Por Roque Casciero
Al momento de recibir a Página/12,
hace varios días que los conductores de Puntodoc/2
no se ven: Daniel Tognetti estuvo en Ciudad del Este haciendo una investigación
para el programa, y Rolando Graña debió viajar a Europa,
para recibir el premio Rey de España al periodismo en televisión
(ganado por el primer Puntodoc, que conducía solo).
El ex corresponsal de CNN aprovechó la visita para entrevistar
al ex dirigente montonero Mario Firmenich (ver aparte) y apenas tiene
tiempo para contarle sus impresiones a su compañero. Por eso, los
detalles del trabajo de cada uno se mezclan con la entrevista una y otra
vez. A todo esto hay que sumar los moderados nervios que les provoca el
hecho de que esta noche comienzan la segunda temporada del ciclo, a las
22 y en nuevo canal, América.
Así y todo, ambos se entusiasman al describir los tres informes
que presentarán en la emisión de hoy. Encontramos
intermediarios que van a buscar bebés a las villas de emergencia
y los alquilan a mendigos profesionales, explica Graña. Estos
tipos, para que los chicos no los molesten, les dan drogas farmacéuticas,
vino tinto o lo que sea. Pero tan espantoso como eso es la indiferencia
de los funcionarios. También habrá un segmento dedicado
a la posibilidad de que el virus de la vaca loca se introduzca
en la Argentina a través de medicamentos elaborados con cerebro
de bovinos y otro, al que los conductores califican como desopilante,
sobre el sexo tántrico (práctica sexual de larga duración).
Hay relatos muy divertidos..., comienza Tognetti, que enseguida
se arrepiente. Bah, en realidad provocan envidia. Encontrás
a un tipo que dice que está cinco horas dándole... Yo salí
de hacer la nota con la autoestima por el piso, se ríe.
Cada vez que arranca una nueva temporada se pregunta qué
hay de nuevo. ¿Es una obligación renovarse, incluso si uno
está conforme con lo que hizo antes?
Daniel Tognetti: A priori, diría que no me da la sensación
de que haya algo nuevo en Puntodoc/2. Estamos recorriendo
el mismo camino que el año pasado, porque nos parece que ese camino
está bien. Quizá le sumamos algunas cosas, pero creo que
el programa de esta noche bien podría haber sido uno del año
pasado.
Rolando Graña: Eso sí, vamos por más. Esto dicho
en el sentido de que podemos hacer más cosas, ir más lejos
en cuestiones de decoro y de impacto. Eran cosas que no podíamos
hacer ni un domingo ni a las 21.
Pero ahora comienzan con un premio importante bajo el brazo...
R. G.: Eso es un placer enorme. Por ahí, para la gente que no es
del gremio periodístico, el Rey de España es un premio que
pasa medio inadvertido, pero los que estamos en esto sabemos que es muy
prestigioso, que es como el Pulitzer en castellano. Y además, no
fue otorgado por un jurado de argentinos ni por lobby...
Graña, usted declaró que el Rey de España es
el premio que hay que ganar. ¿Eso supone una diferente
valoración para premios como el Martín Fierro?
R. G.: Es que muchos Martín Fierro están cuestionados. Obviamente,
a mí me gustaría ganar uno, pero cuando empiezan a dárselo
siempre al mismo o para quedar bien con quien paga la transmisión,
un premio se desnaturaliza.
En el ambiente de la televisión, se considera más
importante el rating que un premio como el Rey de España. ¿Cómo
lo ven ustedes?
R. G.: El primer Puntodoc, en 1999, tuvo una buena ecuación
de medición y pauta publicitaria. Eso se repitió en Puntodoc/2.
Hoy existe, entre algunos anunciantes, una preocupación por despegar
de lo que se llama el rating basura. Es decir, programas que miden más
o menos bien, pero que no proporcionan un público con nivel adquisitivo
o que pueda comprar el producto que ellos quieren ofrecer. Eso es algo
que las agencias tienen en cuenta. Por ejemplo, si captás un público
difícil y no al que tiene la tele encendida todo el tiempo.
D. T.: Es una cuestión más cualitativa que el rating. Para
mí, el rating es una variable. Y una que no habla de la calidad
del programa. Si tengo que elegir entre rating o calidad, la opción
es clara: quiero calidad para el programa. Además, aunque nos encantaría
que nos viera muchísima gente, no sabemos hacer un programa de
20 puntos de rating.
El primer año, Puntodoc fue un programa de documentales.
Para el segundo, ya con Tognetti, se volcaron a la investigación
periodística...
R. G.: Pero no cambió la manera de contar. Para hacer el primer
Puntodoc investigamos ocho meses y salimos al aire tres. Creo
que en ese momento encontramos una forma de narrar cosas por televisión,
entonces decidimos seguir adelante modificando algunas cosas. Decidimos
acortar el tiempo de las notas para poder intervenir más en la
actualidad. Y además, estar nosotros en el piso, que era diferente
a hacer copetes en la calle. Lo que no quisimos cambiar fue la manera
de procesar los datos, la investigación y la imagen. Esa cosa básica
de contar en televisión venía de Puntodoc: escribir
guiones, seleccionar las mejores partes de las entrevistas, no tener a
una persona hablando durante más de treinta segundos porque es
un embole... Nunca nos convertimos en un programa de invitados en el piso.
¿Cuál creen que ha sido el aporte de Puntodoc/2 al
género de la investigación periodística en televisión?
R. G.: Algo que podemos haber aportado es la certeza que puede hacerse
un programa de investigación sin ser solemnes. No es preciso poner
caras de próceres para contar algo tremendo.
D. T.: O caras de orto profesionales.
R. G.: Por otra parte, hay maneras de editar y de presentar estéticamente
el programa, en las cuales Cuatro Cabezas (la empresa de Mario Pergolini
y Diego Guebel, que produce el ciclo) ha sido pionera, que nosotros practicamos
y pusimos en marcha. Como estamos en una buena época para todo
lo que es televisión editada, porque las cámaras digitales
y las computadoras de efectos son más baratas, aprovechamos al
máximo la tecnología de que disponemos.
¿Cuánto incide hoy el conocimiento de esos recursos
en la labor del periodista de televisión?
D. T.: Muchísimo. Cuando hago entrevistas, además de preocuparme
de que los testimonios sean buenos, pienso también en la forma
en que van a salir por televisión, en qué videos o fotos
pueden ejemplificar lo que dicen las personas. De algún modo, el
lenguaje televisivo condiciona la labor del periodista que trabaja en
este medio.
De Lanata a Todo
X 2$
¿Qué programas de televisión les gustan?
Daniel Tognetti: Me encanta A dos voces, creo que es
el mejor programa periodístico de opinión que hay.
Los tipos van y preguntan todo, no son chupamedias, y llevan siempre
a la figurita difícil. También me gustan mucho Telenoche
investiga y el equipo de Lanata. Y, por supuesto, Fútbol
de primera. Por otra parte, la televisión del verano
me parece lamentable. Hay un período entre las 13 y las 17
que es una galería del terror. De por sí, la televisión
no es un medio para que haya un pensamiento muy elaborado, pero
esto ya es la idiotez llevada al extremo.
Rolando Graña: Vulnerables me pareció
una de las excepciones de la televisión argentina y Campeones
tuvo grandes momentos, aunque a veces derive al disparate. Me divertí
muchísimo con Todo X 2$ y me interesó
Telenoche investiga. Además, valoro a Grondona,
me gusta ver qué pasa en ese lugar canónico del periodismo.
Lo que lamento profundamente es que no haya un buen noticiero, que
todos hagan cualquier payasada.
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