Por Horacio Cecchi
Desde
Miramar
El día de ayer empezó
como empiezan todos los días soleados en las ciudades balnearias:
columnas de turistas en dirección a la playa, sombrillas y lonas
abiertas en la arena, negocios aquí y allá levantando sus
persianas. En realidad, la pequeña diferencia que encontró
Miramar respecto del resto de la costa atlántica es que ayer, pese
al día soleado, su comisaría estaba bajo un frente de tormenta:
empezó el día con 25 uniformados menos, trasladados a Mar
del Plata como resultado de una lluvia de denuncias de los vecinos. Las
denuncias fueron de todo tipo y muchas por motivos de vieja data, pero
que afloraron a partir del crimen de Natalia. Entre esos 25 policías,
cuatro fueron implicados en el caso por el mismo Gustavo Gallo
Fernández durante una conversación telefónica que
mantuvo con su madre el martes pasado.
Ayer, con esa información, los Melmann solicitaron expresamente
a la Justicia la incorporación a la causa de los cuatro suboficiales.
También se pidió que comparecieran siete testigos nuevos,
pero ambos pedidos fueron rechazados por el fiscal Marcos Pagella. Por
la noche, en conferencia de prensa, los abogados de la familia Melmann
anunciaron que hoy recusarán a Pagella y lo acusaron de mantener
una actitud obstruccionista. Entretanto, en la desmantelada
comisaría de Miramar, el reemplazo de sus 25 ausencias obligadas
fue cubierta, provisoriamente, por hombres de la Guardia de Infantería
que incluso debieron hacerse cargo de atender el teléfono.
Según informó una fuente policial, hasta el viernes 9 de
febrero, el plantel de la comisaría local era de 56 hombres. Ese
día, su jefe, Carlos Grillo, y la plana mayor fueron destituidos
como primer efecto de la fuga del Gallo. De los 56 que ellos
tenían, diez se fueron a Mar del Plata. No les quedaron más
que 46. En reemplazo de Grillo fue designada Inés Delia Fiel. Llegó
dispuesta a hacer un lavado de cara: su primer esfuerzo estuvo dirigido
a atender los reclamos de la población. La puerta abierta de la
comisaría fue al vecindario de Miramar lo que una válvula
para liberar presión es a una olla sellada y sometida al fuego:
en no más de tres días en funciones, Fiel recibió
no menos de un centenar de denuncias. La inmensa mayoría no tenía
vinculación directa con el crimen de Natalia. Hablaban de maltrato,
desatención, prepotencia y demás. Pero lo que en una comisaría
de la Bonaerense parece moneda corriente, en Miramar resultó una
bomba de tiempo.
El martes, el gobernador Carlos Ruckauf amenazó con tomar
decisiones si no aparecía el Gallo. Y hasta ayer,
el Gallo no apareció. Fue entonces que la amenaza se
trasladó a los hechos y 25 uniformados mencionados en las denuncias
siguieron camino a Mar del Plata. De los 46 que ellos tenían, no
les quedaban más que 21. Para optimizar el servicio,
argumentó Fiel. La decisión fue tomada para darle
transparencia a la investigación por el crimen de la chica, pero
no significa que se cuestione su desempeño. Si se hicieron cosas
mal o no, no lo puedo referir. Fue un cambio necesario para todo el curso
de la investigación y para que la gente de Miramar esté
mejor atendida.
De los 25 traslados, cuatro tienen motivo de preocupación mayor
que un simple estrés por cambio laboral. El Gallo se
comunicó con su madre, presumiblemente el martes pasado, quizás
antes. En la conversación puso como condición para su entrega
que antes fueran detenidos cuatro suboficiales de la comisaría,
según él, implicados en el crimen. La madre se reunió
ese mismo día con Gustavo Melmann y entregó el dato. Se
trata de Rambo Caravaggio, el Mono Suárez, Gerardo Panadero y Etchenique.
Si bien los nombres fueron aportados por un prófugo, sospechoso
de homicidio y ex informante policial, lo que puede relativizar la acusación,
el abogado penalista de los Melmann, Juan Carlos Maggi, tomó nota.
Y ayer por la mañana realizó una presentación ante
la fiscalía 1, de Marcos Pagella. Hay miembros de la policía
directamente involucrados en el crimen, sostuvo. También
solicitó que comparecieran siete testigos que aportarían
pruebas de la acusación del Gallo. Pero, imprevistamente,
las presentaciones no fueron dadas como válidas por Pagella, aduciendo
cuestiones meramente formales.
En Miramar, entretanto, los ánimos se caldeaban. Alrededor del
bunker de los Melmann, no sólo se concentraron los medios periodísticos.
También lo hicieron vecinos, turistas y curiosos. Alrededor de
las ocho y media, Laura Izcovich y Juan Carlos Maggi anunciaron que hoy
recusarán a Pagella por numerosísimas irregularidades
en la causa. Su actitud es obstruccionista señaló
Izcovich. Pagella se negó a entregar fotocopias, se negó
a reconocer a Maggi, se niega a reconocerme a mí. No
sé a qué atribuir esta actitud del doctor Pagella,
agregó Maggi quien mencionó una serie de crímenes
y violaciones no resueltos por la fiscalía.
Ayer, por primera vez desde que se desató el caso, el Vivero Dunícola
Florentino Ameghino fue cercado por la Guardia de Infantería. Técnicamente,
no se puede decir que fue rodeado, ya que se trata de 400 hectáreas.
El cercado fue instalado sólo sobre el borde que tiene contacto
con la ciudad. Por allí se supone que el Gallo es alimentado,
como ocurrió durante varios meses en su anterior fuga, en enero
del 97, cuando era buscado por hurto calificado. Aunque son sólo
presunciones, porque nadie sabe a ciencia cierta si el Gallo
se encuentra allí.
Pero no todos los hombres de Infantería fueron distribuidos como
vallado. Una parte terminó tomando denuncias y atendiendo el teléfono
en la comisaría, hasta tanto se designe nuevo personal.
Mientras, y durante todo el día y la noche, la búsqueda
del Gallo continuó. Tres perros de la División
Adiestramiento de Canes comenzaron a olfatear todos los árboles
del vivero. Y diez hombres del Escuadrón de Caballería marplatense,
de civil pero a caballo, se dedicaron a rastrillar cada una de las 400
hectáreas a disposición.
Usted es un
inepto
Usted es un inepto y nosotros le estamos pagando el sueldo.
La caracterización fue de Gustavo Melmann, padre de Natalia.
Del otro lado de la línea lo escuchaba el ministro Ramón
Verón. La conversación que en realidad fue más
extensa y que mostró algún pico emocional tuvo
lugar ayer a la mañana, cuando Melmann se comunicó
con Verón para informarle que cuatro de sus policías
de la comisaría de Miramar estaban involucrados en el crimen,
según datos aportados por el prófugo Gustavo Fernández.
Para evitar cualquier tipo de suspicacias posteriores, Melmann realizó
la comunicación con un escribano presente.
A las 6.40 de la mañana, Melmann levantó el teléfono
y se comunicó con la privada del ministro, pero aún
no había llegado a su despacho. A las ocho, a pedido del
padre de Natalia, se hizo presente en el local el escribano Mario
Vera, que tomaría nota de la conversación que se realizaría
en comunicación abierta. Eran las 9.20 cuando sonó
el teléfono del local: era Verón. Inmediatamente Vera
se presentó como escribano y le informó que la conversación
estaba siendo grabada por el semanario local El Planeta. Diez minutos
después, el periodismo fue desalojado para que Melmann pasara
los nombres de los policías presuntamente involucrados (ver
nota central). La grabación fue tomada como testimonio por
el escribano. Por la noche, Verón se reunió con el
fiscal general adjunto de Mar del Plata, Juan Carlos Petiggiani,
para entregarle una denuncia contra policías de Miramar,
aunque no trascendió si el motivo está relacionado
con el crimen o se trata de una denuncia por mal desempeño.
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