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Efectivo, anillos y relojes que no se sabe dónde están

La familia del matrimonio Perel denunciará en la Justicia que entre los objetos personales que la policía les devolvió faltan 3000 pesos, más anillos y relojes. La sospecha es que hubo policías que se los llevaron tras el hallazgo de los cuerpos.

La cabaña 32 del complejo
Puerto Hamlet, la escena en la
que encontraron la muerte los Perel.

Por R.K.

La familia de Mariano y Rosita Perel presentará la semana próxima una denuncia judicial para que se determine qué ocurrió con unos tres mil pesos que tenía el matrimonio la noche del crimen y con el reloj Rolex del financista y el reloj -.también valioso-. y dos anillos de la mujer. Cuando se entregaron los efectos personales a una hermana de Mariano, sólo aparecieron 400 pesos, lo que marca el faltante del resto del dinero. Los relojes y anillos no fueron entregados a la familia y no queda claro qué ocurrió con los otros efectos. Aunque no se dice explícitamente, existe la convicción de que hubo un robo perpetrado por policías que llegaron a la cabaña en el marco de la pesquisa. Esta denuncia permite una pintura de esta investigación. Y también de otras.
Mariano Perel cobró el viernes, en el banco HSBC, un cheque de 10.000 dólares por un pago que recibió en concepto de gastos de representación. Ese mismo día estuvo en el Banco Río y retiró de ambas instituciones financieras un total de 4000 pesos. Con ese dinero viajó a Cariló. “Era su estilo de vida –contó una fuente familiar a Página/12–. Aunque estaba en la bancarrota, se llevaba 4000 pesos a un fin de semana y no 400. De manera que sabemos que tenía casi toda esa plata encima.”
Un viejo comisario de la Bonaerense hizo un diagnóstico de lo que pudo haber pasado.
–Usted imagínese. En Cariló hay una sub-brigada de la Bonaerense, es decir toda gente de muy poco rango. Llegan a una cabaña donde hay dos personas muertas en una cama. Es un crimen pasional, concluyen de inmediato. En ese cuadro, agarran algunos bienes de la pareja, suponiendo que nadie los va a reclamar nunca. Esto lo he visto decenas de veces.
En verdad no hace falta ser muy memorioso. En la causa por la muerte de Carlos Menem junior figura nítidamente que desaparecieron 40.000 pesos que el hijo del ex presidente llevaba en un maletín. En el expediente figura la imputación a dos policías bonaerenses por haberse llevado el dinero. En aquella oportunidad también fue robado el reloj de Junior, que bastante después fue recuperado por el comisario Guillermo Armentano, jefe de la custodia presidencial.
Pero el robo desencadena otros hechos. Sigue hablando el viejo comisario:
–Usted se da cuenta de que cuando se llevan plata, relojes o anillos .y no hablo de este caso sino de muchos que he visto.- de hecho se mueve la escena del crimen. Tanto se habla de que no se preservan las pruebas, pero eso sucede porque es habitual el robo y eso explica todo: muchas veces el escenario se modifica, moviendo manos o dando vuelta cuerpos para ver qué tienen en los bolsillos. Esos policías que, por ejemplo en Cariló, actuaron en el primer momento no tenían ni idea de que estaban ante un caso de convulsión nacional o internacional. De manera que actúan de la peor manera, que es la manera habitual.
Los problemas no terminan allí. A continuación suelen llegar los forenses, que por tratarse de un lugar como Cariló y la Costa no tienen gran experiencia. Ven dos cuerpos con dos orificios de bala en la nuca y ya tienen la conclusión sacada: doble homicidio. Y ahí van, sin mirar demasiado, sin profundizar en la búsqueda de rastros de pólvora u otros elementos determinantes. Además, son médicos que hacen una o dos autopsias por año, comparado con forenses de ciudades grandes que pueden realizar una o más por día, y ya tienen un ojo muy entrenado para ver lo que otros no ven.
Con este cuadro de situación cabe preguntarse: la impresora que tan afanosamente buscan los investigadores para esclarecer dónde se imprimió el mensaje final de Perel, ¿desapareció o alguien la robó, ya sea de Cariló o de otro lado? ¿Qué otras pruebas fueron borradas? En esta segunda etapa de la investigación tal vez se aclaren algunas cosas y –ojalá– tal vez aparezcan cosas desaparecidas, como sucedió con el reloj de Carlitos Menem junior.

 

Un control satelital, pero desactivado

El hallazgo fue considerado importante por la fiscal de Dolores, María Claudia Castro, que tiene a su cargo la investigación del caso Cariló. En la camioneta Gran Cherokee de Mariano Perel se encontró un sensor, supuestamente conectado a un centro satelital, que permitiría detectar dónde se encontraba el vehículo en cada momento. La hipótesis es que el implemento se colocó allí sin que el empresario lo supiera y el objetivo de la operación era vigilarlo, seguirle los pasos. Esto también permitiría a los asesinos saber dónde estaba Perel la noche del crimen y sorprenderlo. Un allegado a Mariano Perel señaló ayer a este diario que la Gran Cherokee fue comprada por el financista en Canadá y que él mismo la importó desde allí. “El dispositivo ya estaba en la camioneta en Canadá, en ese país estuvo conectado a un servicio de detección satelital antirrobo similar al que aquí se conoce como Lo Jack. Por supuesto, estaba desactivado en la Argentina porque no se puede monitorear a través de un servicio contratado en Canadá a un vehículo que anda por la Argentina”, explicó el allegado a Perel. En verdad, el financista recurría a muchos de los implementos sofisticados de seguridad. Por ejemplo, solía grabar las conversaciones telefónicas, manejaba cámaras ocultas, realizaba operaciones de inteligencia y se movía con códigos y copias de seguridad en todo lo que se refería a la informática.

 

POLIZAS POR 3 MILLONES EN EE.UU.
El seguro de Perel

Por R.K.

No sólo Mariano Perel tenía un importantísimo seguro de vida, también su esposa Rosita tendría uno similar. Ambas pólizas contratadas en Estados Unidos y por cifras que rondan, cada una, el millón y medio de dólares. Los beneficiarios son indudablemente los hijos, aunque toda la cuestión de los seguros presenta aristas, por un lado, sorpresivas y, por el otro, enigmáticas.
Estos son algunos elementos que surgen del diálogo de Página/12 con familiares de la víctima y especialistas en seguros:
Si la investigación penal determina que ambos fueron asesinados, los hijos cobrarían las dos sumas aseguradas, es decir algo así como tres millones de dólares. Hay especialistas que sostienen que muchas pólizas tienen una cláusula por la que se paga el doble de la cifra asegurada en caso de muerte accidental: el homicidio, el robo seguido de muerte son consideradas muertes accidentales.
Si en la causa penal se determina que Perel mató a su esposa y después se suicidó, las cosas podrían alterarse, pero no mucho.
Habitualmente se cree que en caso de suicidio, la compañía de seguros no paga. Esto no es tan así, aunque hay que ver la póliza. Lo normal es que exista un período llamado de carencia en el cual, si el asegurado se suicida, los beneficiarios no cobran. En la Argentina suele ser de tres años y en Estados Unidos es parecido. Esto significa que, si una persona contrata un seguro, va pagando puntualmente, y después de tres años se suicida, cobra la suma asegurada. Allegados a Perel sostienen que la póliza tiene bastante más de tres años.
Lo llamativo es el dato que también Rosita tendría seguro de vida. Es raro que las mujeres contraten ese tipo de seguros porque no suelen ser sostén exclusivo del hogar. Lo habitual es que lo contrate el hombre para que la familia tenga un dinero en caso de su muerte. Si se confirma que, tal como señalan los familiares, también Rosa Perel tenía una póliza, el asombro sería doble: ella era psicóloga, pero no tenía ingresos propios.
Parece obvio que cualquiera sea la resolución de la causa judicial, el seguro de Rosa se cobraría. En las dos variantes la mataron.
Para los investigadores policiales, la existencia de los seguros es un indicio de que el propio Perel tramó la muerte de su esposa y su suicidio. Sin embargo, en la familia aseguran que el financista contrató los seguros en su época de prosperidad, cuando ganaba 40.000 pesos mensuales. Como es lógico, los investigadores están tratando de averiguar si las pólizas existen, dónde están y cuándo fueron contratadas.

 

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