Por David Cufré
Cerca del nocaut, Pedro Pou
sigue recibiendo golpes. Es un enemigo de la producción nacional,
definió sin más vueltas el presidente de la Unión
Industrial Argentina, Osvaldo Rial. Hay que buscar los mecanismos
para expulsarlo, sentenció. A la presión de figuras
políticas de primer orden para forzar la salida del titular del
Banco Central se sumó ayer la de un nutrido grupo de empresarios.
El presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, Ricardo Gutiérrez,
enfatizó que Pou debe apartarse de su cargo porque la Argentina
está impedida de crecer por las políticas que ha desarrollado
el Banco Central y por el daño que ha hecho a la actividad
productiva y a las propias instituciones financieras. El desgaste
que sufrió Pou en las últimas horas es mayúsculo,
y todos los que durante largo tiempo criticaron su trabajo no perdieron
la oportunidad de tratar de acelerar su caída.
Por ser un defensor acérrimo de la ortodoxia económica,
promotor de la dolarización y por haber alentado la extranjerización
de la banca, la UIA siempre identificó a Pou como un enemigo
de la industria. Ante la actual coyuntura, Rial dijo con todas las letras
lo que piensa del presidente del Central: Es nefasto, disparó,
en diálogo con Página/12. Y justificó tremendo apelativo
en que la política que ha llevado adelante expulsa a los
productores del sistema formal de crédito y los condena a la desaparición.
Hacía tiempo que la central fabril no aparecía en escena
con críticas tan terminantes. Rial recordó que la
UIA plantea desde hace tres años la necesidad de reemplazar a Pou,
que favoreció la concentración bancaria excluyendo a las
pymes y perjudicó enormemente a los sectores productivos del país.
Al igual que Raúl Alfonsín, Carlos Ruckauf, Aníbal
Ibarra y Néstor Kirchner, los industriales reclamaron ayer que
el Gobierno instrumente los medios para expulsar a Pou de su cargo. En
reunión de Comité Ejecutivo, la cúpula de la central
fabril evaluó que más allá del alejamiento del polémico
funcionario, es esencial que su reemplazante modifique la política
para el sector financiero. En este punto, les preocupa la actitud del
equipo económico, dado que consideran que Machinea nunca cuestionó
abiertamente la estrategia de Pou porque, en el fondo, no estaría
tan en desacuerdo.
El gobierno se preocupa por las reacciones del mercado pero también
debería atender al sector productivo, le dijo Rial a este
diario. Hoy en día los bancos privados cobran tasas usurarias
a productores y consumidores, y esto se debe a las reglas del Banco Central,
que necesitan más claridad y flexibilidad, agregó,
al manifestar qué es lo que espera de un eventual nuevo jefe del
Central.
Otras entidades representativas de pequeños y medianos empresarios
se plegaron a las críticas contra Pou. La Asociación de
Industriales de la Provincia de Buenos Aires (Adiba) pidió su desplazamiento
por considerar que nunca hizo nada por los sectores productivos
y en todas sus decisiones discriminó a las pymes, que vieron
impedido su acceso al crédito. El titular de la entidad,
Julio Massara, afirmó que hace falta un Banco Central que
piense en los sectores productivos nacionales y no sólo en la banca.
Por su parte, la Confederación Económica de Buenos Aires
manifestó su asombro porque este funcionario
sea cuestionado por denuncias de corrupción presentadas por el
Senado de Estados Unidos, cuando desde distintos ámbitos empresarios
y políticos hemos pedido en reiteradas oportunidades su alejamiento
del Central. Finalmente, los comerciantes de CAME señalaron
que las constantes restricciones al crédito, la mala fiscalización
del sistema financiero y la manifiesta incapacidad (de Pou) para dialogar
con las pymes determinan que deba abandonar su cargo.
Igual de contundente en sus reproches fue el presidente del Banco Provincia.
Gutiérrez ya había pedido su renuncia el año pasado,
en sintonía con su jefe político, Carlos Ruckauf. En rigor,
casi desde elmismo momento en que Pou ascendió a la presidencia
del Central que mantiene una pésima relación con la entidad
financiera bonaerense. Su anterior titular, Rodolfo Frigeri, tuvo cruces
tan o más virulentos que los actuales. El enojo es porque el Central
discriminaría al Provincia con sus resoluciones. Por caso, al no
permitirle radicar sucursales en el interior del país, algo que
no tienen vedado los bancos extranjeros.
El Banco Central se está manejando políticamente para
destruir lo que queda de la banca pública argentina, sostuvo
Gutiérrez, Parece que lo único que le importa es la
fortaleza de los bancos extranjeros -continuó- que son los que
tienen sus capitales afuera y orientan todas sus políticas hacia
la destrucción de la banca nacional y, en particular, de la banca
pública. El banquero, como también la UIA y otros
empresarios, esperan que el Gobierno termine por echar a Pou.
EL
MERCADO NO REFLEJO LA PREGONADA PREOCUPACION
La city ya no cree en fantasmas
Por Claudio Zlotnik
La ofensiva de distintos sectores
políticos reclamando la cabeza de Pedro Pou generó un microclima
en la city. Sin sorpresas, la reacción de algunos economistas,
líderes de opinión en el microcentro, no dudaron en advertir
sobre la enorme preocupación que la avanzada contra
el presidente del Central despertaba en el denominado mercado,
esa abstracción que hacen en la city para hablar de los inversores.
Incluso, los matutinos especializados reflejaron esa inquietud con gran
despliegue en sus portadas. Después de leer esos artículos,
no quedaba otra cosa que esperar un desplome de las acciones y los bonos,
una disparada del riesgo país y, en consecuencia, una suba notable
de las tasas de interés. Era la lección que se merecían
los políticos. Pero nada de esto ocurrió.
El hecho de mayor notoriedad al momento de evaluar las consecuencias que
la movida contra Pou tuvo en la city fue lo que sucedió con la
nueva colocación de deuda que hizo Economía, a media tarde.
En la emisión de un bono-pagaré a tres años de plazo,
por 150 millones de dólares, José Luis Machinea afrontó
una tasa del 10,58 por ciento anual, un costo inferior al 11,4 por ciento
que ayer rendía un título similar al emitido, el Bonte 2004.
La sobretasa pagada, de 435 puntos básicos sobre la encuesta del
Central sobre las tasas pasivas promedio a 30 días, resultó
inferior a los 558 puntos de mediados de noviembre, en un títulos
a dos años de extensión.
Tampoco hubo impacto en la prima de riesgo país, ese indicador
tan observado por los financistas. Quedó en 685 puntos, el mismo
nivel que anteayer. Tampoco la baja de ayer en las acciones podría
vincularse a este tema. El índice MerVal perdió 1,2 por
ciento con operaciones por sólo 28 millones de pesos, un volumen
de negocios que no permite avizorar ningún sacudón especial.
En todo caso, la merma de los papeles empresarios podría estar
en línea con las caídas en Wall Street, después de
que Alan Greenspan no dejara certezas de que volverá a recortar
la tasa de interés.
Un colaborador de Machinea relató a este diario que la crisis desatada
en torno de la figura de Pou angustia al ministro, cuyos ojos
no pierden de vista el humor del mercado. Ayer quedó
demostrado que, por ahora, lo único que interesa a los inversores
es cómo hará la Argentina para retomar el crecimiento. Lo
demás, parecen ser fuegos de artificio lanzados por quienes ven
a Pou como el verdadero garante del modelo económico y, al mismo
tiempo, recelan de Machinea.
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