Por Gabriel Alejandro Uriarte
La respuesta clásica
de Rusia al Sistema Nacional de Defensa Antimisiles (NMD) norteamericano
siempre fue intentar aislar a Washington de sus aliados europeos al enfatizar
el peligro de una carrera armamentista. Esa había sido la primera
maniobra empleada por el presidente Vladimir Putin contra la propuesta
del año pasado de la administración demócrata de
Bill Clinton, quien intentaba consensuar la modificación del tratado
ABM de 1972, que prohíbe sistemas antimisiles. En ese momento,
sin embargo, Europa no estaba dispuesta a alejarse de Washington. El NMD
que proponía Clinton era demasiado preliminar, demasiado limitado,
y los europeos seguían atados aún a Estados Unidos por el
patrullaje de su patio trasero en Kosovo. Frustrada en la UE, Rusia se
abocó en los meses siguientes a estrechar sus alianzas con países
como China y Corea del Norte. Pero ahora la llegada a la Casa Blanca de
George W. Bush le dio la oportunidad de revivir su estrategia europea
con muchas mejores probabilidades de éxito. Ante el NMD maximalista
y unilateral que impulsa Bush, ayer el presidente ruso propuso en Moscú
al secretario general de la OTAN, el británico George Robertson,
un NMD conjunto ruso-europeo como alternativa al de Estados Unidos.
La actitud de Roberston fue positiva. Es interesante que Rusia reconozca
que existe la amenaza de misiles balísticos, y que ahora ofrezca
un remedio además de un diagnóstico, consideró
durante una conferencia de prensa en el Kremlin tras reunirse con Putin.
Sus palabras hicieron que algunos medios concluyeran que era la primera
vez que Moscú había propuesto algo semejante. Pero en realidad,
y como Robertson debía saber muy bien, el documento que presentó
ayer el presidente Putin es básicamente la versión escrita
de una propuesta realizada en junio del año pasado.
En aquellos momentos, confrontado con la determinación de Clinton
de impulsar algún tipo de proyecto NMD para defender su flanco
republicano, Putin había propuesto un sistema antimisiles que,
además de abarcar a Europa y Rusia, tenía la ventaja de
que no necesitaría abrogar el tratado ABM. A primera vista, la
idea parecía buena. En lugar de desarrollar un sistema estratégico
capaz desde un solo lugar, Alaska por ejemplo, de destruir misiles
lanzados desde cualquier país, Moscú impulsaba sistemas
tácticos que ya existían. Desarrollados durante
la Guerra Fría y permitidos por el ABM, estos misiles antimisiles
de corto alcance son como los Patriot que se desplegaron en Israel contra
los Scud iraquíes durante la Guerra del Golfo. Su gran ventaja
es que interceptan el misil en su primera fase de lanzamiento, y el calor
emite una señal inconfundible, mientras que el NMD norteamericano
contempla un sistema mucho más complejo de intercepción
en la estratósfera. El problema, claro, es que los interceptores
deben ser desplegados cerca de donde se lance el misil enemigo. Fue por
eso que la administración Clinton acabó por rechazar el
planteo ruso. Después de una alegría inicial, los funcionarios
miraron un mapa y se dieron cuenta de que el territorio más cercano
a los estados parias (básicamente Corea del Norte e
Irán) era la propia Rusia. De haber aceptado, el sistema antimisiles
que protegería a Estados Unidos hubiera quedado en manos rusas.
El proyecto de ayer era casi exactamente igual. Según el encargado
de Relaciones Exteriores del Ministerio de Defensa, Leonid Ivashov, el
NMD ruso consistiría de elementos móviles desplegados
allí donde se encuentre el mayor peligro misilístico para
proteger los objetivos más importantes. Su superior, el ministro
de Defensa Igor Sergueyev, subrayó que el sistema no es estratégico.
Ivashov agregó que esta propuesta no implicaba que Rusia reconocía
el peligro que representarían los Estados paria. Todo lo contrario,
antes siquiera de contemplar el despliegue de cualquier NMD, Rusia exigió
que se celebrara una conferencia internacional para estimar si el peligro
es real y, si lo es, determinar si no hay formas pacíficas de neutralizarlo.
Sólo después se procedería con el NMD táctico.
La respuesta europea ilustra lo mucho que Bush ha hecho en su primer mes
de gobierno para desgastar la alianza atlántica. Ante los pedidos
europeos de consensuar una política con Rusia, su Casa Blanca respondió
con palabras como las del secretario de Defensa Donald Rumsfeld (Rusia
es parte del problema que nos impulsa a desarrollar el NMD), o las de
la asesora de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice (Rusia es una
amenaza para Occidente y nuestros aliados europeos). Para colmo,
esas mismas figuras sugirieron varias veces que Estados Unidos abandonaría
sus compromisos con las misiones de paz en los Balcanes. Fue por eso que
cuando Putin se quejó ayer de que ciertos funcionarios
intentaban gatillar una carrera de armas pintando a Rusia como el Imperio
del mal reaganiano, el presidente contaba con unos oyentes europeos
mucho más receptivos que el año pasado.
Claves
El presidente ruso
Vladimir Putin propuso ayer un sistema de defensa antimisiles puramente
europeo, en respuesta al unilateralista Sistema Nacional de Defensa
Antimisiles (NMD) que impulsa el gobierno de George W. Bush.
El proyecto ruso emplearía
interceptores antimisiles tácticos de corto alcance,
que no violarían la prohibición de sistemas estratégicos
que impuso el tratado ABM de 1972.
La propuesta de Putin
es la misma que formuló el año pasado durante el gobierno
de Bill Clinton. Pero ahora los europeos se muestran mucho más
receptivos a causa de la indiferencia de Bush hacia sus preocupaciones
sobre una nueva carrera armamentista gatillada por el NMD norteamericano.
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El FBI que vino del
frío
El primer mes de gobierno de George W. Bush al frente de la Casa
Blanca evocó más que nada la Guerra Fría que
terminó durante el mandato de su padre. Además de
la tensión con Rusia y Europa a partir de su proyecto de
defensa misilística, ayer Washington presenció un
escándalo de espionaje similar a los que marcaron la década
del 80. Un alto agente de contrainteligencia del FBI, Robert Phillip
Hanssen, fue procesado por espía, primero de la soviética
KGB y después su sucesora tras la caída del Muro,
la rusa FSB. Desde 1974, Hanssen habría entregado un total
de hasta dos docenas de diskettes y 6000 páginas de documentos
a Moscú. Hanssen fue arrestado hace tres días cuando
dejaba un paquete con información en un parque en Virginia,
donde también se encontró un sobre con 50.000 dólares.
La mayor parte de sus filtraciones fueron sobre los métodos
de guerra informática del FBI, pero en 1985 habría
confirmado la información que el traidor de la CIA Aldrich
Ames vendió sobre los agentes de la KGB que trabajaban para
Estados Unidos. Esto lo convertiría en cómplice en
la ejecución de dos de ellos y podría ser condenado
a muerte. El FSB ruso afirmó no saber nada sobre él.
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LLAMAN
A ELECCIONES ANTICIPADAS EN EL PAIS VASCO
Un referéndum sobre la ETA
En el País Vasco, todas
las elecciones son un plebiscito sobre la ETA. Pero las que el lehendakari
(presidente del gobierno) convocó ayer en forma adelantada para
el 13 de mayo parecen serlo más que nunca. Y representan un desafío
a la política gubernamental de línea dura de España
contra el independentismo armado vasco en oposición al llamado
del Partido Nacionalista Vasco (PNV) para conversaciones dirigidas a poner
fin al conflicto. Juan José Ibarretxe, cuyo (PNV) gobierna con
una minoría en el parlamento de la autonomía, hizo ayer
el anuncio sorpresivo tras la reunión semanal de su gabinete.
En los términos que el nacionalismo vasco ofrece a los electores,
se trata de elegir entre la vía policial que
según ellos favorece el Partido Popular (PP) gobernante en España
y la vía políticala propia. Ibarretxe
ha enfrentado meses de intensa presión del PP y de la oposición
socialista para que realizara elecciones parlamentarias, que ahora tendrán
lugar más de un año antes de que termine su mandato de cuatro
años, en 2002.
El PNV, que comparte el objetivo de autodeterminación de la ETA,
pero condena la lucha armada, acusa a los partidos españoles de
confabularse en una alianza para tomar el poder y reprimir el movimiento
independentista.
El conservador jefe de gobierno de España, José María
Aznar, dijo que el PNV ha legitimado la violencia de la ETA al negarse
a romper todos sus lazos con los aliados políticos del grupo separatista.
ETA ha sido acusada de 24 muertes desde diciembre de 1999, cuando puso
fin a su tregua de 14 meses y reinició su lucha por establecer
un Estado independiente en zonas del norte de España y el suroeste
de Francia.
Aznar espera que su Partido Popular (PP), la segunda fuerza política
más poderosa en el parlamento regional de 75 escaños divididos
entre siete partidos, pueda superar al PNV y formar su propio gobierno.
Estudios recientes han mostrado que, en efecto, está disminuyendo
la ventaja del PNV sobre el PP.
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