En El Salvador, el martes 13 fue mucho más allá de las peores
supersticiones y los habitantes de ese país centroamericano vivieron
una jornada de pánico y desesperación: un violento terremoto
de 6,1 grados en la escala de Richter provocó al menos 150 muertos
y mil heridos, justo un mes después de aquel que costara la vida
a más de 800 personas y dejara un saldo de más de un millón
de damnificados. Como siempre ocurre en estas catástrofes, seguramente
el número de víctimas aumentará con el correr de
las horas. El sismo, que provocó derrumbes en las laderas de las
montañas, deslizamientos de tierra y grietas en las carreteras,
se sintió también en Honduras y Guatemala, aunque allí
no se registraron víctimas fatales.
A las 8.22 (hora local) de la mañana de ayer, apenas 20 segundos
alcanzaron para castigar por segunda vez en un mes a El Salvador, un pequeño
país de apenas 21.000 kilómetros cuadrados, 6,3 millones
de habitantes y una increíble mala suerte. El Centro de Investigaciones
Geotécnicas confirmó que el terremoto tuvo una profundidad
de 8,2 kilómetros y su epicentro fue en el poblado de San Pedro
Nonoalco.
La región central fue la más afectada, fundamentalmente
los departamentos de San Vicente, La Paz, Cuscatlán, La Libertad
y San Salvador. Si bien la experiencia del terremoto anterior hizo que
los salvadoreños pusieran en práctica los planes de evacuación
ensayados como prevención y esto hizo que miles de ellos pudieran
llegar a los centros establecidos como resguardo, el caos se apoderó
de varias ciudades y se produjo un abarrotamiento en los hospitales, que
no dieron abasto para atender a la gran cantidad de heridos y obligó
a los médicos a trabajar a la intemperie. En La Candelaria, un
poblado de montaña donde los derrumbes de tierra y edificios afectaron
a la totalidad de la población, se montará un hospital de
campaña. Allí, veinte niños quedaron sepultados bajo
los escombros de una escuela.
El presidente del país, Francisco Flores, viajó al área
afectada por el sismo y su vocero, Luis López Portillo, confirmó
que se tenían reportes que indicaban que decenas de personas
habrían quedado bajo los escombros por el derrumbe de casas o deslaves
de cerros. Unos 50 niños quedaron enterrados por el derrumbe de
una escuela en la población de Cojutepeque, 33 kilómetros
al sur de la capital del país, San Salvador, y se informó
el desmonoramiento de otras dos escuelas en San Vicente. No sabemos
cuántas personas más pueden estar enterradas, declaró
el portavoz de Comandos de Salvamento, Eduardo Rivera, mientras que voluntarios
de la Cruz Roja salieron en recorridos de inspección para evaluar
la magnitud de los daños. Afirmaron que en Cojutepeque se registraron
50 muertos, especialmente a causa de los derrumbes de casas, negocios
y escuelas en el centro de la capital de Cuscatlán, pero lograron
rescatar a unas 400 personas.
Las calles capitalinas también fueron escenario de un intenso movimiento
de ambulancias de organismos de socorro que rastreaban diferentes áreas
para determinar la existencia de posibles víctimas, que seguramente
aumentarán, dijo López Portillo, y explicó
que la emergencia en este momento es la de poder rescatar a las
víctimas, hay centenares de personas que fueron rescatadas con
vida por la misma población. Todo el ejército y la policía
se ha destacado en la región central para atender esta emergencia.
Los salvadoreños llamaron a todas las radios para saber el paradero
de familiares que viven en las zonas afectadas por el terremoto, ya que
muchas poblaciones quedaron aisladas por el corte de los servicios telefónicos
y de energía eléctrica. En vista de la desesperación
y la angustia vivida en el país, el Comité de Emergencia
Nacional (COEN), mediante un comunicado, solicitó calma a
la ciudadanía, al tiempo que pidió que se mantenga
el alerta por el riesgo de nuevas réplicas que pudiera producir
el sismo.
Una serie de derrumbes fue registrado en la zona del balneario de Los
Chorros, ubicado 14 kilómetros al oeste de la capital salvadoreña,
dondealgunas rocas cayeron sobre la vital carretera Panamericana, obligando
a las autoridades policiales a ordenar el cierre inmediato de la vía
al tráfico vehicular. El ministro de Obras Públicas, José
Angel Quiroz, declaró que nuevos deslizamientos de tierra se produjeron
en varias rutas y caminos de distintos puntos del país, por lo
que llamó a los conductores a tomar precauciones y salir
sólo en caso de extrema necesidad.
El aeropuerto internacional de Comalapa continúa funcionando, ya
que no sufrió daños de consideración. La aerolínea
salvadoreña Transportes Aéreos Centroamericanos (TACA) mantiene
sus operaciones normalmente, aunque otras líneas aéreas
internacionales cancelaron sus vuelos por precaución, hasta tener
la completa seguridad de que nadie corra riesgos.
La fuerte sacudida encendió las sirenas de alarma de los cuerpos
de socorro, mientras una decena de helicópteros de la Fuerza Aérea
Salvadoreña y de la Policía Nacional Civil (PNC) se levantaron
para realizar una inspección en la capital y su periferia, ya que,
según explicó el alcalde de San Salvador, Héctor
Vila, no se puede llegar por tierra porque los accesos han quedado
cortados.
El presidente Francisco Flores llamó a la comunidad internacional
a brindar ayuda médica a El Salvador, especialmente en lo que se
refiere a hospitales móviles y de campaña para poder atender
a la gran cantidad de heridos y apuntó a la unidad de las fuerzas
políticas y sociales para colocar todos los esfuerzos nacionales
en función de las víctimas de los terremotos.
CONSECUENCIA
DEL SISMO DE ENERO
Una réplica fatal
La naturaleza parece haberse
ensañado con El Salvador y no lo deja recuperarse del golpe que
significó el terremoto que lo castigó hace, apenas, un mes
atrás. Un geofísico del Servicio Geológico de Estados
Unidos, John Bellini, explicó que el sismo de ayer es una secuela
del devastador terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter que castigó
a ese país el pasado 13 de enero y que, según cifras oficiales
del Comité de Emergencia Nacional, provocó la muerte de
827 personas más seis en Guatemala, 4520 heridos y
1.169.198 damnificados, así como la destrucción parcial
o total de 224.193 viviendas. Las pérdidas económicas fueron
estimadas preliminarmente en más de 1000 millones de dólares.
En relación con la ayuda internacional necesaria para que ese pequeño
país pueda ser reconstruido, la Comisión Europea anunciará
mañana un nuevo paquete de ayuda urgente para El Salvador tras
el terremoto que sufrió hace un mes y su misión de evaluación
técnica permanecerá en el país hasta el sábado.
La Comisión ya destinó el 19 de enero, seis días
después del primer terremoto, 2 millones de euros (1,86 millones
de dólares) de ayuda urgente para varias organizaciones no gubernamentales.
El total del dinero destinado es de 28,5 millones de dólares, de
los cuales ya se asignaron 15 que están comenzando a ser gastados.
Por otro lado, en Estados Unidos, organizaciones hispanas y la Embajada
de El Salvador solicitaron una protección temporal para los salvadoreños
indocumentados que residen en ese país y que envían a sus
familiares unos 1700 millones de dólares anuales, imprescindibles
para la reconstrucción. El embajador de El Salvador en Estados
Unidos, René León, explicó que estamos en estado
de emergencia desde el terremoto del 13 de enero y necesitamos ayuda hoy
más que nunca. El diplomático insistió en la
aprobación por razones humanitarias de un programa
de protección temporal para que los salvadoreños indocumentados
puedan trabajar legalmente.
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