Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


Negociación con salida electoral

El proceso de paz se reanudó ayer en Colombia con una agenda nueva tanto para Andrés Pastrana como para los jefes de las FARC.

El presidente Andrés Pastrana recibe honores militares.
Es en la entrega de helicópteros norteamericanos al ejército.

Por Gabriel A. Uriarte

“Lo que realmente le interesa al gobierno es mantener a los guerrilleros sentados en la mesa durante los 18 meses que le quedan de mandato: los que se desgastan son ellos, que pierden puntos frente a la opinión pública por su barbarie y arrogancia”. Este analista cercano a las negociaciones de paz colombianas podía o no tener razón, pero lo cierto es que por ahora el presidente Andrés Pastrana está teniendo éxito si ése es su propósito. Ayer su equipo de negociadores se reunió con los delegados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el primer encuentro desde que la guerrilla “descongelara” la semana pasada el proceso de paz. Pero las FARC ahora parecen compartir la opinión de que la dilatación y el desgaste son armas de doble filo: ayer el “ideólogo” del grupo, Alfonso Cano, aseguró que el mando estaba estudiando suspender los secuestros de civiles. Por lo pronto, las FARC dieron de baja a 62 niños para que se reintegren a la vida civil.
Esto, junto con la intervención de Cano, hecha en una larga entrevista publicada por el diario El Espectador, reflejaba un hecho cada vez más notable en la guerra civil colombiana: ambos actores parecen estar elaborando su estrategia en función de las elecciones presidenciales que se celebrarán en año y medio. Cano, sin ir más lejos, es el titular de la organización política clandestina de las FARC, el Movimiento Bolivariano para la Nueva Colombia, y ayer adelantó que “estamos discutiendo mecanismos para la próxima elección presidencial”. Y no se puede especular con líneas divergentes dentro del mando guerrillero. El comandante militar de las FARC –y, según algunas versiones, el jefe real de la guerrilla– Jorge Briceño (“el Mono Jojoy”) había anticipado a Cano el domingo al afirmar que estaba analizando suspender los ataques contra comisarías rurales con garrafas de gas cargadas de explosivos, que multiplican la cantidad de bajas civiles.
Oficialmente, Pastrana espera lograr que las FARC acuerden una disminución algo más extensa de la guerra: un cese al fuego. Ese era el principal tema en la agenda de los delegados que se reunieron ayer en la localidad de Los Pozos en el primer día de negociaciones desde que la guerrilla las congelara en noviembre pasado. El alto comisionado de la Paz, Camilo Gómez, aseguró que “hoy comenzaremos a discutir cómo implementar los puntos del acuerdo de Los Pozos”. Entre esos puntos estaba, claro, un cese al fuego. Sin embargo, otro negociador del gobierno, Alfonso López, admitió en un reportaje televisado que las posiciones de ambas partes seguían “bien distantes”.
Por lo menos, la reanudación de las negociaciones ha significado que la guerra civil colombiana comienza a ser analizada nuevamente en términos políticos, después de varios meses donde el único factor de importancia era la relación de fuerzas militar. En consonancia con la ambigüedad de gobierno y guerrilla ante las negociaciones, la opinión pública colombiana está dividida casi exactamente al medio al respecto. Una encuesta publicada ayer por el diario El Tiempo reveló que el 45,4 por ciento de los colombianos cree que el proceso de paz producirá “resultados concretos” (el mes pasado era menos de un tercio), mientras que un 45,3 piensa que no. Pero lo que podría ser más importante para el gobierno es que el 45,2 por ciento pensaba que la imagen de Pastrana (desde hace tiempo inferior al 20 por ciento) había aumentado tras el acuerdo.

 

PRINCIPAL