Por Susana Viau
Una denuncia ante la Administración
Federal de Ingresos Públicos (AFIP) sostiene que el ex ministro
menemista José Luis Manzano y su socio, el empresario mendocino
Daniel Vila, cometieron infracciones a la Ley Penal Tributaria “y
lavado de dinero de Manzano” por más de 400 millones de dólares
“obtenidos ilícitamente durante su paso por la función
pública”. La presentación de Bernardo Martín
Rutti pivotea sobre el prodigioso crecimiento del grupo Vila-Manzano en
materia de comunicaciones, compra de cables, medios gráficos y
radios, en el país y en el exterior. El denunciante aportó,
asimismo, las rutas empleadas para la supuesta evasión y el presunto
lavado. Según Rutti, los capitales depositados en el exterior reingresaban
al país a través del Citicorp Banco de Inversión.
Se sospecha con sólidos fundamentos que algunas de estas operaciones
estarían incluidas en la documentación que tuvo en cuenta
el subcomité del Senado norteamericano que investiga el lavado
de dinero. La pista podría haber sido seguida a través de
Seabrook, una sociedad de Manzano domiciliada en Montevideo, cuyo apoderado
es Nicolás Martín Becerra (hijo del procurador general de
la Nación) y que habría operado con el Federal Bank.
La “Cototo” conection
El denunciante Rutti, que según pudo establecer Página/12
es un ex empleado del grupo Vila, detalló con prolijidad el tipo
de inversiones “ no declaradas o declaradas por montos inferiores”
a las que hace referencia en su presentación a la AFIP. Asegura
que los iniciadores del negocio de Supercanal S.A. fueron la familia Vila
en acuerdo con la de otro coterráneo, Orlando Terranova. En 1995,
el vínculo entre ambas se debilitó y los Terranova acabaron
vendiendo su participación accionaria. El comprador fue nada menos
que uno de los líderes de la “contra” de Miami, el anticastrista
Jorge Mas Canosa a través de la firma Mas Tec Inc. y se hizo a
un valor de 18 millones de dólares, aunque afirma Rutti “fue
declarada a un precio mucho menor”.
No es ésa la más dura de las señalizaciones de Rutti,
quien asegura que en realidad la participación de Mas Canosa se
limitó a poner su nombre dado que el verdadero inversionista era
el también mendocino José Luis Manzano, imposibilitado de
reaparecer después de su desdoroso alejamiento de la función
pública con una inyección de dólares de semejante
envergadura. “Prueba de ello –relata Rutti– es que el grupo
Mas Tec, figurando con el 28,80 por ciento de las acciones de Supercanal
Holding S.A. nunca tuvo ningún representante en el directorio y
que Adelina Dalesio de Viola, que fuera viceministra de Manzano en el
Ministerio del Interior, figuraba como apoderada de ese grupo.” Por
el contrario, en el directorio de Supercanal figuraban como presidente
Daniel Vila y en calidad de directores Alfredo Vila Santander, Neil Bleasdale,
Mariano Lucero, Sergio Ceroi, Guillermo Bordallo, José Luis López,
Nicolás Martín Becerra y... José Luis Manzano.
En esas fechas el ex Guardia de Hierro, llamado “Chupete” en
ambientes políticos y “Cototo” en Tupungato, su pueblo
natal, había regresado al país con low profile, de la mano
de su por entonces compañera sentimental y socia, la modelo Alejandra
Massilo. Dejaba un prolongado ostracismo en Estados Unidos que, en sus
últimas estribaciones, no le impidió concurrir a las recepciones
organizadas por círculos republicanos en agasajo a personajes del
justicialismo.
A partir de ese momento, cuenta Rutti, “el grupo tuvo un rápido
e injustificado crecimiento económico comprando gran cantidad de
cables en el interior del país, con una inversión del orden
de 300 millones aportados por Manzano. Luego obtuvieron créditos
del banco ING Baring completando el raid de inversiones en medios de comunicación
que se llevó a cabo entre los años 1995-1997”.
El cable conductor
De acuerdo a la presentación, en ese período la sociedad
Vila-Manzano compró o constituyó 25 empresas de televisión
por cable con una cartera de 227 mil abonados. El área de las operaciones
abarcaba la provincia de Mendoza y también las de San Juan, Catamarca,
La Rioja, San Luis y Córdoba. Explicó Rutti que el precio
promedio pactado fue de 1500 pesos por abonado, que era el estimado en
esas fechas, y Vila reconoció en declaraciones formuladas en noviembre
de 1998. Agrega que en 1997 Sucanal SA fue vendida a Daniel Vila y a Mirror
Holding SRL a un precio de 9 millones y medio y también declarada
en sumas mucho menores. Mirror Holding tenía su sede en la calle
Cerrito al 700 de Capital Federal, donde funciona el estudio Beccar Varela.
“En suma –informa Rutti–, desde la venida de Manzano concretaron
46 operaciones de compra o fusión en televisión abierta
y por cable, radio y gráfica, conforme surge de la información
suministrada por el grupo” y publicada por los medios en octubre
de 1998.
La presentación hecha a la AFIP refiere que para borrar las señales
que pudieran conducir al verdadero origen de los fondos “se creó
un entramado de sociedades controlantes de las sociedades titulares de
las emisoras de cable” y precisa que en el caso de La Rioja (Cablecolor
SA y TV Regional Centro SA) se encontraban a nombre de Jorge Camzutti,
pero “su verdadero dueño era Carlos Menem (...). El apoderado
de todas esas empresas es Nicolás Martín Becerra, quien
comparte poder de administración con Oscar Apesteguía. La
prueba de que pertenecen al grupo es que todos esos canales de cable emiten
la misma señal que Supercanal”.
De Argentina al mundo
La extraordinaria y más que llamativa expansión del grupo
Vila-Manzano se puso en evidencia con la compra de cables en el extranjero
con fondos procedentes de Argentina: en 1977, adquirieron en 7 millones
el 25 por ciento de Procono –un canal de cable con telefonía–
de las regiones de Castilla y León, en España. La inversión
no fue declarada, pero sí reconocida por Daniel Vila en un matutino
porteño el 22 de setiembre de 1997. Crearon, asimismo, Supercanal
de Cable de España (constituida en Madrid el 23 de abril de 1997)
con un capital de 20 millones de pesetas (100 mil dólares), aportando
una inversión de alrededor de 150 millones de dólares procedentes
de Argentina. Dos años después anunciaron en los diarios
que habían vendido en 7 millones de dólares el 3 por ciento
del paquete accionario a Unión Fenosa (empresa de energía
eléctrica de España).
Brasil fue otro de los objetivos comerciales del pujante grupo inversor:
adquirieron VVC, Alvarez & Alvarez, Video Selimn, MEG, Teresópolis
Electro Audio e Imagem; CATV Sat Litd, Spectrum Sistemas de Televisao.
El precio pactado fue de algo más de mil dólares por abonado.
La cartera de abonados de estas empresas sumaba 26 mil clientes. Del mismo
modo se hicieron de cables en La Paz y Santa Cruz de la Sierra (Bolivia)
por unos 10 millones de dólares. Igual que las anteriores, estas
compras no fueron declaradas, aunque su titularidad la reconoció
Daniel Vila ante los medios. Otra joya de la corona es Dominicana Supercanal,
ubicado, obviamente, en República Dominicana.
Negocios de papel
Entre 1993 y 1994, historia Rutti, el grupo invirtió 20 millones
en el diario Uno y la revista Primera Fila. En 1997 pasó a poseer
el 51 por ciento del diario La Capital, de Rosario; el periódico
Nueva Hora, de Paraná; las emisoras LT3 Radio Cerealista y LT 8
de Rosario; radios de frecuencia modulada en las provincias de Santa Fe
y Entre Ríos. “La sociedad compradora –expresó
Rutti a la AFIP– fue Grupo Uno SA y parte de los pagos se realizaron
por medio de instrucciones irrevocables de pago de Supercanal Holding
SA libradas contra ING Baring para depositar los fondos en la cuenta SBC
Warburg del Suiss Bank Corporation en Stanford, USA, la cuenta 101-WA-360783
abierta por el Banco Mendoza SA, conforme surge de la documentación
que acompañó, firmada por Germán Ranftl, en esa época
vicepresidente de ING Baring y en la actualidad funcionario del grupo
Vila-Manzano. A través de esa cuenta se hizo el resto de los pagos
en negro al grupo vendedor.”
La lista de medios enumerados por Rutti como nueva propiedad del grupo
Vila-Manzano es casi interminable. Merecen destacarse las compras del
72 por ciento al grupo Stornell (dueño del Canal 7 de Mendoza,
8 de San Juan, Radio Calingasta de San Juan, Radio FM Nuestra, de San
Juan, y TV Río Diamante) por un monto de 92 millones, aunque declarado
en un número menor. La operación incluyó a Los Algarrobos,
un establecimiento vitivinícola con diferimiento impositivo, frondosa
rama de los diversificados negocios del ex ministro del Interior. Vale
mencionar, también, la compra en 1998 de Radio Rivadavia, propiedad
del nosiglista Luis Cetrá, en 19.700.000, aunque los papeles marquen
cifras más reducidas.
Las cuevas del Vaticano
En el apartado que Rutti dedica a describir los senderos recorridos por
el dinero, cuya procedencia adjudica a la corrupción política
y a la evasión fiscal es donde comienza la auténtica sorpresa.
“El reingreso al país del dinero (...) lo hacía (el
grupo) a través del Citicorp Banco de Inversión (...). La
relación de Vila-Manzano con el Citibank la estableció el
banquero Raúl Moneta”, afirma el ex empleado de los Vila.
Rutti aclara que los accionistas titulares del Citicorp Banco de Inversión
(absorbido en la actualidad por una entidad del mismo grupo –¡pero
de menor capital!– el Citicorp Capital Market) eran Citibank Overseas
Investments Corporation y Fideliter SA, sociedad inversora que está
a nombre del abogado Damián Beccar Varela y miembros de su estudio
jurídico.
De acuerdo a la presentación de Rutti, para realizar la maniobra
de reintroducción del dinero –y a modo de entidades controlantes–
se formaron diferentes sociedades cuyos accionistas eran en el momento
de su constitución los miembros del estudio Beccar Varela. A poco
de andar, éstos eran sustituidos por el propio Daniel Vila, sus
familiares o prestanombres. Tal operatoria se observó en el caso
de G Uno SA y se reiteró luego con Uno Multimediios SA, Compañía
Independiente de Contenidos S.A, TV Uno SA, Uno Gráfica SA (interviniente
en la compra del diario La Capital), Uno Radios SA, Uno Pay SA, Superfone
SA. Damián Beccar Varela es el abogado del grupo Vila-Manzano.
“Otra modalidad que utilizaron para blanquear la introducción
de los capitales de Manzano y las sumas provenientes de la evasión
de las empresas del grupo –dice Rutti– fue fraguar préstamos
de bancos y/o empresas extranjeras, preferentemente del Uruguay y de sociedades
constituidas en el Caribe.”
La denuncia contiene un pormenorizado informe de las propiedades personales
del ingenioso y emprendedor ex ministro e indaga hasta en sus tarjetas
de crédito, que exhiben un gasto mensual de 30 mil dólares
que no condice para nada con su declaración de impuestos.
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