Por Pedro Lipcovich
El apreciaría que se
lo recordara con un brindis... después de una sesión de
buen sexo. A los 85 años, en Arizona, murió William H. Masters,
quien en la década de los 60, junto con Virginia Johnson, llevó
a cabo los primeros estudios experimentales sobre sexualidad humana. Master
y Johnson establecieron qué etapas conducen al orgasmo en
el hombre o a los orgasmos en la mujer; determinaron
la función fisiológica del clítoris y fundaron las
bases de la profesión de los sexólogos. Sus hallazgos contribuyeron
a formar el clima de los sixties y resultaron uno de los legados perdurables
de esa década.
William Masters fue el fundador de la sexología clínica
en el mundo, resume Virginia Martínez Verdier, titular del
área de sexología de la Asociación de Psicólogos
de Buenos Aires. Su trabajo permitió cambiar el saber científico
sobre la sexualidad, señala Josefina Rabinovich, directora
de la institución Algo que Ver, de educación sexual. Médico,
especialista en neurología, se unió primero para la
ciencia y después también en matrimonio con la psicóloga
Virginia Johnson para investigar experimentalmente, por primera vez en
la historia, la fisiología de hombres y mujeres durante el acto
sexual.
Llegaron a convocar a unas 500 parejas voluntarias para que tuvieran sexo
en los laboratorios del instituto que fundaron en Saint Louis, Estados
Unidos: se valieron de sensores en los cuerpos y, más adelante
pequeñas cámaras de video, para medir las reacciones, y
dieron a conocer los resultados en el libro Respuesta sexual humana, de
1966.
Determinaron que la fisiología del acto sexual abarca cuatro fases.
La fase 1, la excitación, se caracteriza por la llegada de sangre
a la zona genital: la mujer se lubrica, por exudado desde los vasos sanguíneos,
y, en el varón, la llegada de sangre al pene causa la erección.
Además, los pezones tanto en mujeres como en hombres
se ponen erectos; afluye la sangre al rostro y aumenta la frecuencia cardíaca.
En los gráficos que trazaron Masters y Johnson, la línea
que indica la excitación asciende durante el juego sexual hasta
un máximo donde se estabiliza: es la fase 2, la meseta. Después,
la línea vuelve a ascender abruptamente: es el orgasmo que, tanto
en la mujer como en el hombre, se produce por la contracción de
los músculos que rodean a los genitales registrada, en el
cerebro, como máximo placer. En la fase 4, la resolución,
el organismo vuelve al estado previo.
Masters y Johnson también precisaron que las mujeres pueden ser
multiorgásmicas: pueden tener, durante la misma relación,
varios clímax, separados por fases de meseta. Para buscar la máxima
cantidad, el método que resultó más efectivo a las
voluntarias fue la masturbación con vibrador; algunas superaban
los diez orgasmos. Las investigaciones señalaron como falsa
la suposición de que habría un orgasmo vaginal y otro clitoridiano:
el orgasmo es uno solo, que se dispara por la estimulación del
clítoris e involucra la contracción de los músculos
que rodean la vagina, destaca Martínez Verdier.
En el varón, después de cada orgasmo hay lo que Masters
y Johnson denominaron un período refractario, durante el cual el
organismo no es sensible a los estímulos. Su duración depende
de la frecuencia habitual del sexo: cuanto más se lo practique,
menor será el intervalo necesario para recuperar la excitación.
Aunque todos los seres humanos tienen esa capacidad fisiológica
en la cual se inscriben las diferencias individuales, algunos
no logran acceder a todas las fases del ciclo. A partir de este hecho,
Masters y Johnson desarrollaron formas de terapia, que fueron la base
de la actual sexología clínica.
En 1987, Masters, Johnson y su discípulo Robert Kolodny publicaron
La sexualidad humana, y un año después su polémico
libro sobre la sexualidad en la era del sida, en el cual anticipaban el
desarrollo que la enfermedadtuvo entre personas heterosexuales. De 1994
es su última obra importante, Heterosexualidad. Ese mismo año,
el matrimonio Masters-Johnson se separó, aunque sus integrantes
continuaron su trabajo científico en común. También
ese año, en compañía de su nueva esposa, William
Masters visitó Buenos Aires, donde dictó varias conferencias.
Ya era venerable para los sexólogos y no hubo quien no dejara
esos días el consultorio para ir a verlo, recuerda Mario
Huguet, director del Consultorio Integral Sexológico.
El viernes pasado, William Masters, que estaba postrado desde hacía
varios años por la enfermedad de Parkinson, falleció en
un hospital de Tucson, Arizona. Virginia Johnson comentó que su
compañero conyugal de muchos años, y compañero científico
de toda la vida, arriesgó su existencia profesional abriendo
horizontes en un terreno que evitó mucha infelicidad a millones
de personas.
DOS
HERMANITOS DESAPARECIDOS
A la búsqueda en Rosario
Dos hermanitos de 5 y 8 años,
que el sábado no volvieron a su casa en un barrio de Rosario, seguían
desaparecidos anoche. Giselda, la mayor, y Kevin, el más chico,
habían ido el sábado a jugar a casa de un familiar, a sólo
cien metros de su domicilio, y no volvieron. Todo el barrio se movilizó
para buscarlos, y la policía rastrillaba la ciudad.
En la medianoche del sábado, Zulma Beatriz Fernández, de
26 años, denunció en la comisaría 30ª de Rosario
la desaparición de sus dos hijos: Kevin, de 5 años, tiene
cabello oscuro y vestía pantalón beige, remera blanca y
zapatillas negras; Giselda, de 8 años, es rubia y llevaba remera
amarilla y zapatillas negras. La mamá vive sola con ellos en una
casita muy humilde del barrio Villa La Esperanza, en el noroeste de Rosario.
Ese día, a las 5 de la tarde, los chicos habían ido a jugar
a la casa de una prima, a una cuadra de su domicilio. La madre les había
dicho que no se quedaran más de una hora. A las 6 y media, como
no llegaban, fue a buscarlos, pero declaró a la policía
ya no estaban. Varios vecinos la ayudaron a buscarlos por el barrio, pero
no aparecían.
Ayer, la mayoría de los habitantes de Villa La Esperanza conmovidos
por la reciente desaparición y muerte de la niña Natalia
Melmann, en Miramar se unieron a la búsqueda. La policía
rosarina destacó personal de la Guardia de Infantería y
la Agrupación de Unidades Especiales, que anoche rastrillaban el
norte y el oeste de la ciudad. Intervienen los jueces Jorge Cartelle,
de Menores, y Carlos Carbone, de Instrucción Penal.
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