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Los sobornos en el Senado, camino
a convertirse en una megacausa

El juez Gabriel Cavallo, que investiga a Liporaci por
enriquecimiento ilícito, fue designado como su reemplazante.

El juez Cavallo tendrá que
impulsar la causa del Senado.

El juez Rodolfo Canicoba
Corral está de turno por unos días.

Por Adriana Meyer

La causa de los sobornos en el Senado, en la que se investiga el escándalo institucional más relevante de la última década, cambió de juez. Aunque en los próximos días se frenará luego podría cobrar un nuevo impulso. El suspendido juez Carlos Liporaci había fijado las fechas para interrogar como sospechosos al ex secretario de Inteligencia Fernando de Santibañes, al ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique y al senador radical José Genoud. Su reemplazante, el juez Rodolfo Canicoba Corral, aún no decidió si concretará esta y otras medidas que solicitaron los fiscales del caso, Eduardo Freiler y Federico Delgado. Pero sólo estará al frente del Juzgado Federal 3 durante dos semanas, por lo tanto es probable que no adopte ninguna resolución de importancia. Incluso podría postergar las indagatorias. El juez Gabriel Cavallo fue el elegido por la Cámara Federal para intervenir durante los siguientes 45 días, cuando regrese de sus vacaciones. Con esa decisión resurgió la idea de la “megacausa del Senado”, tal como la soñó el ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez.
Uno de los investigadores del caso comentó ante Página/12 que lo más lógico que haría cualquier juez es estudiar bien los veinte cuerpos que ya tiene la pesquisa antes de ordenar cualquier tipo de medida. Por lo tanto, el nuevo impulso que había cobrado el caso, a partir del llamado a indagatoria de De Santibañes, Flamarique y Genoud, además de la batería de nuevas medidas y pedidos de reiteración de las mismas solicitados por los fiscales, tendrá un freno inevitable. Sin embargo, la fuente consultada imaginó que el expediente recibirá un inminente empuje al opinar que, “como Cavallo es el juez mejor posicionado ante la opinión pública no tiene otra opción que ir a fondo” en el esclarecimiento del caso.
Los camaristas federales también tienen a este magistrado en el mejor de los conceptos. Según allegados a ambas salas, “elegirlo es una forma de darle un mensaje a los otros jueces, porque es alguien que está haciendo carrera, concursa, emprolijó el juzgado de (Norberto) Oyarbide y no se va a la política”. Y apuntaron que su designación es “una señal de bienvenida a la Cámara” porque Cavallo aspira a ocupar la vacante de la sala I, con buenas posibilidades de lograrlo.
El juez más mimado de Comodoro Py –que se reincorpora al trabajo a principios de marzo, aunque podría adelantar su regreso– investiga una de las causas conexas a ésta referida al presunto pago de coimas para la sanción de la Ley de Hidrocarburos. Otro expediente paralelo es el que apunta a probar el presunto enriquecimiento ilícito de todos los senadores que pasaron por la Cámara alta desde 1992, pero su juez, Adolfo Bagnasco, fue recusado (VER ...). Fuentes judiciales consultadas por Página/12 especulaban con que esos procesos y otros que tramitan en diferentes juzgados terminen acumulándose en el de Cavallo, quien pasaría a encabezar la investigación de la megacausa del Senado. Chacho Alvarez aspiraba a concretar así el “mani pulite” argentino.
Canicoba Corral estuvo a punto de tener que hacerse cargo de seis juzgados, pero sus superiores lo aliviaron de semejante tarea. Un funcionario con acceso a su despacho aseguró que se reunirá con los fiscales para interiorizarse sobre el caso del Senado. Tiene la opción de delegar en ellos la investigación, pero esa posibilidad habría sido descartada porque no pueden tomar indagatorias. Por lo tanto, las declaraciones de De Santibañes y Flamarique –previstas para el 20 y 27 de febrero respectivamente– seguramente serán postergadas.
En los últimos días, los fiscales Freiler y Delgado pidieron la declaración testimonial de la legisladora porteña Alicia Pierini y del diputado Carlos Soria, quienes estuvieron reunidos con el senador justicialista Antonio Cafiero en la capilla de su residencia antes de su declaración ante la Justicia, según relataron algunas crónicas periodísticas.
Además, los fiscales pidieron la declaración testimonial de Jorge Boimvaser, autor del libro Los sospechosos de siempre, según el cual”antes del traspaso de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de Hugo Anzorreguy a Fernando de Santibañes mediaron reuniones entre ambos”, una de las cuales se habría realizado en la propiedad El Castillo, en Córdoba. El abogado Ricardo Monner Sans hizo esta semana una presentación en la que sostiene que “al asumir De Santibañes recibió dentro del activo 12 millones de dólares, cifra desconocida por los fiscales que podría haber sido utilizada para los sobornos en el Senado”. El letrado aseguró haber recibido el 7 de febrero un llamado telefónico anónimo en el que una voz le informó que el inmueble de Avenida de Mayo 1370 “es la base Barolo de la SIDE”. Pocos días antes había llegado al estudio de Monner Sans un sobre con fotocopias que explicaban que allí funcionaría el Instituto de Investigaciones Sociales. Según el anónimo, esa sociedad operaría los fondos de la SIDE. Al igual que ocurrió en la investigación del atentado contra la AMIA, los fiscales no dejan ninguna prueba sin chequear. Por eso le habían pedido a Liporaci que averiguara en el Registro de la Propiedad Inmueble quién es el propietario de ese inmueble y qué pasó con esos 12 millones.

 


 

RECUSARON A ADOLFO BAGNASCO
“Poco objetivo”

Por A.M.

Fue recusado el juez que investiga el presunto enriquecimiento ilícito de todos los senadores que pasaron por la Cámara alta desde 1992. Adolfo Bagnasco opinó días atrás que el caso de los sobornos en el Senado es “una cuestión política que debe tener una solución política”. El fiscal del caso, Paulo Starc, consideró que esas declaraciones públicas podrían hacerle perder la necesaria objetividad que exige su rol de magistrado y le pidió que se aparte de la causa. Bagnasco rechazó la recusación y ahora será la Cámara Federal la que decida su continuidad.
La investigación que Starc tenía delegada no se detendrá, pero hay medidas pendientes que quedan en suspenso hasta que se defina esta situación. Por ejemplo, la apertura de las declaraciones juradas de los senadores sólo puede hacerse en presencia del juez. Sin embargo, el fiscal por ahora sólo puso el foco en la presunta malversación de caudales y enriquecimiento ilícito en que habrían incurrido el ex jefe del bloque justicialista, Augusto Alasino, y los senadores del mismo partido Jorge Massat y Emilio Cantarero. Página/12 había revelado que cada senador recibía 150 pesos por mes “para asegurar el normal desarrollo” de las funciones de los bloques parlamentarios, tal como lo dispusieron por decreto las autoridades del Senado en julio de 1992. Y Alasino habría incluido en su declaración jurada de bienes la totalidad del dinero asignado para la bancada.
El senador frepasista Pedro del Piero también recusó al juez con argumentos similares a los de Starc. Fuentes cercanas a Bagnasco argumentaron que esas declaraciones no se referían a ésta causa sino a la principal sobre los sobornos en el Senado que, hasta ayer, estaba en manos de Carlos Liporaci.

 

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