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EL TITULAR DEL BCRA QUIERE QUE LO CITE EL CONGRESO
Pou se prepara para resistir

Tuvo una jornada nerviosa, hasta que Colombo le anticipó que De la Rúa saldría a bajar el tono de la disputa. Pou quiere ir al Congreso y aparecer como víctima de una persecución política.

Pedro Pou, presidente del Banco Central. Convirtió su despacho en bunker, con casco y todo.

Por Claudio Zlotnik

”Acá tenés, que te sirva para la resistencia”. Pedro Pou agarró el casco color verde con las dos manos y soltó una carcajada. El regalo de uno de los directores del Banco Central convertía en realidad el fotomontaje con el que ayer Página/12 ilustró su portada, y en donde se daba cuenta de un Pou atrincherado, negando su renuncia en medio de la tormenta de críticas. Pero en la práctica sirvió para distender el comienzo de la reunión de directores más tensa que Pou presidió en los últimos tiempos. Lo fue hasta que, cerca del mediodía, atendió el llamado de Chrystian Colombo, comentándole que Fernando de la Rúa iba a salir públicamente a bajarle el tono al conflicto político. Recién ahí volvieron las sonrisas.
La negativa de Pou a dejar su puesto en medio de las fuertes críticas de diversos sectores políticos tuvo un claro objetivo: no quedar pegado a las denuncias sobre lavado de dinero. Incluso, la estrategia del banquero incluye su presentación ante los legisladores que integrarán la comisión bicameral que investigará el presunto delito. “Voy a defenderme de las acusaciones”, les confirmó Pou a los funcionarios que lo acompañan en la gestión. Lo mismo le transmitió, por teléfono, a Colombo.
Justamente, los diputados que investigaron la trama del dinero sucio alegan que Pou no cumplió con su deber de controlar al sistema financiero. Pero el banquero asegura que cuenta con todos los elementos para demostrar lo contrario. Incluso, analizaba la posibilidad de fijar su posición sobre el tema del lavado a través de una carta que haría pública durante este fin de semana.
Quienes conocen a Pou aseguran que se lo nota cansado de los conflictos con el poder político. Y que, frente a sus allegados, no esconde sus ansias de pasar a retiro. Según diversas fuentes consultadas por Página/12, cuando la comisión del Senado estadounidense hizo públicas sus sospechas sobre negocios turbios entre los bancos República (que comandó el menemista Raúl Moneta), Federal y el Citibank, en el Gobierno pensaron que había llegado el momento de negociar con Pou una salida elegante. Pero las cataratas de pedidos de renuncia que se precipitaron a comienzos de semana echó por tierra el plan. En este contexto, el desplazamiento del titular del Central hubiera quedado como una jugada eminentemente política, sin sustancia legal. Una pésima señal para los inversores extranjeros, aquellos a quienes José Luis Machinea busca seducir para motorizar la economía. Concretamente, esta advertencia es la que la Asociación de Bancos dejó, anteayer, en el despacho de De la Rúa.
¿Qué hará Pou? Ahora, lo único que aguarda es que le llegue la citación para mostrar su verdad ante los diputados y senadores que evaluarán su gestión respecto de las operaciones sospechosas de los bancos. “Los legisladores tendrán que demostrar que cuentan con pruebas contundentes sobre la inacción de Pou ante esos negocios. Si no lo hacen y recomiendan su desplazamiento, quedará en claro que todo se trata de una maniobra política”, comentó a este diario un allegado al presidente del BC. Por otra parte, el banquero intentará convencer a los diputados y senadores que él es el principal interesado en que se sepa la verdad. Y que para ello ya formuló una autodenuncia ante la Justicia.
¿Quiénes son sus aliados? Sólo cuenta con el apoyo de la city. Los financistas lo aprecian como el garante del modelo. A medida que pasó el tiempo, Pou amplió el abanico de enemigos. La principal es la diputada Elisa Carrió, contra quien el banquero ya presentó siete demandas judiciales. Pero en las últimas horas cruzó duras cartas con Raúl Alfonsín y se distanció de Ricardo Gutiérrez, el poderoso presidente del Banco Provincia. Gutiérrez fue uno de los que reclamó la renuncia de Pou, en sintonía con el expreso pedido que había formulado Carlos Ruckauf. En el entorno del jefe de la autoridad monetaria creen que el banquero deberá recomponer rápidamente su relación con su colega bonaerense y no es casual que piensen así. Gutiérrez, un hombre respetado tanto en el microcentro yen el extranjero por sus valiosos antecedentes, fue el único banquero que criticó al jefe del BC. No es poco, si se piensa que el Provincia es una de las entidades más importantes del sistema financiero y que Pou pretende mostrarse frente a los financistas como un perseguido político.

 


 

MACHINEA LE BAJO EL TONO AL CONFLICTO CON EL BC
“Por ahora no existen pruebas”

En la misma línea que Fernando de la Rúa, José Luis Machinea salió ayer a bajar el tono del conflicto con el presidente del Banco Central, Pedro Pou. “Por ahora no existen pruebas para pedir su remoción”, aseguró el ministro, cambiando marcadamente la postura del Gobierno con respecto al tema. El último viernes, tanto De la Rúa como Machinea enfatizaron que el Poder Ejecutivo estaba sumamente preocupado por las denuncias de lavado de dinero y por el papel que habría jugado Pou en las operaciones sospechadas. Por ese motivo, dijeron, el Gobierno se presentaría como querellante ante la Justicia. Ayer, en cambio, el jefe de Hacienda relativizó los hechos cuanto pudo, al punto de señalar que “si hubo una operación de lavado de dinero, eso no implica que haya habido un mal comportamiento del Banco Central o incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
Semejante viraje da lugar a por lo menos dos lecturas. Fuentes de Economía indicaron a Página/12 que la violenta embestida contra Pou por parte de un amplio abanico político, con Raúl Alfonsín, Chacho Alvarez y Carlos Ruckauf a la cabeza, alteró las negociaciones que el Gobierno mantenía con el titular del Central para llegar a una solución consensuada, cuyo final sería su alejamiento del organismo. Con la trascendencia que tomaron los hechos, Pou decidió resistir y buscó apoyo en el establishment financiero. Por tanto, ahora es preciso lograr que las aguas se aquieten y por eso Machinea salió a decir que “no hay pruebas”.
Otra lectura sería que los banqueros de ABA presionaron al Gobierno en defensa del funcionario, agitando el fantasma de una nueva crisis económica, lo que pondría a Machinea en un grave aprieto cuando necesita lograr la reactivación para llegar a las elecciones de octubre con una economía en ascenso.
“El Gobierno no está apoyando a Pou sino defendiendo la institucionalidad del Banco Central”, remarcó Machinea en conferencia de prensa. Ante la pregunta de por qué el Gobierno no dijo lo mismo el lunes pasado, cuando encumbrados dirigentes de la Alianza y el peronismo salieron a pedir la cabeza de Pou, el ministro respondió que “nosotros siempre señalamos que el Banco Central es un organismo autónomo y que hay instituciones que es necesario respetar”. “Acá no se trata de encubrir ningún hecho ni encubrir a nadie”, sentenció.
Respecto de cuál será la actitud del Gobierno si la comisión parlamentaria convocada para el próximo martes recomienda al Ejecutivo remover a Pou, el ministro sostuvo que “se verá qué se hace”. De todos modos, anticipó que se evaluará si un eventual dictamen en ese sentido “está fundado en los hechos”. “Por ahora no existen pruebas para pedir su remoción”, añadió. A lo largo de la semana, el equipo económico recibió
una gran cantidad de llamados de bancos e inversores extranjeros, “manifestando su preocupación por estos hechos”, reconoció Machinea.
“Es lógico que si desde el exterior se ve que se quiere vulnerar la independencia del Banco Central porque a algunos no les gusta la política monetaria, muchas personas estén preocupadas”, interpretó. “Si mantenemos las instituciones, seremos un país creíble. Si se remueve al presidente del Central por una falta grave es una cosa, pero si se lo saca porque no nos gusta.... eso no es bien visto”, remarcó.

 

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