Por Cristian Alarcón y Raúl
Kollmann
Desde Dolores
Esto es barajar y dar
de nuevo. A los cuatro días de la muerte del matrimonio Perel
en Cariló, una alta fuente judicial describió así
el cambio en la investigación del caso después de la larga
reunión entre la fiscal Claudia Castro y los jefes de la Policía
Judicial enviados ayer a esta ciudad por la Procuración General
de la Suprema Corte. Más que una repartija de naipes, la visita
de la Procuración fue ayer un virtual irruptivo desembarco no sólo
de especialistas en lavado de dinero sino de agentes del FBI, las policías
judiciales europeas y expertos en nuevas técnicas de investigación.
Los nuevos instructores intentarán acelerar los lentos y torpes
pasos que hasta ayer se habían dado en la instrucción de
la causa. La debilidad que la investigación demostró en
las primeras 72 horas posteriores a las muertes es una de las razones
fundamentales para este golpe de timón ordenado por el órgano
al mando de todas las fiscalías de la provincia. La otra es que
el hecho en sí mismo no resulta en verdad, y a estas alturas, lo
central del caso, al que por sus características se lo considera
casi irresoluble. El gran tema es el lavado de dinero: la especialidad
de un hombre con tantas aristas turbias, por la que hoy a la tarde se
reunirán los investigadores, el procurador y el representante en
la Argentina del FBI, con quienes se trazarán las primeras líneas
de un trabajo duro para demasiados poderosos.
Con la caída del secreto de sumario, que duró 48 horas y
podría haber sido renovado por 24 más, quedó ayer
en evidencia la delgadez del expediente iniciado el domingo por la mañana,
cuando Mariano Perel y su esposa Rosa aparecieron muertos en la cama matrimonial
de un apart-hotel de Cariló. El miércoles se conoció
la intención de la fiscalía de incorporar un equipo de élite
integrado exclusivamente por la Policía Bonaerense para que centralice
la investigación. Inmediatamente, el procurador Matías De
la Cruz terció en la idea y comisionó a los titulares de
la Policía Judicial, Jorge Amorín y Osvaldo Dameno, para
que se entrevistaran con Claudia Castro y se hicieran cargo de todos
los aspectos colaterales que rodean la extraña muerte de
los Perel.
Ello implicaba profundizar en una de las hipótesis que sigue siendo
clave en el caso: el supuesto lavado de dinero por el que podría
haber sido asesinado el financista, sus vinculaciones con los servicios
de inteligencia argentinos y con la CIA, su pasado como comercializador
de productos de espionaje, y sus estrechas relaciones con los directivos
de entidades como el Citibank de Nueva York, en el centro de las denuncias
que el Senado norteamericano divulgó justamente un día después
del supuesto asesinato.
En la causa hasta el momento hay pocos indicios del lavado, pero la idea
de la fiscalía se centra en ello. En el testimonio del ejecutivo
de Antfactory Latin American Julio Hardy, se da cuenta de los viajes extremadamente
frecuentes que realizaba Perel a los Estados Unidos. Según su colega,
de quien los pesquisas encontraron su tarjeta personal en la habitación
de la víctima, llegaba a ir y regresar en un solo día a
NY. Una fuente allegada y de íntima confianza con el empresario
le dijo a Página/12 que sus escapadas estaban legitimadas por las
supuestas inversiones que realizaba en diferentes puntos en su búsqueda
de negocios para Internet, su función dentro de Antfactory.
En realidad, él estaba prometiendo hacer trabajar el dinero
a un cúmulo de personas pero no lo invertía, sino que se
lo estaba comiendo. La misma fuente sostiene que Perel no era sólo
un contador inteligente que hablaba cinco idiomas y era contacto perfecto
con los directivos del Citibank de NY quienes lo recomendaron para
la incubadora de negocios en la que trabajó durante los últimos
seis meses de vida, era un experto en movimiento de dinero, en transferencias
truchas, en hacer circular las ganancias malhabidas de quienes confiaban
en su capacidad. Del grupo de élite combatido por De la Cruz ayer
pareció no quedar nada. O casi nada. Cuando Amorín y Dameno
salieron al mediodía de la reunión con Castro, lo primero
que aclararon fue que la fiscal desmintió haber llamado a un grupo
especial. Al contrario, lo que Castro hizo fue demandarle a la Procuración
la colaboración de un experto en informática, dos contadores
y dos instructores judiciales para su ardua tarea en el caso. La
doctora ha decidido trabajar con la policía local, pero eso no
es suficiente a este nivel de complejidad y por ello tendrá todos
los recursos de un cuerpo de investigadores científicos con alta
capacidad, le dijo Amorín a este diario. El secretario de
la Policía Judicial un cuerpo de 25 investigadores que han
trabajado en causas en las que policía aparece como sospechosa
anunció que ya están realizados los contactos con el FBI
para que envíe a colaboradores que conozcan de cerca el lavado
de dinero en el que se sospecha estaba involucrado Perel, al margen de
otros negocios turbios por los que fue investigado, como la Aduana
paralela.
Aun así, ayer el propio secretario de la fiscalía, Federico
Fourquet, en la primera ronda de prensa tras el levantamiento del secreto
de sumario, admitió que sí fue convocado el comisario José
María Costa, el mismo que manejó el famoso programa Excalibur
de detección de llamados, usado con éxito para dilucidar
las relaciones entre los hombres vinculados al asesinato de José
Luis Cabezas. Con todo, el punto central para los instructores de la Procuración
no es sólo el delicado trabajo informático sino poner
orden en la investigación a la que no ven con buenos ojos.
Por suerte empezamos temprano, le dijo a este diario De la
Cruz. Vamos a trabajar con un equipo pegado a la fiscal. Lo primero
que enviaremos es un perito para asesorarla en la evaluación de
la autopsia realizada por los médicos locales, sostuvo.
Esa supervisión de lo que ya está en la causa es una de
las preocupaciones centrales de los que asumen ahora la tarea de hacer
avanzar el caso más misterioso de los últimos tiempos. Tal
como ayer reflejó este diario, esta semana la policía y
fuentes anónimas del gobierno provincial insistieron en que se
estaba ante un suicidio y no ante un doble homicidio calificado. El gobernador
Carlos Ruckauf salió al cruce, calificando las versiones de una
pavada fenomenal y asegurando que vamos a ayudar pero no vamos
a interferir porque si no vamos a complicar, o aparecen maniobras
distractivas. Pero esa polaridad entre un asesinato pagado a un
matador con la lucidez de un asesino perfecto y el posible homicidio seguido
de suicidio no dejan de campear sobre los resultados de la investigación.
De hecho, Amorín ayer tuvo que reconocer que, si bien en la fiscalía
prevalece la idea de un crimen, aún no hay elementos en la causa
para negar taxativamente que haya sido un suicidio. No podemos hablar
más que de la averiguación de dos muertes. Aún no
vamos a sostener que ninguna de las hipótesis es la verdadera porque
no surgen los elementos para hacerlo, dijo el secretario de la fiscal.
Así, la muerte más misteriosa de las últimas muertes
misteriosas de este país está entre la resolución
del hecho, a todas luces lejana, y la evidencia cada vez más palmaria
de que tras la oscuridad de este personaje podría vislumbrarse
una oscuridad mucho más poderosa y menos vulnerable que la simple
existencia de un contador con luces.
Asado
y buen vino, como preludio de la tragedia
Por primera vez, la Fiscalía dio detalles del escenario que
rodeó el hallazgo de los cadáveres. Una pistola estaba casi sobre
el hombro de Perel. La otra, en el piso. Las vainas estaban en
la cama.
El
secretario de la Fiscalía, Federico Fourquet, habló
con los periodistas.
Dio
algunos datos que permiten reconstruir
por primera vez el escenario del hecho.
|
|
Por
C.A.
Felipe Rutini tinto
y un asado de carne tierna preparado por él mismo: ésa fue
la última cena de Mariano Perel y de su esposa. Los vieron por
última vez cuando eran las once de la noche del sábado,
horas antes de que murieran de un tiro en la nuca cada uno. Ayer el dato
salió a la luz con la primera jornada sin secreto sumarial desde
que la muerte del empresario conmocionó al país, el lunes
último. El secretario de la fiscalía de Dolores que investiga
el caso, Federico Fourquet, accedió a hablar con los periodistas
y dio algunos datos que permiten por primera vez reconstruir, con cierta
seriedad, lo existente en el escenario de la tragedia y en la causa en
la que se investiga el hecho. Entre otras cosas, confirmó que las
únicas declaraciones que han llegado a la sede de la fiscalía
son las del hijo del empresario, la de Julio Hardy, ejecutivo de Antfactory,
la del encargado del apart hotel donde murió y la del chico de
mantenimiento que abrió la puerta y vio en la cama, bajo las sábanas
que los semicubrían, los dos cadáveres que colman ahora
de dudas a quienes intentan saber por qué. Y cómo.
Entre otros detalles, Fourquet confirmó ayer que Mariano Perel
estaba boca abajo, situado en el costado derecho de la cama, mirando hacia
su esposa. Ella casi en la misma posición, y con el rostro hacia
la pared. Estaban vestidos con ropa liviana de algodón blanco.
Ella una camisola, él una camiseta sobre un boxer. De hecho, tal
como se la describe en la causa, es lógico pensar en que la primera
escena para los policías locales que llegaron al apart Puerto Hamlet
un trágico nombre en medio de tantos hoteles con membresía
de frutos y árboles, los cuerpos parecieron víctimas
de un hecho pasional, un homicidio seguido de un suicidio. Por ejemplo:
la pistola Walther 7,65 fue hallada en el ángulo que forma el brazo
al doblarse en 90 grados, casi encimada al hombro de Perel. Al menos así
lo graficó para la prensa el secretario de la fiscal Claudia Castro.
Sobre la pistola Glock, Fourquet sostuvo que estaba en el piso. Pero no
recordó en qué sitio. Lo seguro es que las dos vainas de
calibre 7,65 también quedaron dispersas sobre la cama.
La nota es un tema aparte. Estaba sobre una mesa, bajo un plato, como
si fuera dinero puesto por cábala italiana bajo los ñoquis
del 29. El texto: la primera versión fue obra de un traductor no
especialista. El secretario no confirmó si la traductora fue justamente
una pasajera de las que dijo no haber escuchado un solo sonido raro la
madrugada de aquel domingo. Ahora en la fiscalía esperan los resultados
de una traducción realizada por un perito de la Suprema Corte bonaerense.
Además del texto mentado, en el cuarto se encontraron también
dos celulares y una Palmtop, además de la computadora de la que
se borraron 1800 archivos que el empresario llevaba guardados con absoluta
dedicación obsesiva. Esos datos, aún no han sido cruzados.
|