Por Esteban Pintos
Fernando Niembro, uno de los
periodistas-símbolo de la empresa dueña exclusiva de los
derechos del fútbol en Argentina, puso cara de circunstancia y
anunció la presentación de una prueba a escala Watergate
de un supuesto complot dirigencial, en River Plate, para echar al director
técnico del plantel profesional del club, Américo Rubén
Gallego. A continuación, y sin ningún tipo de advertencia
sobre el contenido ficcional del video se reitera: sin ningún
tipo de advertencia, oral o escrita, tal como se estila, se pudo
ver una de esas escenificaciones típicas de documental del canal
E! o que, en versión verdaderamente kitsch, promueve Chiche Gelblung
en Memoria. Una reunión en penumbras, clima de estudio
de televisión y unos inverosímiles dirigentes en plena confabulación.
¿Qué es esto? ¿Telenoche investiga?,
disparó pícaro Oscar Ruggeri, uno de los panelistas estrella
del programa y también constante animador, polemista y maestro
de la chicana en el ciclo. El conductor-moderador ni se inmutó
y continuó con el análisis. Detrás, en las tribunas
donde se ubica al público-fan, se podían ver sonrisas y
escuchar comentarios. El mismísimo Maradona que no estuvo
para nada serio, salvo cuando atacó a Mauricio Macri (el invitado
de la noche) y a Ruggeri, consciente de la puesta en escena, pidió
silencio y tomarlo con seriedad. Las risitas, en la mesa y
las tribunas, continuaron. El debate sobre la gravedad del
hecho denunciado, también. Semejante episodio, que se suma a los
tantos increíbles que es capaz de ofrecer a diario la televisión
argentina, resultó el punto destacado de la primera edición
de El equipo de primera. El programa que conduce Niembro y
que tiene este año entre sus columnistas a Oscar Ruggeri,
Héctor Bambino Veira, Leonardo Rodríguez, Diego
Maradona, Américo Gallego y Leonardo Astrada, promedió 5.1
puntos de rating, uno de las mejores cifras que puede exhibir América,
canal propiedad de Carlos Avila, el presidente de Torneos y Competencias.
Este ciclo se presenta como una especie de tribuna de doctrina del fútbol
argentino televisado, el lugar desde el cual los principales protagonistas
del juego dan a conocer la verdad del asunto. Como tal, y aun sabiendo
la gran ficción que se pone en marcha con cada uno de estos programas
de debate atendiendo a los famosos códigos
del fútbol que se invocan como ley universal, su primera
entrega fue mucho más allá y, directamente, menospreció
el coeficiente intelectual del eventual televidente. Poner en el aire
una situación dramatizada y no hacerlo explícito y
lo que es peor, debatir sobre su entidad estira los límites
de audacia en busca de una realidad paralela que se fabrica y estimula
a cada instante.
Por lo demás, El equipo... mostró más
de aquello que se convirtió en marca de fábrica desde su
tímida aparición en el ex ATC, con otro conductor y otros
panelistas. Esto es: los temas del momento del fútbol argentino
que, a partir de una pregunta-afirmación de Niembro, llevan a la
discusión entre los protagonistas de la mesa. Siempre el conductor,
patético abogado del diablo frente a la corporación de la
pelota que los otros representan, recibe el cachetazo, de uno u otro lado.
Las tribunas festejan las ocurrencias de sus ídolos y el show continúa.
Ahora, con ficción encubierta y todo.
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