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Derechos humanos en la ONU con presidente argentino

Con respaldo cubano, a pesar de la crisis entre ambos países, el embajador argentino Leandro Despouy será el nuevo presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU donde deberá discutirse el polemizado voto contra la isla.

Leandro Despouy, delegado de derechos humanos de la Cancillería.

El embajador Leandro Despouy, representante especial de derechos humanos de la Cancillería, presidirá el 57 período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. A pesar del debate desatado alrededor del voto argentino sobre la situación cubana después de que Fidel Castro dijera que Argentina es “lamebota de los yanquis”, el representante de la isla apoyó a Despouy, que fue elegido por unanimidad por los países de América latina y el Caribe.
La elección sin votos en contra ni abstenciones de Despouy como candidato a la presidencia de la comisión implica que el próximo 19 de marzo el plenario, constituido por 53 países, le otorgará el cargo a la Argentina. Un mes después, el organismo concretará la controvertida votación sobre la situación de los derechos humanos en Cuba.
El apoyo cubano a Despouy puede resultar paradójico en medio de las discusiones entre el gobierno de Fidel y el de Fernando de la Rúa, que llegaron a su máxima expresión cuando Argentina llamó en señal de protesta a su embajador en la isla y lo retuvo en el país. Si bien es cierto que el consenso logrado en los miembros del Grulac (Grupo de Países Latinoamericanos y el Caribe) hubiera dejado a Cuba sola en una eventual oposición a esta designación, la trayectoria personal de Despouy no es ajena a este logro de la Cancillería argentina. El embajador trabaja desde hace más de veinte años en organismos internacionales y tuvo un rol importante en la recomposición de las relaciones cubanoargentinas cuando la isla retiró a su embajador en protesta por el voto negativo en Naciones Unidas.
En el Palacio San Martín se mostraron satisfechos y expresaron en un comunicado que “la designación implica un estímulo a la voluntad del pueblo argentino para lograr la plena vigencia de los derechos humanos y de las libertades fundamentales”. Las lecturas oficiales sobre la posición cubana incluían el recuerdo de que, anteriormente, Argentina había apoyado que el representante cubano fuera aceptado dentro del grupo de autoridades de la comisión.
“Es una enorme responsabilidad por la envergadura de los temas que trata la comisión. Esto honra al país y la causa de los derechos humanos y es un aliento a los que militan por esos derechos, a los organismos de derechos humanos de Argentina que han hecho una labor importante en el país y son muy respetados en el extranjero”, aseguró Despouy al ser consultado por este diario. El embajador no quiso opinar sobre el voto argentino sobre Cuba. Pero lo cierto es que una vez nombrado al frente de la comisión “zafará” de levantar la mano en contra de la isla si es que, como anticipó Fidel, ésta es la posición argentina. Es que como presidente no encabezará la delegación del país. Esa tarea recaerá sobre el embajador argentino en Ginebra, Horacio Solari.
Desde que en 1967 la comisión fue autorizada por el Consejo Económico y Social a ocuparse de las violaciones a los derechos humanos, ésta es la primera vez que Argentina la presidirá. Desde el retorno de la democracia el país alcanzó una vez la vicepresidencia. Los países latinoamericanos que la encabezaron anteriormente fueron Brasil, Ecuador, Perú, Colombia y Venezuela.

 

“Un debate nacional”

El ex presidente Raúl Alfonsín consideró ayer que la definición del voto de la Argentina sobre la situación de los derechos humanos en Cuba requiere “un gran debate institucional nacional” en el que incluiría a “partidos políticos, diferentes sectores interesados de la comunidad, sectores intermedios y otros para que definan la posición de la Argentina con relación a Cuba”. Aunque el líder radical reconoció que “la decisión final la tomará exclusivamente el presidente De la Rúa, pues es el responsable de resolver todo lo interno y lo externo”. Por su parte, el secretario general del Partido Comunista y legislador porteño, Patricio Echegaray, propuso ayer que se realice una consulta popular “para que la gente decida el voto de la Argentina ante Cuba en las Naciones Unidas”.
Horas antes de emprender su viaje a Cuba para entrevistarse con Fidel Castro, Echegaray manifestó su intención de que ese sector “impulse la idea de que el voto de la Argentina no lo decida ni Giavarini ni De la Rúa. Si son tan democráticos, que hagan una consulta popular”.

 

MAS DE 400 FIRMAS CONTRA UN VOTO PUNITIVO
No al alineamiento automático

Más de cuatrocientas personalidades argentinas de distintos ámbitos expresaron su rechazo a “todo voto punitivo contra Cuba” en la próxima reunión de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU), a realizarse en abril en Ginebra. La iniciativa fue impulsada por los escritores Abelardo Castilo y Sylvia Iparraguirre.
Los intelectuales, a través de un comunicado, consideraron que “las declaraciones del presidente cubano, Fidel Castro, como lo ha expresado nuestro propio gobierno, sólo plantean ‘un problema de Cancillería’, y no pueden justificar un voto adverso alentado por los intereses políticos de los Estados Unidos”. En otro tramo, agregaron que un voto argentino contra la isla caribeña “sería utilizado para legitimar una vez más el inhumano bloqueo económico que desde hace cuarenta años viene padeciendo el pueblo de Cuba.”
La movida de los representantes del mundo de la cultura se encuadra en la polémica que recientemente dispararon las declaraciones de Fidel Castro, que calificó al gobierno argentino de “lamer la bota yanqui”, al apoyar los mociones de condena a Cuba en la ONU, por la situación de los derechos humanos en la isla. Argentina tradicionalmente mantenía una postura de abstención en este tema, pero el menemismo rompió el molde y comenzó a avalar las posturas condenatorias contra el régimen castrista, tendencia que continuó el gobierno de la Alianza.
Entre los firmantes de la declaración, figuran, aparte de Castillo e Iparraguirre, los escritores José Pablo Feinmann, Andrés Rivera, Juan Gelman, David Viñas, Antonio Dal Masetto, Juan Forn, Osvaldo Bayer, Mempo Giardinelli y Griselda Gambaro, entre otros. También están los actores Norman Briski, Valentina Bassi, Pablo Rago, Cristina Banegas, María Rosa Gallo, Patricio Contreras, Claudio Gallardou, Raúl Rizzo, Alicia Zanca y Arturo Bonín.
Desde otros ámbitos sociales firmaron la iniciativa la cantante Susana Rinaldi, el psicoanalista Eduardo “Tato” Pavlovsky, los cineastas Octavio Getino y Pablo Reyero, la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, el sociólogo Horacio González y el artista plástico León Ferrari. Los periodistas Hernán López Echagüe, Mario Wainfeld, Daniel Link, Raúl Dellatorre, Eduardo Tagliaferro, Lilia Ferreyra, Carlos Gabetta y Jorge Aulicino, entre otros que también apoyaron la medida.

 

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