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FUE DETENIDO GUSTAVO FERNANDEZ, EL SOSPECHOSO POR EL CRIMEN DE NATALIA
Un Gallo con guarida en el gallinero

El hombre más buscado por la Bonaerense estaba escondido en el gallinero de una casa a 8 kilómetros de Miramar. La policía dice que fue encontrado, pero Ruckauf aseguró que fue �mitad (detención) y mitad (entrega)�. El padre de Natalia teme que lo �suiciden�. Anoche declaraba ante el fiscal.

Por Horacio Cecchi
Desde Miramar

El teléfono del gobernador Carlos Ruckauf sonó a una hora desusada. Eran las 4 de la madrugada de ayer, y pese a lo temprano de la hora, durante el resto del día el gobernador lució su característica sonrisa por encima de alguna sombra de agotamiento. La explicación se encontraba en aquel llamado, que le daba a Ruckauf la primicia esperada durante casi una semana: “el Gallo” Fernández había sido capturado. A esa hora, veinte policías de la DDI marplatense y de Miramar ingresaron a una casaquinta ubicada en el paraje Santa Irene, 8 kilómetros al oeste de la capital del distrito de General Alvarado y, esta vez sí, lo encontraron. Como en “La carta robada”, el relato de Edgar Allan Poe, “el Gallo” había elegido para ocultarse el lugar más obvio: un gallinero. Inmediatamente fue trasladado a Mar del Plata, donde a la noche el fiscal Marcos Pagella le tomó una indagatoria que continuaba al cierre de esta edición. Antes de entrar, “el Gallo” se declaró inocente. El padre de Natalia, Gustavo Melmann, y sus abogados Laura Izcovich y Juan Carlos Maggi, se dirigieron a los tribunales para presentar la anunciada recusación al fiscal. Melmann declaró que “voy a estar al lado del ‘Gallo’, cuidándolo”. Entretanto, Ruckauf felicitó la “labor desempeñada por Verón”, pero insistió en que, de todos modos, decidirá relevos en la estructura policial que intervino en la causa.
Después de todo, Gustavo “el Gallo” Fernández intentó despistar a la Bonaerense. En lugar de repetir su historia de fugas, instalándose en el vivero al que conocía como la palma de su mano, prefirió tomar distancia del escenario del crimen, un territorio ideal para los escondrijos, pero que ya no ofrecía las garantías de antaño. Fue por eso que, hace tres o cuatro días, “el Gallo” llegó a una casaquinta cuyo cuidador, de apellido Miranda, era un viejo conocido.
El lugar está ubicado a un kilómetro de la Ruta 77, que une las rutas 11, el Camino de la Independencia y la Ruta 88, a mitad de camino entre Miramar y la intersección con la 88 y no demasiado lejano a uno de los límites del vivero. Geográficamente corresponde al paraje Santa Irene, un poblado de chacareros –270 habitantes arrojó el último censo–, de casas dispersas y calles de tierra, sin el menor vestigio de trazado urbano. La casaquinta se encuentra a 800 metros a la izquierda del lugar de referencia más cercano: el almacén de Grau, atravesando un camino de tierra, y a unos 600 metros de un cartel que anuncia “Autódromo Municipal”. El lugar pertenece a un hombre casualmente de apellido Fernández, que vive en Mar del Plata, y que según las autoridades no tiene ningún parentesco con su homónimo prófugo. El cuidador Miranda vivía en el lugar con su mujer y su hijo de seis años.
Ya tres días atrás se habían anunciado movimientos extraños en el paraje Santa Irene, fecha que coincide con los datos que aseveran cuándo se instaló allí el sospechoso del crimen de Natalia. No sabía que aquel era uno de los 30 puntos colocados bajo la mira policial. Según una de las versiones policiales, la lista se armó en base a todas las personas con antecedentes penales que habitan en General Alvarado. Llevaban 27 allanamientos sin éxito. Miranda, con antecedentes penales y visto como marginal por el vecindario, figuraba en esa lista, pero por alguna razón quedó para el final. La sospecha de los investigadores es que Miranda aceptó oficiar de aguantador del “Gallo”. Y el lugar elegido fue, curiosamente, un gallinero, ubicado a la izquierda del frente de la casaquinta.
Ayer, a las cuatro de la tarde, la DDI confirmó la presencia del “Gallo” y aguardó 12 horas para el operativo avícola. Entre las 3 y media y las 4 de la madrugada, la hora ideal según los manuales para realizar allanamientos, los zorros de la DDI cayeron en el gallinero armandorevuelo. “El Gallo” se encontraba en ese momento con la guardia baja, había abandonado el gallinero y dormía en un garaje contiguo. No ofreció resistencia, estaba desarmado, había perdido varios kilos y el arito que acostumbraba colgar de su oreja izquierda, y a su alrededor había un paquete de galletitas abierto y un budín. Según informó el ministro de Justicia bonaerense, Jorge Casanovas, “Fernández fue detenido, no fue golpeado y está en buenas condiciones”. Según uno de los participantes del operativo, “el compromiso era no tocarle un pelo”, dejando la duda sobre la condición lampiña del detenido.
A las 6.20 un oficial de la DDI, de nombre Gustavo, que había permanecido todo el tiempo junto al búnker de los padres de Natalia, se acercó a la casa de los Melmann para informar la captura. Los Gustavos se abrazaron, hubo lágrimas, mucha emoción. “¡Lo agarraron! ¡Lo agarraron!”, fue el grito con el que se despertó Nahuel, uno de los hermanos de Natalia. Una hora y cuarenta después, los abogados Laura Izcovich, prima de Gustavo Melmann, y Juan Carlos Maggi, anunciaron en una petite conferencia de prensa que se trasladarían a Mar del Plata para hacer efectivo el pedido de recusación del fiscal Marcos Pagella.
A todo esto, alrededor de las 5.30 “el Gallo” llegaba en un patrullero y con fuerte custodia al complejo Vucetich, de Mar del Plata, pasó por la Policía Científica donde le hicieron los chequeos de rigor, y luego fue derivado a la DDI local, donde aguardó la instancia de la declaración indagatoria, frente al fiscal Marcos Pagella (ver aparte).
Por cuerda aparte, los padres de Natalia continuaron con su decisión de revocar a Pagella. Pero se enfrentaron ante una serie de recovecos legales. Por empezar, la recusación formalmente se hizo imposible, ya que los dos abogados de la familia, Laura Izcovich y Juan Carlos Maggi, presentaron el poder de representación, pero aún no cuentan con el reconocimiento judicial. Curiosamente, de la otra parte, la del acusado, el trámite se completó en minutos: el defensor oficial Carlos Mendoza fue reemplazado sin inconvenientes por el abogado marplatense Wenceslao Méndez.

 


 

LA POLEMICA SOBRE SI FUE ENCONTRADO O SE ENTREGO
Detención “mitad y mitad”

Por H. C.

Con la detención del principal sospechoso, en el caso de Natalia Melmann resurgieron las polémicas. Esta vez, lo que se discute es el modo en que “El Gallo” fue recuperado para la causa. Mientras que una versión policial afirmaba que la casa donde fue ubicado figuraba en una lista de lugares a vigilar, otra fuente muy cercana a los investigadores aseguró a este diario que llegaron al “Gallo” a través de su correo de alimentos que le dejaba el paquetito de comida en la tranquera. Por la mañana, Carlos Ruckauf agregó interrogantes cuando sostuvo que la captura había sido “mitad (detenido) y mitad (entregado)”. El ministro de Justicia, Jorge Casanovas, aportó lo suyo, asegurando que “este gobierno no negocia con delincuentes”. Para completar la escena, a última hora de la tarde, este diario presenció el reclamo de Jorge Villalobos, hermano del “Gallo”, al gobierno bonaerense: “Ahora quiero lo que me prometieron”.
La polémica tiene su sentido porque si resultó detención o no marcará, al menos públicamente, quién se lleva los honores en el caso policial más resonante en los últimos días, y que mantuvo en vilo a la ciudad de Miramar, a su intendencia, a su comisaría, a los rangos superiores policiales, a la Justicia, y al vértice superior del gobierno bonaerense, es decir, Carlos Ruckauf. Lo que se discute no es la resolución del caso, sino a quién caben las responsabilidades por las actuaciones, como mínimo confusas. Y los honores podrían servir de aire fresco.
La primera versión policial, ofrecida por el propio Verón, señaló que “no hubo ningún acuerdo o arreglo previo. Le garantizamos públicamente su integridad y cayó detenido fruto de una paciente investigación policial”. Casanovas arrojó el pañuelo hacia la familia Melmann: “Los únicos contactos que hubo los mantuvieron los padres de la víctima con los familiares del sospechoso”.
Pero en conferencia de prensa, Carlos Ruckauf puso la voz discordante cuando señaló, misterioso, que el resultado del operativo fue “mitad y mitad”, o sea, mitad detenido, mitad negociado. El gobernador no quiso aclarar más los tantos. Una fuente policial fidedigna aseguró a Página/12 que “lo enganchamos por un amigo del ‘Gallo’ de nombre Fabio, que le dejaba el paquetito de comida en la puerta de la quinta”.
Para colmo, a media tarde, este diario fue testigo del reclamo de Jorge Villalobos, uno de los diez hermanos del detenido: “Ahora que lo tienen, que me den lo que me prometieron”. Villalobos perdió su trabajo como consecuencia del caso y su casa recibe piedras de los vecinos todos los días. El reclamo, según Villalobos, tiene que ver con algún trabajo y protección.

 

La mira en la policía

Aunque la detención del “Gallo” trasladó el eje del caso Natalia Melmann a la figura del sospechoso único, la sombra de la participación policial en el crimen sigue tan vigente como lo estaba cuando la comisaría de Miramar fue prácticamente desmantelada de efectivos. Ayer, Gustavo Melmann apuntó en ese sentido cuando aseguró que “lo voy a cuidar (al Gallo), no quiero que después digan que se suicidó”. Ayer, el ministro de Seguridad, Ramón Verón, aseguró que “no hay policías involucrados en la causa”, pese a que el día anterior él mismo había presentado una denuncia contra varios efectivos de la comisaría de Miramar. Mientras, Ruckauf ponía en duda la versión de Verón, asegurando que producirá desplazamientos entre los cuadros que participaron en el caso.
Tal como adelantó Página/12, los policías presuntamente involucrados son “Rambo” Caravaggio, “El Mono” Suárez, Gerardo Panadero y Etchenique. Según una versión policial, esos nombres surgieron de una conversación entre “el Gallo” y su madre, luego trasladada por los padres de Natalia a sus abogados. Gustavo Melmann señaló a este diario que fueron recibidos por una denuncia de un vecino. Pero más allá de cómo fue su recepción, los abogados de la familia de Natalia pretenden formalizar una presentación para involucrar a los policías en la causa, y aportan “pruebas contundentes” sobre la participación de los cinco uniformados sospechados. Para ello cuentan con nueve testigos. Pero la presentación, al igual que el pedido de recusación contra el fiscal Marcos Pagella, están llamativamente demorados por un trámite burocrático: la aceptación judicial de los poderes de Laura Izcovich y Juan Carlos Maggi como representantes de la familia.

 

“Esto recién empieza”

Ambos mostraban sus rostros despejados entre trazos de cansancio. La noticia de la detención del Gallo reavivó los esfuerzos de Laura y Gustavo Melmann. “Tengo miedo de que la policía quiera limpiar al Gallo”, aseguró el padre a este diario. “No queremos bajar los brazos. Esto recién empieza.” Alrededor suyo, el bunker aparece despejado. No hay móviles, sólo amigos y vecinos que siguen pasando para saludar. “La marcha se hace igual, aunque lo hayan detenido (al Gallo). Queremos que se haga justicia y que esto sirva para que la gente se anime a hablar, no solamente por Natalia sino por todas las cosas que pasan acá.” “¿Piensa usar este lugar en el futuro como foro para los vecinos?”, preguntó Página/12. “Ojalá pueda, ojalá.” Las primeras líneas ya fueron trazadas: además de las múltiples adhesiones recibidas, durante dos días, Rosa García, la madre de Maxi, un joven asesinado por un guardia de seguridad en Caseros que aún permanece libre y cuyo caso fue ampliamente informado por este diario, viajó desde el conurbano para dar el apoyo de la asociación AVISE, que nuclea infinidad de casos de muertes no resueltas por la Justicia.

 

Un día más que agitado

Gustavo “el Gallo” Fernández arribó a Mar del Plata pasadas las 5.30 de ayer. Lo hizo dentro de un móvil de la Bonaerense, con custodia dentro y fuera del vehículo.
Tenía su rostro completamente cubierto por un buzo de franjas blancas y rojas. Su primer trámite fue la verificación de su estado de salud. Según se informó oficialmente, “está en perfectas condiciones”.
El mensaje estuvo dirigido a los Melmann, preocupados por la integridad del hombre clave en el caso de Natalia. Por la mañana, tras la verificación médica, fue trasladado a la DDI marplatense donde permaneció con custodia. Para evitar la preocupación de los padres de Natalia, Verón aseguró que “el detenido está custodiado por un hombre de la policía”, lo que a ciencia cierta no confirma la tranquilidad de los Melmann.
Minutos después de las 17, se desarrolló el mismo operativo para trasladar al mismo “Gallo” encubierto bajo el mismo buzo rojiblanco hacia los tribunales marplatenses, donde lo aguardaba el fiscal Marcos Pagella. Después llegó el recambio de abogados defensores, Wenceslao Méndez por Carlos Mendoza, y pasadas las 20 se inició la indagatoria, que al cierre de esta edición aún no había concluido. “El Gallo” tenía mucho para contar.

 

El apoyo de Ada Morales

Ada Rizzardo de Morales, la madre de María Soledad, la estudiante catamarqueña asesinada en 1990, repudió el crimen de Natalia Melmann ocurrido en Miramar y dijo que este caso le recuerda al de su hija por la “desprolijidad” judicial y policial. “No puedo entender que en el país sigan existiendo hechos criminales”, manifestó Ada, y sostuvo que esto pone al descubierto que “la Justicia argentina no funciona o hay muchísimas cosas por corregir y mejorar el sistema”.
“Expreso mi más total repudio por el aberrante crimen de Natalia Melmann”, dijo desde Catamarca Ada Rizzardo y, estableciendo similitudes entre este resonado caso con el de su hija, que marcó un antes y un después en la sociedad de su provincia, consideró que en la causa por el crimen de Miramar “parece que la Justicia no actuó como debía ya que también se cometieron muchas desprolijidades”.
Calificó al asesinato de Natalia como “aberrante” y dijo que le recuerda lo que sucedió con su hija María Soledad en 1990, cuando la adolescente catamarqueña apareció, violada y asesinada, a un costado de una ruta provincial.
“Siempre confiamos en la Justicia, pero su lentitud nos hacía descreer en ella, y pensábamos que no se iban a producir más crímenes de chicas jóvenes en el país, pero vemos que esto se reitera en diversas provincias”, expresó. Rizzardo cuestionó ley del “dos por uno”, que permite la libertad anticipada de los condenados, al referirse a uno de los dos sentenciados por el homicidio de María Soledad, Luis Tula, quien goza de salidas laborales. El otro condenado por el crimen, Guillermo Luque, sentenciado a 21 años de prisión permanece en la cárcel catamarqueña.
Por último, Ada aconsejó a la madre de Natalia a que “crea y se aferre a Dios, porque es el único que le podrá transmitir fuerza para poder mitigar un dolor irreparable para ella, su familia y toda la comunidad de Miramar”.

 

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