre una serie de discos rígidos de PC, una pistola, dos plomos, una extraña nota y una serie de datos de negocios y relaciones financieras descansan las evidencias sobre las misteriosas muertes de Isidoro Losanovscky Perel y su esposa Rosa Berta Golodnitzky. Desde ayer, a las 16.15, en el sector 2 del cementerio privado Colinas del Tiempo, kilómetro 45,5 del acceso a Pilar, descansan sus cuerpos. Como ocurrió el martes durante el velorio, el acceso al cementerio fue prohibido a la prensa, todo se desarrolló puertas adentro con las más estrictas medidas de seguridad, incluyendo tres patrulleros de la Bonaerense. Las primeras gotas de lluvia, pasadas las 16.30, fueron el telón de la ceremonia. Desde la madrugada del domingo, los misterios del caso siguen alimentados por el silencio.
A las 9 de la mañana, la cochería Zuccotti Hnos. abrió sus puertas. Adentro permanecían los cuerpos de Perel y su esposa, en dos ataúdes cerrados, según lo indican los ritos de la religión judía. A las 9.30, Valeria y Jonathan Perel, hijos del matrimonio, llegaron en taxi a la casa de velatorios. Hasta las dos de la tarde, familiares y amigos fueron acercándose a la cochería. A las 14.30 en punto, como había sido anunciado, se inició el despliegue, con las mismas marcas de silencio que caracterizaron la ceremonia del velorio del día anterior. Tres coronas fueron colocadas en el portacoronas: en una de ellas se podía leer “Consorcio de propietarios - Juncal 3158”. Simultáneamente, el ataúd de la mujer fue colocado por cinco hombres en uno de los furgones. Minutos más tarde, se hizo lo mismo con el que guardaba el cuerpo de Perel.
“A paso lento”, indicó un empleado de la cochería, y el cortejo partió 14.35 por la avenida Córdoba, seguido por tres Peugeot 406, en hilera, ocupados por familiares directos. Ni Jonathan ni Valeria viajaron con ellos. Diez minutos antes de la partida, y por la puerta lateral de la cochería, sobre Thames, salieron hacia el cementerio Colinas del Tiempo, ubicado sobre el acceso a Pilar. Cincuenta y cinco minutos después, el cortejo asomó por el kilómetro 45,5. Lo aguardaban una nutrida guardia periodística, dos camionetas y un patrullero de la Departamental de San Isidro, y siete hombres de la empresa de seguridad Pehuen.
Cuarenta y cinco personas, entre familiares y amigos, estuvieron presentes en el sepelio. La ceremonia se inició en un templo ubicado sobre la izquierda del portón de rejas del ingreso. Allí, el hasan (cantor) inició la ceremonia con la oración del kadish, en hebreo y castellano. Luego Salomón Golodnitzky, padre de Rosa, dijo unas palabras, e intentó ver a su hija por última vez, pero le fue negado.
A las 16.10, el cortejo partió hacia el sector 2, el lugar destinado para sepultar al matrimonio Perel. Dos minutos después, el primer ataúd se deslizó de las manos de los empleados y golpeó contra su lecho. Seis minutos más tarde, fue depositado el segundo cajón. Sobre ellos, las palas de los empleados formaron un montículo de tierra. A las 16.33 las primeras gotas de una tenue lluvia dieron por terminada la ceremonia.
“El montículo será retirado para colocar césped y encima la lápida”, señaló un empleado. Ayer, sólo quedaba como evidencia el montículo de tierra y dos coronas. A menos de un metro, una lápida recordaba a Vicente y Luisa, los padres del empresario muerto.

 

PRINCIPAL