Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


CUANDO CENTRODERECHA Y CENTROIZQUIERDA SE TOCAN
Un apretón de manos mortal

Para el laborismo israelí, la perspectiva de una coalición con la derecha significa la ruptura definitiva de la unidad partidaria.

Ayer fue el segundo encuentro de Sharon y Barak en 48 horas.

Por Suzanne Goldenberg *
Desde Jerusalén

El Partido Laborista, que alguna vez fue el bastión inconmovible del establishment israelí, parecía dirigirse ayer a un suicidio colectivo por las divisiones que abre la perspectiva de una alianza con el premier electo, el derechista de línea dura Ariel Sharon. Mientras que Shimon Peres, viejo estadista del laborismo, declaró su buena disposición para servir a Sharon como ministro de Relaciones Exteriores en una coalición de unidad nacional, varias figuras en el partido, incluyendo su paloma número 1, Yossi Beilin, preparan su renuncia.
“Vivimos una crisis de liderazgo en el Partido Laborista”, dijo ayer Elie Goldchmidt, quien la semana pasada renunció espectacularmente a su banca parlamentaria, diciendo que el partido era un “criadero de traidores” que anteponían sus intereses personales a los del partido y el país. Otro líder laborista, Uzi Baram, anunció ayer su renuncia después de cerca de 25 años en el parlamento, diciendo que el partido necesitaba reconstruirse después de la devastadora derrota del premier Ehud Barak en las elecciones de la semana pasada. Por su parte, Yossi Beilin empezó ayer las conversaciones para crear una nueva fuerza socialdemócrata con el partido de izquierda Meretz.
Otros encuentros de ayer.Las divisiones del laborismo se hicieron patentes durante la campaña electoral, cuando figuras clave, incluyendo a Peres, conspiraron detrás del escenario para derribar a Barak. “Estoy seguro de que más de un líder laborista estuvo más feliz que Sharon con los resultados de la elección”, dijo Goldschmidt, a cargo de la propaganda en la campaña de Barak. Ahora que las negociaciones avanzan para formar un gobierno de unidad nacional, esas feas rivalidades quedan expuestas a plena luz. Muchos sostienen que una coalición con Sharon causaría daños aún más permanentes, al robarle al laborismo su mayor punto de diferenciación: su voluntad de aceptar los dolorosos compromisos necesarios para un acuerdo de paz con los palestinos.
Barak, que sostuvo ayer una segunda sesión de charlas sobre el eventual gobierno de coalición con Sharon, piensa de otra manera. El fue el primero en no reconocer los compromisos ofrecidos a los palestinos en las conversaciones del mes pasado en Taba, la ciudad balnearia en el mar Rojo egipcio. Peres también apoya la posición del triunfante partido derechista Likud en contra de retomar la conversaciones en el punto en el que fueron abandonadas, tal como demandan los palestinos. En una reciente reunión partidaria, Peres tuvo que oír los gritos de Beilin: “¡Usted es un hombre de paz, un defensor de la verdad. No le regale a Sharon legitimidad en todo el mundo!”
“El nacimiento de un gobierno de unidad nacional marcaría la muerte del Partido Laborista”, escribió Akiva Eldar en una columna que su diario Ha’aretz publicó ayer. Muchos observadores israelíes asienten.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

 

PRINCIPAL