Por Felipe Yapur
Solucionado el conflicto iniciado
por un sector del bloque de senadores justicialistas, comunicación
telefónica y reunión mediante con el presidente Fernando
de la Rúa, el radical Mario Losada fue reelegido como presidente
provisional de la Cámara alta. Sin embargo, el que no pudo repetir
fue el justicialista y hasta ayer vicepresidente del cuerpo, Antonio Cafiero,
quien fue reemplazado por Eduardo Menem. Sin duda, sus denuncias sobre
la existencia de sobornos durante el tratamiento de la reforma laboral
fueron la razón del desplazamiento. Cafiero se defendió
advirtiendo: A los que se regocijan en el silencio les digo: ustedes
creen que me matan, yo digo que ustedes se suicidan.
En el bloque radical había tranquilidad, a pesar de que una vez
más había dado muestra de su escasa capacidad para negociar
con el PJ: para resolver el caso Losada necesitaron de la participación
de De la Rúa. El caso prometía convertirse en una crisis,
ya que se impulsaba el reemplazo de Losada, fruto de la presión
del sector duro del bloque del PJ. Pero la participación de Raúl
Alfonsín primero y luego del Presidente evitaron la crisis. Las
negociaciones fueron arduas y desembocaron en un encuentro entre la mesa
del bloque opositor con De la Rúa, concretada durante la mañana
de ayer en la Casa Rosada.
Poco trascendió de los pormenores del diálogo con el Presidente,
pero sin duda el acuerdo alcanzado fue satisfactorio para el jefe del
bloque de PJ, José Luis Gioja, quien tras la reunión dijo
que su bancada resolvió apoyar a Losada priorizando el interés
común al interés partidario y al interés particular.
Según Gioja, en estos momentos complicados hace bien
que Losada siga en el cargo porque esta continuidad significa también
estabilidad y un aporte para mostrar la madurez de la Argentina.
Durante la tarde y ya en el recinto, los senadores se fueron ubicando
lentamente en sus bancas, como dando cuenta de lo que cuesta volver al
trabajo luego de unas largas vacaciones. Había un solo tema: las
autoridades de la Cámara. El primer punto era el caso Losada y
allí comenzó a escucharse la extensa y tradicional lista
de elogios repetidos una y otra vez cual letanía, más la
confirmación del misionero en la titularidad del cuerpo.
Inhibidos los ataques a Losada, el PJ retomó el juego que mejor
sabe y que más le gusta: criticar al ex vicepresidente. Primero
fue el justicialista René Oudín, quien dijo que Carlos Chacho
Alvarez era, entre otras cosas, autoritario y protagonista
de patrañas. Las referencias a la inocencia e integridad
moral de los miembros del cuerpo fueron el tópico preferido a lo
largo de las exposiciones de los senadores, la mayoría de ellos
justicialistas. Desde su banca, Emilio Cantarero se limitó a escuchar
y no movió siquiera una pestaña ante la referencia al tema
sobornos.
El momento de mayor tensión se vivió cuando llegó
el turno de designar al vicepresidente del cuerpo. Gioja fue el encargado
de sentar la posición del PJ y anunció el apoyo casi
unánime a la nominación de Eduardo Menem. Cafiero
no lo miraba. Este punto también sirvió para castigar a
Chacho. El neuquino Felipe Sapag dijo sentirse honrado de
ser miembro del Senado y de compartir la banca con Menem, para luego criticar
al líder del Frepaso sin nombrarlo: Trastornado por los licores
propone reformas al Senado. Le digo que las reformas las haremos lo senadores.
Carlos Corach, en tanto, repitió lo que dijo durante la reunión
de bloque no estaba de acuerdo con el reemplazo de Cafiero
pero igual terminó votando por Menem. Inesperadamente, Cafiero
pidió la palabra. Agradeció los elogios de Héctor
Maya y Corach, pero inmediatamente lanzó sus quejas. No hay
que ser hipócrita, después de cinco años como vicepresidente
esto suena a castigo, a revancha también, se quejó
para luego recordar: A los que se regocijan en el silencio les digo:
ustedes creen que me matan, yo digo que ustedes se suicidan. Luego
siguieron los juramentos de rigor y los aplausos de la barra que acompañó
a Menem.
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