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Una entrega equivocada de cuerpos
de bebés en un hospital de Escobar

Un matrimonio con su recién nacido muerto denunció que en el Hospital de Agudos le dieron el cuerpo de otro bebé. Por ese caso, se descubrió que hubo otros hechos similares. El hecho está en la Justicia. El director fue desplazado.

Claudia Fernández y Orlando Alarcón, los padres de un pequeño que falleció a los pocos días de nacer.

Por Alejandra Dandan

“Acá siguen sobrando dos nenas”. La mamá dice eso hablando de cuerpos de bebés muertos, lo que convierte a su relato en una historia macabra. Esa mamá es Claudia Fernández, que denunció al Hospital Zonal de Agudos de Escobar, por entregarle un cuerpo equivocado por el de su hijo muerto. La denuncia generó una serie de allanamientos que terminaron probando que allí hubo al menos dos equívocos semejantes en la última semana. Mientras el fiscal Juan José Maraggi, a cargo de la causa, especulaba anoche con encontrar, tras cada nuevo desentierro, una nueva equivocación, en Escobar se desató un escándalo. Carlos Ruckauf aceptó el reclamo de su archienemigo Luis Patti y una cabeza quedó rodando: Eduardo Güimil, el director del hospital, fue desplazado de su cargo.
El domingo 4 nació el hijo de Claudia con malformaciones en los pies y problemas cerebrales. Dos días después, supo que estaba muerto. “De todos modos, el embarazo no había ido bien, sabíamos que se iba a morir”, explicó Claudia a Página/12 mientras presenciaba las idas y vueltas del fiscal entrando a cada uno de los pisos del hospital, sobre el que había dispuesto la orden de allanamiento.
Orlando Alarcón, la pareja de Claudia, fue uno de los que pudo constatar que su hijo, efectivamente, había muerto. “Lo vio vivo y después muerto y tenía los pies deformados, era el mismo”, sigue Claudia. El problema apareció el miércoles en la morgue del hospital, cuando fueron a buscar el cuerpo. “En la cajita en la que tenía que estar mi hijo, etiquetada con mi ficha, no había nada: estaba vacía.” Para resolver rápidamente el asunto, desde la morgue, cuenta Claudia, ofrecieron el cuerpo más cercano.
En ese momento comenzaron las complicaciones.
“Noté que no era el mío, porque pesaba como dos kilos más, era más grande, ellos insistieron con que debía esperar hasta al otro día.” Claudia no esperó. Fue derecho a lo de Patti y allí el intendente de Escobar, embarcadísimo en una campaña definida por el director del hospital como de “sabotaje” y “presión”, encontró el plafón para convertir el tema en asunto personal. Puso a sus policías a la orden de Claudia y cuando la llamaron del hospital para avisarle que finalmente había aparecido su hijo, llevó a la morgue al equipo completo. “Fue el jueves –sigue Claudia–, me dijeron que en la heladera estaba mi hijo, pero los policías se dieron cuenta de que era una nena ya descompuesta, era más viejo.”
La mamá no se lo llevó, pero Patti presentó una denuncia pública. “Para sorpresa de todos y horror de los progenitores –dice Patti en su propia denuncia–, el acto legal mostró la desagradable sorpresa de que el supuesto niño entregado por el hospital no era un varón.” La denuncia fue tomada por la Fiscalía 2 del Departamento de Zárate-Campana, a cargo de Maraggi, quien dispuso inmediatamente un allanamiento en el hospital y la exhumación de los últimos cuerpos de los bebés muertos ahí.
La exhumación sobre otro supuesto varón, el de los Caballero, arrojó la segunda prueba. En el cementerio, Maraggi no se encontró un varón sino otra nena. “Acá no se trata de un error –aclaró Maraggi contra la posición que mantiene el hospital– sino de varios y graves errores”. El “desorden administrativo” constatado en el hospital llevó al fiscal anoche a considerar como posible que en las últimas semanas “se haya entregado cualquier cuerpo a los familiares de Escobar que ahora van a querer saber si sus hijos enterrados son los que corresponden.”
En tanto, sin demoras, Patti exigió a Ruckauf la intervención inmediata en el asunto y la remoción del director. Ruckauf aceptó el encargo y Eduardo Güimil, la renuncia. “Yo acepto la responsabilidad –dijo, a su vez, Güimil a este diario–, pero dudo de que haya sido un error.” Para él, los equívocos forman parte de una campaña “preparada por Patti en su enfrentamiento feroz contra la provincia.” Por eso insiste: “Acá o hubo un error o fue claramente un acto de sabotaje preparado porque la madre de Claudia trabaja en la Municipalidad.”

 

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