Por Pedro Lipcovich
Va a ser como mudarse a otro planeta; a un planeta peor. Los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático presentaron ayer sus pronósticos para todo el siglo, que incluyen la posibilidad de que se derrita el Artico, el riesgo de que centenares de millones de personas queden sin agua potable y, también, para la Ciudad de Buenos Aires, la multiplicación de lluvias como la de enero pasado. Los más afectados serán los países pobres porque difícilmente tengan la financiación necesaria para reconvertir los cultivos a la nueva realidad climática y solventar el costo de las inundaciones, los ciclones y los aludes que se anticipan. En la Argentina, además de las lluvias porteñas, se anuncian inundaciones en el noreste y desertificación en Cuyo y en el noroeste. Las perspectivas no serían tan catastróficas como las que se anuncian para Brasil o México, pero �previno un experto� �es imprescindible definir una política ambiental ante los próximos cambios�.
El IPCC �que reúne a investigadores de 100 países y presentó en Ginebra su �Resumen para tomadores de decisión�� hace pronósticos de aquí al 2100: la temperatura global aumentará de 1,4 a 5,8 grados; el nivel medio del mar subirá de 0,9 a 88 centímetros. �Es innegable que la causa está en la actividad humana�, asegura Osvaldo Canziani, presidente del Grupo II del IPCC. El 50 por ciento del aumento de temperatura se deberá al �efecto invernadero� (retención de calor en la atmósfera) producido por el dióxido de carbono que generan las industrias; el 17 por ciento viene del metano, procedente del intestino de los rumiantes criados por el hombre y de los cultivos de arroz; el resto viene de otros gases industriales, �incluso el pentasulfuro de flúor, más insidioso que el dióxido de carbono, usado para fines militares; no se sabe qué país está emitiéndolo�, comentó Canziani.
Algunos efectos posibles, según el IPCC: derretimiento completo del casquete de hielo del Artico y del que cubre Groenlandia; carencia de agua potable para 500 millones de personas en la India, por disminución de los caudales de sus ríos a causa del derretimiento de los glaciares del Himalaya; expansión de los desiertos en Africa; aumento de las lluvias en Europa... y en la Ciudad de Buenos Aires.
Los más afectados van a ser, una vez más, los países pobres: los cambios climáticos, en cada región, obligarán a modificar los cultivos y hacer esto a tiempo va a requerir tecnología y financiación. La incertidumbre sobre el clima hará subir los seguros o eliminar coberturas; incrementará la frecuencia de las inundaciones, ciclones y aludes; ya en los últimos 50 años, las pérdidas por catástrofes climáticas subieron de 4000 a 40.000 millones de dólares. Y, claro, crecerán las enfermedades tropicales.
Las lluvias porteñas �se harán más intensas y frecuentes porque la corriente atmosférica de chorro (jet stream) del Hemisferio Sur, que gobierna la circulación en las capas aéreas bajas y circulaba a la altura del norte argentino, como consecuencia del calentamiento se corrió hacia el sur; esto incrementará los vientos húmedos del este y sudeste�, explica Canziani. Y lloverá más, también, porque �al aumentar la temperatura del aire, sube la retención de humedad: por eso las lluvias en los trópicos son tan intensas�.
También aumentarán las lluvias �en todo el noreste argentino y en las represas brasileñas del Paraná y el Iguazú, con riesgo de inundaciones�, observó Canziani. Y las zonas áridas serán más áridas, por aumento de la evaporación: así sucederá en el noroeste argentino y en Cuyo, que además se verá afectado por la desaparición de los glaciares. Todos los glaciares de los Andes cesarán (lo cual traerá graves problemas en Perú, muchos de cuyos ríos proceden de esas formaciones de hielo), �salvo los de la Patagonia, que perdurarán hasta el siglo XXII�, sostuvo el experto.
El aumento del nivel del mar �causará la pérdida de centenares de kilómetros cuadrados de playa, en Argentina y Uruguay� y, al dificultar el desagüe de los ríos bonaerenses, hará que duren más las inundaciones queserán causadas por las lluvias. Además, �la intrusión del mar en el Río de la Plata dificultará la provisión de agua dulce para consumo�.
En contrapartida, �en la Patagonia aumentarán las lluvias, lo cual permitiría cultivar fruta e incluso ciertas variedades de trigo�. La Argentina �no parece enfrentarse a una situación catastrófica como la que se prevé para Brasil o México, pero es imprescindible definir una política ambiental ante los próximos cambios climáticos�, previno Canziani.
Entretanto, los países de la ONU todavía no firmaron el protocolo de Kioto sobre cambio climático, cuyo modesto objetivo es reducir la emisión de gases de efecto invernadero a un 5 por ciento menos que lo emitido en 1990 (Estados Unidos ya produce un 10 por ciento más). El dióxido de carbono tarda 400 años en desaparecer de la atmósfera.
|