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EL GRUPO DE LA GUARDA Y UN NUEVO AMBITO EN EL C. C. RECOLETA
“Hay que generar un espacio que no muera”

La agrupación teatral acondicionará una nueva sala que servirá, según Pichón Baldinú, para producir �espectáculos alternativos y multidisciplinarios�. Allí reestrenarán su exitoso �Período Villa-Villa�.

Después de girar por Europa y Estados Unidos, “Período Villa-Villa” se volverá a ver aquí en setiembre.

Por Silvina Friera

La obra emblemática del grupo de teatro De la Guarda, Período Villa-Villa, fue vista por casi un millón de personas en Estados Unidos, Londres, Brasil, Canadá y Argentina. Madonna, Mick Jagger, Leonardo DiCaprio, entre otros, se desprendieron de la categoría inaccesible de “superestrellas”, entraron a un lugar sin zonas vip, donde permanecieron parados, para participar de una experiencia pública inédita: ver en acción a la agrupación argentina fundada por Diqui James y Pichón Baldinú. En 1997 estrenaron Villa-Villa en el Centro Cultural Recoleta y, con la misma velocidad que despliegan en escena, ésta se convirtió en un verdadero éxito con más de 65.000 espectadores. Después de varias giras por Europa y Estados Unidos, el deseo de volver a casa se transformó en una necesidad.
“Comenzamos a pensar en el riesgo que significa invertir en el alquiler y montaje de una carpa. Nos pareció que ese dinero podría servir para la construcción de una sala que pudiese ser utilizada por otros artistas, incluso por nosotros mismos si tenemos un proyecto que encaja en ese espacio”, explica Baldinú a Página/12. Entonces decidieron proponerle a la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad y a la directora del Centro Cultural Recoleta, Nora Hochbaum, aportar 200.000 dólares para que el Patio del Tanque, donde debutaron con su obra emblemática, sea un nuevo espacio con todos los adelantos tecnológicos imprescindibles para espectáculos alternativos. Como contrapartida, la secretaría deberá disponer de 100.000 dólares para la construcción de camarines y baños. El grupo reestrenará Villa-Villa en setiembre y usará la sala durante un año. Luego le quedará al Centro Cultural.
El nuevo espacio tendrá 12,50 metros de ancho por 26 de largo y 12 metros de altura, y contará con una capacidad de 700 personas de pie o 400 si se utilizara escenario y gradas. El techo va a resistir grandes pesos, entre 300 y 400 kilogramos por metro cuadrado. “Supongo que el proyecto interesó porque surgió de un grupo que se hizo de abajo y es una formación artística genuina de Buenos Aires y la Argentina”, comenta Baldinú. “Siempre luchamos contra la falta de ámbitos en la ciudad, no hay lugares para hacer algo que no sea tradicionalmente a la italiana. Muchos grupos que fueron al Patio después de Villa-Villa descubrieron un espacio que podía ser transformado en una sala”, recuerda.
–¿Qué tipo de actividades artísticas se realizarán en este espacio?
–Estamos en la etapa de proyección y diagramación. La idea es que sea un ámbito multidisciplinario, multiproyecto. Queremos generar un espacio que no muera nunca. Los DJ pueden hacer una rave, imaginamos conciertos de músicos experimentales, instalaciones, performances. Tenemos en mente hacer “experiencias”. La realidad es que Buenos Aires no está preparada para que se vean espectáculos terminados, porque no hay financiación o los grupos están muy sectorizados. Esta es una veta interesante para presentar: pagás para ver experiencias. Cuando hicimos Doma teníamos público en los ensayos que podía ver el proceso de creación artística.
–¿Qué modificaciones hicieron a la obra que reestrenarán en setiembre?
–Cuando en 1998 arrancamos en Nueva York decidimos generar una compañía completamente nueva, y empezamos a redefinir el guión y el show: cómo iba a ser visto, qué nivel de sonido e iluminación debíamos tener. Después de tres años en Nueva York, un año en Londres y ahora en Las Vegas, toda esa madurez y depuración de Villa-Villa es lo que queremos presentar en Buenos Aires. El espectáculo es el mismo, pero lo potenciamos más, definimos el ritmo del show.
–¿Cómo es esa definición?
–El ritmo está acotado como para que no quede tiempo para pensar. El cuerpo manda. El virgen que viene a ver por primera vez Villa-Villa no sabe si entendió o no entendió, pero el cuerpo sí sabe. Nuestro objetivoes generar un evento festivo, popular, que tenga un lenguaje visceral y corporal, más que intelectual. Aunque el hombre es intelecto, hay veces que mandan más las emociones y esto amplía mucho el público. En la Recoleta vino gente que no suele ir al teatro.
–¿Qué diferencias hay entre el público argentino y el de otras partes?
–El argentino es muy salvaje, tan primario que no sabe divertirse y se descontrola. Cuando en Villa-Villa hacíamos la parte del baile, la gente llegaba al pogo, se expresaba de una manera violenta. El europeo es más respetuoso, está más acostumbrado a lo alternativo, a los festivales y tiene mucha tradición de fiestas populares. Tienen un background que les permite analizar abiertamente Villa-Villa, cosa que en Buenos Aires fue bastante resistido como fenómeno teatral. En Nueva York, la “más culturosa” de las ciudades estadounidenses, nuestra obra encajó perfecto. En Las Vegas el público está menos habituado a esa experiencia de show anárquico, abstracto: ellos dicen “eróticos”. No hay ninguna mina en bolas, pero que haya una mujer volando en pollera y que se le vea la bombacha les parece erótico. Es erótico, pero nosotros no hacemos hincapié en eso.
–¿Por qué sienten que fueron resistidos como fenómeno teatral?
–No por el público, sino por los que dicen y determinan qué es teatro. Desde la Organización Negra que nuestros espectáculos son resistidos. Tiene que ver con una cuestión cultural de la historia argentina. Después de tanto milico, de tanta falta de información, las generaciones se achatan. Fue muy difícil traer a los medios para que hablaran de una obra de teatro y no te trataran como under. Yo estoy haciendo este espectáculo porque quiero que lo vea todo el mundo. ¿Por qué me ponen que soy under? Uno es under porque es una situación que no controla, no porque le guste serlo. Muchos artistas se tienen que ir del país donde nacieron, crecieron, les mostraron sus obras a los demás y les dijeron: “Esto no los vas a vender en ningún lado”. Cuando se van afuera y lo consiguen, vuelven y dicen: “Viste que pude”. A nosotros nos pasó lo mismo.

 

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