El designado presidente de la Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, Leonardo Despouy, sostuvo ayer que el hecho de que hayan
elegido a la Argentina para dirigir el máximo organismo de la ONU
en derechos humanos es un honor y una gran responsabilidad
y sostuvo que el nombramiento es una prueba de que la Argentina es un
país democráticamente seguro. Despouy explicó
a Página/12 que eso significa que aquí la democracia
ha dado sus frutos y la percepción de la Argentina ya no es la
de antes. Ahora se nos percibe dentro del ámbito de los países
que han consolidado sus instituciones.
Despouy, que hasta ahora se desempeñaba como Representante Especial
para los Derechos Humanos de la Cancillería, subrayó que
el hecho de que doce países latinoamericanos entre ellos
la Argentina lo hayan elegido como titular por un año, en
representación de la región, es un honor y tiene mucho
que ver con los avances que se han producido en la Argentina, somos un
país seguro desde el punto de vista de la democracia lo cual es
un gran incentivo. Despouy agregó que su designación
es una prueba de que las instituciones se están consolidando, y
que eso nos plantea un desafío de mejorarlas y de facilitar
un adecuado funcionamiento.
Entre los países que votaron al embajador argentino como nuevo
presidente de la Comisión se encuentran la Argentina, Perú,
Brasil, Uruguay, Colombia, Costa Rica, Cuba, Venezuela, Guatemala, Ecuador
y México, presentes este año en el cuerpo. Según
los reglamentos, la nominación del embajador es por un año
a partir del 19 de marzo próximo, cuando el organismo comience
sus deliberaciones. Los 53 Estados que la integran se reúnen en
asamblea plenaria durante seis semanas para decidir los temas que tratarán
durante todo el año.
En un comunicado de prensa, la Cancillería manifestó ayer
su satisfacción por la designación de Despouy.
Al respecto, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini formuló
su agradecimiento a los países por la elección
del representante argentino, ya que opinó es
un reconocimiento a la gestión del gobierno en esa materia.
Desde 1967, cuando la Comisión fue autorizada para tratar situaciones
vinculadas a las violaciones a los derechos humanos, ésta es la
primera ocasión en que la Argentina tiene posibilidad de ocupar
la presidencia.
Si bien la gestión de Despouy deberá compaginarse con la
de la Alta Comisionada por los Derechos Humanos de la ONU, Mary Robinson,
quien logró que el tema central de las deliberaciones sea la situación
de derechos humanos en Palestina, el argentino intentará poner
sobre tablas el tratamiento de un convenio específico en torno
de la desaparición forzada de personas apuntando a que tenga una
regulación internacional. En este sentido, Despouy sostuvo que
hay cuestiones que han tomado una dimensión continental como
la desaparición forzada de personas y la regulación internacional
sería de una enorme importancia porque se va a lograr un reaseguro
jurídico para que no se repitan estas situaciones, porque quienes
incurran en estos delitos van a poder ser sancionados a nivel internacional.
Consultado sobre las denuncias que tiene Argentina en la Organización
de Estados Americanos (OEA), en torno de crímenes cometidos por
policías, el designado presidente informó que se están
siguiendo de cerca todas las presentaciones y agregó que
espera poder contactarse con las autoridades de cada uno de los lugares
donde existen estos reclamos para poder crear un mecanismo que les ponga
cese.
En este sentido, Despouy sostuvo que de no lograrse este objetivo la
responsabilidad del país no sólo puede dañarse en
su imagen, sino también jurídicamente porque estamos vinculados
por convenios internacionales como es la Comisión Americana de
Derechos Humanos. El mundo nos está reconociendo, nos
está mirando democráticamente y esto tiene que ser un incentivo
para trabajar por los derechos humanos lo cual se deberá reflejar
en el tratamiento de las personas que por alguna razón sean detenidas,
concluyó Despouy.
HISTORIAS
ORALES SOBRE EL TERRORISMO DE ESTADO
La reconstrucción de la memoria
Por Lila Pastoriza
Memoria Abierta
es la coordinación entre ocho organismos de derechos humanos creada
para fortalecer el trabajo en el campo de la memoria. El grupo se propone
la inmediata puesta en marcha de un proyecto de registro de historias
orales sobre el terrorismo de Estado, privilegiando a los protagonistas
cuyo testimonio está amenazado por el paso del tiempo. Y también
el desarrollo de acciones sistemáticas para recuperar y organizar
los archivos existentes.
La idea comenzó a fines de 1999 entre grupos que venían
trabajando en iniciativas como el monumento a las víctimas del
terrorismo de Estado, que se alzará en la costanera norte. Así,
se realizaron reuniones para crear un espacio que se abocara sistemática
y profesionalmente a registrar la memoria de lo ocurrido desde los años
70 hasta el final de la dictadura. En marzo de 2000 se acordó
un convenio de cooperación que alumbró Memoria Abierta,
que generó a su vez una serie de iniciativas para construir un
ámbito de memorias sociales al que denomina Museo de la Memoria.
Los organismos de derechos humanos que participan cubren un amplio abanico.
Por un lado, participan varios de los denominados de afectados directos,
integrados por familiares de las víctimas: Madres de Plaza de Mayo
(Línea Fundadora), Familiares de Detenidos y Desaparecidos por
Razones Políticas, y Abuelas de Plaza de Mayo. Por otro lado, está
un grupo Buena Memoria, de compañeros de los desaparecidos,
protagonistas de esos años y miembros de la generación que
sufrió la represión. Y también organizaciones no
gubernamentales como la APDH, el CELS, la Fundación Memoria Histórica
y Social Argentina y el SERPAJ.
Pese a las muchas diferencias de origen, conformación y edad de
los grupos, Memoria Abierta funcionó en forma consensuada y con
un saldo que alienta optimismos. El grupo ya realizó debates con
académicos, intelectuales y expertos, y tres jornadas de trabajo
con Sara Bloomfeld, directora del Museo del Holocausto de Washington,
además de impulsar la ley que establece la devolución de
la Esma a la Ciudad y el proyecto de ley del Museo de la Memoria.
En la primera reunión de este año, algunos de los objetivos
que promovieron la conformación de Memoria Abierta
aparecieron más cercanos. Está abierta la posibilidad de
concretar los primeros pasos hacia la preservación y sistematización
de los archivos y hacia el registro de historias orales de testigos y
protagonistas de los hechos. Si se logra avanzar habrá más
posibilidades de elaborar una memoria social que contribuya a construir
la identidad y a consolidar la convivencia democrática. En
estos tiempos de memoria activa a los que se refiere el filósofo
Oscar Terán, quizás el hilo de sentido se pueda
ir tejiendo con los pedacitos de historia no contada.
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