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CUATRO POLICIAS SE PUSIERON A DISPOSICION DE LA JUSTICIA
Clamando inocencia ante el fiscal

 Buscando un golpe de efecto, los policías cuyos nombres fueron entregados a la Justicia por el propio Verón se presentaron en la Fiscalía. Investigan quién protegió al �Gallo� tras su fuga.
Gustavo Melmann, el padre de Natalia, fue a la Fiscalía a entregar pruebas para la pista policial. 
Minutos antes, los propios policías le ganaron de mano, poniéndose a disposición del fiscal.

Por Horacio Cecchi
Desde Mar del Plata

Cuatro de los cinco policías cuyos nombres aparecieron vinculados con el crimen de Natalia en una lista se presentaron ayer ante el fiscal Marcos Pagella en dos ocasiones durante la mañana. La primera, para interiorizarse del modo en que sus nombres se hicieron públicos. La segunda, presentando un escrito en el que se ponían a disposición de la Justicia. Lo hicieron con retraso: hace casi una semana que sus nombres llegaron a manos del fiscal, proporcionados por el mismo ministro de Seguridad, Ramón Verón. Curiosamente, al mismo tiempo que los policías miramarenses aparecían por Mar del Plata, una comitiva conformada por el fiscal general adjunto, Juan Manuel Petiggiani; el jefe de la DDI marplatense, Miguel Presa; su segundo, y un grupo de la Guardia de Infantería, visitaba Miramar �por diligencias�, según deslizaron. Versiones locales señalan que investigaban datos del dueño de la casaquinta donde se ocultó el �Gallo�. Por la Fiscalía también pasó Gustavo Melmann para presentar los nombres de los mismos cuatro policías que se habían puesto a disposición de la Justicia.
La visita fue sorpresiva. Por el primer piso de los tribunales marplatenses, donde se encuentra la Fiscalía 1, a cargo de Pagella, cuatro de los cinco policías más renombrados en las calles de Miramar se aparecieron de improviso y a 45 kilómetros de su hábitat natural. Los cuatro uniformados, y un quinto, fueron acusados la semana pasada por el padre de Natalia, según él a raíz de una denuncia telefónica recibida en el búnker montado en el centro de Miramar después de que desapareciera su hija. Entre los cuatro solícitos, dos fueron señalados por Gustavo Fernández, el �Gallo�, como autores del crimen de Natalia. En primera instancia, los policías quisieron saber cómo es que sus nombres tomaron estado público.
Después de plantear su queja, los cuatro entregaron al fiscal un escrito en el que se ponían a entera disposición de la Justicia. La entera disposición tuvo lugar casi una semana después de que Página/12 anticipó sus nombres, señalados en una lista que Gustavo Melmann presentó a Verón y que éste, a su vez, entregó a la Justicia.
La presentación tuvo lugar durante la mañana de ayer. Quizás la casualidad hizo que se adelantaran por minutos al padre de Natalia, quien se había dispuesto presentar esos mismos nombres, también para ponerlos a disposición de la Justicia, pero con otras intenciones.
Otra casualidad en la causa hizo que mientras los uniformados y Melmann se cruzaban en Mar del Plata, el fiscal general adjunto, Juan Manuel Petiggiani; el titular de la DDI marplatense, Miguel Presa; y su segundo, viajaron a Miramar para realizar �simples diligencias�, según deslizó uno de ellos. Las diligencias las cumplieron escoltados por dos móviles repletos de guardias de Infantería. Fuentes miramarenses dejaron entrever que el grupo de diligentes buscaba información de la casaquinta donde se encontraba el gallinero en que atraparon al �Gallo�.
De acuerdo con fuentes judiciales, por el momento los testimonios recibidos por la DDI no aportan datos contra los uniformados. �En la Fiscalía esperan la filmación del lugar donde Fernández declaró que fue secuestrado, fotos de la camioneta policial, y obtener testimonios en las viviendas vecinas�. Después de que el resultado de la autopsia no registrara signos de violación, Pagella solicitó pruebas sobre los tejidos.
Por el momento, el caso aparece más confuso que cuando fue hallado el cuerpo de Natalia. �La autopsia dio que no hubo violación �dijo a este diario Wenceslao Méndez, defensor del �Gallo��. Jorge Tonelli, una autoridad en la materia, estaba presente como perito de parte de la familia Melmann y él sostuvo que no hubo violación.� Méndez y su colega Martín Ferri basan su estrategia en incriminar al menos a dos policías de la comisaría de Miramar, señalados por su defendido. Estos son los puntos salientes:
La única prueba para acusar a Gallo son dos testigos �Maxi, ex novio de Natalia, y su novia�, que lo vieron caminando detrás de la víctima, pero que no los vieron entrar al vivero.
No es un patrullero sino una camioneta de la comisaría la que Maxi vio acercársele a Natalia.
Por fuentes judiciales, este diario pudo enterarse de que Maxi, citado como testigo, puso una abogada para representarlo y que pidió medidas de seguridad.
Según Méndez, se desparrama la versión de que ya fue certificado que los policías no estaban de servicio, �pero el fiscal todavía no recibió el libro de guardia de la comisaría�.
�Es falso, como quieren instalar, que uno de los policías estaba en la localidad de Las Flores. Las Flores es un barrio de Miramar�.
�A Gallo no lo dejaron ir. El gordo de civil le gatilló dos veces, la bala no salió y él se escapó.�
Gallo pudo haberse negado al análisis del grupo sanguíneo y de ADN, pero lo aceptó.
�El corte en la cara no es un rasguño, que tendría que dejar marcas de dos o más dedos y desgarrar la piel. Es un único tajo provocado por una jarra.�
�La jarra es de plástico pero duro, y estaba llena de cerveza.�
Hay tres testigos que afirman que la pelea donde el �Gallo� resultó cortado ocurrió, y que la seguridad de Amadeus tuvo que contenerlo para que no corriera detrás del contendiente.
�Gallo ya conocía a los cuatro policías que ayer se pusieron a disposición de la justicia. Son los mismos cuatro que en el 97 lo detuvieron en un asalto�, que terminó con su osamenta en Batán.
�Gallo tiene antecedentes penales y es el hombre ideal para mandar al frente�.

Amenazas a los Melmann

�Decile a tu yerno que cierre el culo si no quiere más muertos en la familia.� La abuela de Natalia Melmann recibió esa amenaza susurrada ayer a la tarde en la calle. Antes de que pudiese reaccionar, el desconocido escapó corriendo. La de la abuela fue el final de una serie de amedrentamientos que recibieron durante el día y por teléfono otros dos testigos de la causa que investiga el crimen de la adolescente de Miramar.
Isabel Ruiz presentó la denuncia por la amenaza dirigida a Gustavo Melmann, el padre de Natalia. Fue él mismo quien informó sobre los otros casos ocurridos durante el día. �No están tomando las medidas necesarias para detener a la gente. Si hay sospechosos, si hay una lista -�exhortó�, no sé cuál es la razón para que no haya detenidos.� 
La abuela de Natalia vive en Capital Federal. Este fin de semana visitó la ciudad donde mataron a su nieta. Su yerno, después de escuchar el mensaje dijo que no tenía miedo. �Tomaré resguardo para mis hijos, para que no tenga que enterrar a otro más�.

 

 

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