Los mercados tuvieron ayer una jornada agitada. Las acciones líderes
cayeron por quinta rueda consecutiva esta vez un 3,1 por ciento
y los títulos públicos cedieron hasta un 1,5 por ciento.
El riesgo-país, en tanto, trepó 25 puntos (cerró
en 720), y Economía colocó Letras del Tesoro (Letes) a una
tasa de interés superior a la de la última operación.
El cambio de humor en la city se debió al nerviosismo de los inversores
ante un nuevo desplome en Wall Street y a las turbulencias en Turquía,
un país que, como la Argentina, acaba de recibir un salvataje financiero
multimillonario liderado por el FMI.
A José Luis Machinea se le quebró la racha positiva que,
desde que comenzó el año, había tenido con la emisión
de deuda. Ayer, la tasa pagada en la colocación de 350 millones
de dólares en Letes a tres meses de plazo resultó más
alta que la de dos semanas atrás: 6,86 por ciento anual contra
6,71, rompiendo la tendencia declinante que se había dado tras
la concreción del blindaje financiero. Y, además, se notó
un menor interés por parte de los inversores.
En el microcentro encontraron dos razones para explicar el salto en el
costo afrontado por el Estado. Por un lado, el nerviosismo de los inversores
por los últimos datos de la economía estadounidense. Según
se desprende de estos indicadores, la Reserva Federal no se volcaría
por una rebaja agresiva de la tasa de interés, algo que estaba
en los cálculos de los financistas. Esta percepción, en
medio de los flojos balances presentados por las empresas tecnológicas,
hizo desplomar al índice Nasdaq, que ayer perdió un 4,4
por ciento. En este contexto, las turbulencias políticas en Turquía,
un país considerado como emergente por los financistas, lo mismo
que la Argentina, provocó bajas en los mercados de América
latina. La bolsa de Brasil cedió 1,2 por ciento y la de México,
un 1,9. Además, el real volvió a devaluarse y cerró
a 2,011 unidades por dólar, en un nivel similar al que mostraba
en marzo del 99. La expectativa de que la Reserva Federal
baje la tasa en forma notable había sido el combustible de los
mercados. Ahora, en medio de las dudas, los activos tienden a la baja,
explicó a Página/12 el especialista José Siaba Serrate.
Las turbulencias en Turquía tienen directa relación con
el resto de los países emergentes porque hace elevar sus riesgos.
De esta manera, los bonos muestran retrocesos y sube el riesgo-país,
borroneando el círculo virtuoso imaginado por Machinea para reactivar
la economía. El riesgo de Turquía creció ayer en
100 puntos, saltando a 895, y la mancha de aceite se esparció por
el resto de los mercados. En Brasil, el aumento fue de 24 puntos (a 717
puntos) y en la Argentina de 25 puntos (a 720, que implica una sobretasa
de 7,2 por ciento). La clave de lo que está sucediendo en Turquía
está relacionada con un cortocircuito político en la cúspide
del gobierno, que terminó regenerando las dudas sobre la marcha
económica del país. En un solo día, el Banco Central
turco debió vender 4500 millones de dólares para sostener
la moneda local.
Ayer en la city, los analistas hacían un paralelo entre lo que
está sucediendo en el país europeo y en la Argentina, a
propósito de los tironeos políticos en torno de la figura
de Pedro Pou. Las especulaciones hacían notar que tanto Turquía
como la Argentina recibieron un blindaje financiero a inicios de 2001.
En ambas economías, además, sigue demorándose la
esperada reactivación económica. Y, por lo menos la semana
pasada, la Argentina estuvo a punto de ingresar en otra crisis política
por el eventual alejamiento del presidente del BC. Paradójicamente,
el aspecto positivo que tiene la Argentina sobre Turquía es la
solidez de su sistema financiero.
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