Por Susana Viau
Página/ 12 pudo corroborar
que el Banco Mercurio, entidad de la que Mariano Perel fue directivo,
mantenía con el Citibank de Nueva York y un banco uruguayo operaciones
de triangulación de dinero similares a las que investiga en Senado
de los Estados Unidos en relación al Banco República, el
Federal Bank (ambos propiedad de Raúl Moneta) y el Citi de Nueva
York. Entre las cuentas que el Mercurio llevaba en tales condiciones,
estaban las del empresario menemista Mario Falak y, bajo distintas denominaciones,
las del estudio Vignoli-Lublinerman, responsable de la sociedad a cuyo
nombre figura la casa de Belgrano en la que reside Carlos Menem.
De acuerdo a los datos que manejan los investigadores, la economía
de Perel (de quien, se dice, habría sido oficial tanquista del
ejército israelí) se encontraba en bancarrota, pero ni siquiera
su mujer estaba informada de la gravedad de la situación familiar.
La deuda que Perel había acumulado y que por sus montos no
parece producto de amistosos préstamos personales rondaba
el millón y medio de dólares. La mitad de ese dinero, se
afirma, le había sido facilitada por una sola persona (ver más
información en páginas 6 y 7). Hacia mediados de la semana
de su muerte (miércoles o jueves), Perel había cobrado dinero
en el juicio que mantenía con la agencia Kroll (algo menos de 400
mil dólares) y que habría hecho diversos movimientos bancarios
para que quedara a salvo de la acción de sus acreedores.
Página/12 accedió al currículum que Perel insertó
en Internet en el Latin Americas Employment centre for Spanish
6 Portuguese speakers
Allí Perel incluyó algunos de sus últimos trabajos,
entre ellos el de una pequeña oficina que mantenía desde
siempre bajo el título de Perel Consultores de Management y en
Goodrich Capital International. No figuró, no obstante, su relación
con el Citibank de Nueva York ni la que mantuvo en 1999 con el Banco de
Boston, en representación del que había formulado declaraciones
a un matutino argentino. Allí, junto a las declaraciones de Carlos
Fedrigotti del Citibank, Eduardo Taberner de Coca Cola o Hernán
López Yanes, de la gerencia local del ABN AMRO, opinó Perel,
presentado por el autor del artículo como gerente de treasury
management del Bank Boston.
Dioses del comercio
Sí señala Perel entre sus antecedentes su cargo de miembro
del directorio del Banco Mercurio, entidad que fuera investigada en el
fuero penal económico por balances falsos en el año 1997,
a causa de una denuncia formulada por el propio Perel. El Mercurio
fue autorizado a funcionar como en 1993 y pagó su licencia a precio
de oro. En el directorio estaban Jacobo Benadon, Daniel Mercurio, Jorge
Mercurio y Claudia Navarro de Flommenbaun. La city lo caracterizaba
como una entidad ligada al menemismo, al punto que a una fastuosa fiesta
celebrada por Jacques (Jacobo) Benadon en su piso de las torres de Ugarteche
asistieron hombres clave del antiguo gobierno, entre ellos Eduardo Bauzá,
que aún tenía su poder intacto y gozaba de la absoluta confianza
de Carlos Menem.
Allanado casi a fines de 1997, el Banco Mercurio vio expuestas ante la
justicia muchas de sus transacciones. Los magistrados y la policía
buscaban los cassettes de las filmaciones que, con audio, se hacían
en la mesa de operaciones, según dijeron entonces los empleados
para dejar constancia de ellas. También se llevaron los diskettes
de computadora y numerosos papeles. De ellos surgía que el Mercurio
tenía establecida una relación sistemática y privilegiada
con el Intercontinental Bank of Uruguay (IBU), cuyo titular era Eduardo
Sciaky, cuñado de Benadon. En las transferencias de dinero, ingresadas
como préstasmos, salidas como depósitos o al revés,
intervenían el Citibank de Nueva York o el Manfra Tortella Bank
(MTB), otro de los bancos comprometidos con los casos de corrupción
argentinos, como el del tráfico de armas. Pero sobre todo, lastriangulaciones
se realizaban con el Citi. Cuando la justicia preguntó la razón
de esa rutina, las autoridades del Mercurio contestaron que porque ofrecía
mayor seguridad a su actividad. El gerente financiero del banco investigado
señaló que el IBU el banco uruguayo dirigido por Sciaky
no era corresponsal del Mercurio dado que no tenían
cuentas recíprocas. Su corresponsal era el Citibank,
que a su vez tenía como corresponsal al Intercontental Bank of
Uruguay (IBU). Pese a esa enunciada intermediación, los empleados
de Mercurio declararon que Eduardo Eddie Sciaky tenía
oficina en la misma sede del Banco Mercurio, línea de teléfono
propia y presencia habitual. Por allí también, agregó
el gerente financiero, habían pasado hombres del Citi y del MTB.
La ronda de la fortuna
Otro contador, Oscar Alfredo DIpolito, empleado del Banco Central,
describió ante el juzgado penal económico de Julio Cruciani
una realidad sorprendente: dijo que le llamó poderosamente
la atención al momento de efectuar la inspección la gran
cantidad de operatorias que el Mercurio efectuaba con el IBU a través
de la cuenta corriente que ambas entidades poseen en el Citibank Nueva
York. En ellas, agregó el inspector del Central, el banco
uruguayo actuaba como beneficiario o como ordenante. Los montos de esas
transferencias eran relevantes en relación al
movimiento mensual total que surgía de los extractos, puntualizó
DIpólito, quien recomendó la necesidad de investigar.
No se sabe si el Banco Central investigó los aspectos remarcados
por su inspector. Pero queda claro que la inquietud de DIpolito
no era distinta de la que sintieron los inspectores que por esas mismas
fechas descubrieron las casi calcadas operaciones que el Banco República
realizaba con el Citibank Nueva York y el Federal Bank de Bahamas.
Ejemplos de algunas de esas formas de manejo del dinero aparecieron diseminados
en los diskettes analizados por los peritos. Uno de ellos corresponde
al propietario del Hotel Alvear, Mario Falak, gran amigo de Carlos Menem
y con quien éste solía compartir el yate y la fabulosa aunque
hiperadornada mansión, impropia de las islas del Delta. En
la operación grabada por la computadora, 99 mil setecientos dólares
habían sido otorgados en calidad de préstamo
por orden del Intercontinental Bank de Uruguay, pasando por el Mercurio
y el Citibank Nueva York.
Como el Uruguay no hay
También están las cuentas de dos sociedades: una, Chesterly
S.A, de Montevideo, a nombre de Israel Lublinerman, Eduardo Reitzer y
Esther Reitzer; la otra, Durango, también con sede en Montevideo
y cuyos valedores eran Héctor Vignoli Lafitte, Israel Lublinerman
y Esther Reitzer.
Esther Reitzer es escribana y esposa de Lublinerman. A su vez Vignoli
y Lublinerman forman un estudio dedicado a armar sociedades fantasma,
radicadas habitualmente en Uruguay. La peculiaridad es que el estudio
Vignoli-Lublinerman es apoderado de Ondisur S.A., la sociedad uruguaya
propietaria de la casa de la calle Esteban Echeverría, del barrio
de Belgrano, en la que vive Carlos Menem y por los que la gente de Vinoli
Lublinerman ofertó a la inmobiliaria 1 millón de dólares,
contado rabioso. A propósito de la casa de Echeverría, Menem
ha relatado que, en verdad, pertenece a su hija Zulemita, acaudalada empresaria
que gana dinero a puñados, pese a que ponga poco esfuerzo en la
atención de sus negocios. La casa se escrituró en 800 mil
pesos, en febrero de 1994.
Lublinerman, Vignoli y Esther Reitzer figuran, asimismo, en el directorio
de la Galería Güemes, de la calle Florida, accionista del
Banco Exprinter, al que los mentideros de brokers y financistas le asigan
una presunta vinculación con el actual aspirante a senador, Alberto
Kohan. El Banco Exprinter fue observado de cerca por especialistas del
Banco Centralque registraron la existencia de operaciones sospechosas
de lavado. En la actualidad ha obtenido la privatización del Banco
de San Luis.
La vida de Falak es
un gran crucero
Cuando enumera los visitantes, recita: Henry Kissinger, Shimon
Peres, la duquesa de Kent, el príncipe Felipe de Asturias,
Amalia Lacroze de Fortabat, Lady Di... Son algunos de los que pasearon
en su yate de 600 mil dólares, el Concorde, y fueron atendidos
por alguno de los cinco marineros, incluidos un mozo y un chef que
sirven en el comedor para 14 personas o se llegan hasta alguno de
los tres camarotes en suite con jacuzzi y ducha escocesa, lujos
naturales en un barco de 30 metros de largo. Mario Falak, hijo de
inmigrantes judíos venidos de Siria, nació el 1º
de enero de 1944 en Lanús, y desde ese entonces ha navegado
con suerte. En buena medida se la debe a su amigo Carlos Menem,
aunque él acostumbre quejarse. Suele decir que, para los
negocios, esa amistad lo perjudicó más de lo que ayudó
a su fortuna, porque la cercanía con el ex presidente estimuló
la curiosidad por el origen de bienes que, asegura, ya tenía
desde antes de 1989. El ejemplo es el Hotel Alvear, en Recoleta,
que durante el menemismo sirvió de cuartel general, spa,
centro de descanso, sitio de negociaciones discretas y hasta albergue
permanente de Ramón Hernández, el supersecretario
privado de la Presidencia.
Lo cierto es que con la asunción de Menem el nombre de Falak
quedó tan asociado al del actual presidente del justicialismo
que muchas veces debió desmentir que fuese un testaferro
de su amigo.
Tampoco, sostiene, consiguió negocios gracias a la proximidad
con el poder. Es decir: el poder no tuvo nada que ver con que obtuviera
sin licitar la concesión de las Galerías
Pacífico por 30 años y las convirtiera en un shopping
invirtiendo 37 millones de dólares junto a su socio David
Sutton Dabbah. Ferrocarriles Argentinos, el dueño original
del sitio, vendió las Galerías a la empresa IRSA,
que en su origen estuvo ligada a los capitales de George Soros,
pero Falak mantuvo la concesión y, así, el negocio
del shopping: 13 millones de facturación anual en locaciones,
llaves y servicios comunes. En abril del año pasado el negocio
pegó otra voltereta: Sutton y Falak compraron por 15 millones
las Galerías Pacífico y se quedaron con el edificio.
IRSA confiaba en negociar que Falak acortase su concesión
para explotar el shopping, pero no lo consiguió. Otros 15
millones fueron al hotel Llao Llao, donde paradójicamente,
o no tanto, Falak y Sutton son socios de IRSA al cincuenta y cincuenta.
Es una aberración, repite Falak cada vez que
se le mencionan las sospechas sobre su presunta relación
económica con Menem. Pero en el origen de sus negocios de
los últimos diez años está la marca de fábrica.
Un ejemplo: en 1991, cuando perdió inicialmente el negocio
del Llao Llao frente al Citi, se presentó en sociedad con
unos simpáticos italianos. La empresa se llamaba Corimec
y en ese entonces pasó a la fama por un dato: es la que le
regaló la Ferrari roja a Menem. Y lo hizo, por supuesto,
a cambio de nada.
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Pou
y Moneta en la mira de cavallistas y socialistas
El diputado socialista Alfredo Bravo sugirió que el Presidente
podría retirarle la confianza a Pou y el cavallista Franco Caviglia
pidió que el Congreso convoque a declarar a Moneta.
El
presidente del Banco Central, Pedro Pou, involucrado en el escándalo
por lavado de dinero.
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La situación de Pedro
Pou y de Raúl Moneta parece complicarse. Les apuntan desde distintos
frentes del nivel político. Ayer, el diputado socialista Alfredo
Bravo sugirió que Fernando de la Rúa debería solicitarle
al presidente del Banco Central la renuncia inmediata a su cargo. En tanto,
el cavallista Franco Caviglia ya adelantó que va a pedir que el
Congreso convoque a declarar a Moneta. Lejos de suavizarse, como pretendió
Pou saliendo a formular declaraciones públicas desligándose
del tema, el escándalo por el lavado de dinero crece como una bola
de nieve.
El pedido de Caviglia será para que Moneta declare ante la recientemente
creada Comisión Especial de Seguimiento e Investigación
de Grupos Económicos de la Cámara baja. Según el
legislador de Acción por la República, el banquero está
sospechado de vinculaciones con el menemismo, más precisamente,
en relación con las maniobras de triangulación llevadas
a cabo por el Banco República con el Citibank y varias entidades
offshore, como el Federal Bank. Incluso, Caviglia fue más
lejos: La investigación de las actividades ilícitas
del ex banquero del poder y su relación con los actos de corrupción
del gobierno menemista deben ser el punto de partida de la manifestación
argentina que termine con la impunidad de los políticos, empresarios
y banqueros que usaron el poder en beneficio propio, enriqueciéndose
a costa de los ciudadanos, enfatizó.
El socialista Bravo, por su parte, manifestó que la estabilidad
de Pedro Pou al frente del Central es relativa ya que si bien
es necesario un acuerdo en el Senado para lograr su remoción, el
diputado señaló que ésta podría darse en caso
de que el Presidente sin mayores trámites lo llama a su despacho
y le transmite que ha perdido confianza en su gestión, apuntó.
No obstante, añadió que esto no ha sucedido (pero)
era lo que correspondía mientras las Justicia seguía actuando.
Al mismo tiempo, Bravo fue muy crítico de la posibilidad que Pou
intervenga en la redacción de la reglamentación de la ley
sobre Lavado de dinero, que saldría el próximo martes. Sería
poner el zorro en el gallinero, graficó.
La renovada ofensiva en contra de Moneta y Pou se da en el marco de la
divulgación, por parte del Senado estadounidense, de una investigación
en la cual se deja sentado que el Banco República, propiedad de
Moneta, operaba en triangulación con el Federal Bank, una entidad
financiera de las Bahamas. Y que el banco corresponsal de ambos era el
Citibank. La denuncia ante los senadores norteamericanos fue presentada
por los legisladores Elisa Carrió y Gustavo Gutiérrez, al
notar operaciones sospechosas por cuantiosos montos realizadas entre el
República, el Citi y el Federal.
De acuerdo con los investigadores comandados por el veterano senador demócrata
Carl Levin, la triangulación tenía como objetivo lavar dinero
proveniente de coimas (Bribe money, tal cual figura en el documento).
Y que el Federal Bank también estaría ligado a Moneta, como
afiliado offshore del República. Incluso, después de un
año de trabajo, los investigadores llegaron a la conclusión
de que por lo menos un millón de las coimas pagadas en el caso
IBM-Nación siguieron esta ruta.
El escándalo se redimensionó cuando, anteayer, Pou deslindó
responsabilidades. Y cargó contra Carlos Fedrigotti, presidente
del Citi en la Argentina, invocando la posibilidad de iniciarle acciones
ante la Justicia, por no haberle facilitado datos precisos sobre la relación
del Citi con el Federal Bank. No obstante, en el informe del Senado estadounidense
se menciona que si bien, en una primera instancia, Fedrigotti no le aportó
elementos al Central sobre la relación del Federal con el República,
más tarde habría vuelto sobre sus pasos al confirmar que
aquél estaba vinculado al escribano Moneta. Incluso, el laborioso
trabajo de los estadounidenses revela, con lujos de detalles, las relaciones
del República con el Citibank y de estos bancos con empresas y
bancos con domicilio legal en paraísos fiscales. Precisamente,
en esa lista de empresas (en la que también figura el Federal)
están incluidas compañías yentidades financieras
que realizaron los principales retiros de depósitos justo antes
de la caída del República, en la segunda semana de abril
del 99.
Desde el colapso del República, Pedro Pou se tomó hasta
fines de 2000 para entregarle a la Justicia dos carillas informando sobre
la situación del banco de Moneta. Pero no es éste el único
agujero negro sobre el que el titular del BC tendrá que dar explicaciones
en caso de que sea citado al Congreso. La juez María Romilda Servini
de Cubría acaba de reabrir una causa que lo involucra, en un supuesto
encubrimiento de operaciones de lavado de dinero. Según la denuncia,
en la que también está involucrado Manuel Domper, segundo
de Pou en el BC, Pou no controló operaciones de lavado de dinero
que se dieron en la Argentina.
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