Por Victoria Ginzberg
En noviembre de 1978 Patricia
salió del sótano de la Escuela de Mecánica de la
Armada (ESMA) escoltada por los marinos con su hijo Rodolfo recién
nacido en brazos. Esa era la última imagen que Rosa Roisinblit
vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y Argentina Pérez
Rojo habían podido reconstruir de su nieto. Veintidós años
después un llamado anónimo a la sede de Abuelas les entregó
pistas ciertas sobre Rodolfo. Ayer, la jueza María Servini de Cubría
indagó al apropiador del menor, quien habría quedado detenido.
Rodolfo que actualmente tiene 22 años y otro nombre
pudo recuperar su identidad por una denuncia realizada en la sede de Abuelas
de Plaza de Mayo. A partir de los datos que obtuvo la institución,
Mariana Pérez entró en contacto con su hermano (ver aparte).
Así se supo que el niño había sido entregado a Francisco
Gómez y su esposa María Teodora Jofré. El hombre,
personal civil de la Aeronáutica, es el primer apropiador conocido
vinculado a esa fuerza. De acuerdo con la investigación de las
Abuelas, Gómez estuvo en funciones en una base de inteligencia
ubicada en la calle San Martín al 500 de Morón.
José Manuel Pérez Rojo fue secuestrado en un comercio de
Martínez el 6 de octubre de 1978 por un grupo de personas que se
identificaron como pertenecientes a la división de defraudación
y estafa. Ese mismo día los represores se llevaron de su
casa a la mujer de José, Patricia Julia Roisinblit, que estaba
embarazada de ocho meses. La hija mayor del matrimonio, Mariana, de 15
meses, fue entregada a su familia paterna.
En 1981 la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo viajó a Ginebra
para hablar con ex detenidas de la ESMA que tenían datos sobre
quince partos clandestinos, entre ellos el de su hija. De esa manera supo
que Patricia había sido secuestrada por la Fuerza Aérea
y que tanto ella como José, a quien habían torturado duramente,
estuvieron detenidos en una casa situada en la zona Oeste del Gran Buenos
Aires. En ese Pozo la detenida permanecía atada a la
pata de un escritorio.
En noviembre de 1978 Patricia fue trasladada a la ESMA especialmente para
dar a luz. Allí fue ubicada en un pequeño cuarto casi sin
ventilación, bajo el rellano de una escalera.
El parto se produjo al mediodía del 15 de noviembre. El ginecólogo
del Hospital Naval, Jorge Luis Magnacco, asistió a la detenida.
Fue auxiliado por las sobrevivientes Sara Solarz de Osatinsky y Amalia
Larralde. Las compañeras de Patricia revelaron que había
tenido un varón al que llamó Rodolfo Fernando. Y que antes
de que Magnacco cortara el cordón umbilical, la mujer pidió
que le pusieran a su hijo sobre el pecho.
Cuatro días después del parto, Patricia fue sacada de la
ESMA. Magnacco la había apurado para que se moviera y caminara
porque supuestamente debía regresar al lugar desde donde la habían
traído. Esas fueron las últimas noticias de la mujer y su
hijo hasta que en abril del año pasado un llamado anónimo
habló de Gómez, de su participación en un grupo de
tareas y en los vuelos de la muerte y de su supuesto hijo que en realidad
era el de una detenida a quien habían matado.
El niño fue inscripto por el matrimonio Gómez Jofré
como propio, nacido el 24 de noviembre de 1978 en su domicilio. El capitán
de aeronáutica Pedro Alejandro Canela firmó la falsa acta
de nacimiento y el capitán Carlos Leónidas Solís
certificó su firma. Ambos fueron citados por la Justicia pero no
aportaron más que contradicciones y vaguedades.
Rodolfo fue contactado por su hermana y aceptó realizarse los análisis
genéticos que confirmaron su identidad. Argentina Pérez
conoció a su nieto en abril del año pasado, cuando fue a
Abuelas a sacarse sangre. Con los ojos llenos de lágrima atrás
de sus gruesos anteojos recuerda que se emocionó porque era un
calco de José Manuel, su hijo. Hoy lo veo y me sigo emocionando,
afirmó. Rosa Roisinblit lo vio unos días después,
cuando regresó de un viaje a Estados Unidos. Yo soy tu otra
abuela, le dijo. Ya lo sé, baba, le respondió
él. Rosa evocó con alegría la escena pero poco después,
con el rostro cambiado, agregó: Para mí ahora se inicia
otra historia. Porque yo no sabía qué había pasado
con mi hija después de la ESMA. Y este hombre (el apropiador) me
tiene que decir quién le dio el chico y qué pasó
con su mamá. Yo tengo necesidad imperiosa de saber, hace 23 años
trabajo para eso.
La jueza Servini de Cubría indagó a Gómez ayer y
se descuenta que al término de la audiencia el hombre habría
quedado detenido. La abogada de Abuelas, Alcira Ríos, aseguró
a Página/12 que este caso ratifica la existencia del plan
para apropiarse de los hijos de desaparecidos porque los padres fueron
secuestrados por la Aeronáutica, que fue la fuerza que dispuso
del menor.
Claves
Es la primera vez que
las Abuelas de Plaza de Mayo encuentran un nieto en manos de un
personal de la Fuerza Aérea, lo cual, según la jueza,
confirma la existencia de un plan sistemático.
El apropiador, Francisco
Gómez, se desempeñaba en un grupo de tareas,
portaba armas, manejaba documentación falsa y participaba
en los vuelos de la muerte. Había visto a la madre
del niño cuando estaba detenida.
Un médico, capitán
de la Fuerza Aérea, Pedro Alejandro Canela, firmó
la falsa constatación de nacimiento.
El joven, Rodolfo, quien
ahora tiene 22 años, es nieto de Rosa Roisinblit, vicepresidente
de Abuelas de Plaza de Mayo.
La abuela conocía
el nacimiento de Rodolfo en la ESMA a raíz de testimonios
de sobrevivientes.
En 2000 recibieron denuncias
anónimas en Abuelas sobre el caso de Rodolfo, una de ellas
fue atendida por Mariana, la hermana del joven, quien se desempeña
en la Comisión de Investigaciones de esa institución.
Mariana ubicó
a su hermano Rodolfo en el trabajo y fue la primera en hacer contacto
con él.
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OPINION
Por Osvaldo Bayer
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Los derechos humanos
no son nacionales
Desde Bonn
El viernes pasado Pepe Eliaschev se las tomó con mi
nota La Argentina en Nuremberg del 20-1-01. La lectura
de la diatriba de Eliaschev me llamó tanto la atención
que me dije: o yo no sé escribir o Eliaschev no sabe leer.
Pero la lectura en Internet de otros comentarios sobre mi nota me
tranquilizó. Por ejemplo, para ir bien a lo argentino, bien
a tierra adentro, el diario La Arena de La Pampa, a través
de la periodista Hortensia Maggi, comenta largamente mi nota y llega
a la misma conclusión. El artículo de ella se titula:
Otra vergüenza para la democracia argentina. La
vergüenza es que los criminales argentinos de la desaparición
deban ser juzgados en el exterior porque la Justicia argentina está
inhibida por las leyes de obediencia debida y punto final.
Eliaschev, en un ataque de nacionalismo puro, se enoja porque dice
que los alemanes no deben juzgar a los militares argentinos.
Vayamos por partes:
1) En una muy confusa interpretación, Eliaschev hace como
si yo hubiera sostenido que el Tribunal de Nuremberg de 1945-46
hubiera sido integrado por jueces alemanes. Cosa que jamás
sostuve porque sería un disparate: cuando comenzaron los
juicios de Nuremberg, yo ya tenía 18 años y seguí
paso a paso por la prensa todos los detalles. La confusa redacción
de Eliaschev lleva al engaño del lector. Dice que Bayer no
advierte que los fiscales y defensores del Tribunal de Nuremberg
eran oficiales de los ejércitos aliados. ¿Por
qué tengo que decir una cosa que nadie ignora y que no tiene
absolutamente nada que ver con el tema?
Embrolla, embrolla que algo queda.
2) Yo advierto sólo el símbolo: en Nuremberg, en esa
ciudad, fueron juzgados los criminales nazis y ahora por las
circunstancias que explico luego lo serán en ausencia
el general Suárez Mason, el coronel Durán Sáenz
y otros autores de crímenes contra ciudadanos alemanes: desaparición,
tortura, ejecución, robo de sus pertenencias, etc. Pero en
el primer caso fueron juzgados por los crímenes nazis, en
el segundo, por cumplimiento de los tratados sobre crímenes
de lesa humanidad. Y cuando Eliaschev quiere hacer aparecer como
que sólo son los alemanes que han iniciado esos juicios se
olvida de hablar que lo mismo ocurre con los tribunales de España,
Francia, Italia, etc. Su tesis es que los alemanes siempre
generaliza son los que quieren juzgar a los argentinos, pero
no fueron capaces de juzgar ningún crimen de los alemanes
nazis. Cosa que es más que un disparate, una muestra de absoluta
ignorancia. Ya lo veremos.
3) En mi nota queda claro que soy un partidario absoluto de que
se cumplan los tratados internacionales sobre crímenes de
lesa humanidad y que los criminales, si no son juzgados en sus países,
lo sean en las naciones a las que pertenecen las víctimas.
Esto no le gusta a Eliaschev, al parecer roza su aparente patriotismo.
Que en sí es preferir libres a los verdugos y no presos para
pagar sus crímenes en otro país del mundo donde se
los juzgue de acuerdo con todas las reglas reconocidas por los organismos
internacionales con respecto de la justicia.
4) Y, si digo que me da vergüenza, es porque quisiera tener
una justicia democrática en la Argentina que sea capaz de
juzgar a los criminales argentinos.
5) Eliaschev, en su afán de defender al gobierno radical,
comete un desaguisado fatal. Dice: Los alemanes no condenaron
a nadie. Se ve que ha desatendido mucho la lectura de la historia.
Si bien hubo un período durante los primeros años
de la posguerra donde la influencia norteamericana tendió
a ganar a los ex nazis en contra de la Unión Soviética,
ya en la década del cincuenta comenzaron los juicios de los
tribunales absolutamente alemanes contra los criminales de guerra.
Bastaría nombrar el juicio que se hizo a los verdugos uniformados
de Auschwitz en la ciudad de Francfort, que fue ejemplar. Hay una
bibliografía que fue sustancial para todos los juicios posteriores
que se hicieron contra todos los integrantes de los grupos represivos
de los campos de concentración. Le recomiendo a Eliaschev
que lea Der AuschwitzProzess, en dos tomos. Que es una documentación
alabada por los juristas de todo el mundo y que señaló
el camino de cómo seguir con los otros juicios. Todos los
acusados fueron condenados. La televisión alemana filmó
absolutamente todos los juicios. Y, justamente ahora, en Munich
se está juzgando a un integrante de la guardia de Dachau,
de 84 años, por crímenes cometidos contra prisioneros.
Porque aquí no caducan los crímenes aunque el autor
tenga cien años. Muy barato lo de Pepe Eliaschev al tratar
de ignorar algo que ha sido fundamental para el futuro democrático
alemán. Los alemanes no condenaron a nadie, dice
Eliaschev muy suelto de cuerpo. Me hace acordar una aseveración
del diario fascista argentino El Pampero, del año 40,
que sostuvo en un título: Todos los ingleses son homosexuales.
6) El gobierno radical de Alfonsín, y sus legisladores, entre
ellos Fernando de la Rúa, aprobaron la obediencia debida
y el punto final a pesar de que, ya en 1951, el fiscal alemán
Fritz Bauer, en un juicio contra los nazis, desarrolló toda
una tesis que fue aceptada por los juristas de todo el mundo: que
no se pueden perdonar los crímenes de lesa humanidad por
obediencia debida ni por ningún punto final.
Y más todavía, todos los acusados por Auschwitz en
el proceso de Francfort, basaron su defensa en un único punto.
Precisamente: cumplimos órdenes, de manera que
los legisladores del radicalismo al aprobar obediencia debida
usaron los mismos argumentos que los bestiales criminales del Holocausto.
7) Eliaschev muestra abiertamente su corazoncito radical cuando
en dos partes de su artículo ensalza a Alfonsín por
haber iniciado el juicio contra las juntas militares. En cambio,
de las leyes radicales de obediencia debida y punto final, la culpa
la tienen los otros: fueron producto de la debilidad de nuestra
sociedad civil y del espíritu corporativo de las FF.AA.,
dice. Salvando las grandes distancias pero el método
del discurseo no es muy distinto, me hace acordar esa manera
de razonar a lo que hoy sostienen los viejos nazis: Claro,
Hitler hizo mal en matar a los judíos, pero no nos olvidemos
de que construyó las autopistas.
Habría mucho que discutir acerca de la política de
derechos humanos de Alfonsín. Todo fue nada más que
un hábil política gatopardesca: cambiar todo para
no modificar nada. Mucho hablar, mucho juicio, pero como resultado
final, quedaron todos libres, ayudados por los decretos menemistas
de amnistía de los grandes capos, vergonzoso decreto que
los peronistas aceptaron callados la boca.
Y termino con una frase de Juan Gelman que acaba de citar Martín
Granovsky: Que tiemblen los represores. Esa es la mejor
justicia. Que se extienda al mundo entero. Los derechos humanos
no son nacionales.
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Fui
a verlo, a mirarlo, todavía ni pensaba en hablar con él
Fotos: �Fui a verlo, a mirarlo, sin intención
de hablarle aunque llevaba un libro con fotos porque pensaba que
se podía dar una charla casual�.
Mariana
Pérez, la hermana de Rodolfo, que recibió la denuncia
y fue a verlo a su trabajo.
El tiene otro nombre y preferiría que yo lo
llame por ese nombre. Pero a mí no me sale, él lo
sabe.
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Por
V.G.
Mariana Pérez
tiene 23 años, estudia Ciencia Política, trabaja activamente
con Abuelas de Plaza de Mayo y hasta hace unos meses tenía un hermano
desaparecido. En abril del año pasado recibió personalmente
una denuncia telefónica que hablaba sobre un chico que podía
ser el niño que su mamá parió en la ESMA y, rompiendo
el proceder tradicional de Abuelas, decidió ir a buscarlo personalmente.
Actué sin pensar porque sentía que era él,
afirma. Hoy revive con tranquilidad los pasos con los que fue creando
una relación con ese joven desconocido con quien en seguida tuvo
un enganche a nivel personas y revela que lloró por
cada historia de su hermano, cada momento que los militares impidieron
que ella compartiera.
¿Cuándo supo que su hermano estaba cerca?
En abril llegaron las primeras denuncias sobre él a Abuelas.
En todos estos años no habíamos recibido nada. Hubo una
primera denuncia con muchos datos y a los pocos días llegó
la segunda, que atendí yo. Era alguien que evidentemente estaba
muy vinculado con la familia porque tenía datos muy precisos sobre
el pasado y sobre la situación actual. La denuncia decía
que él sospechaba que era adoptado y que tenía muchas dudas,
pero que se lo negaban. Hablaba de un chico nacido en noviembre de 1978,
varón, hijo de una detenida, estudiante de medicina entre 25 y
27 años y que estaba secuestrada en una dependencia de la Fuerza
Aérea.
Cuando atendió el llamado, ¿ya sabía de la
primera denuncia?
La estaba leyendo cuando atendí. Era alguien que había
sabido de boca de Gómez que a este bebé se lo habían
quitado a una detenida y que después la habían matado. Entre
los datos figuraba el lugar de trabajo de mi hermano, que era un lugar
de atención al público, una especie de bar y kiosco. Yo
me fui a verlo, a mirarlo, sin la menor intención de hablar con
él aunque llevaba un libro de Abuelas con las fotos porque yo pensaba
que se podía dar una charla casual en la que le podía contar
que trabajaba en Abuelas y le dejaba el libro como material informativo.
No tenía intenciones de hacerlo, pero tampoco quería que
llegara el momento y arrepentirme de no tenerlo.
¿Cómo supo quién era?
Pregunté. La descripción física que tenía
en la denuncia no coincidía para nada con él. Hablaba de
un chico de dos metros y rubio tipo alemán. Y mi hermano no es
así, es bien alto, pero tiene cabello castaño. En realidad
creo que fui a buscar el alemán de dos metros y poder decir no
es mi hermano. Porque aceptar la posibilidad de que mi hermano hubiera
ido a parar a alguien de la Fuerza Aérea que hubiera estado tan
implicado en el secuestro de mis viejos me resultó muy duro en
ese momento. Iba más a descartarlo que a buscarlo, pero eso lo
puedo decir ahora. En ese momento yo iba a ver, que era la primera vez
que había una posibilidad tan cercana y que yo quería ver.
Y lo vio.
Le hablé. En realidad él no podía hablar porque
estaba en horario de trabajo así que me senté en una mesita
y le escribí una carta contándole mi historia. Cuando llegué
no pensé en nada, ni siquiera me pregunté si era parecido
a mí o a mis viejos. Le dejé las cosas, conversamos un poquito
y me fui con la promesa de que se iba a hacer el análisis.
¿Cómo fue la charla?
No quiero contar cosas que van siendo como de nuestra historia.
Pero le dije que era hija de desaparecido y que estaba buscando a mi hermano.
Le dije muy brutamente que en Abuelas se habían recibido denuncias
que hablaban de él y que, si tenía dudas sobre su identidad
y quería despejárselas, yo lo iba a esperar en Abuelas.
Esa misma tarde vino y se sacó sangre para el banco de Abuelas
en Estados Unidos. Un mes después tuvimos los resultados.
Y mientras ¿siguieron en contacto?
Sí. Hubo un enganche a nivel personas en seguida, queríamos
ser hermanos, nos habíamos caído bien. Suena liviano decirlo
así. Yo tenía mucho miedo y me sentía muy responsable
porque no era la forma en que procede Abuelas. Además, al estar
la posibilidad de que la búsqueda hubiera terminado, yo pensaba
que si no era él, no podía volver a arrancar. Fue encontrar
el apoyo de mi hermano ahora, hombre. Lo que se perdió no va a
volver. Pero pensar en tenerlo y perderlo era demasiado. Ahí por
primera vez me di cuenta lo que era tener un hermano desaparecido pero
en serio, de lo que significaba como pérdida, como vacío
o como ausencia. Cuando él vino a hacerse el análisis, lo
miré y lo encontré parecido a mí, pero más
a mi papá. Fue algo raro, porque yo de mi papá no tengo
recuerdos, lo conozco por fotos. Yo tenía quince meses cuando se
lo llevaron. Pero era estar sentada enfrente suyo y percibir algo que
tenía que ver con mi papá.
¿Qué pasó cuando recibieron el resultado del
análisis?
El viernes dos de junio a medianoche me llama mi abuela Rosa, que
estaba en Estados Unidos y me dice que acababa de hablar con la doctora
y que era él. Ahí hablé con mi otra abuela y cuando
corto, me llaman y era él. ¿Tenés una novedad?.
Yo no sé qué sentí cuando supe el resultado. Lagrimeé
un cacho, pero ese mes yo había pasado por todo, hasta boludeces.
Una vuelta él me mostró las cicatrices que tiene de cuando
se cayó, y yo lloré por cada marca que no fue conmigo. Siempre
me preguntaba si cuando lo tuviera enfrente lo iba a saber y creo que
lo supe.
¿Y él cómo reaccionó?
No se sorprendió demasiado. Estaba más convencido
que yo y eso me daba mucho miedo.
¿Y qué saben de su relación con los apropiadores?
Sé que vive con la señora. Pero no sé qué
tipo de explicaciones pidió ni qué respuestas recibió.
Creo que no me cuenta todo. Espero que ahora no estén mintiendo
sobre mentiras. Gómez actuaba en la base de inteligencia de Morón
de la Fuerza Aérea. Mínimo era integrante del grupo de tareas.
Qué otra participación pudo haber tenido en el secuestro
de nuestros viejos no sé, pero a mi mamá él la vio
y creemos que sabe el destino de mis viejos.
¿Tiene miedo de que la causa judicial interfiera en la relación?
No sé hasta qué punto, porque él sabía
que esto iba a pasar. Seguramente éste es un momento extraño.
En noviembre ¿festejaron el cumpleaños?
Lo festejamos el 15. El estaba inscripto como nacido el 24, aunque
le habían dicho que en realidad había nacido el 16. Nosotros
lo festejamos el 15. Se nace un solo día.
Su mamá le había puesto Rodolfo. ¿Ustedes cómo
lo llaman?
Yo no le digo nada. El tiene otro nombre y preferiría que
yo lo llame por ese nombre. Pero a mí no me sale, él lo
sabe. Tampoco le digo Rodolfo porque él me pidió que no
lo hiciera, en principio. Así que es boludo, nene,
mocoso.
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