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Por Fernando D’Addario
 La primera impresión
que provocan los músicos de Vocal LT (y que contrasta con la imagen
que dan en escena) es de marcado ascetismo. La sensación, potenciada
por el prejuicio de jolgorio permanente que han alimentado los cubanos,
tiene sustento en una necesidad profesional: LT es un grupo vocal que,
además, funciona como orquesta, pero sin instrumentos. Todo (percusión,
bajo, trompeta, etcétera) lo hacen con la voz. “Entonces no
podemos andar por ahí tomando y fumando a la madrugada. Es más:
preferimos no andar mucho de noche”, dice Carlos Alberto Díaz
Laportilla (voz, metales, percusión), con un dejo de resignación.
Así que ni ron ni habanos. Luis Alberto Alzaga Mora (voz, metales)
agrega a Página/12: “Los cantantes de cualquier conjunto descansan
en la introducción, en los solos. Nosotros somos la introducción,
el texto, el coro, todo. Pero no la pasamos mal. Cuando no estamos de
gira ni grabando, nos desquitamos”.
El Grupo Vocal LT actuó la semana pasada en el bar Guantanamera
y esta noche lo hará en el Parque Sarmiento, como invitado en el
festival gratuito Verano Buenos Aires que presenta como número
central a Los Pericos. Dos apuestas distintas, sin duda, aunque los dos
integrantes de la banda coinciden en que la disparidad conceptual y física
de los conciertos se diluye a la hora de tocar (perdón, cantar).
Pueden ofrecer como muestra el hecho de haber apabullado con su extraña
propuesta a la mismísima audiencia de Cosquín, que los escuchó
con sorpresa y respeto. “Estábamos un poco asustados, porque
el festival era de folklore argentino, y nos decían que era gente
que estaba muy en la de ellos. Nos sentíamos como moscas en un
vaso de leche. Y el primer día nos tocó salir antes del
Chaqueño Palavecino, que es toda una institución. Pero nos
fue bien. Hicimos temas como ‘Chan Chan’ o ‘Tu cariñito’,
y la pasaron bien.” En Cosquín anduvieron de peñas,
comieron asados, pero no con la intensidad de los folkloristas argentinos.
Los arreglos musicales de Vocal LT remiten a una orquesta convencional.
Egresados de la Escuela Nacional de Arte de Cuba (“Cuba es una potencia
cultural”, resumen), todos los miembros de la banda saben música,
pero casualmente (o no tanto) no estudiaron el instrumento que interpretan
con la voz. “Nosotros cantamos estrictamente lo que está escrito,
y nuestro estudio es con la voz.” El repertorio incluye música
tradicional cubana, standards de jazz, soul y hasta gustitos como una
fiel versión de “Because” de The Beatles. Tienen dos
discos. Cuando suena la orquesta, los más desprevenidos entre el
público le preguntan al ingeniero de sonido dónde están
los instrumentos, pero están bien guardados. Eso no les pasa en
Cuba, donde empezaron –primero en Sampling, de donde tres integrantes
se abrieron hace tres años para formar LT– “medio en
broma, en fiestas. Una vez, nadie había llevado instrumentos, empezamos
a improvisar, y la gente nos fue empujando para que lo hiciéramos
en serio. Y ahora no podemos parar”.
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