Por
Pedro Lipcovich
El
jefe y el subjefe de Seguridad de la Policía de Mar del Plata participaron
en la reunión donde los fiscales solicitaron inmovilizar
a Gustavo Gallo Fernández principal sospechoso
por el asesinato de Natalia Melmann, en Miramar, quien sin embargo
escapó y sigue prófugo. El dato que confió
a este diario una alta fuente judicial marplatense extiende hacia
arriba la discusión de las responsabilidades por la fuga del sospechoso
y es coherente con la versión adelantada el sábado
por Página/12 de que se trataba de un informante policial,
y con las críticas a esa repartición por su tardanza en
encontrar el cadáver de la joven. Por otra parte, el abogado de
la familia Melmann efectuará hoy una presentación por
contradicciones en las declaraciones de testigos: no será de extrañar
si hay otros involucrados, en falso testimonio, encubrimiento o en el
asesinato en sí.
El jueves pasado, a las 7.45, un chico de 10 años descubrió
el cuerpo de Natalia Melmann en el Vivero Dunícola, una zona de
difícil acceso, pero que ya había sido rastrillada por la
policía. La joven, de 15 años, había desaparecido
en la madrugada del domingo anterior y el cadáver se hallaba en
estado de descomposición; el padre la identificó por la
ropa. Ante el hallazgo, los fiscales Marcos Pagella y Fabián Belén
convocaron a las autoridades policiales a una reunión de trabajo,
que se efectuó poco después del mediodía. Estuvieron
presentes el jefe departamental Mar del Plata de la División Seguridad,
comisario mayor Ricardo Adrián Triches, y el subjefe de la misma
división, comisario mayor Ricardo Oscar Bogoliuk. (La Policía
Bonaerense se estructura para cada región en dos ramas paralelas:
Seguridad e Investigaciones.)
En esa reunión, la fiscalía dispuso mantener localizadas
a varias personas en la posibilidad de verificar o ampliar
sus declaraciones testimoniales. En el caso de Gustavo el
Gallo Fernández en especial, los fiscales anticiparon
que iban a pedir al juez la orden de detención y le pidieron a
la policía que lo mantuviera inmovilizado, dijo a este diario
una fuente que participó en la reunión. La inmovilización
requerida consistía en tenerlo localizado, permanentemente
vigilado y, si resultaba necesario, conducirlo a una dependencia policial:
era tan simple como eso, según la fuente.
Preguntas: ¿por qué Fernández era sospechoso?; ¿por
qué no fue detenido antes?, y ¿por qué los fiscales
no pidieron directamente su detención, en aquella reunión
de trabajo? Página/12 examinó estas cuestiones con el fiscal
Marcos Pagella. El Gallo era el principal sospechoso porque había
sido visto junto a Natalia en la noche de su desaparición y porque,
cuando concurrió a prestar declaración como testigo, se
advertían rasguños en su cara. Respecto de lo primero, el
ex novio de la joven, un menor llamado Maximiliano, recién
en su tercera declaración testimonial mencionó a Fernández:
en su primera declaración no lo mencionó y en la segunda
no dijo su nombre, explicó Pagella. En cuanto al rasguño
en la cara, yo le pregunté por qué lo tenía
y él contestó que había sido porque el sábado,
en el boliche donde había estado, le habían arrojado un
vaso de cerveza en una pelea: cuando verificamos sus manifestaciones,
constatamos que no ha había habido ninguna pelea y que los vasos
eran plásticos, no pudieron haberle causado esa lesión,
señaló el fiscal.
En todo caso, para presentar al juez el pedido de orden de detención
había que esperar la autopsia del cadáver encontrado, para
acreditar su identidad y la causa de su muerte, explicó Pagella.
La autopsia se efectuó esa misma tarde: la identificación
la estableció un perito odontólogo, mediante la ficha odontológica
de la víctima; se constató que había sido asesinada.
Entretanto, los fiscales habían redactado la orden de arresto de
Gustavo el Gallo Fernández, que tuvo fuerza legal antes
de las 22 horas de ese mismo día. A las 2 de la tarde, un
jefe policial les dijo a los fiscales que tenían localizado al
sospechoso. Lo único quetenían que hacer era mantenerlo
inmovilizado hasta las 10 de la noche, destacó la fuente
judicial. La misma fuente comentó las versiones de que Fernández
era un buchón o informante de la Policía Bonaerense como
verosímiles, por lo menos hasta ahora.
Este diario se comunicó ayer con la División Seguridad Mar
del Plata de la Policía Bonaerense, pero no pudo localizar a sus
jefes.
Por otra parte, Andrés Barbieri, abogado de la familia Melmann,
anunció ayer que mañana (por hoy) vamos a hacer una
presentación judicial porque encontramos contradicciones en las
declaraciones de algunos testigos. Hay personas que en sus primeras declaraciones
se mostraron reticentes y después, al ampliarlas, se contradijeron.
Esto va a ameritar la solicitud de investigación a estos testigos.
Según Barbieri, no va a ser de extrañar que aparezcan
otras personas involucradas, tanto en el asesinato en sí como en
delitos de falso testimonio o encubrimiento.
El fiscal Pagella, ante la pregunta sobre la posibilidad de que hayan
intervenido más personas en el crimen o en el ocultamiento del
cadáver, respondió que no voy a hablar hasta tener
los resultados periciales que establezcan si murió en el lugar
donde apareció o fue trasladada. Estos resultados se prevén
para esta semana. Además, la fiscalía dispuso una custodia
preventiva en la casa de una de las personas que declararon como testigos,
quien había recibido una amenaza telefónica.
Ayer, por orden de los fiscales, se efectuaron siete nuevos allanamientos
en Miramar en busca de Fernández, quien tiene orden de captura
nacional e internacional.
Con
la casa llena de gente
Por P.L.
Yo
recién estaba en la puerta, muy mal, porque en realidad quisiera
estar sola y tengo la casa llena de gente, hay como treinta personas...
pero si no fuera por la gente... llorando, la señora
Laura de Melmann, madre de Natalia, hablaba por teléfono
con Página/12. La gente viene, te abraza, te besa...
Miramar es muy grande y viene gente que no conocés, con solidaridades
de todo tipo. Nosotros no pedimos nada. Hay gente que tiene quintas
y trae bolsones de comida... Me encuentro con garrafas de gas, alrededor
mío, nadie dice de dónde vienen... Y anoche, la gente,
en la marcha que hicimos... Nosotros vinimos en el 92. Yo
trabajé 18 años en un banco, pero como estaba enferma
tuve que renunciar. Mi marido también era bancario y acá
hizo de todo, desde vender cebollas hasta hachar árboles.
Acá no se consigue trabajo. Es un pueblo muy chiquito, siempre
vivió de puertas para adentro, y esto, ahora, zamarrea a
la gente. Yo no tenía idea... Los profesores de mi hija,
las compañeritas... Natalia era así de solidaria.
Quizás es por eso.
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Pepita,
la allanada
El
domicilio de Margarita Di Tulio, alias Pepita la Pistolera,
fue allanado ayer en el marco de las investigaciones que se siguen
para detener a Gustavo el Gallo Fernández, sospechoso
de estar relacionado con el crimen de Natalia Melmann, según
voceros de la investigación.
El operativo concluyó pasadas las 17, en la vivienda particular
de la mujer, ubicada en la calle Miguel de Cervantes Saavedra, de
la localidad marplatense de Punta Mogotes, por orden del fiscal
de la causa, Marcos Pagella. El objetivo del allanamiento fue buscar
elementos que den con el paradero de Fernández, prófugo
de la Justicia desde el jueves a última hora, cuando se librara
el pedido de detención.
El allanamiento se decidió tras la vinculación que
existía entre una persona que estaba detenida en Batán,
que era visitada asiduamente por Di Tulio, y el ex convicto de ese
mismo penal que ahora es acusado de estar relacionado con el crimen
de la chica de 15 años, en esta ciudad. El resultado, según
se pudo saber, fue negativo, y se esperan nuevos procedimientos
en localidades de la costa atlántica.
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