Por Gabriel A. Uriarte
Nadie le creyó a la Casa
Blanca cuando afirmó que el bombardeo ayer de Bagdad era una
operación de rutina. Sin embargo, aun así puede subestimarse
el grado en el cual preparó el terreno de antemano. Y la preparación
previa revela raíces suplementarias al intento de George W. Bush
de dar una muestra de fuerza. Primero, los motivos técnicos que
esgrimió ayer el Pentágono son reales, o al menos el Pentágono
cree que son reales. Segundo, los ataques de ayer se inscriben dentro
de una interna de Bush contra los funcionarios clintonianos que se acumularon
en los organismos de seguridad y política exterior tras ocho años
de gobierno demócrata. A primera vista, los ataques de ayer parecen
calcados de los que lanzó la administración Clinton, y en
un sentido lo son. Es decir, uno de sus objetivos parece ser exclusivamente
de política interna.
La primera movida concreta no vino anteayer, cuando supuestamente Bush
habría sido informado del plan de ataque, sino el domingo pasado.
El instrumento no era oficial, sino una columna del Washington Post escrita
por el analista conservador Jim Hoagland. En momentos en que los pocos
que prestaban atención a Irak miraban las sanciones económicas,
y ciertamente nadie atendía a las escaramuzas que se registraban
en los cielos de Irak desde 1998, Hoagland comenzaba con lo que ahora
resulta un título profético: La peligrosa zona de
exclusión sobre Irak. Su nota advertía enfáticamente
que el gobierno de Bush debe moverse rápidamente para evitar
que Saddam tome la iniciativa y derribe a un avión norteamericano
o británico". Citando fuentes de defensa, Hoagland
aseguró que los iraquíes estaban adquiriendo equipo y conocimiento
de defensa aérea más avanzados. Concretamente, de alguna
manera (las fuentes serían Serbia y Ucrania) estaban
modernizando sus misiles tierra-aire adquiriendo el modelo soviético
SA-6. Según un oficial norteamericano, la cantidad de baterías
de SA-6 antes se contaba con la mano, pero ahora son más
de 36. Los iraquíes también habrían recibido
consejos de serbios veteranos de Kosovo, y últimamente habrían
estudiado los patrones de vuelo aliados. Ante estas señales, denunció
Hoagland, nuestros pilotos y comandantes siguen atados a la estrategia
y tácticas erradas de Clinton.
Aquí se vislumbra lo que podría ser el motivo interno para
los bombardeos de ayer. Ante la advertencia de Hoagland, se podía
decir que ahora que los republicanos están en el poder reformularán
la estrategia heredada. Pero eso no es posible, responde, dado que funcionarios
de la era Clinton se aferran a importantes cargos y todavía participan
en la elaboración de planes hacia Irak. Por lo tanto, concluye,
el Senado debe corregir esta anomalía abandonando las formalidades
y permitiendo que la gente de Bush se ponga a trabajar. Traiciona
incluso su fuente de inspiración al comentar que el secretario
de Defensa Donald Rumsfeld tiene buenos motivos al presionar para que
el Pentágono se haga cargo de la política hacia Irak.
Rumsfeld, quien en los 70 derrotó al mismo Henry Kissinger en una
interna en Washington, parece estar volviendo a sus viejos trucos.
TRES
MISILES CONTRA BUSH
De Rusia sin amor
¿Vuelve la Guerra Fría?
Quizás no esté soportada por ningún eje ideológico,
pero la escalada armamentista entre Rusia y Estados Unidos se parece a
lo que era el mundo antes de la caída del Muro de Berlín.
Rusia disparó ayer con éxito tres misiles balísticos
intercontinentales en respuesta al Sistema de Defensa Antimisiles (NMD,
por sus siglas en inglés) que la Casa Blanca de George W. Bush
pretende impulsar a toda costa. Condoleezza Rice, asesora de Bush en Seguridad
Nacional, y Donald Rumsfeld, consejero de Defensa de la Casa Blanca, ya
habían cargado las tintas la semana pasada, diciendo que Rusia
es un peligro para Occidente.
Dos de los tres misiles Topol (Alamo) explotaron en un campo de pruebas
en Kura, península de Kamchatka, cerca de la Alaska norteamericana.
El tercero explotó en una zona al sur de dicho campo, pero no fue
especificada. Pertenecen a la nueva generación de la cohetería
rusa: tiene una sola carga nuclear y es relativamente pequeño.
Esto significa que puede ser lanzado desde vehículos (es lo que
pasó con uno de los probados ayer), por lo que es más difícil
localizarlo. Las pruebas han demostrado que las fuerzas armadas
estratégicas de Rusia pueden superar cualquier defensa misilística,
tanto existente como planeada, dijo el vicecomandante en jefe ruso
Valeri Manilov, en referencia al NMD. El general Leonid Ivashov, jefe
de Cooperación Internacional del Ministerio de Defensa, denunció
que el NMD desatará una carrera armamentista peor que en
la Guerra Fría y devolverá el mundo a los tiempos
de la guerra de las galaxias con armas en el espacio.
Durante el pasado mes de enero, el presidente ruso Vladimir Putin lanzó
un vasto programa de reestructuración de las fuerzas armadas rusas.
La Guerra Fría parece haber vuelto.
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