Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


Eric Clapton, el Manolenta reptil

El legendario guitarrista comienza este mes una gira de presentación de �Reptile�, su nuevo disco, que podría llegar aquí a fin de año.

��Reptil� es un modo cariñoso de llamar a los amigos�, dice Clapton.

Por Pedro Alonso

En plena campaña de presentación de su disco de regreso a la actividad, Reptile, Eric Clapton confesó que le resulta fácil escuchar flamenco porque es una música apasionada, como el blues. “Es muy fácil, para mí, escuchar flamenco porque sus orígenes son parecidos a los del blues. Se trata de una música muy sentida”, afirmó Clapton desde Birmingham, en el centro de Inglaterra. El legendario Manolenta está abriendo su nueva gira mundial en Madrid, los próximos 22 y 23, para seguir en Barcelona el 25: los tres shows agotaron las entradas en sólo unas horas. Según lo informado por el guitarrista, tras dedicarse a Europa y Estados Unidos habrá una gira latinoamericana que lo traería a Buenos Aires hacia fines de este año.
Sereno y cordial, el ex líder de Cream se refirió a Reptile, que saldrá a la venta el 5 de marzo, como un tributo a su tío Adrian, fallecido durante la grabación del álbum. “Es un homenaje a mi tío y a mí mismo, por qué no... Nunca tuve un verdadero padre y él representó esa figura para mí”, señaló. El disco, definido por Clapton como “ecléctico”, mezcla estilos tan variados como el blues, la música que siempre sonó en el alma del guitarrista, o la samba instrumental. Esa atracción por la “bossa nova” viene de otra leyenda, pero de Brasil: “El año pasado vi a Joao Gilberto en concierto y me impactó de manera muy profunda. Me encanta ese sonido”.
Puesto a explicar el porqué de su nuevo álbum, Clapton explicó que “en el sitio en que nací, la palabra reptil es un término cariñoso. Es una forma de reconocimiento. Es como se llaman entre sí los buenos amigos. ‘Es un reptil’ significa ‘es uno de los nuestros’”. A sus 55 años, el compositor de clásicos antiguos como “Layla” o más recientes como “Tears in heaven” reflexionó sobre su vida y dijo sentirse “por primera vez en el sitio apropiado, porque durante toda mi vida, siempre pensé que estaba en el lugar equivocado”. Consagrado como el único músico que fue ingresado tres veces el Salón de la Fama del Rock and Roll (en Cleveland, Estados Unidos), Clapton, ya entrado en canas pero notoriamente vital, no desea enclaustrase en los estudios y prefiere la electricidad del directo, “la química de los músicos en el escenario”.
Pese al éxito de una leyenda bautizada como “Manolenta” (todavía sonríe cuando se le recuerda el mote), por su disco Slowhand de 1977, Clapton no parece haber perdido la humildad de aquel niño de quince años que soñó con ser B. B. King, y que el año pasado se dio el gusto de grabar junto al guitarrista afroamericano el disco Riding with the king. “En la actualidad mi búsqueda se orienta a grabar un disco muy sencillo, de esos que se logran en un día, con un solo micrófono... algo parecido a un disco acústico”. Sin mirar atrás ni pararse en los duros golpes que le propinó la vida (“Tears in heaven”, precisamente, está dedicada a su hijo fallecido en un accidente), Clapton se muestra feliz y revela una afición desconocida e inusitada por algo tan alejado del pentagrama como el diseño arquitectónico. “Me gustaría diseñar una casa bonita. Estoy interesado en la arquitectura. Puede ser una casa en California... Inglaterra es muy fría”, comenta.

 

PRINCIPAL