Por Juan José Panno
Así son las cosas: hoy
metés 4 y unos poquitos días después te comés
4 (Central); hoy perdés con Colón y enseguida goleás
a Central (Lanús). En el término de una semana podés
pasar de tienda a buen equipo y otra vez a tienda. O todo lo contrario.
Nadie debería sorprenderse demasiado, entonces con la victoria
clara y contundente de Lanús, que no fue una maravilla pero jugó
bastante bien, sobre el encumbrado Central, que se cayó de un hondazo
porque marcó mal, atacó sin ideas y, justo es decirlo, tuvo
también un poquito de mala suerte.
Lanús fue superior desde el arranque porque se plantó mejor
en la mitad de la cancha, Carboni se encargó de la recuperación
de la pelota y Rodrigo Díaz y Kmet la administraron con un toque
prolijo que inclinó la cancha hacia el arco rosarino. Tombolini
retrasó la apertura del marcador hasta que Bassi cobró un
penal castrilliano, Klimowicz se encargó de la ejecución
y el 1-0 marcó un poco de justicia, en el primer tiempo. En el
segundo, la superioridad local se agrandó con las expulsiones de
Erroz primero (doble amarilla) y Daniel Díaz después (ultimo
recurso). El Chupa López puso el 2-0 con un certero cabezazo, Kmet
colocó el 3-0 con un tiro libre y, después del descuento
de Ezequiel González, el pelado Alvarez aprovechó un rebote,
enganchó de derecha, definió de zurda y le gritó
al mundo su felicidad.
Lanús tuvo una actuación parejita, ganó bien y mostró
algunos destellos de jerarquía en el debutante Rodrigo Díaz
(19 años, linda gambeta, bien paradito, excelente toque) y en otro
pibe, el central Hoyos. Todos los demás sacaron de aprobado para
arriba en una tarde en que casi todo les salía bien.
Los mejores de Central fueron Tombolini; Ezequiel González, que
tras un primer tiempo muy malo surgió en el segundo, metió
un golazo de tiro libre y reventó un poste en otro tiro de media
distancia; y una hinchada conmovedora que alentó todo el partido
y redobló los cantos cuando ya estaba puesta la chapa del 4 a 1
y todavía faltaba como un cuarto de hora.
|