Sobre llovido, mojado. La evidencia sobre la vinculación entre
el ex dictador chileno Augusto Pinochet y los crímenes de la Caravana
de la Muerte fue suficiente para que la Corte Suprema chilena resolviera
en agosto pasado el desafuero del entonces senador vitalicio. También
fue suficiente para que el juez Juan Guzmán dictara su procesamiento
y arresto, hace casi dos semanas. Y ahora, luego de las revelaciones del
diario electrónico El Mostrador sobre el encubrimiento que el mismo
Pinochet ordenó por algunos de los crímenes, el juez Guzmán,
a pedido de la parte querellante, citará a declarar como testigos
a quienes en aquel momento (octubre de 1973) confirmaron las denuncias
de tortura realizada contra Eugenio Ruiz-Tagle, que después Pinochet
encubrió. Además, el juez citará a Carlos Bau, quien
fuera torturado junto a Ruiz-Tagle y que nombró al actual jefe
de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Chilena, general Hernán
Gabrielli Rojas, como uno de los torturadores. La Fuerza Aérea
respaldó a Gabrielli.
El caso que compromete más aún a Pinochet en la causa de
la Caravana de la Muerte es el del ingeniero Eugenio Ruiz-Tagle, primo
del ex presidente Eduardo Frei (1994-2000). Ruiz-Tagle fue torturado,
fusilado y luego despedazado a sablazos, sin juicio previo, en Antofagasta.
En ese entonces, el abogado Gastón Cruzat presentó una denuncia
que fue luego suscripta nada menos que por Sergio Diez, que luego sería
embajador de Chile ante la ONU durante la dictadura, y por Jaime Guzmán
Errázuriz, quien después sería el principal ideólogo
del régimen militar. Gracias a la influencia de Diez y Guzmán,
el cuerpo de Ruiz-Tagle fue entregado a sus familiares, algo insólito
para el modus operandi de la Caravana.
El caso derivó en que el entonces ministro de Justicia, Gonzalo
Prieto, pidiera al auditor del Ejército, general Osvaldo Salas,
que se iniciara una investigación interna. Prieto recordó
ayer, ante El Mostrador, que el tema de Ruiz-Tagle hasta llegó
a ser objeto de discusión en el Consejo de Gabinete, y que allí
Pinochet se mostró consternado. Sin embargo, y aquí está
la prueba ofrecida por el diario electrónico, días después
Salas pidió instrucciones a Pinochet, y éste le respondió,
de puño y letra: Proponga respuesta: El señor Eugenio
Ruiz Tagle fue ejecutado en razón a los graves cargos que existían
contra él. No hubo torturas, según información.
Guzmán citará a declarar a Diez, Prieto y Cruzat, ya que
Salas y Guzmán ya fallecieron.
Los abogados de Pinochet reaccionaron de manera típica, pero también
de modo sorprendente. El general no está en condiciones de
recordar una situación que ocurrió hace 28 años,
dijo Pablo Rodríguez Grez. No está en condiciones
de dar una explicación para cada uno de los documentos, coincidió
el abogado Miguel Schweitzer. Es un recurso publicitario, que busca
tratar de influir negativamente en la opinión pública, así
como también buscar algún tipo de impresión en los
integrantes de la Corte de Apelaciones, declaró Gustavo Collao.
Pero el mismo Rodríguez opinó, de manera insólita,
que los antecedentes revelados pueden ser beneficiosos ya
que se confirma que el gobernante no ordenó fusilamientos,
sino que se enteró después de estos hechos.
En realidad, lo único que confirma esta nueva prueba es que, una
vez conocidos los crímenes, Pinochet los encubrió. Esto
no cae dentro de los delitos de autoría e instigación por
los cuales el ex dictador fue procesado, por lo que si se lo quiere juzgar
por encubrimiento habría que iniciar un nuevo proceso. Si ésta
es la fantasía de los abogados de Pinochet, no sólo las
pruebas existentes, sino también las declaraciones del general
Joaquín Lagos Osorio de que Pinochet ordenó los crímenes
comprueban que la cuestión de la autoría intelectual, de
hecho, está probada. Justamente, ayer el juez Guzmán pidió
el video del programa de televisión en el que Lagos Osorio inculpaba
directamente al ex dictador y contaba cómo eran torturadas las
víctimas.
Sería un curioso caso de daltonismo jurídico, si la
defensa insiste en que estos documentos los benefician. Creen ver blanco
donde es negro. En caso de que Pinochet diga la verdad, sería considerado
encubridor de las torturas y homicidio que afectaron a Ruiz-Tagle,
declaró Eduardo Contreras, uno de los abogados querellantes. Para
su compañero Hiram Villagra, con el caso de Ruiz-Tagle todo
va a ser relativamente rápido en el proceso a Pinochet, porque
estas nuevas pruebas aclaran la responsabilidad del ex dictador
no sólo en el encubrimiento, sino también en la autoría
directa de los crímenes de la Caravana de la Muerte.
Por otro lado, la sala de verano de la Corte de Apelaciones de Santiago
comenzará a estudiar el próximo martes la apelación
presentada por la defensa de Pinochet contra el procesamiento de su cliente,
aludiendo a su estado de salud.
Claves
El caso del ingeniero
Eugenio Ruiz-Tagle, una de las víctimas de la Caravana de
la Muerte, puede ser lapidario para Pinochet: en un documento revelado
anteayer, el ex dictador pide de puño y letra encubrir el
crimen.
Insólitamente,
uno de los abogados de Pinochet dijo que esto puede beneficiar
a su cliente, porque indicaría que no conocía los
crímenes hasta después de consumados, con lo que no
se lo puede acusar de autor intelectual de éstos.
Pero existen suficientes pruebas para demostrar dicha autoría.
Ayer se supo que el juez
Juan Guzmán citará a declarar a los testigos del caso
Ruiz-Tagle.
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BUSH
Y LA BAJA DE IMPUESTOS
Modificando a George W.
George W. Bush
envió ayer al Congreso el programa que es la niña de sus
ojos en términos de política interna: su plan de recortes
de impuestos por miles de millones de dólares, que ahora muchos
de sus republicanos contemplan como la clave para ganar en las elecciones
del Congreso en el 2002. La oposición demócrata aseguró
que combatiría contra el paquete, pero utilizó un lenguaje
mucho menos confrontativo que durante la campaña presidencial para
las elecciones de noviembre del año pasado.
El lenguaje de Bush también cambió con el tiempo. En su
campaña argumentó que el boom de la economía y el
enorme superávit fiscal permitía un premio para todos los
norteamericanos. Pero con la reciente desaceleración, ahora el
presidente afirma que los recortes son una medida de emergencia para revigorizar
la demanda interna. Nuestra economía está dando señales
alarmantes y simplemente no podemos seguir igual y esperar que todo salga
bien: necesitamos un alivio impositivo de inmediato e insto al Congreso
que lo apruebe con la velocidad que estos tiempos de crisis requieren,
enfatizó ayer al enviar el proyecto a los legisladores. Los republicanos
esperan poder aprobar los recortes para el 4 de julio, pero el paquete
que surgirá entonces probablemente será distinto del plan
que Bush delineó esta semana.
Por un lado, el proyecto será el foco de una ofensiva lobbysta
de las corporaciones para insertar una serie de recortes especiales antes
de que se firme como ley. Por el otro, los demócratas denuncian
que el plan de Bush costará un billón de dólares
más de lo que dice, y que el superávit fiscal se reduciría
en un 96 por ciento. Ante un plan que según Bush está dirigido
a la gente común, sin embargo, los demócratas
se están mostrando mucho más cautos que durante la campaña
presidencial, cuando denunciaron que el recorte no era más que
un enorme regalo para los más ricos.
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