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A DOS SEMANAS DE LA MUERTE DE LOS PEREL, NO HAY CONCLUSIONES
Un misterio con internas

¿Hay que buscar a un killer profesional o investigar un suicidio? Faltan estudios elementales y la confusión aumenta por la interna entre policías, fiscales y procuradores, que se acusan y desmienten mutuamente. Por ejemplo, se habla de que se usó éter, y después que eso es imposible.

Por Raúl Kollmann y Cristian Alarcón

Hoy se cumplen dos semanas de la muerte del matrimonio Perel y la catastrófica investigación impide que se sepa todavía -.en forma concluyente-. si se está buscando a un asesino profesional o si Mariano Perel le pegó un tiro en la nuca a su esposa y después se suicidó, también con un tiro en la nuca. Estudios elementales como el balístico, la deflagración en las manos de las víctimas o las pericias informáticas completementarias siguen sin terminarse y todo se mueve en una sórdida interna entre la fiscal, la Procuración y la Bonaerense. Por la mañana, la fiscalía ordena una pericia en la computadora, elige la empresa que hace el estudio y, una vez conocidos los resultados, sostiene que la empresa que lo hizo responde a la Bonaerense. Por la mañana, se difunde el dato de que el mensaje fue impreso en una impresora de la compañía en la que trabajaba Perel y por la tarde se anuncia que sí, que es cierto, pero que no es seguro. Se hace trascender que la pareja fue ejecutada por uno o más asesinos que usaron éter para dormirlos, pero los especialistas sostienen públicamente que semejante método hubiera provocado una durísima reacción en las víctimas, algo que no se refleja en los cadáveres. En la pesquisa se suman -.por ahora– contradicciones, incoherencias y dislates científicos. En ese marco surgen preguntas imprescindibles:
¿Escribió Mariano Perel el mensaje final que apareció en la cabaña 32?
Da toda la impresión de que sí. Estás son las pruebas:
El mensaje aparece en un archivo de su propia computadora.
Lo escribió en inglés, el idioma que solía usar Perel para hacer notas.
Incluye la palabra “gringo” que Perel utilizaba habitualmente.
Lo cambió varias veces y modificó el tipo de letra, un hábito que sus allegados le conocían.
La nota final fue escrita la mañana del jueves 1º de febrero. Los cambios en el texto y en la tipografía, como la impresión, fueron hechos por lo menos seis horas más tarde, a las 17.30. A continuación borró el archivo del mensaje y otros 600 megabytes de correo electrónico y documentos de su computadora. Si el asesino se metió en su notebook, ¿para qué borró los mails? Ninguno de los testigos señaló que Perel haya puesto el grito en el cielo porque le borraron semejante cantidad de información.
Tal como diagnosticó la empresa que hizo el peritaje, Skycop, el mensaje fue impreso en una impresora de Antfactory, la compañía para la que trabajaba el financista. Skycop adelantó que se trató de una máquina operada en red, tal como quedó registrado en la notebook cuando se ordenó la impresión. A la misma hora en que estaba trabajando en la computadora, alrededor de las 17.30, Perel llamó a un socio de la empresa, Saul Attie, que estaba en Brasil, para pedirle ayuda porque tenía problemas para imprimir.
Lo incongruente
En el mensaje final hay un error en la forma de escribir Antfactory. De todas maneras, si una persona se metió en la computadora sin que Perel se diera cuenta, sería también de Antfactory, ya que allí se imprimió el mensaje. Por lo tanto también resultaría extraño el error al escribir el nombre de la empresa.
Los familiares creen que es extraño el llamado al socio en San Pablo. Perel se movía solo en cuestiones de computación.
¿Cuál era el objetivo de ese mensaje?
El mensaje, en inglés, dice “soy un gringo colaborador del Citibank, muerto por no pagar el rescate de Ant Factory del Citigroup”.
Los allegados a Perel coinciden en que, si mató a su esposa y se suicidó, el objetivo del mensaje fue echarle la culpa a su empresa y sentar las bases para que los hijos, Valeria y Jonathan, le hagan un juicio millonario.
Perel seguramente hubiera querido vengarse de Antfactory porque, según sus familiares, fue despedido el día anterior, y según la empresa, tuvieron una fuerte polémica, una calificación mala de su trabajo, lo cual también implica que estaba con un pie afuera.
Página/12 mantuvo el siguiente diálogo con un familiar a pocas horas de la aparición de los cuerpos.
–¿Le parece que Mariano pudo haberse suicidado?
–No, de ninguna manera. No se hubiera ido a Cariló a matarse en una cabaña. En todo caso lo hubiera hecho en el Sheraton para que los chicos le hagan juicio a ese hotel.
La idea de hacer juicios estaba permanentemente en la mente de Mariano Perel.
¿Qué otros indicios hay que apuntan a la hipótesis de que Perel mató a su esposa y después se pegó un tiro?
El arma con que se produjeron las muertes era propiedad de Perel. En general, los killers usan sus propias pistolas y no se confían en que el arma de la víctima esté en buen estado y con proyectiles.
El arma apareció al lado de la nuca de Perel.
No hay vestigios de movimiento en la cama. Cuando le disparan a una persona que está al lado de otra, esta última se sobresalta, se mueve. La única explicación posible para la inexistencia de movimiento sería que los durmieron con éter, pero –tal como lo señalaron a Página/12 dos forenses con una larguísima trayectoria, Mario Rosenfeld y Hugo Nandín– por la forma en que hay que sofocar a la víctima, hubiera habido pelea, un rostro totalmente contraído y ello debió aparecer -.y no apareció– en la autopsia.
En el trabajo sobre la computadora de Perel se detectó que el financista creó cuatro archivos extraños: postmortem.doc, rip.doc, queridahija.doc y queridohijo.doc. Todos fueron guardados en un disco compacto que no aparece y da la impresión de que son mensajes de despedida.
¿Tenía Perel razones para suicidarse?
Perel estaba económicamente destrozado y nadie, ni siquiera su mujer, lo sabía. Tuvo en su poder fondos que le entregaron amigos, familiares y tal vez otras personas: la cifra podía trepar a los cinco millones de pesos. Supuestamente él invertía ese dinero y pagaba los intereses a quienes se lo habían dado. Lo cierto es que quienes le confiaban esos montos recibían dividendos por ellos, pero Perel fue consumiendo esa masa de plata ajena. Al final, ya no tenía ni para pagar los intereses: le pidió 60.000 pesos prestados a su secretario, 50.000 a un socio norteamericano e hipotecó su departamento sin que su esposa supiera. Le dijo a un amigo: “Si no soluciono el problema económico, no puedo seguir viviendo”.
¿Existen casos en los que una persona se suicida con un tiro en la nuca?
Uno de los forenses con más antigüedad y experiencia de la Argentina, Osvaldo Curci, le dijo a Página/12 que los casos son raros, pero existen.
¿Se le podía ocurrir a Mariano Perel semejante trama?
Sin dudas. Era un apasionado de las armas. Se encontraron dos en la cabaña y otras seis en su departamento. Además, hay testigos que indicanque solía llevar granadas en la camioneta.
Vivía, o trataba de vivir, en el mundo de los servicios de inteligencia y espionaje. Tenía contactos con la SIDE, la CIA y el Mossad. No era parte de esas agencias, pero coqueteaba con ellas.
Tuvo una empresa de venta de productos de seguridad, como cámaras ocultas, micrófonos para realizar grabaciones clandestinas, instrumental anti-secuestros.
¿Qué es lo que intentó Perel si él fue el autor de la trama siniestra de Cariló?
Simular un doble homicidio. No queda claro si para hacer una gran salida de la vida o para sentar las bases del juicio contra Antfactory y el Citigroup que –en su cabeza– le dejó a sus hijos.
También se especula con que simular el doble homicidio tiene que ver con sendos seguros de vida que tendrían el financista y su mujer. La creencia es que los seguros de vida no se cobran cuando se trata de un suicidio. En los primeros días, fuentes muy allegados a los Perel confiaron a este diario que había unos tres millones de pesos en seguros. Ahora, la familia dice que no encuentra el seguro, ni sabe si existe o no.
¿Existen elementos que apunten a que Perel y su mujer fueron asesinados por un killer?
Sí. En primer lugar la lógica. En general, cuando hay un cuadro de dos personas que aparecen muertas con tiros en la nuca, la lógica es pensar que es un asesinato mafioso. El forense Curci insiste en que existen casos de suicidio con un tiro en la nuca, pero lo cierto es que en la mayoría de los casos no se trata de suicidio.
¿Cómo hicieron para matarlos?
La fiscal cree, de acuerdo al resultado preliminar de un estudio de la Asesoría de la Corte Suprema Bonaerense, que fueron dormidos previamente con el éter. No se sabe todavía cómo se administró la sustancia, que es un gas muy volátil. En principio, sugirieron que a través de la ventilación de la cabaña, pero esto requeriría 8 litros de éter: “Es difícil conseguir una botellita, es absolutamente imposible conseguir 8 litros”, sostuvo el forense Rosenfeld. La otra alternativa es que con un pañuelo, bañado en éter, los sofocaron y durmieron, aunque no aparecen los rastros de resistencia en la autopsia. Si ello hubiera sido así, se explicaría por qué no hubo movimiento en la cama. Debe recordarse que Perel y su esposa estaban acostados y prolijamente tapados.
¿Existe algún antecedente de uso de éter en un crimen?
Los forenses Rosenfeld y Nandín dicen que nunca hubo algo por el estilo en los últimos 50 años. Es más, el éter ya no se utiliza, por ser tan irritante y producir convulsiones defensivas, ni siquiera en las anestesias.
La Procuración Bonaerense sostiene que en Estados Unidos hubo un caso similar al de Cariló en 1998. Agentes del FBI –informó ayer la Procuración-. están trabajando en esa hipótesis.
¿Hay indicios de la presencia de una tercera persona en la cabaña 32
Hay un indicio muy importante adelantado ayer por Página/12. La familia sostiene que Mariano Perel solía tomar Coca light al igual que su esposa. “En las 300 veces que comí con él, nunca pidió vino. Tal vez tomaba medio vaso por año. Y Rosita, aún menos”, señaló a este diario un allegado.
“El vino seguramente lo trajo un invitado”, sostuvo la misma fuente.
Se trata de un indicio importante. No hay ningún testigo que haya visto a esa tercera persona ni a su automóvil.
¿Podría haber otra persona que escribió el mensaje final?
Es casi imposible, pero no se puede descartar. Ese individuo sería, indudablemente de Antfactory, ya que le birló la computadora a Perel cuando estaba en la empresa y después imprimió el mensaje en una impresora de la compañía. Luego le habría dado la nota al asesino profesional para que lo pusieran en la escena del crimen.
¿Había motivos para matar a Mariano Perel?
Sí, sin ninguna duda. Había gente a la que le debía una fortuna, fue procesado por lavar dinero proveniente del contrabando, era un extorsionador y no se puede descartar que amenazara a alguien con revelar el origen oscuro de algunos fondos. “Los enemigos de Mariano hacían cola”, sostuvo uno de sus allegados. Perel era un hombre que vivía al límite, en conflicto con la empresa en la que trabajaba, con un viaje sospechoso a México en la última semana, contactos con empresas colombianas y una vida misteriosa en los Estados Unidos.
¿Qué se puede decir sobre la investigación?
La pesquisa inicial fue desastrosa, igual que en los casos Cabezas o Menem Junior, en los que la Bonaerense llegó primero al lugar. Se robaron dinero, movieron la escena y actuaron con absoluta superficialidad.
No se preservaron pruebas importantes de la misma cabaña 32.
La autopsia también fue superficial.
La prueba balística se demora y demora.
Fuentes del laboratorio de la Corte bonaerense le dijeron a este diario que tienen muchas dificultades para hacer el análisis de las manos de Perel -.claves para saber si disparó.- porque las muestras fueron mal tomadas.
Se hizo en Cariló una pericia informática inicial, a cargo de un supuesto especialista de la Bonaerense. El hombre empezó a instalar programas en el disco rígido de la computadora de Perel, en lugar de copiar el disco para preservarlo. Casi destruye toda la evidencia.
La pericia informática se inició en Skycop, pero en lugar de seguir hasta encontrar más elementos, se detuvo.
Las pericias contables sobre los papeles secuestrados de las oficinas de Perel sólo arrojan resultados muy parciales sobre movimientos económicos de evasión para empresas. No hay aun un solo dato para identificar a los tantos posibles enemigos de Perel.
La interna feroz entre la Bonaerense, la fiscal y la Procuración cuyos hombres de la Policía Judicial trabajan en el caso por orden del jefe de los fiscales se refleja en la pesquisa. A dos semanas de las muertes no logran alinear las pruebas en pos de una hipótesis clara. Como tampoco logran ponerse de acuerdo en una línea investigativa y profundizarla. La fiscal sólo recibe los datos de los investigadores de todos los bandos, pero ni aun con los jefes de la pesquisa comparte todo lo que le llega. Quienes conviven con Claudia Castro en la fiscalía de Dolores coinciden en que “no confía en casi nadie”.

 

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