Por Claudio Zlotnik
Pedro Pou se puso el casco,
dispuesto a atrincherarse y resistir en su puesto la ofensiva del Gobierno
para sacárselo de encima en medio del escándalo por el supuesto
lavado de dinero. Una persona del círculo íntimo del presidente
del Banco Central aseguró a Página/12 que Pou no va
a renunciar a su puesto, a pesar de la avalancha de críticas
recibidas desde distintos sectores del nivel político. Si
se va ahora, estaría avalando que tuvo relación con el eventual
lavado de dinero, añadió la fuente. En este marco,
la estrategia de Pou es jugar fuerte e incluye su presencia frente a la
comisión bicameral que examinará su conducta como funcionario.
El principal temor en la Casa Rosada y en Economía es que, en el
Congreso, Pou encienda el ventilador denunciando que el Gobierno estaría
violando las leyes al empujar su retiro adelantado. Algo así, razonan
los funcionarios, podría desencadenar una nueva crisis económica
con consecuencias que nadie quiere siquiera imaginar. Frente a las
acusaciones, Pou está esperando hacer su descarga en el Parlamento,
aseguró la fuente a este diario.
Quienes conocen a Pou coinciden en que después de que el propio
Fernando de la Rúa diera la luz verde para la conformación
de la comisión evaluadora en el Congreso, la situación del
presidente del Central es de difícil retorno. Y que
muy pronto dejará el cargo. Las incógnitas, ahora, son cuándo
y bajo qué condiciones. El Gobierno sabe que una salida traumática
de Pou podría costarle muy caro porque retornarían los nubarrones
sobre la marcha económica, justo cuando se había logrado
la calma después de conseguido el blindaje financiero. Para impedirlo,
Chrystian Colombo se convirtió en el hilo conductor entre Pou y
el Gobierno. Anoche, al cierre de esta edición, el jefe de Gabinete
se encontraba reunido con De la Rúa en Olivos analizando la situación
del banquero. Sólo una gestión de altísimo
nivel permitiría destrabar el asunto, había anticipado
el allegado al banquero a este diario.
Desde que estalló el escándalo por el tema del lavado, a
los muchachos de Machinea les ganó la preocupación. Y, respecto
de la crisis que se abrió en torno a Pou, manejan dos escenarios.
En el más sombrío, imaginan al titular del Central defendiéndose
en el Congreso, confeccionando su propio blindaje entre los principales
jugadores del mercado financiero, los mismos que todos los días
toman decisiones de compra y venta de títulos de deuda argentinos.
Sin ir más lejos, ayer en el Palacio de Hacienda se recibieron
numerosas llamadas telefónicas desde los principales bancos de
inversión estadounidenses. Del otro lado de la línea, los
financistas se mostraban preocupados por los efectos adversos que esta
crisis podría tener sobre la economía en caso de que volviera
a dispararse el riesgo país .
Por su lado, y por primera vez desde que saltó el tema del lavado,
los banqueros salieron a fijar posición. Los máximos dirigentes
de ABA, la Asociación de Bancos, con Eduardo Escasany y Manuel
Sacerdote a la cabeza, visitaron a De la Rúa en Olivos. Le dejaron
un comunicado, que luego distribuyeron a la prensa. Allí advirtieron
su temor a que este clima de sospecha generalizada genere una desconfianza
que afecte la incipiente recuperación de nuestra economía.
Incluso, según un cable de la agencia Télam, los banqueros
le dijeron al jefe de Estado que la remoción de un funcionario
que tiene mandato hasta el 2004 le haría muy mal al país,
a nivel internacional. Si el tema se politiza, podríamos
retroceder todo lo que se avanzó con el blindaje, habrían
añadido.
En el Palacio de Hacienda prefieren imaginarse otra resolución
del affaire Pou. Que el banquero presente su dimisión alegando
fatiga moral y desgaste político tras la arremetida de los políticos,
evitando cualquier cortocircuito con el denominado mercado.
En búsqueda de que este escenario se concrete, Colombo de
buena relación con Pou tras su paso por el Nación
ya inició contactos con el banquero. Pero en el Gobierno saben
que la crisis no finalizaría ni siquiera con una salida elegante
del titular del BC. También será necesario designar al frente
del Central a un economista respetado y confiable para los inversores.
El nombre que más viene sonando en la city y en los despachos oficiales
es el de Ricardo López Murphy. El jefe del radicalismo, Raúl
Alfonsín, ya le dio su bendición: Me parece muy bien
para ese puesto, opinó. Además, según pudo
saber Página/12, Machinea y Chacho Alvarez dialogaron telefónicamente
sobre este tema ayer durante la mañana. Si bien el ex vice le manifestó
que sus candidatos eran Juan José Llach y Javier González
Fraga (Llach es honesto, muy reconocido, y con llegada al PJ,
fundamentó Alvarez), el líder del Frepaso le aseguró
al ministro que no iba a entorpecer la llegada de López Murphy
al Banco Central. La mención de Daniel Marx, secretario de Finanzas,
también se escuchó en el microcentro y en los pasillos del
Ministerio de Economía. Marx es un hombre de confianza de Machinea,
aunque los financistas no lo ven como el mejor candidato.
Respecto de la posibilidad de que el actual ministro de Defensa asuma
en el BC, anoche coexistían dos versiones contrapuestas. Una aseguraba
que ya estaba sondeando a economistas para que lo acompañaran en
su gestión. La otra, que rechazaría un eventual nombramiento
porque limitaría su carrera política. En palabras de un
economista que lo conoce bien, cambiaría las reuniones de
gabinete e influencia en las decisiones políticas por un cargo
poco operativo y, en todo caso, conflictivo.
Pero más allá de las especulaciones, lo concreto es que
Mario Losada, presidente provisional del Senado, convocó para el
próximo martes a la comisión parlamentaria que debe decidir
si le pide a De la Rúa la remoción de Pou. El bloque de
senadores de la UCR ya adelantó su voluntad política
de remover al banquero. Después de mantener un encuentro con el
jefe de Estado, Losada anticipó que la comisión bicameral
citará a Pou a declarar. La intención del Gobierno es que
la situación del funcionario se defina antes del 2 de marzo, fecha
en que habrá una audiencia pública en el Senado estadounidense
sobre los casos de lavado de dinero que se investigan. Entre ellos, el
que tiene como protagonista al República, el ex banco de Raúl
Moneta, al que Pou debería haber controlado.
DESMENTIDA
DEL BC DE URUGUAY
Estrategia desbaratada
El Banco Central de Uruguay
aseguró ayer haber respondido todas las peticiones de informes
de su homólogo argentino sobre actividades financieras de empresas
radicadas en ese país presuntamente investigadas por maniobras
ilícitas en Argentina. De esta forma, las autoridades uruguayas
refutaron lo manifestado por el presidente del BCRA, Pedro Pou, a Ambito
Financiero y en su presentación ante la Justicia argentina pidiendo
su propia investigación. Allí, Pou se escudaba en que en
el marco de la investigación por presuntas operaciones de lavado
de dinero, se cursaron diversos pedidos de informes al Banco Central
del Uruguay y al Central Bank of the Bahamas, pero ninguna
de esas instituciones brindó información en el referido
trámite.
En una nota firmada por el titular del BC de Uruguay, César Rodríguez
Batlle, se precisa que el pedido de informes formulado el 1º
de febrero de 1999 fue respondido el 8 de abril de ese año, por
comunicación suscripta por el Intendente de Instituciones de Intermediación
Financiera de este Banco. Agrega que el 31 de agosto siguiente el
BCU insistió en su respuesta, dado que el 20 de agosto de
1999 (el BCRA) reiteró la comunicación original del 1º
de febrero, seguramente por desinteligencias administrativas de ese Banco,
apunta con cierta ironía.
El documento emitido por la autoridad monetaria uruguaya desarticula una
pieza clave de la estrategia de defensa que intentó Pedro Pou esta
semana a través de su presentación a la Justicia. La falta
de respuesta a la información requerida eras su principal argumento
para deslindar responsabilidades con respecto a su inacción en
materia de represión del lavado. Pero la rápida reacción
de su par uruguayo le desarmó la maniobra.
Tres
allanamientos en busca de
papeles y una pista del espionaje
En uno de los procedimientos, la Justicia halló documentación
clave y videos en la oficina del fallecido escribano del banquero
Raúl Moneta.
Elisa
Carrió, que había denunciado la intervención de sus líneas telefónicas.
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Por Susana Viau
Las investigaciones sobre lavado
de dinero tuvieron ayer un importante giro judicial: el allanamiento a
la SIDE ordenado por María Romilda Servini de Cubría, quien
investiga las escuchas ilegales a la diputada Elisa Carrió y los
dos que, encabezados por Rodolfo Canicoba Corral, se practicaron en el
Colegio de Escribanos y en la escribanía Caballero. En ambos lugares
se encontraban depositados importantísimos documentos de trabajo
del recientemente fallecido Alejandro Tachella Acosta, escribano de Raúl
Moneta.
Elisa Carrió, quien junto al diputado mendocino Gustavo Gutiérrez
impulsa las investigaciones sobre lavado de dinero que involucran a los
bancos de Moneta y al Citibank de Nueva York, había solicitado
al Departamento de Electrónica de la Universidad Tecnológica
Nacional un chequeo de sus líneas telefónicas. Luego de
efectuar las pruebas solicitadas por Carrió, el Laboratorio de
Computación de la UTN, con la firma de los ingenieros Ariel Garbarz
y Andrés Mutti, informó que tres de los teléfonos
inspeccionados se encontraban intervenidos. Carrió presentó
entonces la denuncia ante el juzgado federal 1 de Servini de Cubría.
La jueza dispuso el inmediato allanamiento a la sede de la OJOTA (Dirección
de Observaciones Judiciales, el organismo encargado de llevar a cabo las
intervenciones telefónicas pedidas por la justicia, pero que misteriosamente
continúa bajo el control de la SIDE), ubicada en Avenida de los
Incas 3400, donde también funciona la Central de Inteligencia,
y a la central Belgrano de Telefónica de Argentina.
En el acta labrada tras el registro, el titular de la OJOTA, Ezequiel
Lanusse Shaw, un funcionario próximo al ex ministro del Interior
Enrique Nosiglia, formuló una declaración ambigua: allí,
dijo, las líneas telefónicas de Carrió no se registran
intervenidas ni con antecedentes de intervención. Es obvio que
la denuncia de la legisladora ucerreísta no estaba vinculada con
ninguna orden formal de intercepción de sus conversaciones telefónicas.
Casi simultáneamente y actuando como subrogante de Gustavo Literas
-que tuvo la mala fortuna de encontrarse de vacaciones justo cuando se
desata el escándalo sobre una de las causas que instruye y cuya
competencia reclamó, Rodolfo Canicoba Corral allanó
el Colegio de Escribanos. Una denuncia anónima había hecho
saber a los fiscales Guillermo Montenegro y Paulo Starc que entre la documentación
del fallecido escribano Alejandro Tachella Acosta (depositada en la sede
del colegio, en la avenida Callao, puesto que las normas indican que ante
el fallecimiento de uno de sus integrantes los documentos deben quedar
custodiados por la entidad) existían pruebas de primer orden sobre
las operaciones del ex banquero Raúl Moneta y una de sus entidades
financieras caídas, el Banco República. Montenegro y Starc
se dirigieron de inmediato al despacho de Canicoba Corral. Explicaron
la situación y solicitaron un allanamiento. El magistrado resolvió
dirigir personalmente el procedimiento. La sorpresa de los magistrados
fue mayúscula. Entre la documentación de Tachella Acosta
el escribano que, por ejemplo, realizó las actas de todas
las operaciones que rodearon la construcción y venta del Edificio
República y hombre de extrema confianza de Moneta no sólo
había papeles. También había videos y un recibo que
indicaba que parte de esos videos había sido retirada de sus oficinas
por personal de la escribanía caballero y por orden de Moneta.
El juez (que conducía su propio automóvil) y los fiscales
dejaron reservados los documentos incautados y se dirigieron de inmediato
a la escribanía Caballero, ubicada en la avenida Córdoba
al 900. La segunda actuación también arrojó resultados
positivos. En total habían obtenido veinte videos de un formato
poco común. Estaban rotulados y en ellos aparecería Moneta
en su despacho en entrevistas con diversas personas que, al parecer ignoraban
que estaban siendo filmadas. Uno de los rótulosindicaba Bulgheroni,
otro Pedro García, un tercero Joe Ros.
Joe Ros sería un ejecutivo de Telefónica y Pedro García
es el abogado mendocino al que Moneta utilizó para fundar sus denuncias
de coimas contra el juez federal Luis Leiva. En los allanamientos se secuestraron,
asimismo, elementos inherentes a las sociedades off shore de Moneta, su
constitución y representantes.
Pedro Pou, por su parte, se prepara para resistir el embate político
que clama por su alejamiento del Banco Central. El sábado, trascendió,
había recibido una llamada preocupada por los acontecimientos que
tienen epicentro en Washington: era del ex presidente Carlos Menem, quien
en las últimas semanas ha bajado su altísimo nivel de apariciones
públicas. Ayer, Pou pidió que le remitieran todos los expedientes
que se instruyen en la gerencia de Alicia López, la experta en
operaciones sospechosas. Se especula que Pou pretendería demostrar
que la funcionaria le ocultó la información relativa a maniobras
de lavado. El argumento del ocultamiento de la información le permitió
obtener el desprocesamiento en la causa que se sigue en torno a la caída
de los bancos Mayo y Patricios.
SOLO
ES POSIBLE CON LOS NARCODOLARES
El lavado, difícil de castigar
La Justicia carece de las herramientas
necesarias para investigar el presunto lavado de dinero, señaló
ayer Lorenzo Cortese, secretario de Prevención de la Drogadicción
y Lucha contra el Narcotráfico, en referencia a la investigación
sobre el Banco República, dirigido por Raúl Moneta hasta
su liquidación. Los jueces van a tener una gran dificultad
para investigar porque, como actividad de lavado de dinero, sólo
se podrían castigar las operaciones provenientes del narcotráfico,
dijo Cortese a la agencia Reuters.
El procurador del Tesoro de la Nación, Ernesto Marcer, solicitó
recientemente al juez federal Adolfo Bagnasco que investigue al desaparecido
Banco República por el presunto lavado de dinero. En la denuncia
también está incluido el Federal Bank con sede en
las Bahamas y relacionado con el República, el Citibank de
Nueva York y el mexicano Cartel de Juárez de la droga, por su vinculación
con la venta de propiedades en la costa atlántica argentina. La
presentación del procurador se realizó pocos días
después de que el Senado de Estados Unidos dijo que tiene bajo
la lupa por lavado al Federal Bank y Mercado Abierto, un agente financiero
con base en Islas Caimán y que opera en Argentina.
El escándalo desatado apuró al gobierno para reglamentar
una nueva ley que busca combatir este tipo de ilícitos, adaptando
la vieja legislación para que también se pueda investigar
a los fondos blanqueados que no provienen del narcotráfico. Pero
Cortese explicó que esta ley no se aplicaría en el caso
del República, porque la entidad habría cometido el supuesto
delito antes de su sanción y la normativa no es retroactiva.
La legislación anterior sólo castigaba el lavado de dinero
proveniente del tráfico de drogas, lo que según el
funcionario es muy difícil de probar. Acá hay
que acreditar que existe una organización del narcotráfico,
que se juntó plata y que ese dinero tiene origen en ese tipo de
actividad para que esto sea delito en Argentina, de acuerdo con la antigua
normativa, señaló el funcionario. Y tiene que
estar directamente relacionado con el narcotráfico, agregó.
No obstante, Cortese indicó que el tráfico y consumo de
estupefacientes se triplicó en Argentina en los últimos
diez años como producto de la debilidad de la estructura de control.
En el gobierno anterior (del presidente Carlos Menem), la imagen
pública con procedimientos, con sospechas e investigaciones judiciales
sobre los propios funcionarios encargados de la lucha contra el narcotráfico,
generó un debilitamiento de las fuerzas que carcomió la
eficacia, dijo. Cuando las sospechas se instalan en la estructura
de poder, no hay manera de que abajo haya controles serios, añadió.
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