Por
Facundo Martínez
Muy pobre en su debut y escaso de creación y voluntad, Boca consiguió
ayer salvar al menos un punto de visitante, al empatar sobre la hora por
2-2 frente a Argentinos. El resultado, teniendo en cuenta la producción
de cada uno de los conjuntos, que en ningún momento fue lo suficientemente
dominante como para aventajarse, fue justo. La torrencial lluvia que bajó
sobre el estadio de Ferro, en Caballito, sirvió para esconder,
a fuerza de tropezones y rebotes, la falta de ideas ofensivas del equipo
xeneize y la floja presentación de Juan Román Riquelme,
quien no encontró ni en José Pereda ni en Julio Marchant
los socios necesarios para romper su molde y terminó entregándose
a la fatiga.
A pesar de lo poco que dejaron los dos equipos dentro del campo de juego,
el partido tuvo varios picos de emotividad. Para Argentinos, lo mejor
fueron los contraataques rápidos de Bustos, los lujos de Insúa
y la presencia amenazante del ecuatoriano Hurtado. Para los visitantes,
alcanzaron los desbordes del mellizo Guillermo, esta vez bien dispuesto,
la garra intachable del solitario Serna en el mediocampo, las subidas
y el despliegue del juvenil Clemente Rodríguez y alguna que otra
pisada de Román, casi siempre tomado de cerca por Medina y Herrón.
Argentinos comenzó mejor que Boca, aprovechando las imprecisiones
y los espacios que dejaban los volantes xeneizes. Así logró
llegar primero al área rival, con algo de peligro. Córdoba
salvó el arco en tres oportunidades: frente a Bustos, después
ante Hurtado y luego al contener un cabezazo de Pena. Sin embargo, las
intenciones de los locales se apaciguaron en la elección de pararse
de contra, lo que le permitió al conjunto de Carlos Bianchi equilibrar
un poco la balanza.
En medio de la nada, Boca logró abrir el marcador. Fue tras un
tiro libre de Riquelme, quien sorprendió con un disparo bajo y
al costado de la barrera, que el mellizo logró morder mientras
los defensores de Argentinos dormían el sueño del achique,
con Schiavi a la cabeza, Sanzotti rechazó, habilitando a
Barijho, quien metió el frentazo directo a la red. El delantero
cumplió con su cuota de gol, aunque después no gravitó.
Con el 0-1 parcial, Boca terminó la primera mitad sin sustos.
Mejorados, en la segunda parte, los xeneizes no lograron ampliar la diferencia.
Y cuando menos probable parecía, Argentinos descontó, a
través de un remate de Medina desde afuera del área. El
disparo pegó primero en el colombiano Serna, y después tomó
un desvío que descolocó completamente a Córdoba.
Boca buscó romper la igualdad, favorecido por la ausencia de Insúa
habrá que entender que Batista lo sacó por cuestiones
físicas, lo que le permitió manejar la pelota hasta
el final.
Bianchi dispuso el ingreso de Pérez, para incentivar a Riquelme,
y después se inclinó por Pandolfi. Pero Riquelme nada. Fue
el ex Vélez quien, tras una grosería bien bizarra despejó
un tiro de esquina de los propios como el mejor de los defensores rivales,
suministró la contra que terminó con el golazo de Hurtado
que puso el partido 2-1.
Pero cuando Argentinos festejaba lo que no entendía, y mucho menos
merecía, la victoria, y la gente de Boca veía, bajo la violenta
lluvia, ahogadas sus ansias de éxitos, apareció Pérez
y la metió adentro. El mellizo envió un centro, cualquiera,
la pelota pasó por entre seis piernas rivales, y el pelado, bueno,
hizo lo que se debe hacer en estos casos: puso un poco de justicia
Justicia
- Boca
regaló los primeros minutos de juego sumido en las imprecisiones
de sus volantes, que no lograban asociarse ni cuidar la pelota.
Pero Argentinos, dispuesto al contraataque, no supo aprovechar las
oportunidades que generaron Bustos e Insúa por la franja
que custodiaban Ibarra y Bermúdez, y de a poco sus aspiraciones
se fueron desinflando.
- Una avivada de Riquelme, que pateó un tiro libre por debajo
de la barrera buscando habilitar a sus compañeros, le permitió
a Barijho abrir la cuenta y a Boca regular el trámite hasta
el final de la primera parte.
- Los locales buscaron siempre el error del rival y eso les alcanzó
para anotar el empate (tras una mala jugada de Ibarra), y ponerse,
más tarde, en ventaja (luego de un disparate de Pandolfi).
- Riquelme no aparecía y Boca no encontraba el camino al
empate. Cuando Argentinos festejaba por adelantado y Boca sufría
en los mismos términos, llegó el gol de Pérez.
Y el partido gritó justicia.
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