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SEGUN UNA PERICIA, LOS PEREL ESTABAN DOPADOS ANTES DE SU MUERTE
Un sedante que abre nuevas dudas

Los Perel fueron �inducidos al sueño�. Es la nueva pista revelada ayer, que plantea más interrogantes para un caso misterioso.

El secretario de la fiscalía, Federico Fourquet, dio detalles de la nueva pericia en el caso.

Por Cristian Alarcón y Raúl Kollmann

El adelanto de un estudio inconcluso sobre los cuerpos de Mariano Perel y su esposa suma más interrogantes en el caso. Ayer, fuentes de la investigación revelaron que, según los “datos preliminares” de las pericias, el matrimonio fue “inducido al sueño” mediante el consumo de un somnífero. “Los primeros informes nos permiten sospechar que fueron asesinados mientras estaban durmiendo”, le dijo a este diario un allegado a la instrucción. Después de la pericia informática en la que se comprobó que la nota encontrada en el cuarto del empresario fue escrita en su propia laptop, el nuevo estudio en el que se detectó un sedante viene a fortalecer la idea de un asesino a sueldo. Ayer, el secretario de la fiscalía, Federico Fourquet, insistió en que “se investigan dos muertes y si bien no se puede descartar nada, la causa se sigue trabajando sobre la hipótesis de un doble homicidio”. Aun así las piezas no logran encajarse. Si el empresario fue sedado –por la fuerza con un pañuelo o mediante una bebida– para ser ejecutado sin oponer resistencia no se explica cómo es que él puede haber escrito en su notebook el mensaje en el que dice que fue asesinado “por no pagar el rescate de Antfactory”.
“Se encontraron trazas de un sedante que no está todavía identificado, como tampoco se sabe la cantidad en que se suministró o si el compuesto estaba en período de ingesta o de eliminación”, aclararon anoche fuentes vinculadas al estudio realizado por la Asesoría Pericial de la Corte Bonaerense. Según la explicación de los especialistas, lo que los análisis en esta etapa pueden determinar es la dosis consumida y el tipo de sedante. Pero la evaluación sobre el efecto que pudo haber producido en las víctimas será realizada por un equipo de médicos forenses de la Corte.
De todas maneras, los especialistas aseguraron a este diario que ningún hipnótico produce un sueño tan profundo que impida que una persona se sobresalte cuando le disparan a otra que está al lado. Por otro lado, las “trazas” encontradas en los cuerpos que delatan la presencia de un sedante, de las cuales aún no se identificó el componente, podrían ser desde un calmante fuerte por inhalación hasta los rastros de una simple pastilla para dormir. Fuentes cercanas a la familia le dijeron a Página/12 que tanto Mariano Perel como Rosa consumían, no en forma permanente, Alplax, un sedante liviano.
Teniendo en cuenta el resultado de la pericia sobre la computadora de la víctima y estos resultados preliminares que indican que fueron sedados, las preguntas que se abren ante los datos son:
Si Perel escribió el texto en la notebook el 1º de febrero, un día antes de partir de Buenos Aires hacia Cariló, ¿cómo se explica que luego alguien lo haya dormido y usado esa nota hecha a medida para un crimen por la propia víctima? Si Perel fue el autor de la nota, una explicación es la hipótesis descabellada que avaló ante este diario un allegado a la familia: Perel contrató un killer para que lo matara a él y a su mujer Rosa. También es posible que Perel haya sedado a su mujer a escondidas para luego hacer lo mismo él y quedar a expensas de su sicario.
Si Perel no escribió el mensaje en su máquina, tiene que haberlo hecho un allegado o una persona cercana a su entorno laboral. Sus familiares aseguran que el empresario no se apartaba de ella. En la causa, un testigo dice que escuchó a Perel preguntar por su computadora, a la que consideró perdida durante unas horas. Ayer, fuentes del entorno de los Perel recordaron que la computadora tenía una clave para su ingreso con lo cual se hace más difícil que el escriba haya sido otro que Perel. Ahora, si esa persona cercana escribió el mensaje, luego debió imprimirlo, para después dárselo a un profesional, quien finalmente lo puso bajo el plato donde fue encontrado el papel con la frase en inglés. O él mismo hizo el trabajo de expertos.
Esa hipótesis, la de un asesino del entorno del empresario, no encuentra aún asidero en los elementos que sobre Antfactory o sus allegados tiene la fiscalía. Los ejecutivos de la empresa coincidieron en calificar a Perel como una persona hermética y extremadamente celosa de sus movimientos. Admitieron que el financista había tenido desacuerdos con la empresa en los últimos tiempos y aducen no conocer los extraños y frecuentes viajes a los Estados Unidos. También aseguran que sabían de la terrible situación financiera de su colega. Les había pedido una indemnización de 200 mil pesos, a la que Antfactory no accedió.
Sin embargo, ayer se sumó a última hora un nuevo elemento para la especulación. El hijo de Perel, Jonathan, de 23 años, declaró: “No era usual que mi padre cocinara un asado si no es porque iba a recibir visita”. La frase fue suficiente para que ayer la hipótesis de un asesinato se alimentara con la aparición de un homicida que cenó con las víctimas. O sea, un conocido que escribió en la computadora de Perel, viajo a Cariló, comió con el matrimonio y luego los durmió para dejarlos listos para la muerte. O, tal vez, hasta los mató él mismo. Pero para los investigadores, el testimonio de Jonathan no es confiable. El chico ya había declarado en la causa y se mostró ignorante de las costumbres de su padre. Dijo no saber que usaba armas y luego en un allanamiento se secuestró un arsenal en su propia casa.

 


 

LA FISCALIA CONFIRMO QUE PEREL ESTABA QUEBRADO
Con fraude impositivo incluido

Por C.A. y R.K.

Una duda cayó definitivamente para los investigadores del caso Perel: que el empresario tenía graves dificultades económicas y que había llegado a un punto límite en sus deudas. Ayer, el secretario de la fiscalía admitió por primera vez que, tal como adelantó al comienzo del caso Página/12, que el financista tenía un pasivo “muy importante” y que pasaba por un momento “problemático” en Antfactory, la empresa para quien trabajaba. A los dramas de dinero que tenía el empresario se le sumó ayer una nueva pista que adorna los archivos informáticos revisados por los investigadores: según fuentes con acceso a la causa se detectó un “importante fraude impositivo” realizado por el contador para varias empresas que lo contrataban. Claro que tal como ocurrió con las firmas relacionadas con Antfactory, en este caso también se protegieron los nombres.
Este diario reveló el descalabro financiero de Perel que consiste no sólo en sus alicaídas cuentas bancarias en el país y en Estados Unidos, sino en una lista de acreedores a quienes les “manejaba el dinero”. Perel había puesto una especie de mesa de dinero y hasta hace poco pagó los intereses correspondientes a sus clientes. Pero en realidad se estaba gastando lo que no tenía para sostener un nivel de vida carísimo. En la causa, el directivo de Antfactory Julio Hardy dijo que le debía 60 mil pesos a su secretario y otros 600 mil a un amigo de apellido Sujoy.
Ayer se supo de fuentes de la investigación que los primeros estudios sobre la documentación secuestrada en las oficinas del financista y los archivos en su laptop demuestran que además de sus incontables negocios turbios Perel se dedicaba a la evasión impositiva.
“Era un pulpo –dijo ayer un vocero de la instrucción–. También descubrimos que es significativo el fraude al Estado que realizaba para algunas de las empresas con las que trabajó”. Según la fuente, aún no detectan los nombres de esas empresas. A los pesquisas se les agrega una nueva tarea a desenredar. Las vertientes del caso Perel, desde el lavado hasta el espionaje y ahora la evasión fiscal, siguen dando tela para cortar al margen de un crimen complejo que no encuentra las pruebas para serlo.

 

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