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La gobernación salteña construye un
estadio nuevo para el Mundial Sub-20

Paradojas de priorizar una inversión por lo menos discutible. Siete millones de pesos en una obra de utilización coyuntural, mientras la situación socioeconómica de la provincia hace agua por todos lados.

Por Héctor Alí
Desde Salta

La escuela América Latina, en Villa Lavalle, alberga desde hace semanas a varias decenas de evacuados por las inundaciones que provocaron en esta capital la lluvia y el desborde del río Arenales. Los inundados, familias numerosas con padres desocupados, no pueden volver a sus casas porque el agua arrasó con las precarias viviendas de lona, chapa o cartón y con lo poco que tenían. Mientras, tratan de contener el llanto de los más chicos, reclaman a las autoridades que les entreguen colchones, leche, pañales, zapatillas y un lugar digno donde ir a vivir. Villa Lavalle está a menos de 600 metros de donde se construye el estadio mundialista de Salta.
La cercanía de ese gigantesco conglomerado de barrios y asentamientos marginales con la imponencia de las obras en marcha es el contraste más notorio y contundente entre la situación social que padece la gran mayoría de los habitantes de Salta y la prioridad otorgada a la construcción del estadio. Las tribunas erguidas y las torres lumínicas que sobresalen flamantes parecen haber terminado la discusión con la fuerza de los hechos consumados. Lo que queda en pie es la incertidumbre respecto del futuro aprovechamiento del estadio cuando pase la efímera disputa de la primera fase del mundial Sub-20 que se jugará en el próximo invierno, entre junio y julio. Las autoridades imaginan su explotación como estadio único entre los principales clubes de Salta. Sin embargo, las dirigencias de Central Norte, Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro, que poseen el mayor número de simpatizantes, aún no tienen precisiones ni criterio establecido sobre esa cuestión. Los hinchas tampoco parecen muy decididos a resignar sus reductos, donde la condición de local pesa por encima de eventuales comodidades y modernismos. Los venerables tablones de “santos” y “cuervos” y el cemento del “lobo” salteño, por ahora parecen asuntos no negociables.
Aun si esto ocurriera, el presente futbolístico de estos equipos (Juventud Antoniana está jugando el Nacional B, en tanto los otros se reparten entre los certámenes Argentino A y B) no parece concitar multitudes que alcancen para amortizar la inversión y el costo de mantenimiento del coloso en el corto plazo. Contra esa realidad, los mentores del estadio imaginan competencias nacionales e internacionales o la presentación de artistas y espectáculos alternativos. Aun con el antecedente de otros estadios mundialistas que no paran de dar déficit, aseguran que en Salta sería diferente.
La idea de instalar en Salta una subsede para el mundial juvenil surgió a principios del 2000. Inicialmente se pensó en la cancha de Gimnasia y Tiro, que cuenta con una capacidad aproximada de 25 mil espectadores.
Para ello había que invertir en la modificación de sus instalaciones para albergar a jugadores, árbitros y la prensa mundial con comodidades acordes a los requerimientos de una competencia de esa magnitud. La idea fue descartada, según dijeron, a raíz de las dificultades financieras y económicas del club, sobre el cual pesa una deuda cercana a los 5 millones de pesos. También habría influido la oferta de una cadena de supermercados para instalar una sucursal donde hoy se levanta el estadio. De allí a imaginar la construcción de un estadio único sólo hubo un paso.
La iniciativa fue llevada al gobernador Juan Carlos Romero por sus asesores y allegados, que lo convencieron aludiendo a la pasión de los salteños por el fútbol y al rédito electoral que podría generar para su obra de gobierno cortar la cinta inaugural o dar el puntapié inicial del magno certamen.
Dirigentes opositores bramaron con sus críticas a la postura oficial. Pusieron sobre la mesa los índices de desnutrición y mortalidad infantil, la deserción escolar, el déficit habitacional, la crisis de la salud y la educación, como temas prioritarios y desatendidos. También mencionaron la situación de Mosconi y Tartagal, en el norte provincial, donde eldesempleo hizo estragos tras la privatización de YPF, provocando puebladas y cortes de ruta, con sus secuelas de represión y la muerte de un piquetero, en noviembre último.
Pero el gobernador Romero fue más práctico y prefirió esgrimir otros argumentos a su favor. Cuando en un primer momento se hablaba de 12 a 14 millones de pesos de presupuesto para la construcción del estadio, el mandatario sostuvo que prefería invertir esa suma en dicha obra “y no gastarla en planes de empleo” que cuando concluyen no han dejado nada más que una dádiva para sus beneficiarios.
La cuestión está planteada. Cuando el último apague las luces del estadio tras los partidos de la subsede del Mundial Sub-20, comenzará otra historia.

 

Ya la FIFA le dio el okay

La finalización del estadio mundialista de Salta está prevista para el próximo 30 de abril, aunque, de acuerdo con las inspecciones de los representantes de la FIFA, la construcción está adelantada en un 8 por ciento a los plazos estipulados. Una vez concluido, el estadio tendrá capacidad para 20.600 personas sentadas y contará con cuatro vestuarios acondicionados con todas las comodidades y requerimientos para relax, calentamiento e higiene de los jugadores.
El sector de prensa albergará 40 cabinas y 153 pupitres, que dispondrán de la última tecnología en comunicaciones, según precisaron sus constructores. El sistema lumínico está compuesto por cuatro torres oblicuas ubicadas en cada esquina del estadio que irradiarán un 50 por ciento más de iluminación que los estadios habilitados para el Mundial ‘78. La potencia de estas torres sólo se igualaría con el sistema instalado recientemente en el club Quilmes. El estadio cuenta además con una cancha auxiliar y dependencias exteriores donde localizarán playas de estacionamiento, sanitarios, boleterías y un complejo gastronómico. El costo final de la obra está estimado en alrededor de 7 millones de pesos.
En la última inspección, el director de competiciones de juveniles de la FIFA, Michael Bacchini, se mostró muy conforme con la marcha de la construcción, ya que se está llevando a cabo según “normas FIFA”, aunque pidió unas mejoras en el área de prensa y la zona mixta. Si bien el sorteo del torneo se realizará el 26 de abril, la idea de los organizadores es que Francia sea cabeza de serie en esa subsede, ya que la ciudad tiene muy buena aceptación entre los turistas europeos.

 

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