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GIANNETTASIO SE BAJO COMO CANDIDATA
Duhalde tiene pareja

Había dos postulantes a acompañar al ex gobernador en la boleta de senadores del PJ. Una dice que seguirá siendo diputada. Mabel Müller queda como número puesto.

Por Felipe Yapur

Cuando la interna para definir quién acompañará a Eduardo Duhalde en la lista de candidatos a senadores parecía que iba a convertirse en una verdadera pelea, una de las contrincantes abandonó la disputa. Graciela Giannettasio dio un paso al costado dejando a una sorprendida Mabel Müller como futura compañera de fórmula del ex candidato presidencial. Sin embargo, allegados a la virtual ganadora del puesto aseguran que “todo responde a una operación para reposicionarse en la interna”.
“No soy ni quiero ser candidata a senadora nacional”, dijo Giannettasio en un reportaje publicado en el diario La Nueva Provincia. La novedad sorprendió a Müller, quien se encontraba en la localidad de Monte Hermoso participando de un plenario del PJ bonaerense. “Me enteré leyendo el artículo. La verdad que me sorprendió, pero yo, si soy candidata, lo seré por el voto de los afiliados en las elecciones de julio”, señaló Müller a Página/12.
En dicho artículo Giannettasio (ex directora general de Escuelas durante la gestión de Duhalde) señaló que su decisión se basa en que “tengo un compromiso con la gente de la provincia de Buenos Aires que me eligió para ocupar una banca en la Cámara de Diputados”. Además agregó que Duhalde había sido “absolutamente generoso en pensar en mí, y el gesto me honra”, indicó sin saber quizá que Müller piensa exactamente lo mismo cuando afirma que “Duhalde y (Carlos) Ruckauf me honraron al convocarme” y se alegra –no puede disimularlo– porque, de concretarse los pronósticos que realizan los colaboradores del ex gobernador, la diputada se convertiría en la primera mujer senadora por la provincia: “Es todo un orgullo para mí”, aseguró.
Durante las últimas semanas ambas precandidatas habían dejado trascender la supuesta predilección de Duhalde por una de ellas para compañera de fórmula. Se pensaba que el ex gobernador tenía una mayor inclinación por su ex colaboradora, en tanto que Ruckauf sentía lo mismo por Müller.
Ahora bien, con la retirada de Giannettasio se podría decir que los comicios internos convocados para julio no tendrían sentido. “De ninguna manera”, dijo Müller, quien a renglón seguido indicó que “seré candidata por el voto del afiliado. El PJ bonaerense tendrá su interna.”
Desde la vereda de enfrente, Giannettasio argumentó que decisión tiene que ver con que “no es lícito que los dirigentes violentemos permanentemente la voluntad popular para satisfacer nuestras expectativas de seguir en carrera. No es ningún secreto que en nuestro país hay mucho por trabajar, y a mí me restan tres años de mandato como diputada nacional”, dijo para luego partir rumbo a los Estados Unidos para participar de un seminario sobre Transformación de Políticas Sociales que organiza el Banco Interamericano de Desarrollo.
Pero más allá de las especulaciones si lo de la Giannettasio es una operación para reposicionarse en la interna, Müller ya habla como candidata: “No me preocupa el desprestigio que sufrió el Senado porque en realidad los cuestionados son los actuales senadores más que la institución”, destacó.
–¿Usted coincide con Duhalde en que los senadores involucrados en el caso de los sobornos no deberían intentar ser reelegidos? –preguntó este diario.
–Sin duda que coincido con el doctor Duhalde. Pero además, y más allá del temor a ser injusta al dictaminar antes que la Justicia, creo que hoy necesitamos mostrar a la sociedad que hay otros dirigentes –señaló Müller, ya en campaña.

 


 

A LAS PIÑAS EN NUEVA DIRIGENCIA
Belizistas belicistas

Por Romina Calderaro

Nadie pensó que una discusión académica sobre la búsqueda de consenso en los gobiernos democráticos terminaría a las trompadas en plena Legislatura porteña. Como suele ocurrir, los involucrados, legisladores de Nueva Dirigencia, el partido de Gustavo Beliz, se acusan de haber pronunciado el primer insulto. “Me dijo viejo esclerótico en plena reunión de bloque. Soy gallego y sí, le tiré una piña”, dijo a Página/12 el ex ministro de Trabajo menemista Enrique Rodríguez. En el otro rincón, Lucio Ponsa Gandulfo, amigo personal de Beliz, dio otra versión. “Discutíamos sobre qué actitud tomar como oposición sobre los subsidios que decretó Ibarra por las inundaciones. En un momento me mandó a cagar. Me tiró una piña y la esquivé. Se la devolví, con mejor puntería, y le dije viejo esclerótico”, dijo. Después, ambos bajaron al recinto. Era jueves, día de sesión.
Esta vez, la sangre llegó al río. Pero Enrique Rodríguez y Lucio Ponsa Gandulfo se aborrecen desde hace ya cuatro años. Ponsa cree que Rodríguez no tiene espíritu de cuerpo. Que no respeta las decisiones a nivel partido y que siempre “se corta sólo”. Rodríguez asegura que Ponsa, que tiene cuarenta abriles, “es un chico menor con el que no se pueden discutir temas de pensamiento abstracto”. Ponsa afirma que Rodríguez “hace rato que se quiere ir a la Alianza” y Rodríguez no considera que Ponsa, un abogado que fue la mano derecha de Beliz cuando éste fue ministro de Interior –además de ser un amigo de la juventud con el que llegó hasta a convivir– esté a su altura políticamente.
La discusión del jueves fueen plena reunión del bloque de Encuentro por la Ciudad, la alianza que formaron Beliz y Domingo Cavallo para las elecciones porteñas en las que Ibarra ganó la intendencia. Rodríguez estaba hablando de la necesidad de no obstruir a los gobiernos porque “Beliz siempre habló de la necesidad de no obstruir sistemáticamente una gestión porque de un día para otro uno puede pasar de ser oposición a ser gobierno”. Y ahí fue cuando Ponsa se enojó. “Estaba dando su cátedra de la Universidad de Bologna y encima hablando en nombre de Gustavo. Yo le dije que en el tema puntual que estábamos discutiendo, que era la posición como bloque respecto de los subsidios que el gobierno de la Ciudad va a darles a los vecinos de Belgrano, Gustavo no coincidía con Ibarra”. Y hasta ese punto coinciden los hombres. Después, según Ponsa, “me dijo que lo tenía podrido y me mandó a cagar. Le dije que no me insultara. Se paró y me tiró una piña. Se la devolví y le dije viejo esclerótico”. Para Rodríguez, el “viejo esclerótico” llegó primero. Lo cierto que este último quedó sangrando, se fue de la oficina del cuarto piso en la que se estaba desarrollando la reunión, y luego, aquí no pasó nada, se reencontraron en el recinto.

 

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