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EL PRESIDENTE QUIERE CERRAR EL DEBATE SOBRE CUBA
Llegó De la Rúa y mandó parar

�La decisión la toma el Presidente�, explicó hablando de sí mismo De la Rúa. Es un intento de desmontar la discusión que proponen Alfonsín y Alvarez sobre la posición en la ONU.

Adalberto Rodríguez Giavarini está convencido de que debe mantenerse el criterio del año pasado.

Por Eduardo Tagliaferro

Transmitir fortaleza y ejecutividad es una de las recomendaciones de los asesores de imagen presidencial. Fiel a la premisa, Fernando de la Rúa intentó mostrar su energía diciendo que las decisiones de política exterior “las toma el Presidente de la República”. Luego de un fuerte mutismo, del que sólo se apartó para señalar que el entredicho con Cuba “era competencia de la Cancillería”, De la Rúa criticó ayer las recientes declaraciones de Raúl Alfonsín y Carlos Alvarez al manifestar que “hubiera esperado declaraciones más contundentes en defensa de nuestra querida patria cuando fue agredida”.
Al día siguiente de la reunión de los miembros del grupo de trabajo de la Alianza y cuando éstos habían bajado el tono de la polémica, los dichos del Presidente fueron casi una señal sobre cómo se comportará su gobierno cuando llegue el momento de decidir el voto en las Naciones Unidas. No dijo cómo será el voto, pero su actitud sugiere que no está muy dispuesto a promover o consentir debates y discusiones horizontales.
“Es algo obvio que las decisiones las toma el Presidente. En lo que a mí compete, he usado los términos adecuados”, dijo el actual secretario de Relaciones Internacionales del radicalismo, Raúl Alconada Sempé. En diálogo con Página/12, el ex vicecanciller del gobierno de Alfonsín no ocultaba su sorpresa por el reclamo presidencial. “Fernando de la Rúa siempre se manifestó de manera mesurada. ¿Cómo es que ahora reclama un lenguaje más enfático?”, se preguntó Alconada Sempé.
El debate sobre la futura posición argentina en la ONU despuntó en el mismo momento en que el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini embistió contra las declaraciones de Fidel Castro mientras se aprestaba a entrevistarse con el flamante secretario del Departamento de Estado, Collin Powell.
A pesar de que tanto Alfonsín como Alvarez habían calificado como “desafortunadas” las declaraciones del líder cubano en las que sostenía que Argentina “lame la bota de los yanquis”, De la Rúa consideró insuficiente el apoyo. Dirigentes aliancistas consultados por este diario especulaban con que “la afirmación presidencial acerca de que la patria fue agredida, más que una apelación al nacionalismo es un intento por detener un debate que se está generalizando en todos los ámbitos”.
El diputado radical Marcelo Stubrin reivindicó el diálogo y el debate: “Los matices contribuyen a hacer más ricas las polémicas en el seno de la Alianza”, opinó. Stubrin, titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, sostuvo que “es negativa la idea de una confrontación que enfrente al Gobierno con su respaldo parlamentario y político”.
Anteayer el bloque del radicalismo en la Cámara baja había respaldado las posiciones de Alfonsín en favor del voto abstencionista. Su titular, el catamarqueño Horacio Pernasetti, fue el encargado de transmitirlo a las autoridades partidarias. En la misma línea también se había expresado la legisladora porteña Gabriela González Gass, que convocó a “terminar con el sibushismo”. Los frepasistas Ramón Torres Molina, Jorge Giles, Rodolfo Rodil, Marcela Bordenave, Rubén Giustiniani y Eduardo Macaluse compartieron las declaraciones de Alfonsín y se sumaron al reclamo abstencionista. Además de sus paradigmas ideológicos, en esta ocasión, los diputados parecen recoger la percepción dominante en la calle. La semana pasada, luego de varias entrevistas, el propio diario La Nación reconoció que “la calle coincide con (Fidel) Castro”.

 

Anticastristas en gira

Dirigentes opositores cubanos reclamaron en Buenos Aires que el gobierno argentino vuelva a apoyar este año en las Naciones Unidas el voto de condena al régimen de Fidel Castro, por la situación de los derechos humanos en la isla. El presidente del Comité Pro-Derechos Humanos en Cuba, Ricardo Bonfill, aseguró que en ese país caribeño “es indiscutible que hay una violación a estos derechos, ya que las garantías individuales están suspendidas”. La delegación cubana también presentó ayer un informe sobre casos de violación a los derechos humanos en la isla, cometidos el año pasado. Los dirigentes anticastristas anunciaron que buscarán conectarse con políticos argentinos, para sumar adhesiones a su postura.

 

La Unione hace la fuerza

Izquierda Unida hará hoy a las 19 un “acto de solidaridad con Cuba”, en el club Unione e Benevolenza, ubicado en Perón 1362. Bajo la consigna “este pueblo está con Cuba, y el gobierno de la Alianza está con los yanquis”, hablarán los legisladores porteños Patricio Echegaray y Vilma Ripoll y el periodista Herman Schiller. En un comunicado, la coalición expresó “una masiva condena de nuestro pueblo se está produciendo contra la determinación del gobierno argentino de votar contra Cuba en la ONU, lo cual continúa y profundiza la política del menemismo”.

 

OPINION
Por Alfredo Allende *

Para hablar de Cuba

Si se quiere hablar en serio sobre las relaciones cubano-argentinas, se deben recordar condicionantes y hechos de relevancia.
En lo que hace al plano local cubano:
Desde el advenimiento del castrismo la isla dejó de ser el casino y lupanar de los norteamericanos con altos ingresos. En tanto los latifundios destinados a la producción de café y azúcar, antes en manos de corporaciones norteamericanas, pasaron a manos del gobierno y pueblo cubano.
La impresionante tarea de educación colocó al país en la vanguardia absoluta de alfabetización en América latina.
Es el único país de la región con centros de investigación médico-científica de avanzada internacional.
La sociedad cubana viene ensanchando la libertad religiosa, ahora poco menos que completa y superior a la de multitud de países.
Las formas y la sustancia democrática de un país socialista, como Cuba, no son la de los países capitalistas. Se realizan asambleas en pueblos, establecimientos y dentro del partido gobernante, con debates amplios y votaciones, todo dentro de los parámetros propios de un sistema socialista, pero cada vez con mayor participación de activistas simples interesados.
En lo que se refiere específicamente a los temas de los derechos humanos (y olvidando a los menesterosos despreciados por el sistema neoliberal en todo el continente, incluida la Argentina), vale la pena tener presente:
Nuestro país y los EE.UU. han mantenido y mantienen relaciones normales con decenas de gobiernos o despóticos y con Estados donde las minorías de diversas índoles son discriminadas y aún perseguidas.
Hay naciones, como la India, que poseen más esclavos que habitantes hay en Cuba (cuando se dice esclavos se habla técnicamente: millones de niños, mujeres y hombres están sujetos a servidumbre de por vida, son objeto de tráfico humano, forzados a la prostitución, etc.)
Entonces, ¿qué se busca con todo este ruido del que no faltó la bravata castrista?
El tema de fondo: los Estados Unidos tiene el explícito objetivo de englobarnos en el ALCA, y el objetivo tácito de paralizar la influencia europea en la región. Estos son los intereses prioritarios de Washington que, a nosotros, nos crearían, de hacerse realidad, problemas insolubles que irían desde la extinción definitiva de una producción industrial- tecnológica de cierta autonomía hasta la abdicación de la condición de Estado-Nación. Renovar sanciones a Cuba con nuestro apoyo, como lo quiere el sector domado y dominante de la Cancillería, facilitaría esos objetivos contrarios a los intereses argentinos.

* Diputado nacional. UCR-Alianza.

 

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