Por Raúl Kollmann y Cristian Alarcón
El server, algo así como
el núcleo central de las computadoras, instalado en la empresa
Antfactory tiene registrado que el mensaje final que se encontró
al lado de los cuerpos del matrimonio Perel fue impreso en una máquina
de la compañía a las 17.08 del jueves 1º de febrero,
48 horas antes de la muerte de la pareja. Todo indica que el propio financista
fue quien escribió el mensaje porque existe una lógica absoluta
en la impresión: primero hizo un printer de un archivo sobre el
apart hotel de Cariló, después imprimió otros dos
similares, con datos sobre el mismo complejo Puerto Hamlet de esa ciudad,
a continuación imprimió el pronóstico del tiempo
para la zona de Pinamar, después un mapa de Cariló y de
inmediato el mensaje Soy un gringo colaborador del Citibank, muerto
por el no pago del rescate por parte de Antfactory del Citigroup.
Esta nueva información ratifica que Mariano Perel fue un protagonista
de su muerte: todo indica que escribió el mensaje final y, o bien
se lo dio a un asesino profesional al que contrató para que lo
matara a él y a su esposa, o bien fue él mismo quien le
pegó un tiro a Rosa Golodniksy en la nuca y después se mató
con otro disparo en la nuca.
El server fue enviado por Antfactory a la fiscalía junto con un
disco rígido portátil que en algún momento fue usado
por Perel y en el que quedaron algunos archivos. Lo primero que salta
a la vista es que, una vez más, se comprobó que el mensaje
final fue puesto en papel en una impresora de la compañía
en la que trabajaba Perel y en presencia del financista, ya que hay testigos
que ratifican que lo vieron allí en ese momento.
La sucesión de impresiones también apunta con bastante firmeza
a que fue Perel quien imprimió el mensaje: todas las anteriores
sobre el apart hotel, el clima y el mapa tenían que
ver con la preparación del viaje a Cariló y es coherente
con que pensando ya en la trama haya impreso a continuación
la famosa frase encontrada cerca de los cuerpos. Es más, hay otra
prueba bastante certera que redondea la presunción: después
del mensaje, 12 minutos más tarde, Perel vuelve a imprimir otro
archivo, éste respecto de un negocio que tenía con su hermana.
Esta seguidilla refuerza la hipótesis de que él escribió
el mensaje y lo imprimió. Tras cartón, Perel cerró
las actividades de ese jueves en la empresa.
Ayer también se produjo una precisión: el secretario de
Perel, José Luis Daste, no declaró que el financista preguntaba
por esa notebook porque supuestamente no la encontraba. En verdad, Perel
buscaba otra computadora portátil que quería vender y que
después se encontró en su casa.
Por último, allegados a Perel pusieron en duda que los archivos
postmortem.doc, rip.doc, queridahija.doc y queridohijo.doc sean mensajes
de despedida. Según parece, en la jerga financiera tener un archivo
postmortem.doc puede referirse a un análisis de un negocio que
fracasó y al que se da por muerto. Usar rip.doc no es habitual,
pero tal vez Perel imaginó esa forma para el mismo ejercicio: un
análisis de un negocio fracasado. En cuanto a las cartas dirigidas
a sus hijos, familiares sostienen que se trata de viejos mensajes en cumpleaños
muy especiales de Jonathan y Valeria. De todas maneras, hay otros allegados
que no abonan esta interpretación y dicen que es más que
extraño que Perel haya escrito esos archivos, sobre todo teniendo
en cuenta que los mensajes fueron grabados en un disco compacto que por
ahora no aparece.
Con los datos surgidos del análisis del server vuelve a ponerse
sobre el tapete el papel protagónico que jugó Perel en la
trama de la cabaña 32. Las pericias sostienen que el matrimonio
fue dormido con éter y un estudio indica que no hay vestigios de
pólvora ni fulminante en sus manos. Esto hablaría de que
Perel no disparó, pero no queda claro cómo encaja en la
trama un hecho categórico: que él escribió el mensaje
final, se usó su propia arma y los dos disparos o al menos
uno de ellos fueron hechos por alguien que estaba acostado en la
cama.
APARECIERON
DOS GASAS QUE ESTABAN EN LA CAMA
Los descuidos de la Policía
Por C. A. y R.
K.
Los errores de la Policía
Bonaerense en la investigación de la muerte de Mariano Perel y
Rosa Golodnitzky siguen regresando las miradas a un lugar ya lejano: la
escena del crimen. Ahora son dos pruebas fundamentales las que aparecieron
tras 17 días en el expediente judicial. Se trata de dos gasas que
la policía no encontró el día en que fueron hallados
los cadáveres en la cabaña 32 del Puerto Hamlet y que aparecieron
extrañamente recién cuando los peritos de la Corte abrieron
la bolsa que contenía las sábanas de la cama matrimonial
de los Perel. El dato, revelado ayer por el subsecretario de la Policía
Judicial, Osvaldo Dameno, para los investigadores confirma que con esos
dos apósitos embebidos en éter fueron adormecidos Perel
y Rosa. Sin embargo, la nueva distracción de la Bonaerense deja
con pocas chances la prueba que sobre las gasas podría hacerse:
el éter se evapora con facilidad. Ayer, los investigadores festejaban
un logro que consideran promisorio. A través de un nuevo software,
los técnicos consiguieron la clave para ingresar a un segunda laptop
de Perel, que fue secuestrada en su casa.
Las equivocaciones de la Policía Bonaerense, y las omisiones, no
son nuevas en la causa Perel. Ya se sabía que un técnico
sin experiencia había borrado archivos importantes de la notebook
de Perel antes de que se recuperara la nota escrita por el empresario,
encontrada junto a los cuerpos. Ayer también quedó confirmado
que los instructores de la policía olvidaron tomar fotografías
de la cocina del apart-hotel que ocupó la pareja. Y se completó
con un detalle la escena de la cama. La sábana de abajo estaba
manchada de sangre. Pero la de arriba lucía impecable. Los peritos
asesores de la Procuración de la Suprema Corte Bonaerense informaron
tras la inspección a las primeras pericias que los cuerpos
fueron movidos porque no coinciden los registros dejados en la causa.
Mientras tanto, los investigadores siguen intentando determinar el móvil
y la compleja trama que terminó con la muerte de la pareja. Ayer,
Dameno le dijo a este diario que la última tarde en Cariló,
según el listado de las llamadas de los celulares, Perel se comunicó
con su hija en Australia. Le dijo que la playa estaba bárbara,
pero no se comprendió mucho de esa comunicación porque había
mucho ruido en la línea, aseguró el funcionario de
la Policía Judicial a Página/12. Los investigadores cruzaron
el listado de llamados con la declaración de Valeria Perel en la
causa. La chica cuenta que su padre la llamó a Australia y que
lo notó tranquilo. Tras ese llamado hubo otros. Los pesquisas detectaron
uno realizado entre Perel y su mujer cuando éste se encontraba
en el supermercado y ella en el hotel Puerto Hamlet. Hasta ese momento
todo parecía normal, interpretó Dameno. Aun con esos
indicios hay una parte que no termina de encajar en la trama de un supuesto
crimen y es el rol de Perel en la trama teniendo en cuenta que él
escribió e imprimió el mensaje (ver aparte). Por eso la
pesquisa intenta avanzar hacia los móviles del crimen. En la computadora
que ayer pudieron abrir los técnicos buscan los archivos que Perel
borró de la notebook que llevaba con él todo el tiempo.
Todos los documentos y archivos, hasta los papeles, los guardaba
por duplicado, dijo ayer una fuente. Ayer, la fiscal ordenó
un allanamiento en un depósito de la calle Tacuarí donde
Perel guardaba doce cajas con documentación de las empresas para
las que trabajó.
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