De viaje por Cuba, el diputado porteño Patricio Echegaray recibió
el lunes a la noche una sorpresiva invitación. Eran las nueve de
la noche y el legislador de Izquierda Unida se encontraba reunido con
el vicepresidente cubano, Carlos Lage Dávila, en el Palacio del
Consejo de Estado, frente a la Plaza de la Revolución. De repente,
sonó el teléfono, Lage levantó el auricular y escuchó:
¿Pueden venir a las oficinas a eso de las once? Vénganse
sin comer. Acostumbrado a esos llamados, el vice miró al
argentino y le dijo: Llamó Fidel. Echegaray se preparó
para el encuentro, sabiendo que lo esperaba una larga conversación
sobre las relaciones argentino-cubanas, en crisis desde que Castro en
uno de sus típicos discursos de más de seis horas
pronunciara la frase: Si la Argentina vota contra Cuba en Ginebra
sería como lamer la bota yanqui. En ese momento el titular
del PC argentino aún no sabía que la noche sería
muy larga, que sería testigo de una reunión de trabajo entre
El Caballo y la conducción de la Juventud Comunista
de la isla, que participaría de una cena con el comandante a las
tres de la mañana y que el maratón de actividades terminaría
recién a las 7.45.
En diálogo con Página/12, Echegaray contó los pormenores
de la prolongada reunión, durante la cual se habló de la
crisis diplomática entre Argentina y Cuba. Fue una larga
charla en donde el centro fue obviamente el tema del diferendo argentino-cubano,
contó el legislador. Fidel planteó que compartía
estrictamente las palabras del embajador cubano en Buenos Aires (Alejandro
González Galiano). Ese funcionario aseguró el
7 de febrero último que un voto del gobierno argentino contra
Cuba en la ONU sería una nueva puñalada por la espalda
al pueblo cubano.
Durante la conversación que mantuvieron Echegaray y el mandatario
cubano, se discutieron además otros temas, como el resultado del
Foro Social realizado en Porto Alegre. En el encuentro estuvieron Lage
Dávila, y José Arbezú Fraga, titular del Departamento
de América del Partido Comunista de la isla. Como siempre, Castro
se mostró muy informado sobre la realidad argentina: comentó
las encuestas que muestran un alto grado de coincidencia con su opinión
del gobierno de Fernando de la Rúa, analizó las declaraciones
de un viejo conocido suyo, el titular del radicalismo Raúl Alfonsín,
y volvió a cargar contra la Alianza al decir que la política
exterior muestra una continuidad con lo que hizo (Carlos) Menem.
Recién a las tres de la mañana se sentaron a cenar. Castro,
según Echegaray, se mostró vital y con
mucho apetito. Comieron, de entrada, pomelo, después una
copa de camarones, ensalada de lechuga y tomate más unos trozos
de carne. De postre, unas natillas al estilo español. En todo momento,
el cubano manejó el hilo de la conversación, fue cambiando
los temas y también fue un buen interlocutor.
¿Qué fue lo primero que le dijo Castro sobre la posición
del gobierno argentino sobre Cuba?
Fidel me dijo que ellos han sufrido mucho por la posición
argentina, que el pueblo cubano estaba muy dolido por el voto argentino
el año pasado. Ellos esperaban un cambio en relación a la
política menemista. Además, él planteó que
en ninguna parte de su reflexión está aludido el pueblo
argentino. O sea que estrictamente habla del gobierno.
¿Castro se lamentó en algún momento por las
declaraciones en las que dijo que si la Argentina vota contra Cuba
en Ginebra sería como lamer la bota yanqui?
No hizo ninguna autocrítica. Yo diría que ratificó
esa opinión. Dijo que la política de De la Rúa le
daba continuidad a la política exterior del menemismo en esto de
lamer la bota norteamericana. En esos términos.
¿Le asombró el enfrentamiento diplomático que
provocaron sus palabras en la reunión de economistas?
No. Entiendo que Fidel hizo una jugada consciente, habida cuenta
de que no se habían verificado las expectativas del año
pasado de que el gobierno argentino iba a producir un giro en relación
a la políticamenemista. Digamos que fue una acción política
que apuntó a generar un debate en la región acerca del voto
de nuestro país y de los países del Mercosur en relación
a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
¿Castro hizo algún comentario sobre las declaraciones
del canciller Adalberto Rodríguez Giavarini?
Opinó que daba mayor gravedad a todo que el canciller hubiera
operado desde Estados Unidos. Y en relación al canciller o el mismo
Presidente, no hubo opiniones de carácter personal. Afirmó
sí que el gobierno cubano va a hacer una intensa labor diplomática
en toda la región, en el ámbito del Mercosur.
¿Cuál cree Castro que va a ser el resultado de la
votación en Ginebra acerca de los derechos humanos en Cuba?
Ellos son optimistas en cuanto a que van a obtener una victoria.
Pero naturalmente, el voto argentino, más allá de la victoria,
tiene una gran importancia dada las relaciones históricas de Argentina
con Cuba y los vínculos afectivos que hay entre los dos países,
Che Guevara de por medio. Entonces, más allá del tema del
resultado, que es un tema muy importante, y ellos van a dar una batalla
en regla. El voto argentino les interesa para vencer esta maniobra norteamericana,
para ganar la batalla, y también por lo que significa Argentina
en el imaginario de Cuba. Por otro lado, él conocía bastante
la dinámica de la opinión pública, tenía las
encuestas de varios medios argentinos y estaba muy agradecido y muy emocionado
por el respaldo de las opiniones populares en la Argentina que él
las consideraba como opiniones de fraternidad, de solidaridad, con Cuba.
Entrevista: Martín Piqué
MENEM
DIJO QUE NO APOYA DESERCIONES
Sólo listas del PJ
Por F. A.
El ex presidente George
Bush nos pidió que si su hijo triunfaba en las elecciones de los
Estados Unidos lo ayudáramos en su política para la región,
y es lo que estamos haciendo, aseguró ayer Carlos Menem.
Fue durante la apertura de una serie de conferencias sobre política
nacional e internacional que inauguró su pensador de cabecera,
Jorge Castro, en la sede del Consejo Nacional Justicialista. Menem, aprovechando
la presencia de algunos medios se permitió aclarar
que no estoy alentando a ningún compañero para que compita
en las próximas elecciones por afuera del partido, tal como
lo había sugerido el ex gobernador Eduardo Duhalde en los últimos
días: Una maldad ya no de nuestros adversarios sino de nuestros
propios compañeros, según el ex presidente.
No hay que sacar los pies fuera del plato porque el que no obtiene
ni dos votos dentro del movimiento, fuera de él no obtendrá
ni uno, sentenció de inmediato Menem parafraseando a Juan
Domingo Perón y apuntando directamente al senador Jorge Yoma, quien
abandonó el PJ riojano para competir con sello político
propio contra Eduardo Menem. De este modo el ex presidente buscó
una carambola respondiéndole con la misma respuesta a Duhalde y
a Yoma, quien ahora está aliado con Carlos Ruckauf en la interna
peronista.
Después de un largo elogio a Jorge Castro, que incluyó la
mención de cada uno de los libros del periodista, algunos
de ellos traducidos al portugués y al italiano, lo cual habla de
que su pensamiento se extiende más allá de las fronteras,
el ex mandatario aseguró que la política de un país
se construye en base a la política internacional.
En el auditorio para unas 250 personas se notó la presencia de
algunos ex funcionarios, entre ellos Guido Di Tella (que para mí
sigue siendo el canciller, según dijo), el ex
ministro de Justicia Rodolfo Barra, el diputado Daniel Scioli (que se
fue antes), el jefe de los Cascos Blancos, Octavio Frigerio y Mario Pacho
ODonnell, muy fresco de mangas cortas en contraste con el trajeado
que lució la mayoría de los invitados.
Menem anunció que este jueves viajará a Kuwait en un avión
que fletaron para él y su comitiva las autoridades del emirato
en agradecimiento a nuestra colaboración para desalojar a
los iraquíes que habían invadido su país con el envío
de un contingente de naves de guerra argentinas durante la guerra
del Golfo. El que siembra cosecha, concluyó el jefe
del PJ.
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