Por Horacio Cecchi
Desde
Miramar
Un patrullero y al menos dos
policías se encuentran en la mira del caso Natalia Melmann. Durante
más de ocho horas, los ojos y oídos de todo el país
se concentraron en el primer piso de los tribunales marplatenses. Allí
se encuentra la Fiscalía 1, donde hasta ayer a las 3 de la madrugada
el Gallo Fernández, por el momento único imputado
por el crimen de Miramar, llevó adelante su extensa declaración
indagatoria. Lo que dijo, de probarse, conmoverá no sólo
la dirección de la causa. Sus abogados informaron que se declaró
completamente inocente. Fuentes altamente confiables aseguraron a este
diario que acusó al menos a dos policías -ocupantes de un
patrullero que se cruzó con Natalia el domingo de su desaparición
de ser los autores del crimen. Los uniformados forman parte de la lista
de cinco acusados por el padre de Natalia, Gustavo Melmann, anticipada
por Página/12. Los datos proporcionados por Fernández son
puntillosamente analizados por el fiscal Marcos Pagella, y existe una
alta probabilidad de que se realicen nuevos operativos en las próximas
72 horas. La investigación recién empieza, dijo
el fiscal luego de escuchar al Gallo. Durante toda su declaración,
Fernández se mostró muy asustado. A las 3 de la madrugada
fue trasladado con una fuerte custodia a la unidad 29 de La Plata, del
Servicio Penitenciario bonaerense, donde fue alojado en una celda, aislado
y con cámaras que siguen todos sus pasos. Es por su propia
seguridad, aclaró un investigador.
Los temores sobre el futuro más cercano de la integridad del Gallo
tienen su motivo. Este diario anticipó, un día después
de que fuera descubierto el cuerpo de Natalia semioculto en el vivero
municipal, que existían vínculos entre el entonces prófugo
y algunos integrantes de la comisaría de Miramar. Durante años,
los casos fueron perfectamente conocidos por los vecinos, pero sólo
a partir del crimen de Natalia Melmann aparecieron las primeras voces
que se animaron a denunciar hechos no estrictamente relacionados con la
muerte de Natalia, pero que dan cuenta del control que mantenía
la policía sobre el negocio del robo e incluso de la droga.
Según fuentes fidedignas a las que tuvo acceso este diario, Fernández
contaba con cobertura policial para participar en hurtos de poca monta.
A cambio, entregaba información útil a los uniformados.
Precisamente, su paso por la prisión de Batán tuvo que ver
con una condena por hurto calificado.
Es probable que su actividad
fuera la de escruchante (abre puertas) de viviendas, pero su especialidad
parecen haber sido los autos y motos.
Actuaba bajo el funcionamiento
de zonas liberadas, especialmente en el sector de la avenida Costanera,
lo que permitiría confirmar su vinculación y conocimiento
de los uniformados.
Los nombres de los cinco policías
se repiten en una gran cantidad de denuncias de vecinos, relacionados
con robos e incluso asesinatos, aunque jamás nadie llegó
a comprobar nada.
Desde alrededor de las 19 del jueves hasta aproximadamente las 3 de la
mañana de ayer, el Gallo insistió en su inocencia
y relató lo que, según su versión, había sido
un crimen cometido por, al menos, dos policías que se trasladaban
en un patrullero. Según fuentes muy cercanas a la investigación,
que solicitaron absoluta reserva de sus nombres, el Gallo
reconoció que había acompañado a Natalia después
de abandonar el boliche Amadeus, pero que un patrullero se les acercó.
Al menos dos policías que viajaban en el móvil fueron reconocidos
por Fernández. Siempre según la misma fuente, en su declaración,
Fernández dijo que los dos uniformados intentaron introducir a
Natalia en el auto. La joven forcejeó e intentó defenderse
y en ese momento habría cortado con sus uñas el rostro de
Fernández. Después, aseguró, no la vio más.
Es absolutamente inocente. Va a luchar para demostrarlo, aseguraron
sus abogados, Wenceslao Mendes patrocinó a las familias de
dos prostitutas desaparecidas en Mar del Plata, Ana María Nores
y Verónica Andrea Chávez y Martín Ferri. Sus
declaraciones son determinantes para el esclarecimiento, dijeron.
Después, igual que el fiscal Pagella, guardaron absoluto mutismo
amparados en el secreto de sumario. En función de lo declarado
por el Gallo, se abre una serie de interrogantes en el caso:
La versión de cómo
recibió el rasguño deja muchas dudas respecto del papel
cumplido por el Gallo en el supuesto forcejeo. En pocas palabras,
si acompañaba a la joven, según declaró, o si participó
como entregador o, incluso, como parte del grupo. Hay que recordar que
el lunes 5 de febrero, cuando fue interrogado como testigo, Fernández
declaró que la cicatriz en su rostro fue el resultado de un vaso
de vidrio que le lanzaron durante una pelea en Amadeus. La pelea no existió,
y los investigadores señalaron que los vasos son de plástico.
De todos modos, la primera versión puede haber sido inventada por
temor a represalias policiales y con la idea de mantener hermético
silencio: el cuerpo de Natalia aún no había aparecido.
Todavía falta la realización
de los análisis de contraste entre el tipo sanguíneo y el
ADN del Gallo, y los restos de epidermis hallados bajo las
uñas de Natalia. Los análisis demoran más de lo que
quisieran los investigadores.
También es posible que
dichos análisis no coincidan, con lo que se abriría otro
tipo de especulaciones con respecto al dueño de los mencionados
restos epidérmicos (ver aparte).
Cómo fue que apareció
el cuerpo de Natalia dentro del vivero, a 1000 metros de donde fue vista
por última vez. En este caso cobra fuerza la hipótesis de
que haya sido introducida dentro de un vehículo. Resulta menos
probable que Natalia haya ingresado al vivero por su propia cuenta, aunque
los fiscales, en repetidas ocasiones, aseguraron que no descartan ninguna
hipótesis. Y mucho menos, que Gallo hubiera asesinado
a Natalia fuera del vivero y la hubiera arrastrado por su propia cuenta
un kilómetro a plena luz del día.
La hipótesis de que
fue ingresada al vivero en un vehículo mantiene algunas coincidencias
con las imágenes del escenario, tal como fue hallado el día
que fue descubierto el cuerpo. No existían rastros de una pelea.
Lo que más llamó la atención de los investigadores
es la presencia de ramas secas, cortadas prolijamente y con anterioridad
al domingo, algunas de ellas cubriendo el cuerpo de Natalia: si se hubiera
desarrollado una pelea y Natalia ofreció mucha resistencia,
las ramas secas se hubieran quebrado. Lo mismo habría ocurrido
si hubiera sido uno solo quien hubiera arrastrado el cuerpo. Es perfectamente
verosímil que si Natalia fue transportada en vehículo, entre
varios hubieran alzado el cadáver hasta depositarlo a 50 metros
del camino interno, para cubrirla de ramas secas detrás de la vegetación.
De todos modos, tras la declaración del Gallo, fiscales
y abogados mantuvieron el más cerrado mutismo. Los investigadores
tendrán tela para cortar en las próximas horas.
Un control por tevé
Que el Gallo temía por su vida no es un misterio.
El mismo se encargó de aclarárselo a sus captores
el jueves 15, cuando fue tomado por sorpresa en el gallinero. Por
suerte son ustedes y no los de Miramar, dijo en ese momento.
Ayer, como si sus palabras hubieran hecho eco en el caso del que
se lo acusa, fue acogido en la Unidad 29 de La Plata, a 400 kilómetros
de donde se cometió el crimen, rodeado de cuatro paredes
de hormigón de 3 metros por 2, un sistema de cámaras
de video que monitorean en una sala de control todos sus pasos para
eludir la posibilidad del suicidio por mano propia o ajena, y unos
cuantos guardias del Servicio Penitenciario provincial a su alrededor.
Pero para completar el dispositivo, el Gallo Fernández
salió rumbo a la U29 con un ejército de 50 uniformados
armados hasta los dientes y, por las dudas, con un chaleco antibalas.
Menos cuando está en el interior de su celda individual,
todos sus movimientos son monitoreados desde una sala de control,
señaló una fuente de la unidad de Melchor Romero:
Cuando está en la celda, dos guardias lo controlan
permanentemente a través de las rejas.
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LOS
RUMORES EN MIRAMAR SOBRE SUS POLICIAS
Nombres que suelen repetirse
Por H. C.
Los indicios en una investigación
judicial por sí solos no constituyen prueba. Pero una suma de indicios,
en determinadas circunstancias, puede ser considerada como tal. Ayer,
el fiscal Marcos Pagella se había abocado a determinar si la declaración
del Gallo Fernández entraba en una u otra categoría, o si
simplemente debía ser considerada como la declaración indagatoria
de un imputado. El chequeo de la información provista durante más
de ocho horas por el acusado del crimen de Natalia tiene como centro los
nombres de cinco policías de Miramar, aún no involucrados
a la causa. Según el Gallo, al menos dos de ellos se
trasladaban en un patrullero y participaron en el crimen. Pero el imputado
no es el único que menciona esos nombres, que aparecen repetidas
veces en los anales del pueblo de Miramar.
En la ciudad balnearia, no es un secreto que uno de los cinco policías
fue imputado hace varios meses en la muerte de un empleado de un mercadito,
de apellido De Groot. El empleado fue testigo de un asalto en un comercio
contiguo y, según su viuda, de apellido Ortega, su marido reconoció
a uno del grupo: según las sospechas, se trataba del mentado policía
de apodo cinematográfico, quien advirtió al testigo y lo
mató. El caso terminó en una investigación penal,
donde el policía hollywoodense terminó sobreseído
por falta de pruebas.
El mismo uniformado reaparece en los mentideros de Miramar, en coincidencia
con el mismo domingo en que desapareció Natalia: la versión
surgida de tres fuentes diferentes señala que tres prostitutas
denunciaron que dos policías, uno de ellos el actor de marras,
y un segundo también integrante de la lista de los cinco, entraron
al burdel completamente ebrios, armados y sin efectivo. Las prostitutas
se negaron a ningún tipo de negociación en esas condiciones
y terminaron violadas.
Por último, un tercer integrante de la lista habría resultado
implicado directamente en el caso Melmann por la denuncia de su propia
mujer.
Según la versión, de difícil asidero, la esposa del
uniformado denunció a su marido días después de que
fuera hallado el cuerpo de Natalia. La denuncia es directa y, de ser cierta,
podría desanudar algunos de los puntos oscuros de la investigación:
la mujer habría sostenido que su marido apareció ese domingo
con un rasguño en su rostro.
Las versiones, como tales, no tienen ningún valor legal. Es muy
posible que no sean ciertas. Simplemente definen la sensibilidad de un
pueblo cuando se trata de hablar de sus policías. Y cuando el miedo
cierra la boca, las versiones son el lenguaje más verosímil
con el que todos se entienden.
LA
ALIANZA QUIERE INTERPELAR AL MINISTRO VERON
Muchas preguntas sin respuesta
Por C. R.
Los diputados bonaerenses de
la Alianza quieren interpelar el miércoles al ministro de Seguridad,
Ramón Verón. Hay dos temas centrales: las dudas sobre la
participación policial en el crimen de Natalia Melmann y la inoperancia
en la investigación de los 25 casos de mujeres asesinadas o desaparecidas
en Mar del Plata en los últimos años. Además, la
titular de la Comisión de Seguridad de la Cámara baja, Graciela
Podestá, pidió el relevamiento del jefe de la Departamental
marplatense, comisario Ricardo Triches, por las irregularidades en torno
del caso Melmann. Anoche circuló una versión que anticipaba
el desplazamiento de Triches, pero una fuente oficial le dijo a Página/12
que hasta ahora, la Departamental sigue en las mismas manos,
aunque admitió que no es poco lo que pasó.
La Alianza quieren que Verón brinde explicaciones sobre
lo ocurrido en el caso Melmann, las 25 muertes de Mar del Plata y un tercer
caso ocurrido en Necochea. La citación a Verón se
sustenta en los propios dichos del ministro, quien admitió
que hay desconfianza por el desempeño de las fuerzas de seguridad
en casos de gran repercusión pública.
En cuanto a la destitución de Triches, fue fundamentada en la total
falta de responsabilidad en los procedimientos realizados por personal
de la Departamental y la comisaría de Miramar. Además de
la remoción de Triches, se solicita un sumario administrativo con
intervención de la Comisión Bicameral de Seguimiento de
las actuaciones policiales.
Llamó la atención que entre los temas incluidos en la interpelación
figurara la denuncia que hizo, hace una semana, la joven Valeria Romina
González, quien vivió minutos de zozobra a bordo de un patrullero.
A las 22 del jueves 8, la joven de 20 años salió de un templo
evangelista de Necochea y fue interceptada por un patrullero. Dos suboficiales
que no fueron identificados por la jefatura de Necochea le
pidieron documentos y hasta el número del celular que llevaba consigo.
Los policías se fueron, pero minutos después volvieron,
esta vez para ofrecerse a llevarla hasta su domicilio. La joven aceptó,
pero los policías, en lugar de encaminarse hacia la dirección
que ella les había dado, tomaron por un camino que lleva a una
zona de montes, oscura y poco transitada. La joven les señaló
varias veces el error, pero al ver que los policías nada le respondían,
se tiró del auto en marcha y corrió hasta llegar a su casa.
Rubén Niwes, jefe de la Departamental Necochea, ordenó un
sumario, pero sólo porque los patrulleros no pueden ser utilizados
como si fueran remises, cuando pudo tratarse de una privación
ilegal de la libertad. El caso Melmann comenzó, precisamente, cuando
un supuesto patrullero se acercó a la joven que luego apareció
asesinada.
De la Rúa,
en Miramar
El crimen de Natalia causa un profundo dolor que llega a
todos los argentinos, les dijo ayer el presidente Fernando
de la Rúa a los padres de la adolescente asesinada en Miramar.
De la Rúa se reunió, durante la tarde, en la Municipalidad
de General Alvarado, con los padres y el hermano mayor de Natalia
Melmann. La decisión de acercarse a la familia fue tomada
después de un recorrido por la zona de las inundaciones en
Tucumán.
En el encuentro, el jefe de Estado expresó su voluntad de
que este hecho tan doloroso se esclarezca completamente.
En esa misma tónica, se comprometió a trabajar para
que no haya quienes se escapen y para que se cumplan
las leyes en pro de una sociedad mejor. Después de
aterrizar en el aeródromo de Miramar, a las 18.43, De la
Rúa fue con Inés Pertiné, su mujer, a encontrarse
con Gustavo y Laura Melmann, los padres de Natalia. En la reunión
que se hizo en la comuna estuvo también Nahuel, su hermano
mayor, y el intendente radical Enrique Honores.
El Presidente estuvo unos quince minutos con la familia. Allí
les habló del profundo dolor que ha causado el crimen a todos
los argentinos. Poco después del encuentro, De la Rúa
recordó una conversación pasada con los padres de
la chica. Hablé hace unos días con ellos y llegando
acá he querido venir a saludarlos, a él, a la madre,
al hermano y expresarle todo nuestro dolor, nuestro pesar,
explicó. En la reunión, Fernando de la Rúa
se encargó, dijo después, de recoger un pedido
de la familia: hacer todo lo posible para que no pasen de nuevo
estas cosas.
Allí mismo, Melmann le dijo al Presidente: Usted tiene
a su disposición las reformas de las leyes para que los delincuentes
asesinos no salgan de las cárceles.
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