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TRAS LA DECLARACION DEL “GALLO”, LA JUSTICIA INVESTIGA A DOS EFECTIVOS
La policía, en la mira por el homicidio

El �Gallo� se declaró inocente y acusó del crimen a dos policías de Miramar. En la Justicia consideran verosímil la participación de los efectivos y no se descarta que haya nuevos procedimientos. �La investigación recién empieza�, dijo el fiscal.

Después de declarar, Gustavo �El Gallo� Fernández fue trasladado al penal de Melchor Romero. Está custodiado y es vigilado día y noche con un circuito cerrado �por su propia seguridad�.

Natalia Melmann (en la foto a la derecha) desapareció el domingo y apareció el jueves pasado. Es posible que en las próximas 72 horas la Justicia ordene nuevos procedimientos en la causa.

Por Horacio Cecchi
Desde Miramar

Un patrullero y al menos dos policías se encuentran en la mira del caso Natalia Melmann. Durante más de ocho horas, los ojos y oídos de todo el país se concentraron en el primer piso de los tribunales marplatenses. Allí se encuentra la Fiscalía 1, donde hasta ayer a las 3 de la madrugada “el Gallo” Fernández, por el momento único imputado por el crimen de Miramar, llevó adelante su extensa declaración indagatoria. Lo que dijo, de probarse, conmoverá no sólo la dirección de la causa. Sus abogados informaron que se declaró completamente inocente. Fuentes altamente confiables aseguraron a este diario que acusó al menos a dos policías -ocupantes de un patrullero que se cruzó con Natalia el domingo de su desaparición– de ser los autores del crimen. Los uniformados forman parte de la lista de cinco acusados por el padre de Natalia, Gustavo Melmann, anticipada por Página/12. Los datos proporcionados por Fernández son puntillosamente analizados por el fiscal Marcos Pagella, y existe una alta probabilidad de que se realicen nuevos operativos en las próximas 72 horas. “La investigación recién empieza”, dijo el fiscal luego de escuchar al “Gallo”. Durante toda su declaración, Fernández se mostró muy asustado. A las 3 de la madrugada fue trasladado con una fuerte custodia a la unidad 29 de La Plata, del Servicio Penitenciario bonaerense, donde fue alojado en una celda, aislado y con cámaras que siguen todos sus pasos. “Es por su propia seguridad”, aclaró un investigador.
Los temores sobre el futuro más cercano de la integridad del “Gallo” tienen su motivo. Este diario anticipó, un día después de que fuera descubierto el cuerpo de Natalia semioculto en el vivero municipal, que existían vínculos entre el entonces prófugo y algunos integrantes de la comisaría de Miramar. Durante años, los casos fueron perfectamente conocidos por los vecinos, pero sólo a partir del crimen de Natalia Melmann aparecieron las primeras voces que se animaron a denunciar hechos no estrictamente relacionados con la muerte de Natalia, pero que dan cuenta del control que mantenía la policía sobre el negocio del robo e incluso de la droga.
Según fuentes fidedignas a las que tuvo acceso este diario, Fernández contaba con cobertura policial para participar en hurtos de poca monta. A cambio, entregaba información útil a los uniformados. Precisamente, su paso por la prisión de Batán tuvo que ver con una condena por hurto calificado.
Es probable que su actividad fuera la de escruchante (abre puertas) de viviendas, pero su especialidad parecen haber sido los autos y motos.
Actuaba bajo el funcionamiento de zonas liberadas, especialmente en el sector de la avenida Costanera, lo que permitiría confirmar su vinculación y conocimiento de los uniformados.
Los nombres de los cinco policías se repiten en una gran cantidad de denuncias de vecinos, relacionados con robos e incluso asesinatos, aunque jamás nadie llegó a comprobar nada.
Desde alrededor de las 19 del jueves hasta aproximadamente las 3 de la mañana de ayer, “el Gallo” insistió en su inocencia y relató lo que, según su versión, había sido un crimen cometido por, al menos, dos policías que se trasladaban en un patrullero. Según fuentes muy cercanas a la investigación, que solicitaron absoluta reserva de sus nombres, “el Gallo” reconoció que había acompañado a Natalia después de abandonar el boliche Amadeus, pero que un patrullero se les acercó. Al menos dos policías que viajaban en el móvil fueron reconocidos por Fernández. Siempre según la misma fuente, en su declaración, Fernández dijo que los dos uniformados intentaron introducir a Natalia en el auto. La joven forcejeó e intentó defenderse y en ese momento habría cortado con sus uñas el rostro de Fernández. Después, aseguró, no la vio más. “Es absolutamente inocente. Va a luchar para demostrarlo”, aseguraron sus abogados, Wenceslao Mendes –patrocinó a las familias de dos prostitutas desaparecidas en Mar del Plata, Ana María Nores y Verónica Andrea Chávez– y Martín Ferri. “Sus declaraciones son determinantes para el esclarecimiento”, dijeron. Después, igual que el fiscal Pagella, guardaron absoluto mutismo amparados en el secreto de sumario. En función de lo declarado por “el Gallo”, se abre una serie de interrogantes en el caso:
La versión de cómo recibió el rasguño deja muchas dudas respecto del papel cumplido por “el Gallo” en el supuesto forcejeo. En pocas palabras, si acompañaba a la joven, según declaró, o si participó como entregador o, incluso, como parte del grupo. Hay que recordar que el lunes 5 de febrero, cuando fue interrogado como testigo, Fernández declaró que la cicatriz en su rostro fue el resultado de un vaso de vidrio que le lanzaron durante una pelea en Amadeus. La pelea no existió, y los investigadores señalaron que los vasos son de plástico. De todos modos, la primera versión puede haber sido inventada por temor a represalias policiales y con la idea de mantener hermético silencio: el cuerpo de Natalia aún no había aparecido.
Todavía falta la realización de los análisis de contraste entre el tipo sanguíneo y el ADN del “Gallo”, y los restos de epidermis hallados bajo las uñas de Natalia. Los análisis demoran más de lo que quisieran los investigadores.
También es posible que dichos análisis no coincidan, con lo que se abriría otro tipo de especulaciones con respecto al dueño de los mencionados restos epidérmicos (ver aparte).
Cómo fue que apareció el cuerpo de Natalia dentro del vivero, a 1000 metros de donde fue vista por última vez. En este caso cobra fuerza la hipótesis de que haya sido introducida dentro de un vehículo. Resulta menos probable que Natalia haya ingresado al vivero por su propia cuenta, aunque los fiscales, en repetidas ocasiones, aseguraron que no descartan ninguna hipótesis. Y mucho menos, que “Gallo” hubiera asesinado a Natalia fuera del vivero y la hubiera arrastrado por su propia cuenta un kilómetro a plena luz del día.
La hipótesis de que fue ingresada al vivero en un vehículo mantiene algunas coincidencias con las imágenes del escenario, tal como fue hallado el día que fue descubierto el cuerpo. No existían rastros de una pelea. Lo que más llamó la atención de los investigadores es la presencia de ramas secas, cortadas prolijamente y con anterioridad al domingo, algunas de ellas cubriendo el cuerpo de Natalia: si se hubiera desarrollado una pelea –y Natalia ofreció mucha resistencia–, las ramas secas se hubieran quebrado. Lo mismo habría ocurrido si hubiera sido uno solo quien hubiera arrastrado el cuerpo. Es perfectamente verosímil que si Natalia fue transportada en vehículo, entre varios hubieran alzado el cadáver hasta depositarlo a 50 metros del camino interno, para cubrirla de ramas secas detrás de la vegetación.
De todos modos, tras la declaración del “Gallo”, fiscales y abogados mantuvieron el más cerrado mutismo. Los investigadores tendrán tela para cortar en las próximas horas.

 

Un control por tevé

Que “el Gallo” temía por su vida no es un misterio. El mismo se encargó de aclarárselo a sus captores el jueves 15, cuando fue tomado por sorpresa en el gallinero. “Por suerte son ustedes y no los de Miramar”, dijo en ese momento. Ayer, como si sus palabras hubieran hecho eco en el caso del que se lo acusa, fue acogido en la Unidad 29 de La Plata, a 400 kilómetros de donde se cometió el crimen, rodeado de cuatro paredes de hormigón de 3 metros por 2, un sistema de cámaras de video que monitorean en una sala de control todos sus pasos para eludir la posibilidad del suicidio por mano propia o ajena, y unos cuantos guardias del Servicio Penitenciario provincial a su alrededor. Pero para completar el dispositivo, “el Gallo” Fernández salió rumbo a la U29 con un ejército de 50 uniformados armados hasta los dientes y, por las dudas, con un chaleco antibalas. “Menos cuando está en el interior de su celda individual, todos sus movimientos son monitoreados desde una sala de control”, señaló una fuente de la unidad de Melchor Romero: “Cuando está en la celda, dos guardias lo controlan permanentemente a través de las rejas”.

 

LOS RUMORES EN MIRAMAR SOBRE SUS POLICIAS
Nombres que suelen repetirse

Por H. C.

Los indicios en una investigación judicial por sí solos no constituyen prueba. Pero una suma de indicios, en determinadas circunstancias, puede ser considerada como tal. Ayer, el fiscal Marcos Pagella se había abocado a determinar si la declaración del Gallo Fernández entraba en una u otra categoría, o si simplemente debía ser considerada como la declaración indagatoria de un imputado. El chequeo de la información provista durante más de ocho horas por el acusado del crimen de Natalia tiene como centro los nombres de cinco policías de Miramar, aún no involucrados a la causa. Según el “Gallo”, al menos dos de ellos se trasladaban en un patrullero y participaron en el crimen. Pero el imputado no es el único que menciona esos nombres, que aparecen repetidas veces en los anales del pueblo de Miramar.
En la ciudad balnearia, no es un secreto que uno de los cinco policías fue imputado hace varios meses en la muerte de un empleado de un mercadito, de apellido De Groot. El empleado fue testigo de un asalto en un comercio contiguo y, según su viuda, de apellido Ortega, su marido reconoció a uno del grupo: según las sospechas, se trataba del mentado policía de apodo cinematográfico, quien advirtió al testigo y lo mató. El caso terminó en una investigación penal, donde el policía hollywoodense terminó sobreseído por falta de pruebas.
El mismo uniformado reaparece en los mentideros de Miramar, en coincidencia con el mismo domingo en que desapareció Natalia: la versión surgida de tres fuentes diferentes señala que tres prostitutas denunciaron que dos policías, uno de ellos el actor de marras, y un segundo también integrante de la lista de los cinco, entraron al burdel completamente ebrios, armados y sin efectivo. Las prostitutas se negaron a ningún tipo de negociación en esas condiciones y terminaron violadas.
Por último, un tercer integrante de la lista habría resultado implicado directamente en el caso Melmann por la denuncia de su propia mujer.
Según la versión, de difícil asidero, la esposa del uniformado denunció a su marido días después de que fuera hallado el cuerpo de Natalia. La denuncia es directa y, de ser cierta, podría desanudar algunos de los puntos oscuros de la investigación: la mujer habría sostenido que su marido apareció ese domingo con un rasguño en su rostro.
Las versiones, como tales, no tienen ningún valor legal. Es muy posible que no sean ciertas. Simplemente definen la sensibilidad de un pueblo cuando se trata de hablar de sus policías. Y cuando el miedo cierra la boca, las versiones son el lenguaje más verosímil con el que todos se entienden.

 


 

LA ALIANZA QUIERE INTERPELAR AL MINISTRO VERON
Muchas preguntas sin respuesta

Por C. R.

Los diputados bonaerenses de la Alianza quieren interpelar el miércoles al ministro de Seguridad, Ramón Verón. Hay dos temas centrales: las dudas sobre la participación policial en el crimen de Natalia Melmann y la inoperancia en la investigación de los 25 casos de mujeres asesinadas o desaparecidas en Mar del Plata en los últimos años. Además, la titular de la Comisión de Seguridad de la Cámara baja, Graciela Podestá, pidió el relevamiento del jefe de la Departamental marplatense, comisario Ricardo Triches, por las irregularidades en torno del caso Melmann. Anoche circuló una versión que anticipaba el desplazamiento de Triches, pero una fuente oficial le dijo a Página/12 que “hasta ahora, la Departamental sigue en las mismas manos”, aunque admitió que “no es poco lo que pasó”.
La Alianza quieren que Verón “brinde explicaciones” sobre lo ocurrido en el caso Melmann, las 25 muertes de Mar del Plata y un tercer caso ocurrido en Necochea. La citación a Verón “se sustenta” en los propios dichos del ministro, quien admitió que hay “desconfianza por el desempeño de las fuerzas de seguridad” en casos de gran repercusión pública.
En cuanto a la destitución de Triches, fue fundamentada en la “total falta de responsabilidad en los procedimientos realizados” por personal de la Departamental y la comisaría de Miramar. Además de la remoción de Triches, se solicita un sumario administrativo con intervención de la Comisión Bicameral de Seguimiento de las actuaciones policiales.
Llamó la atención que entre los temas incluidos en la interpelación figurara la denuncia que hizo, hace una semana, la joven Valeria Romina González, quien vivió minutos de zozobra a bordo de un patrullero. A las 22 del jueves 8, la joven de 20 años salió de un templo evangelista de Necochea y fue interceptada por un patrullero. Dos suboficiales –que no fueron identificados por la jefatura de Necochea– le pidieron documentos y hasta el número del celular que llevaba consigo.
Los policías se fueron, pero minutos después volvieron, esta vez para ofrecerse a llevarla hasta su domicilio. La joven aceptó, pero los policías, en lugar de encaminarse hacia la dirección que ella les había dado, tomaron por un camino que lleva a una zona de montes, oscura y poco transitada. La joven les señaló varias veces el error, pero al ver que los policías nada le respondían, se tiró del auto en marcha y corrió hasta llegar a su casa. Rubén Niwes, jefe de la Departamental Necochea, ordenó un sumario, pero sólo porque los patrulleros “no pueden ser utilizados como si fueran remises”, cuando pudo tratarse de una privación ilegal de la libertad. El caso Melmann comenzó, precisamente, cuando un supuesto patrullero se acercó a la joven que luego apareció asesinada.

 

De la Rúa, en Miramar

El crimen de Natalia “causa un profundo dolor que llega a todos los argentinos”, les dijo ayer el presidente Fernando de la Rúa a los padres de la adolescente asesinada en Miramar. De la Rúa se reunió, durante la tarde, en la Municipalidad de General Alvarado, con los padres y el hermano mayor de Natalia Melmann. La decisión de acercarse a la familia fue tomada después de un recorrido por la zona de las inundaciones en Tucumán.
En el encuentro, el jefe de Estado expresó su voluntad de que este hecho “tan doloroso” se esclarezca completamente. En esa misma tónica, se comprometió a trabajar para que no “haya quienes se escapen” y para que “se cumplan las leyes en pro de una sociedad mejor”. Después de aterrizar en el aeródromo de Miramar, a las 18.43, De la Rúa fue con Inés Pertiné, su mujer, a encontrarse con Gustavo y Laura Melmann, los padres de Natalia. En la reunión que se hizo en la comuna estuvo también Nahuel, su hermano mayor, y el intendente radical Enrique Honores.
El Presidente estuvo unos quince minutos con la familia. Allí les habló del profundo dolor que ha causado el crimen a todos los argentinos. Poco después del encuentro, De la Rúa recordó una conversación pasada con los padres de la chica. “Hablé hace unos días con ellos y llegando acá he querido venir a saludarlos, a él, a la madre, al hermano y expresarle todo nuestro dolor, nuestro pesar”, explicó. En la reunión, Fernando de la Rúa se encargó, dijo después, de “recoger un pedido de la familia: hacer todo lo posible para que no pasen de nuevo estas cosas”.
Allí mismo, Melmann le dijo al Presidente: “Usted tiene a su disposición las reformas de las leyes para que los delincuentes asesinos no salgan de las cárceles.”

 

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