Por Cristian Alarcón
y Raúl Kollmann
Dos nuevos datos impactaron
ayer en la investigación del caso Perel. Las pericias preliminares
realizadas sobre los cadáveres del financista y su esposa determinarían
que la pareja fue adormecida con éter antes de morir. Partículas
de ese alcohol, un poderoso anestésico, fueron detectadas en los
pulmones y el cerebro del matrimonio. Al mismo tiempo, fuentes de la investigación
informaron que el mensaje encontrado en la escena de las muertes fue impreso
en una impresora de Antfactory, la compañía para la que
trabajaba el financista. Una anterior pericia ya había concluido
que la frase en inglés fue escrita en la notebook de Perel tres
días antes de su muerte. Las pruebas avalan por separado diferentes
hipótesis. El hecho de que los Perel hayan sido dormidos encaja
con la idea de la fiscalía sobre un doble homicidio. La comprobación
de que Perel escribió e imprimió el mensaje en su oficina
implica que él mismo fue el creador de la compleja trama de la
cabaña 32.
La reconstrucción de los últimos días de Perel pone
a los investigadores ante pruebas que los acercan a versiones diferentes
del hecho y a una trama en la que no terminan de encajar los indicios.
La aparición de éter en los cadáveres, en principio,
fortalece la idea del crimen por encargo, pero abre una serie de interrogantes
que ante los ojos de los peritos consultados por este diario hacen inexplicable
la escena de las muertes.
Un perito platense y el médico
legista Hugo Ricardo Nandin coinciden en que no existen antecedentes de
un crimen en el que se haya usado semejante método en la Argentina.
Aunque fuentes de la Policía Judicial, que depende de la Procuración
provincial, aseguran que detectaron un caso muy similar ocurrido
en los Estados Unidos. Allí las víctimas también
fueron adormecidas para simular un suicidio, le dijo un vocero a
Página/12.
El éter es un anestésico
poderoso, pero su aplicación es complicada. Apenas alguien comienza
a respirarlo, siente una irritación dolorosa en los ojos, la nariz
y la garganta. El período de inducción, que es el
tiempo que tarda la persona hasta que llega a un anestesiamiento general,
demora entre cinco y seis minutos. Mientras tanto, experimenta convulsiones
por la irritación que provoca en las vías respiratorias,
explicó el forense Nandin. Para que alguien llegue a desvanecerse,
debe ser sostenido entre dos o tres personas, según la fuerza y
el físico del que es obligado a inhalar, aseguró.
Ayer, fuentes de la investigación
especulaban en torno a la manera en que fue suministrado el alcohol. Además
del uso de un pañuelo, señalaron que podría usarse
un vaporizador o que alguien pudo introducirlo a la habitación
a través del sistema de aireación del hotel. Sucede que,
según los peritos, son necesarios varios litros del líquido
muy volátil para saturar una habitación mediana.
Eso implicaría además que los que lo administran no podrían
estar en el cuarto o deberían usar máscaras especiales.
Puede aplicarse con el pañuelo
o con el vaporizador como los que se utilizan en las nebulizaciones.
Pero en cualquier caso es inevitable que el forcejeo la persona
se sacude, describió un experto deje marcas en la zona
de la boca y la nariz del que está siendo obligado a respirar.
También debería haber piel de los agresores bajo las
uñas, señaló.
Según las pericias, no existe ningún rastro de violencia
en los cuerpos del financista y de su esposa. Todo lo contrario: aseguran
que la muerte los sorprendió mientras dormían plácidamente.
Si hay éter significa que fue administrado en un pañuelo
con el que taparon nariz y boca de las dos personas, porque de otra manera
no se logra la anestesia total, opinó un forense platense.
Si ésas son las condiciones
en que puede administrarse el anestésico, ¿cómo hicieron
los asesinos para sujetar a Perel y a su mujer siendo que el empresario
medía 1,78 y pesaba 110 kilos?
Las fuentes de la investigación
creen que el matrimonio podría haber estado durmiendo cuando les
hicieron respirar el compuesto. Sin embargo,los forenses sostienen que
aun en un sueño profundo la persona que aspira el líquido
se despierta por el ardor que le produce. Aunque esté durmiendo,
la persona se resiste. No hay posibilidad de que lo inhale sin hacer movimientos
bruscos y tratar de quitarse lo que tiene en la cara.
Según la lectura de
los peritos, quienes pudieron haber adormecido a los Perel debieron ser
dos o más personas. Para ello entraron en la cabaña sin
hacer ruidos y redujeron a la pareja para poder hacerlos inhalar. Luego
acomodaron los cuerpos en la cama. Los taparon con una sábana.
Les dispararon. Acomodaron los cuerpos. Pusieron la pistola al lado de
Perel. Y dejaron la nota que dice: Soy un gringo colaborador del
Citibank. Asesinado por no pagar el rescate de Ant Factory Latin America
del Citigroup.
Esa nota es todo un problema para los investigadores, que no llegan a
entender cómo es que Perel mismo fue quien la redactó en
su laptop y la imprimió en una máquina en red de las oficinas
de Antfactory. Ayer, los técnicos que trabajan en la fiscalía
confirmaron que en la máquina quedó registrado que desde
la notebook se mandó a imprimir un documento a un impresora Lexmart
710, una de las tres que se secuestraron de las oficinas de la compañía.
Las pericias informáticas
sobre la notebook determinaron que el mensaje fue escrito allí
el jueves 1º de febrero. Es más, ése fue el único
archivo en el que trabajó Perel aquel día. Según
los propios peritos informáticos, la nota fue escrita la mañana
de ese día y luego la modificó varias veces cerca de las
17.30. Luego se ordenó que imprimiera un documento.
A pesar de que los propios
técnicos de la Policía Judicial consideraron en un
99 por ciento que se usó esa Lexmart, ayer fuentes de ese
órgano insistieron en que falta un estudio que lo confirme. No
podemos acceder a la memoria de la máquina, donde está la
lista de todos los documentos que fueron enviados para imprimir. Pedimos
que nos envíen un software muy sofisticado de Estados Unidos para
abrir las claves de la impresora, transmitió un vocero de
la Procuración.
Pero en la causa existen elementos
que confirman los movimientos que hizo Perel el día que escribió
el mensaje. Uno de los directivos de Antfactory, Saúl Attie, declaró
ante la fiscal que el 1º de febrero, precisamente cerca de las 17.30,
Perel lo llamó por teléfono a San Pablo. Le pidió
instrucciones para imprimir en las oficinas de la empresa, porque había
un problema y no podía hacerlo.
Las pericias informáticas
concluyeron que desde la laptop se imprimió no sólo en la
Lexmart sino que además se conectó a una red. La impresora
en cuestión estaba en red con el sistema de Antfactory.
Esa misma tarde, Perel hizo
varias modificaciones en el archivo antes de imprimirlo. Al instante,
borró 600 megabytes del archivo de la note- book. Si lo hubiera
hecho otra persona, Perel tuvo tiempo suficiente como para darse cuenta
de eso. Es decir que los procedimientos en la computadora fueron hechos
por él.
La clave para dilucidar la incógnita sigue estando en las pericias
de la mano de Perel, que determinará si fue él mismo o no
quien disparó.
Los archivos mortuorios
Los extraños archivos informáticos encontrados en
el disco rígido de la computadora de Mariano Perel, uno de
cuyos títulos es Post mortem.doc, fueron grabados en un CD-Rom
antes de ser borrados. La información, publicada por este
diario ayer, fue confirmada por los técnicos de la empresa
Skycop, quienes los detectaron en el directorio d:/documents
and settings/mariano perel/my documents/Post mortem.doc.
Aunque los técnicos informáticos que trabajan en la
fiscalía de Dolores ayer negaron que hubieran encontrado
esos archivos, los especialistas de la empresa aclararon que aplicaron
un sistema operativo denominado GLU/LYNUX con el cual
ingresaron a una parte del disco rígido en la que sólo
se pudieron rescatar los nombres de los documentos y no su contenido.
Perel tenía una computadora con 18 gigabytes de memoria.
Pero había subdividido el disco en dos partes que figuraban
como C y E en la pantalla. El archivo Post
mortem.doc, otro llamado rip.doc y uno bautizado
Querida Hija.doc estaban en el directorio D
de la máquina: eso significa que fueron grabados en un CD-Rom
antes de ser eliminados. Aún sin que se pueda determinar
cuándo fueron escritos los archivos, indican posibles mensajes
de despedida o notas de instrucciones, acordes con la hipótesis
según la cual el financista armó su propio final hasta
el detalle.
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La incógnita
del Rutini
Entre los hábitos de los Perel no existía el consumo
de alcohol, confió a Página/12 una fuente allegada
a la familia. Entonces sorprende la presencia, en la cabaña,
de una botella de vino tinto Felipe Rutini. Los Perel sólo
tomaban Coca-Cola diet. El detalle hace pensar en una tercera persona,
por lo menos, que compartió el último asado del matrimonio.
En la camioneta Cherokee se encontró un ticket por 46 pesos,
que indica que Mariano Perel y su esposa se detuvieron en una estación
de servicio de la ruta. Compraron comestibles y gastaron 20 pesos
en combustible. En la noche del sábado 3, Perel le pidió
a un empleado del hotel que le comprara carbón. También
se encontró un ticket del supermercado. Compraron carne
como para dos, pero tenían algo de comida en el frigobar
(del hotel), de manera que pudo haber un comensal más,
por lo menos.
Hasta ahora, la única que dijo haber visto a Perel preparando
el asado fue Carolina Fernández, la mujer que alquilaba la
cabaña contigua, pero se buscan otros. Y se chequean los
llamados hechos por Perel desde Cariló. Habló con
su hijo Jonathan y algunos amigos o conocidos cuyos nombres se mantienen
en reserva.
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