Por Diego Fischerman
Es posible que algunas
de las características de mi personalidad no ayuden, pero no puedo
evitar que me molesten ciertas formulaciones de preguntas cuando siento
que ya llevan implícita la certeza acerca de una respuesta determinada.
Sergio Renán acaba de llegar de España, donde está
filmando su nueva película, y se refiere a los rumores recurrentes
acerca de que estaría cobrando el sueldo más alto de toda
la administración pública y a su respuesta a una periodista
del diario La Nación. A mí no me gusta hablar de mi
sueldo. Yo no soy ni un diputado ni un senador y tal vez esté equivocado,
pero me parece que no tengo ninguna obligación de darlo a publicidad.
Por otra parte, aun suponiendo que yo estuviera loco o que creyera que
lo merezco y hubiera pedido 28.000 dólares mensuales, los responsables
serían los que aceptaran pagármelo. Aunque tampoco me guste,
si alguien quiere saber cuánto gano puede preguntar en la Secretaría
de Cultura. Mi contrato no es secreto.
Renán es, actualmente, el director general artístico de
ese teatro. Y fue Pacho ODonnell, en un programa radial, el que
comenzó a difundir la supuesta desmesura de su contrato. La especie
luego fue recogida por Enrique Llamas de Madariaga y por otros periodistas
radiales y televisivos. Y la raíz del malentendido tuvo que ver
con una cuenta mal hecha. El monto del contrato trianual (un contrato
igual al del director del Teatro San Martín) fue tomado, erróneamente,
como el correspondiente a un solo año. Lo que me extraña
dice Renán es que la gente crea que el Gobierno de
la Ciudad podría querer pagarle a alguien, para que sea director
del Colón, una cifra mayor que la que cobran el secretario de Cultura,
el jefe de Gobierno y todos los integrantes de su gabinete.
Sergio Renán volvió a Buenos Aires por dos días para
anunciar la temporada 2001 del Colón. Una temporada que, confiesa,
debería haber sido anunciada mucho antes. Entre los detalles que
demoraron la confirmación estuvieron, en realidad, las negociaciones
alrededor de las condiciones a pactar con la producción de un espectáculo
multimediático ya presentado en Madrid y Nápoles que, a
partir de la ópera Lady Macbeth de Mtsensk, de Dmitri Shostakovich,
un equipo mayoritariamente argentino en el que está incluido
Renán armó junto al director Mstislav Rostropovich.
Finalmente se logró acordar que, además de las funciones
ya programadas (las conversaciones habían sido comenzadas con la
gestión de Mario Perusso como director artístico), el espectáculo
tendrá dos funciones populares una de ellas fuera del Colón
de las cuales el Estado pagará una sola. El otro elemento significativo
será que, en este título, Renán no cobrará
su cachet de régisseur en razón de su función como
director del teatro.
Me hubiera gustado poder anunciar, tal como se hacía habitualmente
durante mi gestión anterior, no sólo la programación
de este año sino, también, un adelanto significativo del
2002. Pero lo cierto es que todavía no tenemos un dictamen técnico
de parte de la Subsecretaría de Patrimonio del gobierno de la ciudad
en cuanto a la duración de las obras de reforma del escenario que
se realizarán con un crédito del Banco Interamericano de
Desarrollo. De hecho este año la primera ópera (Lady
Macbeth) se estrenará el viernes 30 de marzo y la última
(Falstaff, de Verdi) subirá a escena el 18 de setiembre. Después
de esa fecha habrá funciones del ballet Giselle (de Adam-Petipa)
en octubre y, ese mismo mes, un concierto con el Réquiem de Verdi
y uno de los dos espectáculos del Abono Contemporáneo (El
pobre marinero de Milhaud, con puesta de David Amitín y Varieté
de Mauricio Kagel, con régie de Diana Theocharidis).
El secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad, Jorge Telerman, por
su parte, se mostró honrado, gozoso y orgulloso por
la programación presentada, a la que caracterizó como con
un claro signo renanesco. La temporada, luego del comienzo con la
Lady Macbeth de Mtsensk que se estrenó hace un año en el
Teatro Real de Madrid, continuará con uno de los platos fuertes
para los operómanos más tradicionales y, también,
con un ejemplo clásico de contrafobia. Sergio Renán suele
decir que la pancreatitis que lo puso al borde de la muerte hace unos
años tenía nombre y apellido: June Anderson. La famosa soprano
había elegido el Colón para cantar por primera vez el difícil
protagónico de Norma, de Bellini. Pocos días antes del estreno
y después de ensayar un mes, la cantante adujo una enfermedad y
se volvió a su casa. El próximo 11 de mayo, la asignatura
pendiente dejará de estarlo. Con dirección musical de Reinaldo
Censabella y régie, escenografía y vestuario de Yannis Kokkos,
Norma volverá al Colón con un elenco encabezado por June
Anderson, Giorgio Merighi, Denis Sedov y la argentina Cecilia Díaz
en el papel de Adalgisa.
La temporada continuará, el 2 de junio, con una cuádruple
coproducción, entre el Colón, el Festival de Orange, el
Teatro Massimo de Palermo y la Opera de Marsella: la puesta de Jérôme
Savary de Los Cuentos de Hoffmann de Offenbach protagonizada por Neil
Shicoff, Alain Fondary, Laura Rizzo, Virginia Tola y Adriana Mastrangelo.
El 28 de ese mismo mes, Gabriel Garrido, al frente de su Ensemble Elyma
(con instrumentos del 1600) y con puesta de Gilbert Defló (el mismo
que hace unos años deslumbró con su régie de LIncoronazione
di Poppea), conducirá una de las óperas fundantes del género:
LOrfeo de Monteverdi. Víctor Torres, Graciela Oddone, Gloria
Banditelli, Susanna Moncayo, Alicia Borges, Luciano Garay y Furio Zanasi
serán quienes tengan a su cargo los papeles principales.
El quinto título, que se estrenará el 17 de julio, será
la genial La Carrera del Libertino de Igor Stravinsky, con dirección
musical de Stefan Lano, puesta de Alfredo Arias, escenografía y
vestuario de Graciela Galán y Samuel Ramey, Deborah York, Paul
Groves y Victoria Livengood como intérpretes. El 7 de agosto, el
mismo Samuel Ramey será el protagonista de Attila de Verdi y el
28 de agosto se estrenará en Buenos Aires la versión de
Lofti Mansouri (en colaboración con la Opera de San Francisco)
de La Viuda Alegre de Léhar. Falstaff, con Renato Bruson y dirigida
por Nello Santi y con régie de Alberto Félix Alberto, el
ballet Giselle y el Réquiem de Verdi cerrarán el abono lírico.
El abono contemporáneo, además de la fecha de octubre, incluirá
un concierto en diciembre en el que se oirán las Canciones para
los niños muertos de Gustav Mahler (con Luciano Garay como solista)
y la conmovedora Il Canto Sospeso que Luigi Nono compuso sobre cartas
de prisioneros políticos condenados a muerte por el nazismo. El
Centro de Experimentación presentará cuatro títulos:
Variaciones cromáticas alrededor del naranja de Martín Bauer
y Miguel Robles, Aventuras y Nuevas Aventuras de Ligeti, con puesta de
Marcelo Lombardero, El Retablo de Maese Pedro de Manuel De Falla con régie
de Horacio Pigozzi y Mujeres con música de Marta Lambertini, régie
de Pina Benedetto y dramaturgia de Elena Vinelli y en la programación
de la Orquesta Filarmónica se destaca la presencia del pianista
Peter Donohoe, que estrenará en el país el Concierto de
Busoni.
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